domingo, 21 de mayo de 2017

STEPHANE MALLARME: SUENO, HASTIO Y ABISMO

STÉPHANE MALLARMÉ: SUEÑO, HASTÍO Y ABISMO[1]



ÓSCAR ROBLES



Maestro de inglés. Traductor de los poemas de Edgar Allan Poe. Labor original en la poesía. Vida retirada de intelectual. Buscador de absolutos. El verso como música verbal. Cultivador de la poesía parnasiana. Creador de grandes poemas simbolistas. Experimentos formales con el verso libre y las especiales disposiciones tipográficas sobre la página en blanco. Inspirador de la obra de importantes lingüistas y escritores europeos del siglo XX. Fuente artística de la creación de algunas grandes piezas de música clásica contemporánea. Personaje de una famosa pintura del impresionista francés Édouard Manet. . . Poeta del sueño, el hastío y el abismo.
Todo eso y más es el poeta Mallarmé, con una obra exigua y rigurosa de poesía lírica.


STEPHANE MALLARME, POETA DEL HASTIO, EL ABISMO Y EL SUENO


I ENTRE EL SUEÑO Y LA NADA


La vida del poeta francés Stéphane Mallarmé transcurre en la reflexión constante, en el reposo de la emoción, para procrear el Poema, el Libro Mayor, el Absoluto: Para plasmar su sueño de perfección artística. Transcurre en la constante evasión de la realidad social de su tiempo para huir hacia el Azur, un símbolo y un mito moderno. Teoría poética y poesía lo atrapan en una red de fuerzas que le secan la inspiración durante una etapa de su vida. 
Entonces, la esterilidad no deja al poeta galo crear abundantes poemas porque el “fantasma” de la página en blanco lo ahoga en una frustración constante. Particularmente, el poema “Cansado del amargo reposo[2] expone sutilmente esta frustración poética y la obsesiva pasión por cristalizar un arte sutil, pleno de belleza y musicalidad. El hablante lírico de este poema es un poeta culto que padece la amargura y el sueño por un arte refinado. Este poeta se debate entre la esterilidad y la búsqueda de una gran poesía. Por ello, este creador angustiado expresa que está “cansado siete veces / del pacto de cavar por velada / nueva fosa en la tierra rígida / y avarienta de mi propio cerebro, de la esterilidad cruel sepulturero” (Mallarmé, “Cansado” 4). En especial, esta voz poética teme que las simbólicas fosas se multipliquen y que “junte el extenso osario los vacuos agujeros” (4). Sin embargo, el poeta contempla la Aurora, símbolo del arte supremo y del sueño de escribir la gran poesía, convoca a los sueños (4). Sin embargo, este vate culto y refinado admira el arte sutil del pintor chino que plasma delicadas imágenes florales y astrales en tazas de porcelana. En consecuencia, este creador artístico sueña con imitar a dicho pintor mediante su oficio de poeta, inventando finos trazos azules de un lago, una media luna, una nube y tres juncos. En suma, Mallarmé funde en este poema dos artes, poesía y pintura, para expresar su gran dilema como poeta creador de sueños y como poeta que enfrenta el abismo: El sufrimiento de la angustia por la falta de realización poética y por el obsesivo sueño de crear el gran poema, el perfecto texto.
          Por este supremo conflicto de creatividad poética, la mayoría de los poemas de Mallarmé no pasan de ser circunstanciales, simples versos de almanaque con temas fútiles. Por ejemplo, construye poemas delicados con detalles baladíes sobre un cumpleaños; celebraciones por un sencillo suceso cotidiano; pequeñas poesías sobre un simple brindis con las amistades como en el poema “Saludo[3]; dos poemas en que exalta el abanico de una mujer en “El abanico de Madame Mallarmé[4] y “Otro abanico de Madame Mallarmé[5]; o la reflexión lírica en “El cigarro[6] en torno a la relación entre el acto de fumar y la creación literaria, poema en el cual la voz poética se dice a sí misma que “lo muy preciso / tritura tu vaga literatura” (Mallarmé 12). Como puede verse, en este poema en particular aparece otra vez el fantasma de la esterilidad creativa y, por ello, cavila sobre la literatura misma.
          Sin embargo, en casi toda su rigurosa obra poética hay una profunda conciencia del alto compromiso literario del poeta y de la gran necesidad de pulir y repulir el verso como un orfebre del idioma. En general, el poeta francés construye sus grandes poemas a partir de la creación de un símbolo, tema o metáfora central y todas las imágenes poéticas restantes convergen en torno a dicho elemento. En estos poemas, la perfección formal es muy importante. Porque Mallarmé era en verdad un “obrero” de la poesía, un incesante corrector del lenguaje. Era tan duro, tan seco consigo mismo, que no fue capaz de producir más de veinte grandes poemas durante toda su vida. Muchas veces enfrentó un fuerte espíritu crítico frente a su acendrado amor por el poema y por la musicalidad del verso. Este choque le destrozó parcialmente su vida de poeta y le destruyó varios poemas a causa del agotamiento emocional. En especial, la intuición de la Nada y del vacío era como una fiera que le devoraba por dentro sus procesos creativos.      
       Esencialmente, el resultado de la lucha interior de Mallarmé es su propio drama personal como poeta creador. De ahí proviene su poética quintaesencial sobre el proceso creativo. Entonces, el poeta francés trata de vencer la vaciedad de su alma, para gestar una angustia suprema como emoción o tema central de sus propios poemas. En esto radica parte de su originalidad como poeta, dentro de los cauces del Simbolismo francés. Por ello, Mallarmé se pasó toda la vida trabajando como orfebre sobre unos cuantos poemas que pulía y repulía. Muchas veces soñaba con la Gran Obra que nunca escribiría, porque su imaginación artística situaba la perfección en un nivel inalcanzable para él.


