miércoles, 28 de diciembre de 2016

MITINES SOCIALES EN LA PLAZA DE ARMAS DE CHIHUAHUA: LA NUEVA CIVILIDAD Y LA MEMORIA HISTORICA

MITINES SOCIALES EN LA PLAZA DE ARMAS DE CHIHUAHUA: LA NUEVA CIVILIDAD Y LA MEMORIA HISTÓRICA


ÓSCAR ROBLES


       En la ciudad de Chihuahua, rebrota la emergencia social de a poco, por causas sociales justas y con ciudadanos de verdad, demandando pagos de salarios, mejor educación para sus hijos, un mejor país y una mejor ciudad. . .
      Aparece en el Centro Histórico la verdadera celebración de la cultura en los espacios públicos con artes plásticas, exposiciones de fotografías, obras de teatro, danzas folclóricas y clásicas, espectáculos de títeres, conciertos, mercados populares, restaurantes en tiendas, librerías ambulantes, altares de muertos, bandas de música itinerante, nacimientos del Niño Jesús, improvisadas pistas de hielo, cristianos de las iglesias con literatura religiosa a buen precio. . .
    Resurge lo social y lo cultural, justo entre 2013 y 2016, desde la inauguración del sistema de transporte público del VIVEBÚS, el zocalito, el Pasaje Victoria y el Túnel de la Avenida Independencia.
       En 2015 y en 2016, la gente comienza a ver mítines en plazas del Centro Histórico y celebraciones de eventos de los guerrilleros de los sesenta. Un día, los jubilados de Pensiones Civiles; otro, el grupo campesino Antorcha Campesina; más reciente, los ciudadanos que rechazan al ex gobernador que acaba de terminar su mandato; nada de grupos de propietarios de vehículos ilegales
      En los días de septiembre de 2015, poemas y canciones sobre el Asalto al Cuartel de Madera resuenan en el quiosco de la Plaza de Armas y brotan pancartas, carteles, periódicos y fotos de los guerrilleros al mando del maestro rural Arturo Gámiz; otro día, alrededor de la Plaza, se ocupan decenas de sillas con una cincuentena de miembros de Antorcha Campesina, se pronuncian discursos emotivos e informativos sobre la educación, se representan breves obras de teatro. . .
       Los primeros —unos cincuenta un día, unos cien otro día— celebran el quincuagésimo aniversario del frustrado asalto guerrillero y entonces los voces líricas de las mujeres narran opresiones de gobierno y rebeliones de ciudadanos, con descripciones objetivas de personajes y geografías concretas del Estado de Chihuahua, relumbran las voces vivas y femeninas en las bocinas y se escuchan las canciones con guitarra contando la tragedia del 23 de septiembre de 1965 en Madera [Chihuahua] y el pueblo resurge con demandas de justicia, críticas al pasado autoritario bajo el país subdesarrollado y de Tercer Mundo y críticas al presente del siglo XXI bajo la economía global y el capitalismo multinacional, y todos ellos y ellas denuncian latifundios, cacicazgos, bajos salarios, gobiernos autoritarios y sociedades ilegales, sistemas neoliberales, capitalismo tecnócrata.  .  .
      En la misma Plaza de Armas, otro día, los campesinos exigen educación continua en las escuelas para los mexicanos, denuncian choques con los maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y se quejan del asesinato de un compañero y representan un animado “sketch” de teatro con estudiantes de preparatoria.
     Flotan, pues, la civilidad y la historia de luchas sociales en el Centro Histórico de Chihuahua capital y se construye un nuevo “tiempo mexicano” (frase de Carlos Fuentes), dentro de una sociedad civil devastada por la Recesión económica, el crimen y la violencia. Son todavía grupos minoritarios, pero vierten una alta conciencia social, cívica e histórica, exponiéndose al aire libre obreros, maestros y campesinos, una sociedad que denuncia el consumismo, el materialismo, el crimen y la violencia: Un nuevo pueblo, justo en la segunda década del siglo XXI, sin la malsana música banda y los ruidosos carros y camionetas.
    Y los numerosos transeúntes y espectadores toman fotos como periodistas y leen las copias de los periódicos colgadas de un tendedero atado entre postes de electricidad y revisan noticias aparecidas en un diario local en 2005 sobre la matanza de los guerrilleros de Madera, las entrevistas a sobrevivientes y a familiares de muertos, los carteles del filme Las armas (2012) de José Luis Urquieta y de las novelas Las armas del alba (2003) y Las mujeres del alba (2010) del chihuahuense Carlos Montemayor. Y leen otros documentos con los nombres de los guerrilleros (Arturo Gámiz, Pablo Gómez, Óscar Sandoval y otros), repasan los nombres de los gobernadores Teófilo Borunda (1958-1964) y de Práxedes Giner Durán (1964-1970), revisan la historia subversiva y rebelde del Chihuahua de la década de los sesenta.
     Y en esa Plaza de Armas, justo frente a la Presidencia Municipal, frente a la Catedral de la Santa Cruz, frente al Congreso del Estado, los ciudadanos demandantes dan la cara a los gobiernos porque no son ilegales ni criminales ni anti-ciudadanos, no tienen máscaras, dobleces y traiciones y justo en el corazón de la ciudad de Chihuahua se teje una voz social más auténtica, histórica, social, cívica, menos traidora a sus gobiernos con el ejercicio nocivo de "Las anticulturas de la destruccion", configurando un principio de organización ciudadana para este tiempo tan golpeado, a partir de las cenizas de la historia, cuando México era un país subdesarrollado y más nacionalista y se pretendía abrir espacios dentro de la nación autoritaria.          
     Y ellos y ellos, los chihuahuenses de ahora, reconstruyen la memoria histórica de un pueblo que se vició y se corrompió, entre el consumismo y la violencia del crimen.  
                     








miércoles, 21 de diciembre de 2016

'LA MUSICA DE LOS NUMEROS" DE LUIS Y. ARAGON EN CHIHUAHUA: MURAL ONIRICO Y SIMBOLICO SOBRE LA INGENIERIA Y LA QUIMICA

LA MÚSICA DE LOS NÚMEROS DE LUIS Y. ARAGÓN EN CHIHUAHUA: MURAL ONÍRICO Y SIMBÓLICO SOBRE LA INGENIERÍA Y LA QUÍMICA



ÓSCAR ROBLES




EL MURAL "LA MUSICA DE LOS NUMEROS" [2008] DE LUIS Y. ARAGON EN LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIHUAHUA


        El mural “La música de los números” (2008) de Luis Y. Aragón exalta ante todo el papel de las ciencias basadas en los números y los elementos químicos, con una visión estética y estetizante resumida en el propio título: Las matemáticas son arte, producen belleza y armonía en la sociedad.[1] Para ello, el artista plasma su brillante y peculiar arte “marmóreo” y onírico y su personal técnica de poner grietas y que dividen las figuras e imágenes texturales que evocan los volúmenes de los relieves y las esculturas; utiliza personajes muy originales, obesos y simbólicos; y proyecta su clásica coloración a base de blanco y negro.
   Esta magna obra se encuentra en la biblioteca conjunta de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Químicas, dentro del Campus Dos o nuevo campus de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH). El visitante del recinto percibe de pronto que el mural se eleva como una aparición glacial y fantasmal, dentro de la dulzura de las luces. Para el poeta chihuahuense Ramón Gerónimo Olvera, “La música de los números” representa “el mejor mural que se ha pintado sobre pared chihuahuense” por dos valores esenciales: “Su profundidad temática” y “la universalidad” (11). Por su parte, Rubén Tinajero opina que este mural es “un símbolo” de dichas facultades y de “la universidad misma” (8).


