LA RELIGIÓN NAHUA EN LA SERPIENTE EMPLUMADA DE
D. H. LAWRENCE
Por Óscar Robles
En La
serpiente emplumada (1926) de David Herbert Lawrence, la viuda irlandesa
Kate Leslie viaja a México y enfrenta un choque cultural con la barbarie, la
pobreza, el crimen y la violencia durante la etapa posrevolucionaria de la década
de los veinte. Vive primero en la Ciudad de México y luego en Sayula, Jalisco,
donde descubre una extraña insurrección de orden religioso: el rico hacendado
Ramón Carrasco intenta restaurar la antigua religión nahua y sustituir el
catolicismo entre los pobladores de la región de Jalisco. En sí, el título de
la obra reconcentra el tema central: la serpiente emplumada es la representación
mítica del dios Quetzalcóatl, cuyos antiguos ritos pretenden ser revividos por
el pueblo de Sayula, bajo el impulso de Carrasco.
En ese
contexto social, la europea se imbuye en esa fascinante misión de un idealista,
utopista y crítico de su tiempo histórico, a la vez que observa los peculiares
rituales antiguos de los llamados “Hombres de Quetzalcóatl”, establecidos por
Carrasco en su propia hacienda de Jamiltepec y en el templo católico de Sayula.
Aunque piensa regresar a Inglaterra, Leslie se interna en el mundo vital y
fascinante de Carrasco, con quien establece una afinidad emocional y una
empatía intelectual. Al mismo tiempo, se enamora poco a poco del militar
Cipriano Viedma, gran amigo del citado finquero, con quien desarrolla una relación
sexual muy profunda.
En una
de sus periódicas visitas a Jamiltepec, la irlandesa tiene su rito de
iniciación en la barbarie salvaje de la Posrevolución mexicana. Así, experimenta
el intento de asesinato perpetrado por un grupo de bandidos encabezado por el
peón Guillermo contra la persona de Carrasco, dentro de la propia hacienda de
Jamiltepec. En el acto violento, Leslie empuña una pistola y hiere a uno de los
temibles forajidos. El saldo del fallido atentado es de siete muertos y un
herido, el propio Carrasco. El supuesto móvil del crimen fue una conspiración
orquestada por el clero católico de Sayula y los caballeros de Cortés, para
detener los movimientos de sustitución del rito católico por la antigua religión
nahua.
A
partir de este evento de gran acción y peligro, Leslie inicia un viaje de
adaptación, barbarización e identidad durante el México posrevolucionario, justo
cuando gobierna el presidente Montes. En especial, ella se conmueve de la
pobreza y marginación de los campesinos mexicanos y encuentra el flujo vital de
la barbarie y el amor de pareja con Viedma.
La
novela entera está narrada por un relator omnisciente que emite juicios
profundos sobre los protagonistas, expone descripciones muy vivaces y objetivas
sobre el espacio rural mexicanos y expresa exquisitas metaforizaciones y
mitificaciones de los tres principales personajes: Leslie, Viedma y Carrasco.
En tanto, los diálogos contienen grandes ideas y discusiones sobre la
civilización y la barbarie, la identidad mexicana, la feminidad y la virilidad,
el mito de Quetzalcóatl, la espiritualidad y el alma humana, entre otros temas
interesantes.
En
general, Lawrence construye la novela bajo la estética realista con un enfoque
social y sutiles matices psicológicos que retratan de manera original y
memorable a los tres personajes principales y a otros personajes secundarios e
incidentales. De esta manera, traza el carácter nacional de los mexicanos con
sutiles observaciones y detalla aspectos esenciales del paisaje urbano de la
capital del país y del pueblo de Sayula. Se distancia del mero costumbrismo
decimonónico, para ahondar en las raíces prehispánicas de la cultura nahua y reflejar
la cosmología azteca en las creencias del pueblo de Occidente, fundadas en la
figura de Quetzalcóatl y los ritos de tambores y cantos poético-míticos que
crea el propio Carrasco.
El
hacendado Carrasco resalta en la novela como un hombre muy humano y compasivo
que aspira al poder como líder carismático que se identifica con el pueblo.
Emprende una utopía religiosa para transformar a la sociedad de su región y
aspira a extenderla por México. Su figura encarna el papel de un intelectual reflexivo,
un patrón justiciero, un utopista y creador que compone los himnos poéticos que
rinden culto a las deidades nahuas, las imprime y las difunde masivamente entre
los pobladores. Al mismo tiempo, promueve actos rituales nahuas con primitivos
tambores, atuendos rústicos en la plaza de Sayula y ritos espiritualistas y cósmicos.