STEPHANE MALLARME (1842-1898), POETA SIMBOLISTA FRANCES



II EL POEMA: “EDIFICIO VERBAL”


          Este poeta simbolista francés buscaba el grado de perfección sublime en cada poema que escribía a partir de un símbolo. Pero no se hundía en el excesivo afán de una intelectualización plena del poema. En realidad, Mallarmé no sentía que el poeta debería ser demasiado intelectual, en el sentido de que la poesía se hace más con ideas, sino que era un gran evocador de imágenes y sensaciones. Para él, un poema no se hace tanto con ideas, sino con palabras, versos y metáforas. Es decir, la intelectualización, como sucede con la música, no se produce tanto en el “contenido” del poema, sino en la “formación” o construcción del mismo, como si fuera una estructura arquitectónica: En sus sonidos, en sus tropos, en la organización de las formas métricas.
        Entonces, la intelectualización está más subordinada a la forma perfecta del poema, escondida en el equilibrio rítmico y la sonoridad delicada, en la medida de los versos, en la suave fluidez y en la armonía de las metáforas, todo ello integrando una perfecta unidad poética. En especial, Mallarmé pensaba que la emoción debería traducirse a un lenguaje poético, que sea como un huerto con árboles de la misma especie. En este sentido, lo entendieron algunos de los grandes poetas occidentales del siglo XX que le sucedieron en su gran anhelo de perfección formal en la construcción de poemas líricos. Así lo asimilaron el estadounidense Thomas Stearns Eliot (1888-1965) en The Waste Land (1922), el francés Paul Valéry (1871-1945) en Le Cimetière marin (1920) y el mexicano José Gorostiza (1901-1973) en Muerte sin fin (1939), quienes crearon grandes poemas como unidades redondas e inmutables, como perfectos “edificios verbales” en el que las palabras no sobran porque se integran a un universo homogéneo. 
          Para Mallarmé, la obsesión por la forma poética era muy intensa.


III EVASIÓN DE LA REALIDAD: EL HASTÍO, EL ABISMO Y EL AZUR


        Por el carácter de su poesía mística y soñadora, Mallarmé es un romántico que evade la realidad y se encierra en su propio mundo ideal. Entonces, su Simbolismo natural e innato le obliga a procrear imágenes o entidades simbólicas de su lucha poética para cristalizar el poema como forma perfecta. Por ejemplo, el “Ennui” es entendido como el hastío y el “Gouffre” es visto como el abismo en una parte de su obra poética. El hastío y el abismo representaban el “fuego” interior que devoraba al poeta, impotente por no alcanzar el “Azur” o cielo azul o cielo ideal.
          Pero sus intentos de crear poemas perfectos son vanos, entonces le invade la angustia. En su batalla por concretar el poema perfecto. Entonces, Mallarmé no puede huir hacia el “Azur”. Mallarmé fracasa. Pero esta lucha y fracaso son precisamente los asuntos centrales de su poesía. En “Cansado del amargo reposo”, su conciencia creadora quiere superar el arte común e iluminar la naturaleza, el mundo físico, para inventar un mundo exquisito, delicado y sutil, como crear “un pálido y delgado trazo de azur” (Mallarmé 4). Entonces, el poeta pretende hacer arte como un pintor o artesano:
Imitar al sutil chino de fino y límpido / corazón cuyo albo éxtasis está en pintar el fin, / sobre tazas de nieve de una arrobada luna, / de una flor peregrina que perfuma su vida / transparente, la flor que sintió cuando niño / a la azul filigrana del alma injertándosele (Mallarmé 4).