  1. LA ESTRUCTURA FANTÁSTICA Y MÍTICA DEL MURAL: SUEÑO Y/O UTOPÍA


          En el mural, aparecen tres figuras humanas en medio de una escena onírica o fantástica con diversos objetos yuxtapuestos que hacen muy denso y complejo el mensaje cultural y estético del pintor. La más importante es una mujer gigante vestida con blusa de manga larga y pantalón, con el cuerpo cubierto parcialmente por un manto con varios pliegues. Su cabellera es larga y trenzada y los rasgos de su rostro son extraños: Una nariz muy breve y un lineal ojo minúsculo. La figura deforme y un tanto grotesca de ella hace pensar que esta mujer es un símbolo, un sueño, una fantasía y un nuevo y original mito del siglo XXI. Su actividad creadora y creativa todavía la hace más compleja, pues toca una extraña arpa integrada por dos bases de madera y varias cuerdas. Por ello, ella representa a la artista de la música que planea y da origen mágica y simbólicamente a los edificios y a las sustancias derivadas de los elementos minerales, propios de la ingeniería y la química, respectivamente. En especial, la mujer de Aragón puede ser mito y divinidad en torno a los mundos de la ingeniería y la química, entre el pasado, el presente y el futuro, dentro de la prodigiosa intuición creadora del maestro. Por ejemplo, Tinajero opina que puede representar a “todas las diosas de la fertilidad”, ya que su fertilidad puede ser de naturaleza cognoscitiva y engendra simbólica y fantásticamente el conocimiento y la educación (9). De esta manera, los objetos materiales y los tiempos históricos convergen en torno a su actividad artística y mágica de tocar un instrumento extraño de cuerdas con sogas e ixtles que puede ser un mágica arpa divina finalmente:
Sostiene a la ciencia, la técnica y el arte, expresado en los libros y en una especie de instrumento que bien puede ser musical o ingenieril y en la otra mano empuña un arco que ejecuta intangible música que nace de los números y de un violoncelo imaginario” (9).
También se miran en la lejanía un hombre y una mujer pequeñísimos y desnudos, justo debajo de la mujer gigantesca. Están sentados en una banca de piedra, espalda con espalda, mirando dos pesados muros concentradamente como una pareja primordial y antigua. Para Tinajero, esta pareja forma parte del sistema de binariedades del mural: Blanco y negro, cima y sima y dos enamorados que contemplan dos paredes (9).



LA PAREJA DE ENAMORADOS Y LOS MINERALES EN "LA MUSICA DE LOS NUMEROS" DE ARAGON


Junto a estas figuras humanas y remotas, se aglutinan diversas figuras objetuales que refuerzan simbólicamente los productos de los números, las sustancias químicas y, en general, de la ingeniería moderna. Entonces, se ven paredes y componentes de la alquimia en la parte inferior del mural: Vasijas, bolas, columnas y una especie de trompo que cuelga de una de las cuerdas de la arpa y se suspende justo arriba de una vasija que contiene un mineral en su duro “vientre”. En tanto, los elementos de la construcción y la capacidad constructiva del ser humano universal se encuentran en la parte superior. A la izquierda del mural, se yergue una pequeña columna o estructura vertical que puede verse como el “esqueleto” o los trazos de los edificios en un plano o pergamino. A la derecha del mural, se desgaja como cascada un pliegue de papel con numerosas celdillas oscuras, desde la parte superior hasta la parte inferior, simulando al mismo tiempo planos de ingenieros, hojas de música y, especialmente, edificios modernos con numerosos ventanales. Arriba, en el centro del mural, se levantan y muro y un arco, otros dos elementos de la construcción. El propio Tinajero ahonda más en el significado cultural profundo de estos objetos, los compara con un filme del cine expresionista alemán y con las ciudades perdidas del desierto mexicano [Cíbola y Quivira] y dice que estos materiales son “átomos a punto de derramarse en quantums, esferas flotantes, ábacos, plomadas, escaleras por las que suben humanos tan pequeños como su ser y que recuerdan el blanco y negro de la Metrópoli de Fritz Lang” (9). En conjunto, estas figuras fantásticas configuran “un mundo emblemático, mediante una travesía de ciencia, arte y alquimia, donde suena la música inimaginable del maestro Aragón” (Chávez 5).
          Como puede verse, el gran mural de Aragón se explica ante todo como una estética de la fantasía por el ordenamiento caótico y aglutinante de la realidad propuesta y por ser personajes distorsionados, obesos y gigantescos o miniaturas. Dentro de esta estética fantástica, puede haber dos principales interpretaciones: 1) Es un sueño, uno de los temas recurrentes de la pintura de Aragón. Por ello, se aglutinan o se yuxtaponen diversos planos espaciotemporales, unidos sutilmente por la música del arpa extraña que parece originarlos. En uno de ellos, emerge un vigoroso paradigma femenino que puede ser una diosa extraña y nueva de rasgos cubistas o un mero símbolo de la creatividad y la construcción humanas, producto de la intuición artística o las raras visiones interiores, las cuales producen al mismo tiempo estructuras curveadas y estructuras geométricas. El propio artista mexicano se asume como un creador intuitivo e interiorista, orientado hacia la magia y las realidades psicológicas misteriosas. En especial, el maestro piensa que en la actividad artística en general los creadores son movidos por “los inductores visionarios” (Aragón 7). Por este motivo, declara que su acto de pintar se acerca a los terrenos de ‘la magia y la parapsicología”, sostiene que las sustancias o pigmentos[2] pueden ocasionar visiones “pato áuricas” o auras de dolor y, especialmente, confiesa que en el proceso de creación de su mural de 2008 percibió “raíces de fragmentos de alfabetos o números aún no inventados y se apoyó especialmente en “símbolos no natos” [las itálicas son mías]  (Aragón 7). Además, desde su primer mural de “dimensión monumental” promovido por el neoyorkino Justin Dart, Aragón apunta que su arte pictórico ya mostraba “visiones interiores” e “influencia onírica” (7). Finalmente, sus clásicas pinturas de caballete sobre numerosos ángeles y dioses revelan un fuerte contenido onírico.
En segundo lugar, “La música de los números” puede verse también como una utopía que utiliza un mundo inventado, con complejos símbolos, aglutinantes espacios, singulares objetos y personajes y tres tiempos o épocas sugeridas. Estos tiempos implican el pasado histórico [los minerales de la alquimia aparecen en la parte inferior del mural], el presente [la representación grafica de los edificios modernos en los pergaminos][3] y el utópico y original futuro [una extraña mujer arpista-ingeniera o artífice creadora que construye o imagina mundos nuevos y participa de los tiempos anteriores como una diosa]. En sentido general, la utopía es “un lugar que no existe” (“Utopía”).[4] Esta utopía fue configurada con objetos conocidos y símbolos nuevos, por lo cual el mural es muy original y denso. Así pues, el brillante mural “La música de los números” ante todo plantea un mundo ignoto y, según Tinajero, esta obra “expresa una filosofía utópico numérica” (9). El propio Aragón considera que “lo desconocido” es “el verdadero campo del arte”, entonces el artista chihuahuense construye “símbolos o signos del pasado y el futuro” (7). De esta manera, alquimia, química, música, arquitectura moderna y una mujer diosa creadora confluyen en el mismo mural, para crear un discurso novedoso y personalísimo.


