martes, 29 de mayo de 2018

"HILOS DE EVA" DE DANIEL MILLAN: CREATIVOS DIBUJOS SOBRE PARADIGMAS FEMENINOS


HILOS DE EVA” DE DANIEL MILLÁN: CREATIVOS DIBUJOS SOBRE PARADIGMAS FEMENINOS





ÓSCAR ROBLES





          Doce dibujos a lápiz trazan las imágenes físicas y psicológicas de la mujer occidental y construyen algunos arquetipos femeninos. Con el fino flujo de líneas y el cuidadoso armado de volúmenes, el talentoso dibujante chihuahuense Daniel Millán perfila figuras de mujeres con diversas personalidades, usando el blanco y el negro y algunos colores más. La muestra se llamó “HILOS DE EVA” en referencia a los cabellos femeninos, a los contornos del lápiz del dibujante y tal vez al sutil dominio y seducción que ejerce la mujer en el hombre. En general, la configuración de estos doce personajes se nutre de exageración, fantasía, lirismo y/o humor.

          En los doce espléndidos dibujos, el cabello es el motivo principal en el cuerpo de la mujer y la configuración de los “hilos” funciona para construir interesantes y seductores paradigmas femeninos. En general, la factura artística de todos los dibujos es armónica y fina y su mensaje es positivo y muy estético: La mujer es polifacética y el cabello es uno de sus silenciosos y sugerentes mensajeros. En suma, el cabello femenino se vuelve en personaje principal de toda la interesante y creativa muestra. He aquí los títulos tan variados de sus obras y unas someras descripciones de los mismos:

1. “LA VIRGEN” [sanguina o lápiz rojo sobre papel, sin fecha]. La mujer protagonista muestra unas pelmazas rojas en su cabeza y largas tiras de cabello. El personaje mira de frente con inocencia. En la tradición cristiana, la virgen se refiere principalmente a la Santísima Virgen María y a la mujer occidental que encarna el prototipo de la virginidad.

2. “MEDUSA” [Lápiz sobre papel, sin fecha]. Esta figura femenina fue trazada en un unitario y seductor color amarillo. Las púas de cabellos penden de la espalda de esta mítica y fantástica mujer de la mitología griega, las cuales son captadas por los espectadores desde la parte posterior del personaje. Medusa era una de las tres Gorgonas. Palas Atenea, quien era la diosa de la sabiduría, las artes, las ciencias y la industria, “metamorfoseó sus cabellos [de Medusa] en serpientes y dio a sus ojos el poder de convertir en piedra cuanto miraban” y luego el héroe mitológico Perseo le cortó la cabeza y se sirvió de ella “para petrificar a sus enemigos” (“Medusa”). Por su detallado trazo, es una de las mejores obras de la muestra.

3. “CRAKEN” [Lápiz sobre papel, sin fecha]. El personaje femenino aparece con una abundante “vegetación” de rizos rojos, vista de frente por el artista.  

4. “LA LUNA” [Pastel azul sobre papel, sin fecha]. La mujer está de perfil en el dibujo y muestra un corte de cabellos que reluce como un hormiguero de color azul rey. Como se sabe, la mujer y sus emociones están asociadas a la luna tradicionalmente. Este personaje puede ser visto como una posible encarnación fantástica del astro nocturnal de la luna.

5. “GEA” [Lápiz sepia sobre papel, sin fecha]. En el dibujo, un tronco café oscuro exhibe las trenzas enredadas desde atrás. Esta mujer representa a Gea, según la visión del dibujante Millán. Gea era la diosa Tierra, según la mitología griega. Era esposa de Urano y madre de Cronos y Anteo (“Gea”). Por ello, este personaje femenino mitológico está diseñado en un terrestre color café.

6. “LA FEMME ENFANT” [Lápiz color sobre papel, sin fecha]. La mujer exhibe un manojo desparramado de cabellos dorados, visto desde la perspectiva de atrás, la perspectiva dominante en la mayoría de los dibujos de “HILOS DE EVA”. El personaje protagonista luce con un manantial del sutil pelo de la niña, cuyo rostro no se mira. El título en francés subraya precisamente al personaje de la peculiar infante.

7. “EL CICLO” [Lápiz sepia sobre papel, sin fecha]. En el dibujo, una bola de trenzas negras múltiples luce como un sembradío. También, la perspectiva de la figura es vista desde atrás. El personaje femenino parece una bola de estambre con trenzas simétricas que denotan ser parte de un “ciclo”.

8. “DÁNAE” [Lápiz color sobre papel, sin fecha]. La mujer muestra una erupción de cabellos color naranja oscuro, vistos desde frente. La bella cabellera se derrama hacia la espalda de la bella fémina. Ella representa al personaje mitológico de Dánae, como reza el título del dibujo. En particular, Dánae era hija de Acrisio, rey de Argos, y engendró a Perseo con Zeus, el dios padre de la mitología griega identificado con Júpiter. Para poseer a Dánae, Zeus entró “en forma de lluvia de oro en una torre de bronce”, donde ella estaba encerrada por orden de su padre (“Dánae”).

9. “SIRENA” [Lápiz de color sobre papel, sin fecha]. Es uno de los mejores dibujos sobre la cabellera de la mujer. Una sirena de cabellos dorados aparece de perfil. Abajo, luce su cola de pescado, trenzada y pintada con colores verdes. La sirena se yergue de pie y se enrosca como serpiente, en una configuración artística de suprema belleza en torno al clásico personaje mitológico. La sirena era un “ser fabuloso, mitad mujer, mitad pez” (“Sirena”).

10. “LA VIUDA” [Lápiz sepia sobre papel, sin fecha]. Un bulto de cabello negro es visto desde la parte posterior del cuerpo de la mujer. Las trenzas están enredadas y el pelo recogido. Se ven cuatro chimpas de cada lado del cuerpo femenino, las cuales se transfiguran como patas del venenoso y oscuro insecto que da nombre a este brillante dibujo. En suma, el artista despliega belleza en la forma artística e ironía en el significado cultural. Es de los mejores por su destreza en el trazo y en la configuración original de este personaje.

