lunes, 18 de diciembre de 2023

HUMANISMO EN EL SIGLO XXI

 HUMANISMO EN EL SIGLO XXI

 

ÓSCAR ROBLES

 

         México debe construir una sociedad más humana y humanista, vivir más dentro de la civilización occidental que dentro del capitalismo crudo y salvaje de la globalización. Los ciudadanos deben ser más comprensivos, compasivos, comunitarios, educados y solidarios.

Para llegar a ser así, se necesitan más cultura y educación verdaderamente “nutritivas”, para desplazar la nociva “cultura chatarra” y las “anticulturas de la destrucción”. Una sociedad sin conocimientos y saberes constructivos es una sociedad muerta.

       Las instituciones de civilización deben procrear más seres amorosos, más de piel que de hiel, más de corazón que de hígado. Deben encontrar nuevas formas de moldear a los mexicanos con humanismo auténtico. De esta forma, pueden neutralizar el crudo y cruel materialismo meramente consumista, arrogante y patrimonialista. “Amar” más que “poseer” es la guía. Jesucristo lo pregonó en los Evangelios.

      Si no somos más humanos, somos máquinas, zombis, animales de puro instinto. El culto al cuerpo (belleza, salud) debe ir acompañado del culto al intelecto (educación y cultura profunda) y del culto al espíritu (amor en todas sus manifestaciones). En el siglo XXI, la sociedad mexicana se ha desbordado hacia prácticas tanáticas más que eróticas y más destructivas que constructivas por la falta de humanismo.

     El capitalismo global nos está llevando a la codicia excesiva y a la infelicidad, en su fase mecanicista, altamente productiva, selectiva y tecnologizada. Hay gente que ama más a su vehículo automotor o a su mascota que a un ser humano. El capitalismo puramente materialista nos está conduciendo a la destrucción, la enfermedad, la depresión, el suicidio y la muerte.

      Humanismo es aprender a vivir y convivir con los seres humanos, nuestros prójimos, nuestra especie. Las máquinas (autos, celulares, televisores, computadoras) nos apartan de la profunda experiencia de lo humano universal.

          Unos simples “buenos días”, “gracias”, “con permiso”, “disculpe usted” practicados cada día son un buen principio para humanizarnos. Un paseo por la calle o un parque nos devuelve a la vida verdadera en contacto con los seres humanos y la naturaleza. Tenemos que recuperar nuestra esencia humana, perdida en las nuevas “junglas de concreto, asfalto y metal” del siglo XXI.

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