"LA MUSICA DE LOS NUMEROS": SUENO Y/O UTOPIA


Para potenciar sueño y/o utopía, las figuras emergen en el mural para copular y crear significados nuevos, en su aglutinación y su concentrada presencia en los breves espacios del mural. La mujer giganta ya no es una clásica divinidad como los famosos “ángeles oníricos” creados por el ingenio de Aragón y no tienen alas y rostros desfigurados ni una cara con rasgos faciales extraños y hasta grotescos, sino que ella está vestida en pantalones y blusas contemporáneas. Entonces, es un nuevo arquetipo de la mujer y/o una posible divinidad original y futura de la construcción y la ingeniería, a partir de su ejercicio sofisticado, complejo y refinado del arte de la música. Como posible divinidad, esta mujer se funda en la idea de emerger como un posible mito nuevo y original, una mágica diosa creadora de mundos, situada intemporalmente o en el futuro, dentro de una audaz alegoría que establece una serie de procesos fantásticos en que surgen los campos de la ingeniería y la química. En el sentido estricto del término, el “mito” es “una tradición alegórica que tiene por base un hecho real, histórico o filosófico” (“mito”). Representa, en suma, a la mujer que toca un arpa extraña, con la cual parece construir o trazar el mundo que la rodea con acordes mágicos o imaginación fantástica y participar simbólicamente de algunos tiempos históricos.


2.  LAS TÉCNICAS PICTÓRICAS DE ARAGÓN: TRICROMATISMO Y TEXTURALIDAD


Para potenciar sueño y/o utopía, el artista mexicano utiliza los básicos colores negro, blanco y gris que “bañan” todo el cuadro con una glacial y pétrea realidad paradigmática, un mundo onírico. Por ello, este mundo “inventado” por la imaginación creadora de Aragón se aparta de la tradicional representación en colores, para dar la apariencia de antigüedad y sueño y distanciarse de la racional y lógica época contemporánea y aun del altamente cientificista, tecnológico e informático siglo XXI. Entonces, su prodigioso mural es un mundo arquetípico como el de los sueños o las fantasías, una utopía y un mito. En particular, Aragón explica las técnicas y procesos de pintar este mural del siglo XXI de la biblioteca conjunta de Ciencias Químicas e Ingeniería. Primeramente, la insurgencia de los tres colores fríos mencionados parte de un proceso de decantación, en el cual el pintor se apoya básicamente en “los negros y los blancos, las luces y las sombras” (Aragón 7). De este modo, elimina los colores vivos, tales como los bermellones, los ultramares, los cobaltos, los rojos y sonrosados (7). Es decir, este brote de los colores básicos como centro del mural implica un mundo espectral, propio de los sueños y pesadillas. Este proceso creador es muy similar al de sus cuadros de ángeles, algunos de los cuales se construyen a base de tri-cromatismo también y otros exhiben delicadas tonalidades de colores suaves diversos, amables y tiernos colores pastel. Asimismo, surgen en este mural las sugerentes texturas que lo acercan al relieve o a la escultura en su configuración final, en su apariencia artística. En particular, Aragón cuenta que el poder de los negros y los blancos lo inclina a pintar o trazar “grietas, oquedades, esgrafiados, fisuras, vibraciones tonales, y brillos metálicos”, durante la plasmación de “La música de los números”  (7). En tanto, Tinajero enjuicia que el formalismo del mural adquiere gran fuerza y, por ello, piensa que toda la variedad técnica y los diversos recursos formales desplegados por Aragón al final de cuentas se convierten en protagonistas de la obra: Texturas, rayas, rayitas, craqueladuras, veladuras, planos y ausencias de color (9).


EL MURAL DE LUIS Y. ARAGON SE ENCUENTRA EN LA BIBLIOTECA CONJUNTA DE LAS FACULTADES DE INGENIERIA Y QUIMICA DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIHUAHUA


          Asimismo, el tri-cromatismo del mural de Aragón parece “dialogar” formalmente con los famosos grabados del artista alemán del Renacimiento Alberto Durero. En “La música de los números” son claros los usos del blanco, el negro y el gris. Sin embargo, los mundos o contenidos culturales propuestos por Durero se basan más en la estética y el humanismo renacentistas. Por ello son figuras realistas de proporciones humanas más normales y, algunas veces, expresan un sentido simbólico, alegórico y cristiano. Estos rasgos de contenido son diferentes a los de Aragón y  se observan en los grabados “Melancolía 1” [Un ángel adulto y un ángel niño descansan entre varios objetos, frente a una casa], “San Jerónimo y su estudio” [El santo trabaja en un escritorio, con dos animales cerca y una calavera], y “El caballero, la muerte y el diablo” [un caballero con armadura cabalga rodeado de la muerte y el diablo]. Así pues, estos colores básicos del blanco, el negro y el gris de “La música de los números” significan más bien una asimilación formal en todo caso y un homenaje al artista europeo de parte de Aragón. Finalmente, la estética de este pintor es más contemporánea y es influida más bien por las corrientes vanguardistas [cubismo, surrealismo, arte metafísico], según el cuidadoso examen del dibujo y de los volúmenes de los cuerpos humanos. En realidad, la mítica mujer arpista e ingenieril pertenece a la genealogía de los grotescos ángeles gordos de caras deformes de Aragón.  


3. LAS INFLUENCIAS ARTÍSTICAS EN EL MURAL DE ARAGÓN


          Las numerosos pinturas de caballete y el mural “La música de los números” de Aragón forman parte de un mundo contemporáneo por su tiempo de creación y por el impacto de las corrientes de vanguardia y de otros artistas del siglo XX. En especial, sus figuras humanas son distorsionantes y obesas en extremo exhiben algunas marcas de la influencia del Surrealismo europeo y del arte metafísico. Particularmente, la originalísima apariencia de esculturas de sus personajes humanos y divinos retoma el mundo estatuario, el arte metafísico y los ambientes de vacío y soledad construidos por el pintor griego Giorgio de Chirico (1888-1978), pero sin usar el color en los ambientes espaciales y en los volúmenes de las figuras humanas realistas u oníricas. Por ejemplo, las estatuas y muros de piedra y mármol de Aragón provienen de pinturas como Le Boc Lounge, Melancolía (1916), Los esposos, Ariana, la estatua silenciosa y, en especial, de Las musas inquietantes (1916-1918), entre otras obras de Di Chirico. De este modo, las figuras de “La música de los números” se caracterizan por el mundo estatuario, marmóreo y pétreo de raigambre metafísica y surrealista proveniente de Di Chirico. Son imágenes puramente oníricas y fantásticas, inquietantes por la soledad, el irracionalismo y la complejidad, todas ellas trazadas con el sello original de Aragón, con su propia visión metafísica del mundo: Pinturas marmóreas y pétreas, humanos regordetes que son símbolos, paradigmas, dioses o ángeles, viviendo en el sueño y/o la utopía. En tanto, los rasgos del rostro de la original arpista gigante de “La música de los números” se acercan más a los personajes de las pinturas cubistas del español Pablo Picasso.
Bajo otra perspectiva, este importante mural de Aragón importa algunos elementos de las arquitecturas antiguas y modernas. En particular, Rubén Tinajero observa profundas influencias artísticas que incluyen pinturas, las matemáticas, edificios antiguos de piedra cortada y pulida y pirámides precolombinas de México. De esta manera, piensa que Aragón abreva en el arte moderno europeo, en el arte antiguo plasmado en las ciudades antiguas y en el arte prehispánico de las pirámides. En primer lugar, Tinajero sostiene que el pintor mexicano se inspira particularmente en los cuadros de dos pintores renacentistas: El alemán Alberto Durero (1471-1528) y el griego-español Doménico Theotocopulos, alias El Greco (1541 ó 1542-1614); y en el matemático italiano Fra Luca Bartolomeo Pacioli (1447-1517), quien colaboró con Leonardo Da Vinci y fue el “Padre de la Contabilidad”; asimismo, argumenta que el arte de este mural de 2010 se inspira en las paredes de las ciudades de Petra [antigua ciudad del sur de Jordania, con arquitectura de roca cortada], Palmira [Colombia], Etra y Pompeya [ciudad romana destruida por erupción de un volcán en 79 d. C.]; y, finalmente, Tinajero asegura que el “carácter pétreo” de este mural de Aragón está influido por las pirámides de Cacaxtla [Tlaxcala, México] y Bonampak [Chiapas, México] (8).