 En cambio, el poema “Brisa Marina” (1865)[7] configura la necesidad de huir de las realidades objetivas como tema central, utilizando imágenes marinas (mar, barco, marinos, aves, cielo). En este poema, Mallarmé expresa el “Ennui” o hastío de una manera total y sublime: “¡La carne es triste, ay! y ya agoté los libros.” (Mallarmé 6). En este solo verso se concentra toda la gama de aburrimiento que ni los placeres de la carne ni los de la inteligencia pueden disminuir. Este tedioso cansancio del vivir de un hombre extremadamente refinado es un tema que Mallarmé aborda una y otra vez en algunos de sus poemas. Para Mallarmé, su divisa es: “¡Huir! ¡Huir allá!”, puesto que el poeta siente “a las aves ebrias / de estar entre la ignota espuma y los cielos” (6). Entonces, volar hacia el “azur” implica evadirse hacia el sueño (6). Ni los jardines ni el oficio de poeta ni la familia impedirán que Mallarmé huya en su poema, para vivir “la exótica aventura” (6). De este modo, la “brisa marina” que da nombre al poema es finalmente el presentimiento del viaje por mar, la libertad, la contemplación del cielo y la huida del hastío. Al final del poema, el hablante lírico se siente poderosamente seducido por las voces sonoras del barco que ha de partir: “Mas, oh corazón mío, escucha la canción de los marineros” (6).
Stéphane Mallarmé (1842-1898) fue profesor de inglés y poeta. Aunque su angustia creativa es un tema constante de su poesía, publicó diversos poemas que son claves en la poesía francesa, tales como Herodiade / Herodías (1869), L’après-midi- de’un faune / La siesta del fauno (1876) y Un coup de dés jamais n’abolira le hasard / Un golpe de dados no abolirá el azar (1897), entre otros poemas. Fue considerado el corazón de la vida intelectual de París y compartió tertulias literarias con los poetas franceses Paul Verlaine y Paul Valéry, el alemán Stefan George, el checoslovaco Rainer María Rilke y el irlandés W. B Yeats (“Stéphane”).
Por otro lado, el pintor impresionista francés Édouard Manet lo inmortalizó en un célebre cuadro titulado Retrato de Stéphane Mallarmé (1876). En esta pintura al óleo, el poeta simbolista se encuentra sentado plácidamente en un sillón grande, está fumando y con un libro abierto en una mesita. Trae bigotes largos y el cabello alborotado y viste una chaqueta color azul marino y pantalones azul claro. En esta pose, se observa al Mallarmé meditabundo, de rostro serio.


RETRATO DE STEPHANE MALLARME (1876) DEL PINTOR IMPRESIONISTA EDOUARD MANET


En conclusión, el sueño, el abismo y el hastío son obsesiones que aparecen como temas y símbolos en la poesía de Stéphane Mallarmé. Estas obsesiones le producen una profunda angustia creativa a la vez que impulsan un anhelo de perfección formal. Su fina y delicada poesía y el simbolismo de sus poemas le dieron fama entre los poetas occidentales contemporáneos y aun entre algunos músicos, pintores, novelistas y lingüistas de gran fama en la Europa del siglo XX. 



Obras citadas
Mallarmé, Stéphane. La siesta de un fauno y otros poemas. Elaleph.com, 1999.
“Stéphane Mallarmé.” Wikipedia. The Free Encylopedia. 6 abril 2017.  The
Wikimedia Foundation, Inc. 22 marzo 2017.




[1] Este texto fue publicado bajo el impulso del trabajo arduo del periodismo el sábado 6 de octubre de 1984 en la sección cultural Aura del periódico Novedades de Chihuahua de la ciudad de Chihuahua. El título original de este escrito fue “Stéphane Mallarmé: Triunfo y fracaso de un poeta decadente”. La presente es una versión corregida y aumentada para brindarla a los gentiles lectores de mi Blog.

[2] Traducción al español de Javier Sologuren.

[3] Traducción al español de Ulalume González de León.

[4] Traducción al español de Alfonso Reyes.

[5]  Traducción al español de Alfonso Reyes.

[6] Traducción al español de Alfonso Reyes.

[7] Traducción al español de Salvador Elizondo.