11. “VENUS” [Lápiz sobre papel, sin fecha]. Cuatro columnas redondeadas de cabello negro de diferente dimensión constituyen la base de este arquetipo femenino. Luce como un cuerpo obeso de antigua Venus primitiva, cabeza arriba y piernas regordetas abajo. Su trazo es impecable y se proyecta como un homenaje a la antigua diosa del amor y la belleza, según la mitología grecolatina. Venus es identificada como Afrodita en la mitología griega. Sin embargo, este personaje se acerca más a las figuras de las esculturas femeninas antiguas que eran precisamente de cuerpo obeso.

12. “LA EVA” [Lápiz sobre sepia sobre papel, sin fecha]. Vista desde atrás, esta mujer exhibe una larga y sinuosa trenza, la cual pende de una cabeza pequeña y se enrosca en el suelo hasta formar volúmenes gruesos y una delgada cola al final. De este modo, la contundente cabellera parece una serpiente: Es la serpiente de la historia bíblica del libro del Génesis. Así pues, el personaje integra al mismo tiempo al personaje femenino de Eva y a la serpiente misma que apareció en el Paraíso Terrenal. En esta recreación visual, Millán expone que la cabellera viboresca de Eva fue en realidad la causa de la tentación carnal hacia Adán, quien fue el primer hombre sobre la tierra, según el relato bíblico del Antiguo Testamento. También, este paradigma puede hacer referencia a todo personaje femenino que implica tentación sensual y seducción con su cabello. En especial, se resalta la finura de las trenzas dibujadas y la perfecta simetría de la caída y el enroscamiento del cabello. El dibujo fue pintado en  los tradicionales colores blanco y negro y cristaliza una versión artística de la primera mujer sobre la tierra. Así pues, este ancestral clásico paradigma de Eva representa a la mujer de tentación, la mujer sensual, la mujer pecado, la mujer animal y la mujer serpiente. En especial, reluce el alto contraste entre pequeña cabeza hermosa y bien peinada y entre el colgante cabello de serpiente que se enrosca. Entonces, el artista resalta y exalta a Eva, símbolo vivo de la mujer en Occidente. De esta manera, Millán concreta así uno de los mejores dibujos de la muestra. Esta obra es precisamente el cuadro emblema de la muestra “HILOS DE EVA” por el protagonismo del personaje bíblico, paradigma de belleza femenina.

El personaje de Eva aparece en las secciones 2 y 3 del libro de El Génesis del Antiguo Testamento. Según este libro bíblico, ella es formada por Yavé a partir de la costilla de Adán, el primer hombre sobre la tierra. En el relato, Dios les prohíbe comer fruta de los árboles de la Vida y de la Ciencia, los cuales estaban plantados en el jardín del Paraíso Terrenal, pero la serpiente convence a Eva de probar el fruto del Árbol de la Ciencia y se lo da también al primer hombre sobre la tierra. Como consecuencia, Yavé condena a Eva a sufrir físicamente en los embarazos y estar sometida a un hombre y a Adán a trabajar arduamente para sobrevivir y luego sentencia a ambos a experimentar la muerte por su pecado original (Génesis 2-3). Utilizando el cabello de la mujer, Millán funde a la serpiente y a Eva en el mismo personaje, como se explicó antes.

          En conclusión, “HILOS DE EVA” de Daniel Millán “teje” una “madeja” llena de arte y de arquetipos femeninos con el suave pulso de sus lápices hasta concretar algunos paradigmas “enredados” pacientemente hasta “peinar” a la mujer universal e “hilar” líneas y líneas y colorear delicadamente contornos, para dar volumen al justo y original peinado salido de su original imaginería artística. De este modo, el dibujante Millán se forja como peluquero y estilista de mujeres imaginarias con sus finos lápices, se sueña artista del cabello e imagina a varias mujeres con belleza, imaginación, sensualidad, humor e ironía. Sus doce dibujos reflejan la creatividad original del dibujante que construye arquetipos con refinado dibujo y armónicos volúmenes de peinados, los cuales denotan un gran sentido y simbolismo, para rendir homenaje a la mujer. En sus obras a lápiz, hay mitos universales, clases de mujeres por edad y estado civil, fantasías marinas y mitos clásicos de la Antigüedad.

La exhibición “HILOS DE EVA” del chihuahuense Daniel Millán proyectó diferentes personalidades y arquetipos de la mujer en Occidente, por medio de un fino dibujo y perfectos volúmenes de cabellos, cuerpos y rostros femeninos. Fue mostrada en la Sala José Fuentes Mares del Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros” entre el 4 de marzo y el 4 abril de 2016. Los dibujos no presentaban una fecha específica de creación.

Los gentiles lectores pueden admirar algunos dibujos de la muestra “HILOS DE EVA” de Daniel Millán en el siguiente sitio:






Obras citadas

La Biblia. Trad. del hebreo y el griego. 41ed. Madrid: Editorial Verbo Divino,

2002.

“Dánae.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.

“Gea.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.

“Medusa.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.

“Sirena.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.

“Venus.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.


"DETRAS DE UN ROSTRO" EN CHIHUAHUA: ARTE Y TESTIMONIO SOCIAL DE CINCO FOTOGRAFOS

DETRÁS DE UN ROSTRO” EN CHIHUAHUA: ARTE Y TESTIMONIO SOCIAL DE CINCO FOTÓGRAFOS


ÓSCAR ROBLES


      Cinco fotógrafos brindaron su estilo artístico y su personal visión de mundo sobre la gente del siglo XXI, por medio de veinticinco fotografías captadas en extremo acercamiento y de busto, en color y en blanco y negro. En conjunto, las fotos reflejaban un enfoque de pathos o crisis emocional y física y un sentido lúdico de las imágenes humanas. De este modo, enfermedad, pobreza, perversidad, moda y violencia se proyectaban en dichas obras. Fueron, pues, cinco perspectivas artísticas sobre la psicología humana, la cultura y la sociedad mexicana del siglo XXI.