RUBEN TINAJERO ESCRIBIO UN TEXTO INCLUIDO EN EL CUADERNO "LA MUSICA DE LOS NUMEROS DE LUIS Y. ARAGON [CHIHUAHUA: UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIHUAHUA, 2008], EN EL CUAL APARECE UN FOTO DEL ARTISTA CHIHUAHUENSE.




CONTRAPORTADA DEL CUADERNO "LA MUSICA DE LOS NUMEROS DE LUIS Y. ARAGON", EN EL CUAL COLABORAN RAUL CHAVEZ, LUIS Y. ARAGON, RUBEN TINAJERO Y RAMON GERONIMO OLVERA.



4. MURAL ANTI-TRADICIONAL Y COMPLEJO


Así pues, “La música de los números” es un mural poco ortodoxo y anti-tradicional. Representa indirectamente los mundos racionales de la alquimia y la química y de la ingeniería, pero con la perspectiva artística del sueño, la utopía y el irracionalismo. Por ello, Aragón es un artista supremo y muy original, que trabaja más que nada con la intuición, la fantasía y el onirismo. Por esta aproximación ilógica y hasta simbólica, la narrativa de su mural es un mundo complejo en significados. Sin embargo, los espectadores de diferente nivel educativo pueden admirar la natural belleza del dibujo, los volúmenes y el colorido básico. Otros más avezados en el arte pueden entender la visión artística de su creador más profundamente. Por un lado, sus figuras, espacios y objetos seducen a los espectadores en primera instancia por sus texturas, sus glaciales colores, sus personajes divinizados, poéticos y/o grotescos y, en general, por el vuelo de la fantasía y por la mera invención de mundos inusitados. Por otro lado, sus mensajes son huidizos, ambiguos y complejos, difíciles de interpretar racionalmente. En “Grafía de lo invisible”, Olvera piensa que el mural de Aragón se aparta de la narrativa tradicional, propone ante todo una “erosión metafísica” y, en consecuencia, “La música de los números” puede aparecer como una obra “inasible” que, finalmente, construye “la grafía de lo invisible” (11).
Como se ve, este mural puede calificarse de altamente simbólico, onírico, utópico, mítico y hasta metafísico, puesto que esconde significados profundos. Para plasmarlo en esa biblioteca universitaria, Aragón eliminó el referente concreto del espacio educativo, las imágenes tradicionales y el estilo realista y figurativo tradicional con ingenieros y químicos en escena, dentro de laboratorios o ciudades. Prefirió pintar una propuesta más elaborada y plasmó símbolos densos, figuras grotescas y una yuxtaposición de figuras y objetos que, al abordarse en la mera superficie, se ven como un homenaje a la ingeniería y a la química. Varios de los objetos que se miran en la obra son conocidos: Rocas, muros, vasijas, estructuras de construcción. También, el contexto externo ayuda a los espectadores a entender el mural: Está justo adentro de la biblioteca conjunta de las citadas facultades universitarios.
Frente a estas imágenes conocidas, los elementos perturbadores son la música, la extraña arpa y la mujer gigante. Más adentro de sus imágenes visuales y sus componentes espaciales y temporales y del peculiar arte pétreo y estatuario de Aragón, se ve un mundo de sueños y una utopía de artista autónomo, original e intuitivo; se ven influencias artísticas asimiladas; se ven símbolos nuevos; se observa un nuevo mito del siglo XXI; se intuyen tiempos superpuestos. Al respecto, Tinajero observa que “la pared de Aragón dice más de lo que sabe” (8). En primer lugar, Aragón asume una postura femenina y elige a una mujer como centro del mural: Es el gran paradigma de la creación artística y puede ser hasta una nueva divinidad creadora y moderna. En segundo lugar, los edificios modernos del ángulo superior derecho del mural brotan del lenguaje y los números y son como páginas de un libro. De este modo, se cuestiona la relación entre realidad y representación. Al mismo tiempo, estos pliegos de papel hacen referencia a la construcción y a los libros como componentes básicos de la ingeniería, en los cuales se advierte un futuro: La construcción de edificios modernos. En tercer lugar, el mural rompe también la tradicional división de los tiempos y épocas históricas, para yuxtaponer pasado, presente y futuro y fusionar sueño y realidad, historia y utopía. En resumen, estas tres hondas visiones artísticas e intelectuales de Aragón son posibles en el mundo del sueño y la utopía. Por ello, el artista mexicano pinta un mural, se aparta de la clásica narrativa realista derivada del Muralismo mexicano y se aleja de la estricta referencialidad de los murales tradicionales de las universidades mexicanas y de Occidente.


FOTO DEL MURAL DE ARAGON EN EL CUADERNO "LA MUSICA DE LOS NUMEROS DE LUIS Y. ARAGON".  EN EL DISENO FOTOGRAFICO DE ESTE TEXTO COLABORARON HECTOR JARAMILLO, ELIA FERNANDEZ Y OSCAR PALOMARES.



5. LA MUJER DIOSA


La figura gigantea y obesa de la mujer es un símbolo dentro de una alegoría nueva con la fusión de pasado, presente y futuro. Ella parece como una diosa antigua de la música, una divinidad presencial y creadora del mundo que la rodea, un nuevo mito inventado por la imaginación del artista chihuahuense: Un mundo de sueño, de pasado, de futuro, una universo divino donde se traza una realidad terrenal donde la química y los edificios son el referente central. La escena luce plenamente onírica y fantástica, como es propio del estilo original de Aragón en sus pinturas, especialmente. Aunque parece humana, esta arpista gigante también luce como una estatua obesa, como muchos de los famosos “ángeles oníricos” y las divinidades extrañas de Aragón. En particular, esta mujer no tiene rasgos en el rostro y su cabello se ve finamente trenzado. Viste pantalones y una larga manta flota, dentro de un mundo de sueños, glacial, pétreo, estrictamente tri-cromático.
En general, el mural del maestro Aragón exhibe un universo aglutinante de figuras humanas y objetuales, básicamente, presididas por una poderosa mujer-diosa. Es un mundo propio de la ingeniería y la química. En este mundo objetual de piedras, columnas, paredes, vasijas y edificios, la figura humana central de Aragón es una deidad, pero su figura se ve hierática, marmórea y pétrea y, por ello, parece también más como parte de un sueño del artista creador o una elaborada visión fantástica y simbólica del mundo de las ciencias a las que rinde homenaje en el campus universitario. En tanto, los objetos aluden más al campo de la ingeniería y la química misma y son más realistas dentro del baño glacial del blanco y negro que domina todo el mural. Como “Los ángeles oníricos” de Aragón, las figuras humanas son estatuarias, propias de la pintura, de los relieves en edificios y de la escultura, trazados con un estilo parecido al arte antiguo grecolatino, figuras que son imaginadas y plasmadas con la magia de un artista refinado, original, exquisito. En este mundo pétreo, la mujer diosa es gigante y participa como centro en los procesos de exploración y construcción de las ciencias de los números, de la ingeniería y la química.