"EL MONUMENTO A LA MADRE" DE IGNACIO ASUNSOLO: OBRA CLASICA EN LA CIUDAD DE CHIHUAHUA

EL MONUMENTO A LA MADRE DE IGNACIO ASÚNSOLO: OBRA CLÁSICA EN LA CIUDAD DE CHIHUAHUA




ÓSCAR ROBLES






EL MONUMENTO A LA MADRE (1943) DE IGNACIO ASUNSOLO EN LA CIUDAD DE CHIHUAHUA: UNA OBRA CLASICA




          Esta prominente escultura fue esculpida en cantera y es obra del artista duranguense Ignacio Asúnsolo. Fue creada en 1943, colocada en las inmediaciones del Santuario de Guadalupe e inaugurada por el gobernador Alfredo Chávez en la capital del Estado de Chihuahua.
Ante todo, El monumento a la madre es una joya de arte, un símbolo de la ciudad de Chihuahua y, sobre todo, una profunda exaltación de la madre mexicana. Los chihuahuenses de varias generaciones la han visto como una estatua clásica y un referente cultural de la capital del Estado Grande. Cuenta con setenta y cuatro años de existencia y engalana con su hermosura de piedra toda la zona aledaña al templo del Santuario de Guadalupe.
Los valores estéticos de esta escultura y monumento se fincan en la armonía de sus formas y en el pulido conjunto de sus dos figuras paradigmáticas, madre e hijo. Destacan la fuerza del volumen y la redondez de los dos cuerpos, formando una unidad artística y humana; la serenidad, la cavilación y la abnegación del rostro materno; los brazos y el regazo protector con el manto o rebozo femenino; los rasgos mestizos del niño: nariz gorda, labios gruesos, cara redonda; las manos giganteas y de gruesos dedos de la madre, propios de la estética de la Escuela Mexicana; la armonía y tallas finas del rebozo que cubre la cabeza y el torso de la progenitora; y la cristalización plena de un arquetipo femenino que es madre y simboliza a la nación mexicana misma.



EL MONUMENTO A LA MADRE SE UBICA ENFRENTE DEL SANTUARIO DE GUADALUPE, EL TEMPLO EN HOMENAJE A LA VIRGEN DE GUADALUPE

Aunque la estatua muestra tallas básicas propias del Formalismo, el vigoroso volumen de la madre con su hijo en brazos emana finalmente la idea de fuerza y protección como valores universales de la maternidad, más allá de la cultura nacional mexicana. Por ser una figura clásica y armónica, esta obra de Asúnsolo emparienta con las esculturas que encarnan maternidades cristianas y europeas. Sin embargo, la robustez de la madre e hijo representa más la mexicanidad y sus volúmenes y formas clásicas reproducen figuras del mestizaje mexicano y americano, con algunos rasgos indígenas.


EL MONUMENTO A LA MADRE DE ASUNSOLO ES UN HOMENAJE A LA MADRE MEXICANA QUE PROTEGE A SU HIJOS MESTIZO



LOS BRAZOS Y MANOS DE LA MADRE SON ENORMES Y PROTEGEN A SU HIJO EN SU REGAZO 


En, suma, El monumento a la madre de Asúnsolo representa la belleza de la maternidad y de la madre mexicana y latinoamericana al mismo tiempo. La escultura es un cuerpo de madre sedente que descansa del duro trabajo de la maternidad. Es la madre criadora y protectora del pequeño vástago aun en su descanso. En tanto, la imagen del niño es la del mestizo mexicano, siguiendo la tradición de las imágenes del Muralismo y los muralistas mexicanos. Por ejemplo,  la expresionista pintura Madre campesina de David Alfaro Siqueiros se acerca a esta escultura por reproducir las figuras mestizas, pero la obra de Asúnsolo es más clasicista.
Con formas serenas y redondeadas y volumen vigoroso, la figura de la madre de Asúnsolo se potencia con las cualidades claras de la cantera, el duro material de amplia prosapia en la escultura y la arquitectura mexicanas. Entonces, la estatua de madre e hijo permanece en el tiempo mexicano, frente al Santuario de Guadalupe, donde se aloja la imagen de la madre virgen de los mexicanos, la Virgen de Guadalupe, en la pintura del artista novohispano Miguel Cabrera que ocupa el altar principal de dicho recinto religioso. Ambas madres son figuras protectoras, símbolos y prominentes figuras del arte mexicano.