Todas las fotos constituyeron una muestra creativa de sentido estético y de gran mensaje social. Estas obras estaban enfocadas desde un ángulo cercano, en primerísimo plano, para resaltar la humanidad, la profesión o el juego. En especial, las fotos ahondaban emociones y provocaban compasión, belleza, rechazo o admiración entre los espectadores.  

      En primer lugar, Javier Ramos presentó cinco caras de mujeres obesas y rapadas, sufrientes o sonrientes, todas las cuales padecían cáncer. En tanto, Jell Loya ofreció al público cinco caras tiernas de niños y niñas indígenas, unos jugando con un balón de futbol soccer, otros chupándose el dedo y algunas cubiertas con  rebozo. Todos resplandecían sus ojos dulces e inocentes.

      Por su parte, los fotógrafos Enrique Estrada, Armando Cárdenas y Mauro Aguilar expusieron cinco rostros de cuatro hombres y una mujer expresando gestos duros, todos ellos envueltos en un manto de colores, unos con barbas y uno con sombrero de fieltro de ala ancha; cinco caras de personas en montaje multiplicador: unas eran mujeres con inquietantes armas de fuego y dos de los rostros proyectaban una alteración fantástica con extraños y marcados y perturbadores vacíos en los músculos faciales. Todas estas fotos fueron tomadas sobre un neutral fondo blanco.

     Así pues, estas veinticinco fotos retrataron las caras de la sociedad actual mexicana, bajo el capitalismo global. Eran mujeres, niños y hombres; enfermos, pobres y maniáticos; jóvenes y viejos; y mestizos e indígenas. La perspectiva espacial colectiva era muy similar: El acercamiento o “close up”. De este modo, se vieron en las piezas fotográficas rostros sonrientes, tristes, obesos, serios, tiernos, violentos, sofisticados y teatrales.

          Por otro lado, las técnicas eran tradicionales. Unas eran fotos directas a la persona o con efectos especiales, por medio de colores variados en cuerpos o montajes de figuras sobre fondo blanco; en otras, dominaban el blanco y el negro y los colores. En general, la hechura de estas obras relucía buena calidad artística y buscaban documentar visualmente una parte de la sociedad mexicana, captada desde sus problemas personales y colectivos, sus ocupaciones, obsesiones y juegos.

      Por estos rostros hondamente expresivos de las fotos, los espectadores podrían haberse conmovido, podrían haberse sentido muy atraídos y podrían hasta haber reconocido los síntomas de la sociedad mexicana actual. Ya sea enfermedad o miseria, violencia o modas en vestido, figuras de cine o personas anónimas de la calle, todas las fotos revelaron arte y testimonio social, cultura y crítica. Las obras oscilaban entre la foto de pose planeada del personaje y la foto que atrapaba la vida espontánea de los espacios privados y públicos.

       En conclusión, los cinco fotógrafos mostraron los rostros y situaciones que revelaban algunos procesos dominantes de la cultura mexicana del siglo XXI. Se observaron tanto los problemas sociales como los problemas de salud y las modas en el vestir. En suma, se conjugaron estética y denuncia social, juego y documentalismo y realismo y técnica de montaje. Finalmente, los cinco artistas visuales exhibieron el talento de la fotografía mexicana. Estos artistas fueron Javier Ramos, Jell Loya, Enrique Estrada, Armando Cárdenas y Mauro Aguilar.

      La exhibición “Detrás de un rostro” fue expuesta en el Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros” durante la primavera de 2016.

martes, 22 de mayo de 2018

"TRANSFIGURACIONES" DE EBER SAENZ: LA INTUICION DE LO ABSTRACTO EN LA PINTURA


TRANSFIGURACIONES” DE EBER SÁENZ: LA INTUICIÓN DE LO ABSTRACTO EN LA PINTURA





ÓSCAR ROBLES




          Intuición y descontrol del acto creador del artista plástico: De los contornos, los colores, los volúmenes. . . “El controlado descontrol” del arte. El pintor chihuahuense Éber Sáenz define en esa breve frase entrecomillada la naturaleza de su exploración del arte abstracto en la interesante muestra “Transfiguraciones”. En el cartel de presentación, también explica su experiencia académica y su búsqueda interior para construir una belleza compleja e inexplicable desde un punto de vista racional y lógico.

De este modo, el artista Sáenz experimenta a través de la exposición directa de imágenes espontáneas, de las formas en busca de significado y de la configuración de irracionales significados como en los sueños; juega a construir novedosas armonías cromáticas y “bosques” de líneas y pintas que seducen la mirada; construye una mirada nueva y compleja sobre mundos que se han conocido previamente, a través del contacto directo con la realidad objetiva o del arte figurativo que la reproduce en lienzos; renace y recrea mundos que procesa irracionalmente en el subconsciente e intuye una belleza inusitada que no tiene (no busca) una explicación integral. Todo con su “pincel automático psíquico puro”.

Con este enfoque intuitivo, Sáenz crea seis acuarelas de gran calidad artística y una buena “transfiguración” estética y construye catorce acrílicos que despliegan una exploración más audaz y más pura con el arte abstracto.



I LAS ACUARELAS: ABSTRACTOS MÁS “TRANSFIGURADOS”


          Las seis acuarelas quintaesencian y concentran lo mejor de su arte abstracto. Por ejemplo, “Corazón de niño” es una alegría de manchas de colores intensos, que van de los amarillos a los azules, de los rosas a los violetas, como si fueran porciones de nieves de colores o algodones de azúcar o manchas de emociones de belleza pura dentro del corazón de un artista niño. Entonces, aparecen descargas cromáticas que flotan en el cuadro y diversas pintas disgregantes, primitivas y lúdicas de contornos difusos: Un corazón infantil visto desde adentro con los ojos del intuitivo pintor. 


"CORAZON DE NINO" [ACUARELA]


En tanto, la acuarela “El manantial” es básicamente una corteza mineral de colores amarillo y marrón en el centro del cuadro y con tonos grises alrededor. Estos colores texturales sugieren un tanto cómo pueden ser los refugios telúricos del agua o representan la imagen del propio “manantial” de la creación artística, veta matriz de imágenes estéticas en bruto. Ante todo, es arte abstracto que se quiere figurativo, imágenes texturales reconcentradas en un secreto manantial de tierras o rocas imaginadas.