OTRA FOTO DEL MURAL EN EL CUADERNO "LA MUSICA DE LOS NUMEROS DE LUIS Y. ARAGON" CON DISENO DE HECTOR JARAMILLO, ELIA FERNANDEZ Y OSCAR PALOMARES


            6. CONCLUSIÓN: CREACIÓN Y CONSTRUCCIÓN


La música de los números” de Luis Y. Aragón plantea la fusión de números y música, ciencia y arte, mediante su clásico estilo marmóreo, glacial, pétreo, lleno de grietas y sugerentes técnicas que mezclan la pintura y la escultura. Así, las ciencias de los números son como el arte sutil de la música. En el mural, el ser humano universal desempeña una tarea constructiva y constructora. Por ello, la mujer arpista o chelista es gigante, divina y protagónica del mural y ejecuta en su extraño instrumento musical las notas que proyectan trazos, estructuras, pliegos, signos, edificios.
Narrativa lúdica, onírica, simbólica y hasta alegórica, este mural sugiere el mundo de los números como pieza esencial de trabajo intelectual de los ingenieros, expone edificios y cálculos de manera simbólica y reconcentrada, como una alquimia misteriosa que funde notas musicales y números, una alquimia que dice y no dice, que enseña y oculta. Este mural del siglo XXI es un homenaje quintaesenciado al trabajo de los ingenieros constructores de edificios, muros y torres, un homenaje que mezcla la música de cuerdas con las matemáticas. Es un homenaje a la alquimia y a la química.  
Como mural monumental, muestra el clásico y señero estilo artístico de Luis Y. Aragón: Estatuas del sueño como en la pintura surrealista y metafísica del pintor griego Giorgio de Chirico. Sin embargo, su pensada y bien desarrollada técnica textural, le da realce a su original estilo artístico: Figuras humanas pétreas que revelan esoterismo, misterio, alquimia, belleza glacial, fantasía, sueño, divinidad, utopía, mito.
Finalmente, el mural “La música de los números” es un universo altamente reconcentrado y yuxtapuesto para interpretar y reinterpretar, objeto por objeto, figura por figura, tiempo por tiempo. “La pared de Aragón dice más de lo que sabe” (Tinajero 8). Como centro neurálgico del mural, la mujer arpista, la mujer intelectual, emerge como el divinal centro creador de arte, ciencia, cultura, edificios que son sueños, juego, misterio, símbolos. No es un hombre el protagonista de esta enorme pintura que adorna la biblioteca universitaria mencionada, un hombre más propio para una carrera y una profesión más destinada históricamente a las personas del sexo masculino. En este caso, la mujer es la criatura creadora, según la visión de Aragón.  
Aragón se proyecta como un gran pintor en blanco, negro y gris y como un escultor con poderosas texturas de líneas, pliegues, arrugas, huecos, dobleces que resaltan mágicamente su cuadro. Entonces, su duro arte pétreo y marmóreo fija la imagen, la idea, el concepto, el símbolo. Pero estas marcas estilísticas del pintor no son relieves, son vigorosas texturas que embellecen el mural y adensan los significados culturales y estéticos. El perfecto dibujo de Aragón, el volumen exacto de cuerpos y objetos, sus figuras humanas distorsionantes y el cromatismo básico de blanco, negro y gris, todo ello expresa altos significados. Estos sentidos son que el arte de los números, la belleza de la ingeniería, la gestación de los edificios ingenieriles, la fuerza de la invención y la creatividad como sueño y alegoría muy personal pueden ser producto de una nueva divinidad femenina y emergen, se cristalizan, permanecen en el tiempo, construyen conocimiento y verdad, realidad y sueño, utopía y mito. Para Raúl Chávez, el concepto esencial que domina el mural es la construcción: “La construcción del conocimiento, la construcción del arte, en fin, la construcción de una sociedad concertada” (5).
Finalmente, la perspectiva estética de Aragón plantea la antigua unión de las humanidades y las ciencias: La fusión de arte e ingeniería y química, de la música y la alquimia, la creación y la construcción, belleza y razón. Arte primitivo y arte moderno, especie de pintura rupestre y mural sin colores intensos y vivos, grabado y pintura, vieja película surrealista del cine mudo en blanco y negro con figuras cubistas, “La música de los números” se petrifica en una sola escena multi-espacial y multi-temporal, dentro del espacio amable de la biblioteca, una pintura gigante que dialoga con la escultura, una propuesta estética de vivir sueño y utopía, en medio del capitalismo global y multinacional, de un mundo externo y social altamente tecnológico, lógico y racional. El mural de Aragón representa un profundo tributo a la creación y la creatividad humana mismas. De este modo, las notas musicales y los números reconcentran una parte de la historia de la humanidad y configuran cultura y civilización.


7. ARAGÓN: UNO DE LOS DIEZ GRANDES ARTISTAS CHIHUAHUENSES DEL SIGLO XX


Luis Y. Aragón (1939—) es escultor, pintor y muralista, nativo de la ciudad de Chihuahua. Cuenta con numerosas obras en México y los Estados Unidos y exhibiciones en más de veinte países. La colección de doce cuadros y esculturas “Los Ángeles Oníricos” es muy representativa de su arte por las imágenes surrealistas; por la recreación muy original, lírica y/o humorística de las figuras de los ángeles cristianos: por el peculiar estilo marmóreo y pétreo; y por la fusión entre pintura y escultura. Estas pinturas, pues, quintaesencian lo mejor del arte de Aragón y forman parte de una colección permanente depositada en la Sala Luis Y. Aragón del Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros” de la ciudad de Chihuahua. Recibió el premio Gawí Tónara en 2010, entre otras distinciones nacionales. Durante los últimos tres años, participó en dos exhibiciones de arte en la ciudad de Chihuahua: Entre el 19 de febrero y el 26 de mayo de 2014, presentó su muestra individual “Homenaje a Luis Y. Aragón. La Aragonesa” en el Centro de Desarrollo Cultural. En abril de 2016, exhibió sus cuadros recientes en el Polifórum Cultural Universitario, bajo la muestra colectiva “Auspicios” en compañía de Tita Bilbao y de su hija Nayura Aragón Herranz.  