MONUMENTO A LA MADRE ES UNA DE LAS CINCUENTA GRANDES JOYAS ARTISTICAS DE LA CIUDAD DE CHIHUAHUA Y HA SIDO UN PODEROSO REFERENTE CULTURAL DESDE 1943 A 2017


El monumento a la madre ha permanecido setenta y cuatro años en el mismo sitio, entre 1943 y 2017, frente a una azulina fuente, proyectando su belleza, su serenidad y su armonía. Los viandantes y turistas se congregan a su alrededor ya sea en cualquier día o durante las fiestas guadalupanas y se sientan en los largos bloques de cantera que acompañan a esta célebre obra de arte. Uno se acerca, contempla el monumento y siente una gran paz con ese rostro agraciado y ese niño cobijado en el regazo materno, protegido con el manto y los fuertes brazos. Es el momento de paz en que todo ser humano quiere estar: La paz de la maternidad, la paz del arte y la paz de la identidad nacional.
Esta clásica estatua es un auténtico homenaje de belleza clásica, pulcra, armónica. Se ve en ese lugar a una madre exhausta que, sentada, siente el amor por su hijo pequeño y construye con su estatismo de piedra una belleza moral, una belleza nacional y una belleza universal: La belleza de una madre cuajada en el tiempo de la piedra imperecedera y en el arte duradero del artista de Durango. Es una madre concreta y mexicana que puede ser la alegoría de la madre patria.
El monumento a la madre de Ignacio Asúnsolo puede ser considerada como una de las cincuenta joyas artísticas de la ciudad de Chihuahua, al lado de La Catedral de la Santa Cruz, La Quinta Gameros, La Quinta Carolina, El Palacio de Gobierno, La Quinta Ahumada, los murales históricos de Aarón Piña Mora en El Palacio de Gobierno, los murales históricos de Leandro Carreón en El Paraninfo de la Universidad Autónoma de Chihuahua y La Puerta de Chihuahua y La Puerta del Sol de Sebastián, entre otras.
Finalmente, la célebre y clásica estatua de la madre se caracteriza por cristalizar a la maternidad como símbolo mexicano y universal, desde la perspectiva del arte mexicano y latinoamericano. Es, básicamente, una idealización de la mujer que protege al hijo, al futuro mexicano.


LA CANTERA POTENCIA LA FUERZA DE LA FIGURA MATERNA EN LA ESCULTURA DE IGNACIO ASUNSOLO


  Ignacio Asúnsolo Mason (1890-1965) nació en la Hacienda de San Juan Bautista del estado de Durango y fue un famoso escultor mexicano formado en Francia. Vivió en Parral (Chihuahua) entre 1896 y 1904, estudió en el Instituto Científico y Literario de la ciudad de Chihuahua entre 1904 y 1908, fue profesor del Instituto Nacional de Bellas y Artes y Literatura de la Ciudad de México e ingresó a la Escuela de Bellas Artes de París en 1919 con una beca (“Ignacio”). Entre sus obras escultóricas, sobresalen la estatua de Fray Juan de Zumárraga (1956) en la Villa de Guadalupe de la Ciudad de México; el monumento a la División del Norte con la figura ecuestre de Pancho Villa (1956) en la ciudad de Chihuahua; y las esculturas en bronce del escultor mexicano Germán Cueto (1923), de la escritora Guadalupe Marín (1930), de La familia proletaria (1934), del poeta mexicano modernista Enrique González Martínez (1936) y de El Poeta (1938), entre otras.




Obras citadas
“Ignacio Asúnsolo.” Wikipedia. The Free Encyclopedia. 21 May 2017. Wikimedia
Foundation, Inc. 22 September 2016. <https://en.wikipedia.org/wiki/Ignacio_As%C3%BAnsolo>.