"EL MANANTIAL" [ACUARELA]


          También, Sáenz tiene un “Sueño en el desierto”, un titulo que informa sobre la fuente onírica de esta obra. Es una acuarela plena de amarillos texturales como corteza telúrica o mapa. Los manchones breves de negro, azul y gris refuerzan el protagonismo del amarillo dominante. El lienzo es, pues, pura territorialidad del sueño; abstracto de un desierto muy personal; manchas que se diseminan en la superficie de manera espontánea y abren su significado a partir del referente físico real enunciado en el título del cuadro. El pintor imagina un sueño e inventa un trozo de difuso desierto: El desierto íntimo emanado directamente del inconsciente del pintor.


"SUENO EN EL DESIERTO" [ACUARELA]


          Por su parte, la acuarela “La vida submarina” es mágico. Este excelente cuadro cristaliza más plenamente una “transfiguración” estética que oscila entre arte abstracto y arte figurativo. En este cuadro, el pintor plasma una posible vegetación marina sugerida con follajes negros, amarillos, grises, unos breves amarillos y rojos, con un significativo “cielo” de agua oceánica azul claro justo arriba del centro de la pintura. Esta parte luce como aguas claras de mar que contrastan con la posible y abigarrada flora y fauna de abajo, realidad coralina que seduce la mirada. Entonces, “La vida submarina” es para Sáenz un bosque sombrío, hondo, vegetación sin nombre, vegetación soñada o imaginada, hecha de puro viaje interior, intuición sin referente real. El cuadro representa, pues, el viaje del artista para escudriñar en su memoria y su fantasía “jirones” que plasman una vida honda y original tomada del “mar profundo de las aguas” de su imaginación creadora. En suma, aparecen como seductoras imágenes que atraen la mirada de los espectadores. Particularmente, es una pintura vendida a un buen precio de mil quinientos pesos.  


"VIDA SUBMARINA" [ACUARELA]


          Día de sol” es de los mejores cuadros de toda la muestra por su poder de sugerencia de un paisaje natural, a partir de la plasmación de manchas de manera espontanea. Esta acuarela también se mueve entre el arte abstracto y el arte figurativo. Ante todo, se construye a base de pintas que revelan sublimes colores y que sugieren algunas tenues figuras materiales de la realidad objetiva: Arriba, cielo azul claro y nubes, en medio del verde turquesa de la vegetación en arboledas y con unas leves manchas de amarillo oro de algunos follajes de hojas; abajo, se completa el paisaje natural con unos entrevistos suelos telúricos de textural tierra azulina y amarillita. El conjunto de imágenes sugiere un posible paisaje impresionista en miniatura, bajo la luz del sol que anuncia el título del cuadro, luz que esplende colores, bajo “el sol de la imaginación” de Sáenz. Y esos cielos texturales se cuajan en el lienzo, manchones de pura imaginación pura. Desde un punto de vista figurativo, el paisaje parece captado desde la lejanía física; desde un punto de vista abstracto, es un sueño o una idea de lo que puede ser un “día de sol”. Todas estas pintas de contornos difusos forjan finalmente imágenes muy sugerentes y sugeridas, plenas de belleza dentro de sus básicos cuerpos de color: Un “paisaje niño”. 


"DIA DE SOL" [ACUARELA]


          Finalmente, la acuarela “Vida primitiva” se inscribe en la gran calidad estética de “Vida submarina” y “Día de sol” por su acercamiento al arte figurativo.  El cuadro evoca un mundo en caos a partir de una posible y oscura realidad terrestre “primitiva” y quintaesencial. Ante todo, la pintura muestra manchas caóticas, negros, violetas, grises, blancos y azules, todos ellos colores suaves, vaporosos. Se ven primitivas hojas y amarillosos goteos: Magia pura del movimiento de la materia en la tierra. Arriba, la claridad celeste es testigo; abajo, la sombría corteza telúrica es un mundo material primigenio en movimiento, una erupción de sustancias y volúmenes y se ve como el principio del mundo, el origen de la vida en la tierra, como ese constante fluir de materia y gases bajo la acción del sol y las tormentas eléctricas hasta formar moléculas orgánicas de las que habla el científico ruso Alexander Oparin en El origen de la vida (1924). El conjunto de “vida primitiva” se proyecta como  mundo solo, básico origen de minerales y vegetales, sin humanos, bajo “el canto material” del pintor Sáenz en su acto de suprema creatividad e imaginación. De este modo, el artista construye con su intuición una imaginaria “vida primitiva” sin civilización vista desde el sueño del artista, la intuición y/o el deseo: Una tierra-lienzo en que la misma materia espontánea construye arte nuevo, un mundo que se mueve con su pura vida mineral y vegetal. Y esos goteos de oro amarillo presagian tal vez un cambio. En suma, este lienzo es una transubstanciación de la vida en la tierra bajo el arte abstracto, sugiriendo algunos referentes más propios del arte figurativo.


"VIDA PRIMITIVA" [ACUARELA]


          En resumen, las seis acuarelas analizadas reflejan audacia e intuición. Muestran una gran y fina factura artística, una armonía de colores y un dibujo tenue. Su concreción de color, volumen y dibujo son imágenes abstractas que pueden verse como verdaderas y originales “transfiguraciones” desde la intuición y/o el sueño del artista creador. Con esta alquimia de pigmentos, el pintor forma universos estéticos o microcosmos que celebran al mismo tiempo la materia pura y en bruto de una naturaleza percibida desde una visión personalísima. Son abiertas y sugestivas “Transfiguraciones” artísticas, como apunta el título de la interesante y audaz muestra pictórica de Éber Sáenz.



