jueves, 13 de junio de 2013

LECCION 56 DEL TAO: ENCUENTRA TU IDENTIDAD PRIMIGENIA

LECCIÓN 56 DEL TAOENCUENTRA TU IDENTIDAD PRIMIGENIA


ÓSCAR ROBLES

         La filosofía del Tao representa un encuentro con la identidad personal primigenia de los seres humanos. Para encontrar esta identidad primera, hay que liberarse de las “ataduras” de la razón y de los atavismos sociales, y hay que explorar el silencio y la contemplación. Estos temas configuran la sabiduría y ocupan el centro del capítulo 56 del Tao Te King. Este poema o lección cuenta con tres estrofas. La primera tiene dos versos; la segunda, siete; y la tercera, seis.
         Los dos versos iniciales de la lección están llenos de sabiduría oriental. Aquellos que saben no hablan y aquellos que hablan no saben, sentencia Lao-tzu (56). Al respecto, el traductor Mitchell explica estos dos versos con las siguientes observaciones. En primer lugar, afirma que las personas que saben no hablan sólo por hablar o probar algo o exhibirse en público, así que ellas sólo hablan si es apropiado y si ellos sienten las ganas de hablar (Notes 119). En segundo lugar, el hecho de que las personas hablan sin saber es ignorancia (Notes 119). Así pues, este consejo de sabiduría pura implica profundos conocimientos y múltiples experiencias de la vida y, finalmente, la práctica constante del silencio en la realidad social.
Luego, el pensador chino enumera en la segunda estrofa una serie de consejos básicos, universales e intemporales para encontrar la identidad primitiva. Cierra tu boca, desbloquea los sentidos, desafila tus filos, desata tus nudos, suaviza tu brillo, deja que el polvo se asiente, argumenta el filósofo oriental (56). Todo esto es la identidad primigenia, define el contemporáneo de Confucio (56). Como se observa, la sabiduría se combina con un poco de lenguaje figurado o lenguaje poético. Por ejemplo, “tus filos”, “tus nudos”, “tu brillo” y “el polvo” son metáforas que designan otras realidades personales: Emociones negativas, cerrazones o bloqueos mentales, energía positiva y conflictos humanos, respectivamente.  
En la tercera estrofa, Lao-tzu define la complejidad, la naturaleza puramente abstracta y la perdurabilidad del misterioso Tao. En primer lugar, el filósofo oriental aconseja ser como el Tao (56). Después, el autor del Tao establece tres pares de cualidades esenciales del Tao, rasgos que son contradictorios: No se puede acercar al Tao ni retirarse de él y el Tao no puede ser beneficiado o dañado, honrado o conducido a la desgracia (56). El Tao se da por vencido continuamente, considera el pensador oriental (56). Finalmente, Lao-tzu concluye que todas las ideas anteriores explican por qué el Tao dura (56).
De esta manera, el capítulo 56 del Tao concentra una honda sabiduría para vivir la vida con armonía y constante apertura hacia el mundo. Otra vez, Lao-tzu plantea la central idea de fluir en y hacia la vida externa, evitando los conflictos. Dentro de esta postura filosófica, emerge la gran caracterización del Tao como una entidad metafísica sumamente compleja y aparentemente contradictoria. Ante todo, se vierte la idea de que el Tao es una filosofía útil, flexible, simple, ubicua e intemporal.
Al final de cuentas, el Tao es un fluido mágico y una energía omnipresente que nos ayuda a descubrir la identidad profunda y primigenia de los seres humanos, más allá de los condicionamientos sociales e históricos.



Obras citadas

Lao-tzu. Tao Te Ching. Trad. Stephen Mitchell. New York: Harper
Perennial, 1992.
Mitchell, Stephen. Notes. Tao Te Ching. By Lao-tzu. Trad. Stephen
Mitchell. New York: Harper Perennial, 1992. 89-128.


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