miércoles, 17 de mayo de 2017

"LAS SUFRAGISTAS": FILME SOBRE LA LUCHA POR EL VOTO DE LA MUJER EN INGLATERRA

LAS SUFRAGISTAS: FILME SOBRE LA LUCHA POR EL VOTO DE LA MUJER EN INGLATERRA



ÓSCAR ROBLES



          El histórico derecho al voto político de las mujeres inglesas genera un gran filme de ficción en la segunda década del siglo XXI. Hacia el final de la cinta, se insertan algunas escenas documentales originales del hecho histórico ocurrido en Inglaterra a principios del siglo XX. Su título: Las sufragistas / Sufragette (Estados Unidos / Reino Unido, 2015). Su realizadora: La británica Sarah Gavron. Esencialmente, la historia colectiva tiene como protagonista a una mujer que tiene que separarse de su marido y de su hijo y enfrentar diversas situaciones adversas en su lucha política. Su nombre: Maud Watts.
En especial, las escenas documentales en blanco y negro del funeral de la apasionada sufragista Emily Davison refuerzan la dramática historia de las mujeres que dividen su vida entre los asuntos privados y los asuntos públicos. En este documental, desfilan por las calles de Londres mujeres de vestidos blancos y largos, con gafetes negros en brazos. Luego, se vierte la información histórica sobre el voto de la mujer y sobre el derecho a la maternidad en Inglaterra, a principios del siglo XX. Son las exequias para honrar a la mártir que detono el positivo cambio social a favor de las mujeres inglesas.
          Antes de estas impactantes escenas documentales, la ficción de la narrativa fílmica es intensa y dramática y gira en torno a varias historias y conflictos individuales de las principales sufragistas inglesas. Entre estas historias, figuran la lamentable separación de Maud Watts (Carey Mulligan) de su marido Sonny Watts (Ben Wishaw) y de su hijo George (Adam Michael Dodd); el gran liderazgo, la enfermedad del corazón y el libro publicado de Edith Ellyn (Helena Bonham Carter); la trágica muerte de la mártir de la democracia Emily Davison (Natalie Press); el embarazo de Violet Miller (Ann Marie Duff); y otros eventos más. En general, la trama de la película puede resumirse de la siguiente manera:
          Un grupo de mujeres inglesas busca legitimar el derecho al voto de la mujer en Londres, todas ellas inspiradas en las ideas renovadoras de la señora Emmeline Pankhurst (Meryl Streep). Como consecuencia, se rebelan contra el gobierno de su país y contra los hombres, bajo el gran liderazgo de Ellyn. Para luchar por sus derechos civiles, hacen reuniones secretas, difunden carteles y cometen actos de terrorismo (colocar explosivos en cajas del servicio postal). Por todo ello, la narrativa de esta brillante cinta se centra en los derechos civiles de las mujeres europeas. Posteriormente, los actos criminales de las sufragistas conducen a prisión a Ellyn y a su compañera Watts y son sometidas a terribles torturas físicas. Por ejemplo, les suministran leche en las fosas nasales. Más tarde, las dos mujeres salen de prisión y continúan su lucha civil y política. Luego, Hugh Ellyn (Finbar Lynch) encierra a su esposa la líder Edith porque se encuentra afectada del corazón. Entonces, Watts recibe el libro escrito por la talentosa lideresa del movimiento sufragista. cuyo título es Dreams. En esta obra literaria, Edith dice que la única manera de encontrar la libertad de las mujeres es a través de la lucha y el constante sufrimiento de ellas. Finalmente, las sufragistas Watts y Davison deciden mostrar carteles de derecho al voto de la mujer en un campo donde se efectúa una carrera de caballos del famoso derby inglés. En este sitio público, se encuentra precisamente el rey de Inglaterra George V. Entonces, Davison se lanza a los carriles de los caballos con un cartel de las sufragistas y muere atropellada por una de las bestias. Su trágica muerte es acompañada por una procesión de numerosas mujeres a través de las calles de Londres, para celebrar el acto luctuoso de la mártir de las sufragistas.  Entonces, el funeral de Davison y la lucha de las sufragistas se vuelven noticia, se extienden por el país y causan que el gobierno británico reconozca oficialmente el derecho al voto de la mujer y otros preciados derechos humanos de ellas dentro de la sociedad inglesa de principios del siglo XX.
Fuera de la narrativa ficcional y la escena documental del filme, aparece una larga lista de los países que reconocieron tal derecho político a las mujeres a lo largo del siglo XX. Entre ellos, se observa el nombre de México, nación que concedió el derecho al voto de la mujer en 1953, durante el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, quien fue presidente del gobierno federal entre 1952 y 1958.