II LOS ACRÍLICOS: EL JUEGO DE LA ABSTRACCCIÓN MAS PURA


          Los catorce acrílicos lucen más plenamente como arte abstracto. Son invenciones que responden a la mera intuición estética y al formalismo puro de la imagen artística. Ante todo, estos cuadros lucen como exploraciones cromáticas que buscan la armonía en sí misma, despojándose de los referentes físicos de la realidad y mezclando colores brillantes u oscuros o colores muy contrastantes. Más que las líneas o volúmenes, pesan más los colores plasmados en estos lienzos. De este modo, los títulos dominantes marcan la intención artística de Sáenz: Fundar realidades abstractas en sus lienzos. Entre los catorce acrílicos, hay seis “abstractos”, cuatro “señales” y dos “paisajes”.  Primeramente, las cuatro “señales cromáticas” y la serie de seis “abstracciones” son experimentos estéticos con manchas y colores básicamente. En tanto, los “paisajes” parecen evocar realidades objetivas por el uso de este sustantivo relacionado con la naturaleza, pero en realidad son realidades puramente abstractas que revelan conceptos profundos y complejos concentrados en los adjetivos “metafísico” y “mítico”. En “Paisaje metafísico”, aparece un cielo azul al fondo del aparente espacio terrestre, el cual es invadido abruptamente por irregulares y pesados manchones cafés y rosas. Ese límpido y claro cielo parece evocar tal vez los espacios celestes de las pinturas del italiano Giorgio de Chirico.


"PAISAJE METAFISICO" [ACRILICO]


En todas estas obras de pintura acrílica, se observa al pintor como un hábil mezclador de colores. A veces, el artista arriesga a poner suaves amarillos y verdes y azules en el fondo y arriba violentas manchas negras como tachones muy irregulares que alteran la armonía original de los colores suaves, como en el caso del cuadro “Abstracción II”. Otras veces, el pintor arriesga más su arte en los aglutinantes y un tanto caóticos colores y volúmenes difusos de las dos pinturas bautizadas con el nombre de “paisaje” [metafísico y mítico]. En estas dos obras, las imágenes plasmadas son muy abiertas a la interpretación, pero emanan una cierta seducción visual. En cambio, cuando el artista plasma títulos más figurativos el cuadro adquiere más fuerza artística y se vuelve más generoso con los espectadores. 


"ABSTRACCION II" [ACRILICO]


          En particular, el acrílico “Señal amarilla” cristaliza un dominante, bello y difuso centro amarillo con un interior de líneas grises. Estas líneas dan “vida” y fuerza a la enorme mancha. En tanto,  una mancha violeta-morada es el fondo y aparecen pigmentos rojos abajo en forma de manchas caóticas. Finalmente, un breve y disruptivo tachoneo negro del pincel en la base inferior rompe la armonía cromática de las pintas anteriores. Especialmente, el sustantivo del título del cuadro implica la clara idea de signo o marca de color amarillo, el cual reluce como el color más seductor del cuadro. Finalmente, el conjunto de manchas intuitivas se vuelve muy abstracto y complejo de interpretar desde un punto de vista racional.


"SENAL AMARILLA" [ACRILICO]


          En tanto, “Abstracción I” intenta armonizar tres colores centrales, construyendo una imagen intuitiva de belleza más armónica y menos disruptiva. Primeramente, destacan un fondo intensamente morado con un manchón amarillo en el centro del cuadro, el cual muestra unos “relámpagos” de colores blancos. En especial, las líneas negras verticales arriba y unos manchones negros abajo parecen expresar la rebeldía del artista contra todo intento de “control” estético tradicional. El principal hallazgo del cuadro son los tonos de los dos colores centrales, el morado y el amarillo.


"ABSTRACCION I" [ACRILICO]


          Abstracción IV” es una composición plenamente abstracta. El pulso del pintor proyecta un titubeante y caótico diseño de sus formas artísticas. Relucen los colores alegres y dulces: Verde claro, rosa mexicano, morado oscuro y claro, amarillo crema y amarillo mostaza. Todos son vistos de manera difusa, como percibidos a través de un cristal bajo chispazos. Algunas manchas de colores se alargan verticalmente. Es un cuadro que logra el mejor balance cromático porque son colores vivos y puros y las manchas se dispersan verticalmente de arriba hacia abajo. Son, pues, manchas dulces de la imaginación, trazadas con más amor, blandura e intuición artística.


"ABSTRACCION IV" [ACRILICO]


          Mientras que “Abstracción III” despliega una mejor armonía cromática entre manchones azul rey, rojo sangre y blanco con ligeros tintes verdes y violetas, las manchas negras gruesas de “Abstracción II” son demasiado disruptivas y rebeldes y tienden a disminuir la belleza de los claros colores azul y amarillo del fondo. El primer lienzo cristaliza una mejor abstracción con una mejor intuición en la mezcla de colores y en la disposición de los volúmenes, los cuales son una belleza en sí misma.


"ABSTRACCION III" [ACRILICO]


          Por otro lado, Sáenz plasma más balance cromático y de volúmenes en dos cuadros abstractos que tienden a ser geométricos y más lógicos en sus figuras de existencia propia dentro de los lienzos. En “Abstracto café”, el básico bicromatismo del marrón claro y del amarillo domina todo el cuadro. Ambos son colores más amorosos, terrestres y texturales. Las irregulares figuras geométricas que emergen de la “tierra” café potencian la armonía cromática, como si fueran extrañas “rocas” o paisajes dentro de un escenario cubista. Por su parte, “Abstracto naranja” adquiere gran belleza por la texturalidad de las tres prominentes y anchas “franjas” horizontales. Así pues, la franja naranja [centro] y las franjas blancas [superior e inferior] son la esencia de este cuadro. En tanto, los signos blancos del centro  y los tres cuadrillos amarillos de arriba forman parte del conjunto de belleza abstracta y al mismo tiempo parecen ser grafitis o pintas en muros de calles urbanas, lo cual es un sesgo leve hacia el arte figurativo. 


"ABSTRACTO CAFE" [ACRILICO]


"ABSTRACTO NARANJA" [ACRILICO]


          En cambio, las cuatro manchas grandes de “El muro en el jardín” evocan el carácter lúdico, colorido y sugerente de la acuarela “Corazón de niño”. De este modo, el rojo, el azul, el verde y el amarillo claro son colores alegres y su disposición en el lienzo remiten a un posible muro de niño artista visto en extremo acercamiento, donde el infante aprende a plasmar pigmentos en un posible muro íntimo situado en un jardín de casa o dentro de un espacio abstracto en que el pintor adulto juega y experimenta con pigmentos. En tanto, “Personaje transfigurado” es un cuadro de formas artísticas muy caóticas e irregulares y el “rayoneo” excesivo de pigmentos hacen más confusa la obra. De este modo, la interpretación se vuelve más difícil por el título, el cual sugiere la presencia de una imagen animada, ya sea humana o animal. 