EL ARTISTA CHIHUAHUENSE LUIS Y. ARAGON [FOTO DEL CUADERNO "LA MUSICA DE LOS NUMEROS DE LUIS Y ARAGON", EDITADO POR LA UACH EN 2008]


Con esta trayectoria tan importante, Aragón es uno de los grandes artistas plásticos mexicanos del siglo XX y forma parte de los diez mejores artistas chihuahuenses del siglo XX. Esta lista fue integrada con artistas nativos y no nativos del Estado de Chihuahua por parte del autor  del presente artículo. Estos diez artistas son David Alfaro Siqueiros, Jesús Helguera, Aurora Reyes, Águeda Lozano, Enrique Carbajal Sebastián, Benjamín Domínguez, Aarón Piña Mora, Leandro Carreón, Antonio González Orozco y Luis Y. Aragón. Esta lista apareció en el artículo “Chihuahuenses destacados en arte, cine, literatura, música y política”, el cual fue publicado en el presente Blog el pasado domingo 28 de febrero de 2016. Los gentiles lectores pueden consultar este escrito en el siguiente sitio: https://roblesoscar6.blogspot.mx/2016/02/chihuahuenses-destacados-en-arte-cine.html.
Asimismo, los amables lectores pueden revisar el texto “Luis Y. Aragón: Ángeles, onirismo y pinturas texturales en el Centro de Desarrollo Cultural de Chihuahua”, el cual apareció el pasado jueves 26 de junio de 2014 en el siguiente sitio:


Obras citadas
Aragón, Luis Y. “La música de los números.” La música de los números. Por Luis
Y. Aragón. Chihuahua: Universidad Autónoma de Chihuahua, 2008. 6-7.
Chávez Espinosa, Raúl Arturo. Presentación. La música de los números. Por Luis
Y. Aragón. Chihuahua: Universidad Autónoma de Chihuahua, 2008. 4-5.
“Mito.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ed. 1991.
Olvera, Ramón Gerónimo. “La grafía de los invisible.” La música de los números.
Por Luis Y. Aragón. Chihuahua: Universidad Autónoma de Chihuahua, 2008. 10-11.
Tinajero Medina, Rubén. “Si las paredes hablaran.” La música de los números.
Chihuahua: Universidad Autónoma de Chihuahua, 2008. 8-9.
“Utopía.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.


[TODAS LAS FOTOS INCLUIDAS EN ESTE ARTICULO FUERON TOMADAS POR OSCAR ROBLES EN LA BIBLIOTECA CONJUNTA DE LAS FACULTADES DE INGENIERIA Y QUIMICA DEL CAMPUS DOS DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIHUAHUA DE LA CIUDAD DE CHIHUAHUA]






[1] En su texto “La música de los números”, Luis Y. Aragón explica con un par de sinestesias la fusión de pintura y música y apunta que en el trazo del boceto del mural puede “escuchar a las rayas y ver a los sonidos” y señala que percibe “los sonidos de seres que fueron o serán”, como una manera de mezclar pasado y futuro (7).

[2] Entre estas sustancias o ingredientes, Aragón menciona “solventes, aglutinantes, trementinas, tintas, emanaciones de pigmentos volátiles, efluvios alquímicos” (7).

[3] Estos pergaminos sugieren planos de ingenieros y, como consecuencia, proyectan las futuras “ciudades industriales escondidas en el papel” (Tinajero 9).

[4] La palabra “utopía” fue inventada por el canciller inglés Tomás Moro, quien planteaba un “país imaginario” en la novela política y social Utopía (1516).

jueves, 15 de diciembre de 2016

"SINFONIA DE COLORES Y METALES": PINTURA Y ESCULTURA DE GRAN CALIDAD EN CHIHUAHUA

SINFONÍA DE COLORES Y METALES”: PINTURA Y ESCULTURA DE GRAN CALIDAD EN CHIHUAHUA




ÓSCAR ROBLES





          La muestra “Sinfonía de metales y colores” contiene obras de Manuel Felguérez, Aarón Piña Mora, José Arreguín, Leonardo Nierman, Batia Baturska y otros artistas. Fue una magnífica exposición de arte que mostró armonía, belleza y variedad en el Centro de Desarrollo Cultural (CDC) de la ciudad de Chihuahua. Estas piezas eran pinturas y esculturas que se exhiben periódicamente en dicha ciudad norteña y conforman muestras itinerantes en diferentes ciudades de México, durante cada año. Todas las obras integran una colección permanente del Museo Casa Redonda de la capital del Estado de Chihuahua. Para ejemplificar la calidad de esta muestra, he aquí una breve descripción de cuatro de las piezas mostradas y una información básica sobre la muestra:

1. “CAÑÓN DE LA HUASTECA” [Acrílico sobre tela, 100 x 120 cm, 1994] de la talentosa Batia Baturska [Polonia, 1933—]. En el cuadro, tres luminosas colinas construyen el paisaje natural, envueltas en halos de luz amarilla que brotan del fondo de la pintura. Una es de color naranja, otro de rojo oscuro y otra en color rojo claro: Tres colores muy vivos y puros. En esta prodigiosa escena natural, un arroyito naranja corre justo al pie de la colina más oscura, la cual está situada en el primer plano de la obra.
En general, las tres montañas son figuras básicas en su dibujo, pero mágicas y poderosas por su tri-cromatismo vigoroso e intenso. En realidad, el fragmento de sierra plasmado parece una escena de sueño: Son mágicas y fantásticas montañas. En especial, la colina del fondo, de color naranja y de apariencia casi fantasmal, potencia el amarillo sol del extraño cielo. Seducen más los colores que el tenue y sugerente dibujo. Así pues, los elementales contornos permiten el estallido de colores vivos y puros que llenan de magia el paisaje tan alegre y solar.

          2. “NACIMIENTO DEL RELÁMPAGO” [Mixta sobre fibracel, 120 x 90 cm, 1991] de Leonardo Nierman [México D.F., 1932—]. Puede ser vista como una pintura figurativa y abstracta a la vez. En el cuadro, varias densas nebulosas naranjas, blancas, negras, marrones y rojas convergen en un espacio celeste y configuran el estallido del relámpago con sus luces poderosas y variadas, plenas de belleza.
Dentro de este nivel figurativo, las luces convergentes y encendidas pueden representar simbólicamente el proceso creador de belleza dentro de la imaginación del artista, su epifanía creadora. De este modo, el relámpago puede ser el símbolo del arte mismo. Nebulosas densas como aceite luminoso, estas nubes ocultan un casi imperceptible cielo azul oscuro. La armonía de colores claros y sombríos puebla todo el cuadro, pues es una escena vista desde el extremo acercamiento en el único y primerísimo plano del lienzo. Finalmente, la obra de Nierman plasma nubes de luz en el cielo y un paisaje abstracto de pura belleza pura del color.

3. “ÉSE ES EL PUNTO” [Mixta sobre papel, 81.5 x 65 cm, 1998] de José Arreguín [México, D. F. 1941—]. Es una pintura figurativa con un mensaje creativo y crítico sobre el hombre contemporáneo y sobre el intelectual. En el centro de la obra, un hombre de piel gris y negra viste camiseta de tirantes verdes. Traza o escribe algo en un papel color marrón. Está sentado en un sillón azul, sobre una mesa con tonos azul claro, gris y amarillo claro. Una lámpara ilumina la mesa, a la derecha del hombre y al fondo se ve una pared gris. En especial, los volúmenes geométricos y los colores lisos implican un mensaje profundo sobre el ser humano. Particularmente, el hombre no tiene rostro y solamente se muestra un hueco a su derecha y un breve punto blanco justo al frente de la escena.
Los dibujos precisos y las coloraciones claras y oscuras componen el mundo humano y objetual de la pintura, para dar una armonía a toda la composición. Es una visión un tanto cubista del ser humano creador y creativo, artista o escritor o arquitecto. En la escena, el hombre laborante y solitario descubre la idea brillante que anuncia el título del cuadro. Esta idea aparece externamente y rompe el figurativismo y el realismo de la obra, para proyectar dimensiones fantásticas y simbólicas. Entonces, el pequeño punto blanco que ilumina su rostro es la idea y hay un sesgo irónico y un tanto humorístico de parte del pintor. Por otro lado, el geometrismo encierra otro mensaje: Representa la reducción del trabajo humano, la cosificación del hombre. Camino al arquetipo o paradigma, el arista plasma un concepto de ser humano en el siglo XX: Un creador o pensador está contaminado por la deshumanización del trabajo contemporáneo en una oficina. Finalmente, el hombre y su entorno físico lucen como cartón y como mero artificio, de acuerdo a una posible lectura cultural del cuadro.