En la estética del filme, destaca una intensa historia resaltada constantemente por los acercamientos a los rostros de los personajes, dentro de escenas intimistas y emotivas en habitaciones y casas. Por ejemplo, los esposos Maud y Sonny Watts descansan en el lecho conyugal y platican de la lucha sufragista y de sus conflictos conyugales; la propia Maud y su hijo George conviven por poco tiempo y muestran sus tiernos y tristes sentimientos en plena calle tras la separación de ambos cónyuges y cuando el pequeño es adoptado por otra familia por decisión del propio incomprensivo padre. También, resalta el expresivo rostro triste y bello de Maud, sus ojos melancólicos y sus gestos de tensión emocional. En especial, es digna de mención la escena en que llueve profusamente en la calle. Desde ahí, Maud contempla a su hijo cuando el niño se encuentra frente al cristal de la ventana de la casa de Sonny, donde chorrea la lluvia.
Por otro lado, las escenas panorámicas también proyectan una gran belleza y se asocian a los actos sociales en las calles de Londres. Se ven los barrios de la clase trabajadora con marcado realismo, poblados de puestos de vendedores callejeros y viejos edificios de ladrillos. En tanto, los movimientos violentos de la cámara aparecen en los mítines callejeros, en la detención de dos sufragistas y en las dramáticas carreras de caballos que causan la muerte de Emily. Estas bruscas tomas  enfatizan el drama, el conflicto y la tragedia. Finalmente, la yuxtaposición del documento original del funeral de Emily Davison en blanco y negro en lugar de una escena ficcional dota de gran realismo y verosimilitud al relato cinematográfico de Las sufragistas. De este modo, la directora Gavron exalta y documenta la trascendental y dramática lucha por el voto de la mujer en Inglaterra a principios del siglo XX, dentro del contexto histórico del siglo XXI.
Ante todo, el filme Las sufragistas significa una narrativa fílmica llena de acción, conflicto y emotividad en las historias de las sufragistas inglesas. Los espectadores se conmueven con estas historias de mujer en las cuales se entrecruzan lo privado y lo público para causar dramáticos conflictos sociales. De esta manera, se observa la dramática separación de Maud Watts de su marido y la tristeza de no compartir su tiempo con su hijo legítimo; el embarazo de Violet Miller en tiempos de intensa lucha política; la enfermedad de Edith Ellyn y la muerte fatal de Emily Davison. Por todo ello, las acciones y las secuencias se suceden una tras otra con gran velocidad y excelente trabajo de edición, para concentrar e intensificar la historia realista de las sufragistas inglesas. Al mismo tiempo, la música orquestal explaya variadas notas de instrumentos de cuerda para despertar emociones variadas, desde la fuerza de la lucha hasta el delicado intimismo y la tristeza de los dramas personales de cada protagonista.
Fundamentalmente, el drama de Maud Watts domina la narrativa del filme de Gavron. Se separa de su familia; agrede a su perverso patrón, quien acosa mujeres en el taller de planchadoras; se inspira profundamente con las ideas políticas y humanas de Mrs. Pankhurst; convive solidariamente con su compañera de lucha Miller en la casa de ambas y la compadece por su embarazo y su necesario retiro de la lucha sufragista; rescata a la jovencita Maggie del excesivo trabajo explotador del taller de planchadoras; enfrenta la prisión y la tortura por sus actos terroristas; prosigue la decisiva lucha ante la muerte trágica de Davison; se inspira poderosamente en las ideas del libro de Ellyn y se convierte en heroína. Por todo ello, Maud Watts es el personaje modelo de la luchadora sufragista entre las mujeres inglesas de principios del siglo XX: Su voz, su palabra, su acción y su rostro tan emotivo conducen la narrativa colectiva de todas las sufragistas.
Por estas vidas dramáticas de la historia de las mujeres inglesas, el filme Las sufragistas se encuadra en los géneros fílmicos de drama, biografía e historia. Especialmente, esta película construye un vigoroso punto de vista feminista y da testimonio ejemplar de una gran lucha por los derechos humanos y políticos de las mujeres y de un evento histórico mayúsculo que es clave para la historia occidental del siglo XX. Esta cinta es, pues, esencial para el feminismo y las luchas sociales de los marginados en general. Su protagonista Maud Watts encarna a plenitud y con dramatismo el conflicto entre ser madre y luchadora social, ser esposa y amiga y compañera y entre asumir con inteligencia y fuerza su vida privada y su vida pública. 
          La cineasta británica Sarah Gavron ha dirigido seis filmes de largometraje industrial. En especial, el guión de Las sufragistas fue escrito por Abi Morgan y la fotografía estuvo a cargo de Edu Grau. Este filme de 2015 se hizo acreedor a catorce premios y quince nominaciones en diferentes festivales internacionales, según el sitio IMDb.com. Entre los primeros, sobresalen las preseas como Mejor Actriz a Carey Muligan en el Hollywood Film Awards 2015 y los premios concedidos por el Women Film Circle Critics Awards 2015 por Mejor Dirección a Sarah Gavron, por Mejor Actriz a Carey Mulligan y por Mejor Película sobre Mujeres a dicha cinta, entre otros. Asimismo, la película Las sufragistas fue calificada con 6.9 de diez puntos posibles por el sitio IMDb.com. Por su parte, el sitio Rotten Tomatoes le otorgó un porcentaje de 73% de cien por cien por ciento posible. En tanto, Metacritic le dio 67%  de un total de cien por ciento.