"MURO EN EL JARDIN" [ACRILICO]


"PERSONAJE TRANSFIGURADO" [ACRILICO]



          De los catorce acrílicos, dos de ellos se acercan un tanto al estilo figurativo. Esta inclinación se observa en los títulos de los mismos. De este modo, “La torre de oro” y “El estanque” son exploraciones intuitivas abstractas, pero sugieren al mismo tiempo las ideas o lugares que designan los títulos. La primera luce como una irregular “torre” amarilla al centro del cuadro, vertical, la cual está envuelta en un fondo rojo oscuro y tiene una base violeta y morada y una aureola de pintas rosas, violetas y verde aguamar. La armonía cromática es consistente en este cuadro y las manchas verticales dan fuerza expresiva al conjunto, bajo una factura artística basada en el volumen y las manchas más que en la forma. La figura central puede verse como una inacabada “torre de oro” sugerida por la fantasía y la intuición del pintor Sáenz. En tanto, “El estanque” figura como un despliegue de manchas menos geométricas y más sinuosas. Entonces, los verdes vegetales, blancos, rosas, naranjas y azules oscuros sugieren figuras orgánicas irregulares, todas ellas trazadas sobre un fondo de aparentes aguas color azul oscuro. Relucen en el cuadro todas las imágenes como un caos de formas inconcretas e inconclusas. Asimismo, estas figuras se ven como un trozo de las aguas de un estanque no existente en la realidad objetiva, sino puramente inventado, con flores acuáticas, hojas y tallos diseminados por la linfa azul, deformes por el impacto del agua. Puede ser una visión onírica entrevista y recreada por el propio artista si se toma en cuenta la postura del artista en torno al papel del “automatismo psíquico puro” en la muestra “Transfiguraciones”, según el cartel de presentación de la exhibición en el Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros”. Finalmente, la unidad cromática de esta pintura gira en torno a la unidad de agua y vegetales, bajo un trazo personalísimo, disgregante, ambiguo, que juega a ser abstracto y figurativo al mismo tiempo.


"LA TORRE DE ORO" [ACRILICO]




"EL ESTANQUE" [ACRILICO]


          En suma, el artista Éber Sáenz explora el arte abstracto en la muestra “Transfiguraciones”, arriesgando con el “descontrol controlado” de las imágenes,  explorando con la intuición estética, jugando con la materia casi en bruto de los pigmentos y trazando figuras básicas, elementales, primitivas y quintaesenciales en sus lienzos. Sus mejores hallazgos estéticos están en las seis acuarelas porque sus imágenes aparecen más reconcentradas. Se pueden ver todas ellas como paisajes naturales breves y disgregantes, como posibles naturalezas muy originales. Tal vez son sueños sobre la misma natura y se proyectan como abstracciones quintaesenciadas con el trazo primigenio del pincel y los pigmentos. Entonces, los colores, los volúmenes y las líneas cristalizan ciertas esencias humanas y telúricas, vegetales y celestes, a la manera de miniaturas orientales. Finalmente, la destreza artística de Sáenz consagra estas seis obras como entidades abstractas primordialmente.

En tanto, sus catorce acrílicos representan búsquedas más audaces con manchas o pintas de colores intensos y colores altamente contrastantes. En estas pinturas, el artista usa pocos colores y la aglutinación de los pigmentos de muchos colores produce pinturas interesantes. Sin embargo, algunas imágenes lucen un tanto más caóticas, oscuras y complejas para percibir como representaciones estéticas.

Tanto en acuarelas como en acrílicos, afloran la gran fuerza de la intuición artística de Sáenz y se cristalizan las imágenes nuevas y novedosas, complejas y abstrusas, oscuras y sugerentes, caóticas y geométricas, orgánicas y materiales. Entonces, el pintor concibe conjuntos cromáticos de gran seducción, universos en busca de significación bajo la percepción de los espectadores. Y en las acuarelas se reconcentra la gran creatividad e intuición cuando sus figuras se disgregan menos en los lienzos y se pergeña un sugerente mundo figurativo. De esta manera, las acuarelas relucen como un arte configurado con maestría técnica y “transfigurado” con la perspectiva personal del artista. Un poco más de refinamiento y ondulación de las manchas y volúmenes en futuras pinturas acrílicas podría cuajar mejores y más perdurables imágenes dentro de su exploratorio y atrevido arte abstracto. A veces, la pinta plasmada luce un tanto rebelde y violenta y muestra menos trabajo creativo. Cuando el artista se imbuya más en el ejercicio del arte abstracto, Éber Sáenz se convertirá en un pintor más completo, pues ya domina el arte figurativo con gran destreza.



III EL ARTE ABSTRACTO: “CONTROLADO DESCONTROL”


          En el cartel de presentación de la muestra “Transfiguraciones”, el propio Éber Sáenz explica las diferencias entre el arte figurativo y el arte abstracto, basándose en sus experiencias personales como artista. En primer lugar, sostiene que el arte figurativo condiciona al artista a realizar una “planeación de antemano” de la pintura. Entonces, el pintor parte de “un objeto”, de “una postura” o del “drapeado tieso o más o menos fluido” y busca prever un “efecto final”.  Particularmente, Sáenz descubre el poder del arte abstracto y se imbuye en “un viaje intuitivo, interior” cuando toma un curso de pintura con el maestro michoacano Miguel Rincón Payase. De este modo, la creación de este tipo de cuadros con escasos referentes reales se aparece al “automatismo psíquico puro” que practicaban los escritores surrealistas, según declara Sáenz. Para este artista, los elementos de creación estética son los mismos del arte figurativo. Sin embargo, la mancha, el color y la línea del arte abstracto “viven por ellos mismos” dentro de la pintura, sostiene. Finalmente, Sáenz explora un “control descontrolado” para encontrar “una expresión más directa y espontánea”, concluye este interesante pintor en su cartel de presentación.