4. “ESCALADOR DE MONTAÑA” [Acero a base de soldadura, 61 cm, 2005] de Rogelio Madero de la Pena [Torreón, Coahuila, 1936-2014]. Esta escultura es una miniatura de una escena de escalar montanas que adquiere niveles paradigmáticos. En general, la escena está formada por dos columnas de metal que simulan las escarpadas montañas, las cuales se elevan y relumbran con su acerina belleza metálica brillante. Las dos puntas apenas se separan y dejan un pequeño espacio hacia el vacío y el peligro de caer. Las partes laterales de la montaña lucen rugosas como rocas y sus frentes son pulidos y brillosos. Justo entre las dos salientes de la montaña, un pequeño hombrecillo desnudo intenta pasar del lado izquierdo de la montana hacia el lado derecho, el cual es un poco más elevado que el otro. Para ello, este hombre se sujeta con sus brazos y pone su pierna derecha en la cumbre más alta.
En un primer mensaje de la efigie, el hombre se ve pequeño frente a la naturaleza. Sin embargo, arriba de las montañas majestuosas, su arduo esfuerzo físico humano exalta la hazaña de un deportista, hazaña del ser humano. Además, el hombre luce como un atleta musculoso, hercúleo. Es el arquetipo del escalador. Por eso, el hombre anónimo y mínimo está desnudo y las rocas son una gran concentración de colinas siluetas delgadas. En resumen, es una bella escultura con básicos elementos: Hombre y naturaleza. En tanto, el estilo figurativo enseña las tallas precisas de las montañas y sus formas y volúmenes perfectos seducen la mirada de los espectadores y, entonces, se congela la hazaña del hombre en el centro de la efigie y de la escena, bajo una perspectiva visual similar a la imagen fotográfica o cinematográfica captada desde la distancia de un avión o helicóptero.
Sinfonía de colores y metales” es una gran sinestesia que hace honor a la belleza sensual de todas las piezas exhibidas, sonidos, colores y formas que cristalizan la armonía y la simetría del arte de todas las pinturas y las esculturas de la brillante muestra. En total, consta de veinticuatro piezas de arte y fue presentada en el Centro de Desarrollo Cultural de la ciudad de Chihuahua, durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre de 2015. Todas las obras forman parte de la Colección del Museo Casa Redonda de la ciudad de Chihuahua. Eran dieciséis pinturas y ocho esculturas de artistas chihuahuenses, mexicanos, estadounidenses y europeos.
Entre estas obras de arte, los espectadores disfrutaron de un cuadro de mujeres menonitas del hidalguense Aarón Piña Mora, una pequeña y curiosa escultura de un mariachi gordinflón y cómico y una escultura moderna en metal de un vigoroso caballero águila propio de la cultura azteca prehispánica; y gozaron de la efigie “Toro 20” hecha por Alberto García Nava, quien colaboró arduamente con el escultor Ricardo Ponzanelli en la talla de la bella escultura religiosa dedicada a San Miguel Arcángel, la cual se eleva majestuosamente sobre una gigantesca columna situada en la Plaza Mayor y ya es uno de los símbolos culturales del Centro Histórico de la ciudad de Chihuahua. 
En tanto, el cartel de presentación de la muestra destacaba los colores intensos del cuadro “Nacimiento del Relámpago” de Luis Nierman; el estilo cubista de la obra de José Arreguín en la pintura “Ése es el punto”; el estilo del Renacimiento italiano en la obra del oaxaqueño Álvaro Santiago Díaz; los sueños que se separan y se unen en segundos en la exquisita y luminosa pintura abstracta “Piedra encendida” de Manuel Felguérez, plena de fastuosos amarillos.

Ojalá se vuelva a presentar esta colección del Museo Casa Redonda en los museos de la ciudad de Chihuahua y las instituciones culturales y universitarias continúen con su gran labor de difundir el arte chihuahuense, mexicano y extranjero, en un tiempo de gran crisis social. 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

LOS MEJORES ESCRITORES MEXICANOS INDIGENAS, NOVOHISPANOS, MODERNOS, CONTEMPORANEOS Y ACTUALES

LOS MEJORES ESCRITORES MEXICANOS INDÍGENAS, NOVOHISPANOS, MODERNOS, CONTEMPORÁNEOS Y ACTUALES


ÓSCAR ROBLES



          ¿Quiénes fueron los mejores escritores en la historia de la literatura mexicana, desde los indígenas prehispánicos al siglo XX? ¿Quiénes son los mejores narradores mexicanos durante las dos primeras décadas del siglo XXI?


1. LA LITERATURA MEXICANA: DE LA ÉPOCA PREHISPÁNICA A LA EPOCA CONTEMPORÁNEA


Los “antiguos mexicanos” escribieron en lenguas indígenas maya y náhuatl, no forman parte de una nación en el sentido moderno del término y sus obras aparecen creadas y/o publicadas durante la Época Prehispánica y la Época Colonial de la historia de México y de la literatura mexicana. Entre estos autores, la vida y la obra del “Rey Poeta” Netzahualcóyotl es muy trascendente por las hondas imágenes poéticas de las flores y los cantos, especialmente. Al lado de este rey de Texcoco, relucen las obras mayas de tema religioso y mítico el Chilam Balam (siglos XVI y XVII d. C.) y el Popol Vuh (siglo XVIII d. C.) de autores anónimos. Como se ve, estas obras fueron publicadas durante la Colonia.
En la Nueva España, los cronistas de la Conquista eran los grandes narradores y la ficción narrativa tenía escaso desarrollo. En especial, Bernal Díaz del Castillo y Álvar Núñez Cabeza de Vaca crearon crónicas memorables de gran calidad literaria y un alto contenido sobre la historia de la Conquista y la Exploración por territorios de lo que se convirtió en la poderosa Nueva España, entre los siglos XVI y XVIII. Entonces, los mejores escritores novohispanos eran poetas y dramaturgos principalmente y estaban muy influidos por la corriente literaria y artística del Barroco. Destacaron la poeta y dramaturga Sor Juana Inés de la Cruz; el poeta Francisco de Terrazas; Carlos de Sigüenza y Góngora, quien fue el autor de la novela Los infortunios que Alonso Ramírez natural de la ciudad de San Juan de Puerto Rico padeció en poder de ingleses piratas (1690); y el dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón, entre otros.
En el siglo XIX, el Neoclasicismo, el Romanticismo y el Modernismo contaron con diversos poetas destacados. En primer lugar, sobresalen las figuras de dos poetas neoclásicos: Fray Manuel Martínez de Navarrete y José Joaquín Pesado. En segundo lugar, los poetas románticos crearon una obra importante y brillan los nombres de Manuel María Flores, Ignacio Manuel Altamirano y Manuel Acuña, entre otros. En especial, los poetas modernistas mexicanos crearon y consolidaron una corriente poética original de Hispanoamérica que fue la primera contribución original de toda la América Hispana a la literatura occidental. Descuellan en este grupo Salvador Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Nájera, Amado Nervo, quienes publicaron una buena parte de su obra en el siglo XIX. Por otro lado, Fernando Calderón es un dramaturgo importante de la literatura mexicana moderna. Finalmente, los cuentistas y novelistas mexicanos siguieron las tendencias literarias del Neoclasicismo, el Romanticismo, el Realismo y el Naturalismo. Bajo estas corrientes, brotó el arte narrativo de Joaquín Fernández de Lizardi, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Payno, José López Portillo y Rojas, Emilio Rabasa, Rafael Delgado, José Tomás de Cuellar, Vicente Riva Palacio, Federico Gamboa y otros narradores más.
En el siglo XX, emerge vigorosamente la literatura mexicana contemporánea con nuevas técnicas, temas y enfoques. La lista de grandes escritores es muy larga, pues la literatura mexicana floreció en todos los géneros literarios. Por ejemplo, abundan los poetas destacados: Enrique González Martínez, Alfonso Reyes, Ramón López Velarde, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Alí Chumacero, Octavio Paz, Efraín Huerta, Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde, Marco Antonio Montes de Oca, Jaime Sabines, David Huerta, Alberto Blanco, Francisco Hernández, entre muchos. En dramaturgia, se puede mencionar la obra cimera de Rodolfo Usigli, Emilio Carballido, Vicente Leñero, Sabina Berman y Víctor Hugo Rascón, entre otros.
Dentro de la narrativa mexicana contemporánea, los escritores publicaron cuentos y novelas bajo el impulso de la Narrativa de la Revolución Mexicana, el Regionalismo, el Realismo Mágico, el Boom, el Post-Boom, la Nueva Narrativa Hispanoamericana y la Narrativa Femenina. Especialmente, sobresalieron Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Rafael Felipe Muñoz, Gregorio López y Fuentes, Agustín Yáñez, José Revueltas, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, Elena Garro, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Sergio Pitol, Sergio Galindo, José Agustín, Gustavo Sáinz, Ignacio Solares, Ángeles Mastretta, Carmen Boullosa, Carlos Montemayor y otros más.