          En conclusión, Las sufragistas rememora un importante evento histórico, político y social de Inglaterra: La lucha por lograr el derecho al voto de la mujer y otros importantes derechos humanos como el derecho a la maternidad. En este evento colectivo, el drama personal y público de Maud Watts emerge con más intensidad y una profunda psicología en la actuación de la talentosa actriz Carey Mulligan. Finalmente, esta sufragista es una heroína atrapada entre los conflictos de su vida privada y de sus derechos públicos. En tanto, todas las batallas públicas de las mujeres y sufragistas inglesas derivan finalmente en la concesión de este derecho civil y político en 1918. En el filme de Gavron, el dramatismo de las acciones públicas colectivas adquiere gran fuerza en cada una de las historias individuales de las mujeres, quienes viven diversos y dolorosos conflictos: El divorcio, la separación de sus hijos, ejecutar actos terroristas criminales, permanecer en la cárcel, la enfermedad, el embarazo, la publicación de una obra literaria sobre el papel de la mujer, la muerte trágica de una mártir y la concesión del ansiado derecho político en la sociedad inglesa de principios del siglo XX.

domingo, 14 de mayo de 2017

EL HONRADO SENOR ANTONIO AGUILAR

EL HONRADO SEÑOR ANTONIO AGUILAR


ÓSCAR ROBLES



Contaba el locutor mexicano Raúl Velasco que el cantante Antonio Aguilar era una muestra de hombre cabal, honrado y cumplidor, durante algunas emisiones de su célebre programa Siempre en Domingo. Decía que Aguilar cumplía todos sus compromisos artísticos con Televisa sin firmar ningún documento escrito y sólo se comprometía de palabra a presentarse puntualmente para brindar su talento artístico al público mexicano.
Dichos compromisos de Aguilar los arreglaba con el empresario Emilio Azcárraga Milmo, alias “El Tigre”, quien fue dueño de Televisa durante la segunda mitad del siglo XX y era hijo del pionero de la televisión mexicana Emilio Azcárraga Vidaurreta. En particular, Siempre en Domingo fue un pilar de la televisión mexicana y fue transmitido por el Canal Dos de Televisa, durante las últimas tres décadas del siglo XX.
Raúl Velasco refirió esta anécdota sobre Antonio Aguilar durante la década de los setenta cuando Siempre en Domingo era el programa estelar de Latinoamérica, en el cual se presentaban los mejores artistas hispánicos del mundo entero. En este destacado programa, ofrecían sus canciones artistas como los españoles Rocío Durcal, Raphael, Camilo Sesto y Julio Iglesias; el venezolano José Luis Rodríguez “El Puma”; el brasileño Roberto Carlos; los argentinos Leo Dan, Sandro y Leonardo Favio; y numerosos artistas mexicanos como Alejandro Fernández, Juan Gabriel, Estela Núñez, Lucha Villa, Lola Beltrán, Miguel Aceves Mejía, Armando Manzanero, José José, Luis Miguel, Vicente Fernández y tantos otros más.
Como se ve, el señor don Antonio Aguilar era un mexicano que cumplía sus contratos y demostraba su talento como artista y su rectitud como persona honorable. Asimismo, ofrecía su bello espectáculo de caballos e interpretaba canciones folclóricas en México, los Estados Unidos y otros países, para exaltar la cultura de su país natal.
Antonio Aguilar Barraza (1919-2007) fue cantante, actor, caballista, guionista y productor de cine. Era gente del campo y nativo de Villanueva, Zacatecas. Le llamaban “El Charro de México”. Sobresalen sus interpretaciones bravías de los corridos de la Revolución Mexicana y sus papeles de famosos revolucionarios en las películas, tales como Pancho Villa, Emiliano Zapata, Valentín de la Sierra y Lucio Vázquez. Destaca su papel como líder y fundador de la célebre “Dinastía Aguilar”. En esta familia de artistas del espectáculo, participaban su esposa la cantante y actriz Flor Silvestre y sus hijos Pepe y Antonio Aguilar Jr. Además, la cantante La Prieta Linda era su cuñada y Guadalupe Pineda su sobrina. Aguilar ha sido comparado con los vaqueros estadounidenses Gene Autry, Roy Rogers y Ronald Reagan. Algunas de sus mejores interpretaciones como actor surgieron en los siguientes filmes mexicanos: La sombra del caudillo (1960) de Julio Bracho; Los hermanos del Hierro (1961) y Animas Trujano (1962) de Ismael Rodríguez; y Emiliano Zapata (1970) de Felipe Cazals.
¡Qué gran artista era Antonio Aguilar! ¡Qué gran señor!
¡Como se extraña a esos mexicanos de honestidad irreprochable en medio de una sociedad corrupta, ilegal, criminal y violenta del siglo XXI!


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