He aquí la lista de todos los títulos de los veinte cuadros de Sáenz presentados en la Sala Aarón Piña Mora del Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros”:

          I ACUARELAS: “Corazón de niño”, “El manantial”, “Sueño en el desierto”, “Vida submarina”, “Día de sol” y “Vida primitiva”.

          II ACRÍLICOS: “Paisaje metafísico” y “Paisaje mítico”; “Abstracción I”, “Abstracción II”, “Abstracción III” y “Abstracción IV”; “Señal amarilla”, “Gran señal blanca”, “Señal azul-violeta” y “Señal purpura”; “Personaje transfigurado, “El muro en el jardín”, “La torre de oro” y “El estanque”.

En conclusión, Éber Sáenz explora con osadía el arte abstracto por medio de “transfiguraciones” pictóricas de elementos de la realidad objetiva y con referencias a aspectos culturales de la sociedad occidental. En particular, los títulos de los veinte cuadros revelan un enfoque meramente referencial y un hondo sentido poético. Particularmente, estos títulos incluyen aspectos puramente abstractos [abstracto, señal], elementos humanos [niño, sueño], referentes del paisaje natural [estanque, manantial, desierto, submarina, sol]. En la mayoría de los casos, el pintor logra sugerir con los títulos paisajes naturales, visiones interiores del ser humano, realidades puramente abstractas completas o parciales o simples elementos de color. Para ello, su aguda intuición estética propone formas artísticas en busca de significado que se completarán con la percepción personal de los espectadores.



IV BIOGRAFÍA BREVE DE ÉBER SÁENZ


Éber Sáenz Flores es pintor, grabador y dibujante fundamentalmente. Ha demostrado grandes destrezas artísticas en el arte figurativo, especialmente en la configuración de cuerpos femeninos desnudos y de otras figuras humanas y objetuales. Estudió la Licenciatura en Artes Plásticas en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua entre 1999 y 2004 y ha trabajado en el Taller Libre de pintura en la misma institución universitaria bajo la adecuada guía del maestro José Lucero (Hernández). Ha sido profesor de dibujo y pintura en la Escuela Superior de Comunicación Gráfica [ESCOGRAF]. Ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas en la ciudad de Chihuahua. Entre ellas, destacan “Develaciones” en el Congreso del Estado de Chihuahua [Enero-febrero 2009], “Tres siglos, tres fiestas” [Enero-julio, 2009] y “Obra Abierta” en la Quinta Gameros [junio 2002 y agosto de 2004]. Además, participó en las siguientes cuatro exposiciones individuales en la Galería del Café de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua [UACH]: 1) Dibujo con punta de plata en la muestra “El Rastro de la Plata” [abril de 2004]; 2) exposición colectiva de grabado [Febrero 2003]; 3) exhibición individual de dibujo “Sobre Papel” [marzo 2002]; 4) muestra colectiva de dibujo “S/T” [noviembre 2001] (Hernández). Finalmente, este artista fue parte de la exposición colectiva “Pastel y Acuarela” en el Museo Casa de Juárez de la ciudad de Chihuahua en mayo de 2001 (Hernández).

          El pintor Éber Sáenz expuso estos veinte cuadros de la muestra  Transfiguraciones” en la Sala Aarón Piña Mora en el Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros”, entre el 16 de marzo y el 18 de abril de 2016. Se compuso de seis acuarelas y catorce acrílicos.





Obras citadas

Hernández Molina, Martín. “Éber Sáenz Flores expone ‘Develaciones’ en el

Congreso del Estado”. TramoyamBlog. 27 enero 2009. Awesome, Inc.

viernes, 4 de mayo de 2018

"MATERIA MEMORABLE" DE SALVADOR MARRERO: NINOS, DESNUDOS Y EDIFICIOS HISTORICOS DE CHIHUAHUA


MATERIA MEMORABLE” DE SALVADOR MARRERO: NIÑOS, DESNUDOS Y EDIFICIOS HISTÓRICOS DE CHIHUAHUA




ÓSCAR ROBLES




          Salvador Marrero es un artista plástico experto en los cuadros al óleo. Bajo esta técnica pictórica, luce maestría en la construcción de personas y edificios y explora en treinta pinturas los siguientes tres grandes temas centrales: 1) Niños pobres y solitarios que despiertan emociones tiernas y tristes; 2) hombres y mujeres desnudos trazados con gran belleza, dinamismo y erotismo; 3) importantes edificios públicos y religiosos de la ciudad de Chihuahua plasmados con armonía geométrica, luz y gran realismo. Los tres temas son tres ámbitos de trabajo del pintor duranguense, bajo una estética academicista y clásica: Tres cristalizaciones de la vida humana y de la arquitectura: Tres visiones estéticas en que van de la ternura por los niños a la fantasía erótica y dancística y a la concreción de la superficie urbana y la arquitectura chihuahuense de gran trascendencia artística e histórica.

          En  2016, se exhibió un video en el Museo Casa Chihuahua a propósito de la presentación de las treinta pinturas al óleo mencionadas arriba, bajo el sugestivo título de “MATERIA MEMORABLE”. En este video, el propio Marrero dice que admira más a los artistas españoles Francisco de Goya y  Velázquez; sostiene que ha sido pintor por más de veintitrés años [en 2018, acumula ya un cuarto de siglo]; y confiesa que pinta de manera compulsiva. Este pintor estudió medicina originalmente y ha elegido la pintura como su auténtica profesion. Busca cuadros donde haya vida, apuntó finalmente en la entrevista de dicho video.