Su acto más sacrílego y transgresor es hurtar las estatuas e imágenes
cristianas de la iglesia de Sayula y quemarlas en la cercana Isla de Los
Escorpiones frente al azoro de los sayulianos y con el apoyo de su grupo de fieles
seguidores.
De esta
forma, Carrasco revoluciona la religión en Sayula e implanta el rito del dios
nahua Quetzalcóatl, asumiendo la identidad de ese dios y componiendo originales
himnos poético-religiosos. Le siguen muchas personas y lo apoyan el militar
Cipriano Viedma, quien se ve como el dios Huitzilopochtli, y la propia irlandesa
Kate Leslie.
Por su
parte, la viuda irlandesa Kate Leslie asume su papel de europea civilizada y se
horroriza de la barbarie del pueblo indígena y campesino, a la vez que se
fascina con las costumbres pueblerinas de la vendimia en la plaza. El trato
cultural con Carrasco la revive y la rescata del tedio de su vida. Esencialmente,
la pasión erótica con Viedma la conduce a un nuevo vitalismo y una nueva forma
del vivir el amor sexual. Ella representa la inteligencia crítica y refinada y constituye
la perfecta interlocutora de las exquisitas y profundas disquisiciones culturales,
históricas y políticas de Carrasco.
Todos
los personajes de la novela habitan una sociedad posrevolucionaria, donde la
pobreza, la ignorancia y la humildad del pueblo campesino e indígena emergen
como las condiciones sociales de los mexicanos de ese tiempo. En medio de ese
contexto, la población de Sayula teme mucho a las bandas de criminales que
roban el patrimonio de los ricos y hasta asesinan cruelmente a sus víctimas.
En particular, el narrador omnisciente retrata la psicología de los protagonistas y enjuicia las
costumbres sociales de la época y proyecta un nivel poético muy exquisito,
formado a base de numerosas imágenes animales y vegetales. Por ejemplo, el
tropo de la serpiente sirve para definir el carácter de los mexicanos y se
convierte en un poderoso leitmotivo. Al mismo tiempo, la serpiente emplumada es
la imagen mítica del dios Quetzalcóatl. A la vez, el relator central describe
las actividades económicas de su tiempo, tales como la agricultura, el comercio,
la ganadería y la pesca.
En ese
tiempo, Montes funge como presidente de México y muestra un gran respeto por el
poder económico y social de Carrasco. Por su parte, el clero católico de
Jalisco le teme al hacendado de Jamiltepec y hasta conspira para matarlo.
Finalmente, Carrasco aparece en la trama como una figura de poder que pretende transformar
la psique y la religión de los mexicanos con la reimplantación de la antigua religión
de los aztecas, con el firme propósito de que formen una nueva y poderosa comunidad
y superen la pobreza, ya que el clero mexicano se ha aliado con la clase
opulenta.
En
suma, La serpiente emplumada de D. H. Lawrence deslumbra por el asunto
mexicanista que relata (la búsqueda de la religión y las raíces culturales indígenas
prehispánicas); por la profunda psicología de los tres protagonistas fundada en
sus particulares ideas, creencias y emociones; por el extenso retrato de las
costumbres sociales mexicanas (el toreo, la vendimia de plaza, los ritos nahuas);
por las ricas descripciones de la belleza del paisaje rural del estado de
Jalisco; y por la exploración de la cosmología, el espiritualismo y el
humanismo de la mitología nahua basada en los cultos a Quetzalcóatl y
Huitzilopochtli.
David
Herbert Lawrence (1885-1930) es un ensayista, novelista y poeta británico. Sus
obras principales son Hijos y amantes (1913), El arcoíris (1915),
Mujeres enamoradas (1920), El amante de Lady Chaterly (1928),
entre otras obras narrativas. Su punto de vista sobre la vida sexual destaca en
sus obras, puesto que el escritor inglés considera que las relaciones entre los
seres humanos deben ser profundas y verdaderas, más allá de lo trivial, lo sensual y lo cerebral (“Lawrence”).
Obras citadas
Lawrence, D. H. La serpiente emplumada. México: Planeta, 1985.
“Lawrence, David Herbert”.
The New Lexicon Webster’s Dictionary of
the
English Language. 1989.