viernes, 20 de octubre de 2023

SOBREVIVIENTES

SOBREVIVIENTES

Por Óscar Robles

 

          El hombre —pantalón de luto desgastado, camiseta de marrón oscuro, andar de cadáver— recorrió varias veces el camellón central de la Carretera Panamericana, en el cruce con la avenida Arcos. El sol del mediodía caía vertical sobre asfalto y concreto, sol manso de otoño. La cara lucía enrojecida, quemados brazos. Su mano derecha hacía un gesto extraño con los dedos: un pocillo, una cajita, donde cargaba las escasas monedas recolectadas tras su maratón de kilómetros andados, entre luces rojas que detenían a los vehículos automotores.

          Semáforo en rojo. Se internó en los carriles y pidió limosna cristiana, kórima tarahumara, compasión humana, clemencia de los invisibles verdugos de la modernidad capitalista. Nada de monedas en su nuevo recorrido, en su anónimo peregrinaje, en su hazaña épica.

          El hombre trastabillaba, arrastraba los pies pesados en su devenir de atleta pobre y hambriento, flaca máquina que repetía su andar sin encontrar los caminos. La camiseta se inflaba con la suave brisa y sugería un torso esquelético.

          Al otro lado de la Arcos, telas limpiadoras y escobillas de brillantes colores colgaban de un improvisado cordón atado entre dos postes de la luz ubicados en el mismo camellón de la Panamericana, cerca del Hombre Pobre de andar de muerto. Dos hombres más jóvenes y fuertes mostraban su mercancía a los abundantes conductores, caminando por los carriles de los vehículos que se dirigían al norte de la ciudad norteña. Ambos ofrecían mercancía que vender, esperanza, energía física.

          Otros dos hombres mayores, pelo canoso, piel requemada mercaban trabajo y productos, apostados en el camellón de la Arcos, cerca del parque José “Pistolas” Meneses. Uno traía sombrero de palma de ala ancha y portaba un canasto de mimbre con asas muy largas. Varias bolsitas de papel estraza descansaban en el fondo, con su tesoro de semillas de calabaza tostadas con sal. El otro cargaba una botella de agua y una tela limpiadora de parabrisas. Ambos mantenían sendas mochilas y botellas de agua y trapos en un poste de la luz mientras operaban en la vendimia callejera, que se ha convertido en una epidemia en la ciudad de Chihuahua, tras las dos recesiones económicas y la pandemia del Coronavirus.

          Como los otros tres, el Hombre y los jóvenes, los vendedores mayores andaban y andaban entre carriles y hablaban de carro en carro, levantando sus aditamentos y productos. Al poco rato, apareció un hombre flaco y menudito con pantalones de marrón desteñido y gorra de beisbol de color cenizo. Era un chiclero mayor, moreno, de barbita. Ofrecía en venta sus clásicos chicles Adams de pastillas duras en una cajita de cartón.

          Ya el puesto de aguas frescas de fruta no se veía como antes. Dos jóvenes llevaban vasos de plástico con tapa con agua de naranja, limón, sandía, melón a los choferes de los vehículos hace algunas semanas. Vestían de camiseta roja. Una mesita sostenía tres grandes recipientes de cristal en forma de barril, como los que usaban antes los propietarios de Refresquería Martínez de la Plaza Merino. La colocaban en el camellón de la Panamericana, al cruce con la avenida Arcos. ¿Habrán conseguido empleo formal?

          El Pobre Hombre sin mercancía, oscuro y desfalleciente, siguió en su viacrucis urbano, con escasa fe en los huesos, caminando como un espectro, como un zombi, como un Cristo en camino a su crucifixión. Cargaba míseras monedas de a peso o dos, cargaba su alma seca en su cuerpo delgado de cadáver viviente.

          Desde el camión de Riberas de Sacramento, se advertía la presencia de otros sobrevivientes de la calle: mujeres chiapanecas menuditas, adultos mayores, limpiavidrios, vendedores de donas, una joven tullida, todos ellos caminantes de la Panamericana.

          Así es la rutina de todos los días en la zona norte de la ciudad de Chihuahua, la industriosa, la comercial, la urbanísima, la moderna. Máquinas visibles, seres invisibles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

LIBROS DE ÓSCAR ROBLES EN AMAZON BOOKS EDITORS

LIBROS DE ÓSCAR ROBLES EN AMAZON BOOKS EDITORS             Los gentiles lectores pueden adquirir los siguientes 24 libros de Óscar Roble...