2. LOS ESCRITORES MEXICANOS DEL SIGLO XXI BAJO EL CAPITALISMO MULTINACIONAL Y LA VIOLENCIA NACIONAL


En el siglo XXI sigue la cosecha de gran literatura mexicana con abundantes creadores en todo el territorio nacional. En la revista Life and Style del 3 julio 2015, Amílcar Olivares hace una lista de veinte escritores mexicanos claves o imprescindibles del siglo XXI. Estos artistas de la palabra son narradores en su mayoría y producen su obra en tiempos de capitalismo multinacional y de la crisis nacional causada por la violencia mexicana. A continuación, se reproduce esta lista de brillantes cuentistas y novelistas de origen mexicano. Particularmente, el presente autor agrega algunas de las obras representativas de estos escritores, las cuales han sido publicadas en editoriales de renombre nacional e internacional y hasta han sido premiadas en algunos casos.

1. Juan Villoro, autor de las novelas El testigo (2004) y Arrecife (2012).
2. Cristina Rivera Garza: Nadie me verá llorar (1999) y El Mal de la Taiga (2012)
3. Jorge Volpi: En busca de Klingsor (1999) y Memorial del engaño (2014)
4. Guillermo Fadanelli: Hotel DF (2011) y Mis mujeres muertas (2012).
5. Guadalupe Nettel: El huésped (2006) y Después del invierno (2014).
6.  Alberto Chimal: Los esclavos (2009) y La torre y el jardín (2012).
7. Álvaro Enrigue: La muerte de un instalador (1996) y Muerte súbita (2013)
8. Julián Herbert: Un mundo infiel (2004) y Canción de tumba (2011).
9. Xavier Velasco: Luna llena en las rocas (2000) y Diablo guardián (2003).
10. Tryno Maldonado: Temporada de caza para el león negro (2009) y Teoría de las catástrofes (2010).
11. Antonio Ortuño: El buscador de cabezas (2006) y La fila india (2013).
12. Mario Bellatín: Salón de belleza (1999) y El jardín de la señora Murakami (2000).
13. Ana Clavel: Las violetas son flores del deseo (2007) y Las ninfas a veces sonríen (2013).
14. Carlos Velázquez: La Biblia Vaquera (2011) y El karma de vivir en el norte (2013).
15. Magali Tercero: Cien freeways: DF y alrededores (2009) y Cuando llegaron los bárbaros. Vida cotidiana y narcotráfico (2012).
16. Bernardo Fernández, alias BEF: Tiempo de alacranes (2005) y  Hielo negro (2011).
17. Elmer Mendoza: Un asesino solitario (1999) y Balas de plata (2008).
18. Luis Humberto Crosthwaite: El gran preténder (1990) y Estrella de la calle sexta (2000).
19. Daniel Saldaña París: Esa pura materia (poesía, 2008) y En medio de extrañas víctimas (2013).
20. David Miklós: El abrazo de Cthulhu (2013) y Dorada (2014).


3. CUATRO MEXICANOS GANADORES DEL PREMIO MIGUEL DE CERVANTES EN EL SIGLO XXI


    En conclusión, la literatura mexicana actual continúa produciendo grandes escritores en el siglo XXI, proponiendo nuevos temas y originales técnicas narrativas y recreando las nuevas realidades nacionales de México, durante el capitalismo global, la emergencia de las nuevas tecnologías y la anticultura de la violencia. Varios de los escritores citados han ganado diversos premios nacionales e internacionales y han publicado en las mejores editoriales mexicanas y extranjeras. Los críticos y profesores universitarios ya tienen un gran material para examinar y contextualizar a estos talentosos escritores.
En consonancia con la emergencia de estos nuevos escritores de la primera y segunda décadas del siglo XXI, México ocupa el segundo lugar con más premios Miguel de Cervantes con un total de seis preseas, justo detrás de la dominante España. En el siglo XX, el poeta y ensayista Octavio Paz y el cuentista, novelista y ensayista Carlos Fuentes se habían acreditado este importante premio en 1981 y 1987, respectivamente. En el siglo XXI, la cuota de ganadores aumentó sensiblemente y recibieron esta distinción cuatro escritores mexicanos del siglo XX en un periodo de diez años solamente. Todos estos triunfos  en el llamado “Nobel en Lengua Española” legitiman la trascendencia de la literatura mexicana en la lengua de Cervantes. Estos escritores son precisamente Sergio Pitol, ganador en 2005; José Emilio Pacheco, en 2009; Elena Poniatowska, en 2013; y Fernando del Paso, en 2015. De esta manera, los cuatros artistas de la palabra mexicanos ya son firmes candidatos al Premio Nobel de Literatura en el futuro cercano.
Con los veinte escritores enlistados por Amílcar Olivares en la prestigiosa revista Life and Style, se siembra la esperanza de que la cultura mexicana coseche nuevos, genuinos y vitales imaginarios literarios en los próximos años, justo cuando México atraviesa una difícil crisis nacional.  



Obras citadas
Olivares, Amílcar. “Los 20 escritores mexicanos actuales imprescindibles.” Life
and Style. Think like a Man. 29 noviembre 2016. Com Score. 3 julio 2015. <http://lifeandstyle.mx/cultura/2015/07/03/20-escritores-mexicanos-actuales-imprescindibles>.


                                                                                                

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