Su estilo artístico puede encuadrarse dentro de una línea “academicista” por su general pulimento de formas artísticas, por la idealización de sus modelos humanos y por la perfección de volúmenes, líneas y colores. El “academicismo” es un concepto usado en el arte y se aplica a la estricta “sujeción a las reglas y la técnica de la academia”, bajo un sentido positivo y, en un sentido negativo, se refiere a “la imitación servil de los modelos antiguos o clásicos” (“Academicismo”). Fundamentalmente, esta muestra de Marrero responde más a la primera acepción. Además, exhibe una marcada tendencia a recrear cuerpos jóvenes, muy hermosos y atléticos en diecisiete de las obras mostradas en “MATERIA MEMORABLE”. Por ello, se acerca a los modelos antiguos o clásicos. Sin embargo, este pintor aporta una verdadera visión personal y dota  de erotismo y movimiento a los cuerpos masculinos y femeninos, los cuales se convierten en auténtica “materia memorable” por su fino trazo. En particular, numerosos espectadores acudieron a contemplar y admirar esta muestra de arte local de la ciudad de Chihuahua.


CARTEL EXTERNO DE LA MUESTRA "MATERIA MEMORABLE" DE SALVADOR MARRERO


          Esencialmente, las figuras de niños solitarios aparecen en solamente tres cuadros. Son idealizaciones y exaltaciones de la tristeza y belleza de los niños mexicanos, mediante la proyección de una ternura en sus rostros y cuerpos, la construcción de espacios caseros externos de intimidad, la plasmación de colores suaves y serenos y la proyección de un dibujo tenue y pulido que redondea los volúmenes con perfección academicista. En tanto, sus ambientes neutrales y coloridos como de estampa o almanaque no muestran un realismo expresionista o nacionalista, típico de la Escuela Mexicana de Pintura o del Muralismo contemporáneo. De este modo, la belleza infantil emerge con imágenes perdurables y finas, forjando una cierta universalidad de sus soledades y melancolías.

          Por otro lado, la belleza clásica del desnudo humano se vuelve muy atractiva por los colores suaves y los ambientes idealizados de espacios vacíos puros, ya sean idealizados o casi inexistentes. De esta manera, el dinamismo, el vigor muscular y el erotismo de la piel emanan una armonía y un equilibrio clásico. En estos óleos, Marrero admira y exalta el cuerpo humano con su fantasía de artista, su visión estetizante, su dibujo tenue y sus pinceladas un tanto impresionistas y vaporosas. En general, los hombres y mujeres desnudos relucen como modelos universales, imágenes europeizantes, sin proyecciones nacionalistas. Por este motivo, parecen modelos cercanos al antiguo modelo clásico. En suma, estas danzas de suprema delicadeza y sensualidad consolidan la belleza del cuerpo y el arte de la danza, dentro de espacios neutrales y vacíos de realidad concreta.


CARTEL DE "MATERIA MEMORABLE" DE SALVADOR MARRERO EXHIBIDO AFUERA DEL MUSEO CASA CHIHUAHUA


          A continuación, se ofrece una breve descripción de estas treinta obras presentadas en el Museo Casa Chihuahua en la primavera de 2016:


1. “LLENO DE FRÍO” [100 X 130 cm., sin fecha]. En el cuadro, un hombre desnudo, bello y atlético es acariciado por ocho manos, en un primerísimo plano. Su piel rosada es un tanto azulina y el fondo proyecto colores naranja, azul y blanco. Sus ojos cerrados y el rostro sufriente enfatizan el frío. Muestra el torso completo y se mira un poco de perfil.

          Es una escena absurda, una fantasía erótica, un sueño, una ironía. El frío a que hace referencia el título es más emocional o simbólico que real, pues el hombre está desnudo y es un cuerpo muy atlético. No hay contexto espacial que subraye la intemperie que padece el personaje central y las manos enfatizan el deseo por ese cuerpo bello. Finalmente, el trazo del cuerpo es académico y clásico, el cual es el estilo dominante de dicha muestra pictórica.

2. “ESTRELLAS EN LAS CENIZAS” [100 X 80 cm., sin fecha]. Un niñito moreno mira con tristeza hacia un punto indeterminado, sentado en una escalera de una casa. Tiene los cabellos un tanto despeinados. Está recargado en un muro color marrón claro. Al fondo, se ven un muro y escalones color café y una bandeja está junto a los escalones. Viste bata o camiseta blanca y se acaricia un pie con sus manos.

          La escena es un tanto melancólica y tierna, pero el estilo artístico subraya una belleza armónica con figuras pulidas y clásicas, sin trazos expresionistas. La cara triste del infante y la escasa ropa revelan pobreza, pero la pincelada fina se disemina en todos los volúmenes humanos y objetuales y emana una belleza sencilla y dulce, lejos de una denuncia social. Bajo una visión emocional del mundo, el artista exalta a la niñez solitaria. En tanto, los muros color café envuelven la figura en armonía por la suavización del dibujo. En general, el pulimento de las imágenes y el suave colorido expulsan la degradación física del ambiente y el niño permanece solo, con su candidez y su dulzura melancólica. Entonces, el pintor exalta al pequeño y se aparta de la verdadera sordidez de la pobreza, más allá del expresionismo tradicional de otros pintores mexicanos. Por ello, la metáfora del título del cuadro lo subraya todo: El niño es “estrella” y la pobreza y la soledad son “cenizas”. El solo rostro y el gesto del niño son bellos y dignos, como una estampa sublime de la infancia solitaria.

3. “HUNDIDO EN LA QUIETUD” [100 X 80 cm., sin fecha]. Un niño mira hacia el espectador, sentado en una escalera en posición de perfil. Viste en ropa blanca con vivos morados en pecho y cuello; está descalzo. Su rostro es silencioso, triste, reflexivo. En tanto, la pared luce pintura blanca, tonos verde claro y amarillo, al igual que los escalones. La figura humana es un tanto borrosa y está vista desde una perspectiva más lejana que el cuadro “ESTRELLAS EN LAS CENIZAS”. De igual forma, las paredes y escalones tienden a borronearse para dar un efecto estético ruinoso a las imágenes, para apartarse del preciso realismo fotográfico o del realismo expresionista.

          En general, esta pintura es otra mirada amable del artista sobre el desamparo y la soledad de los niños. Es una mirada universal, sin ubicación geográfica concreta. En este sentido, es un paradigma. Algunas pinceladas gruesas en el muro muestran cierto expresionismo. Sin embargo, las imágenes son tiernas y dulces en torno a eventos tristes. En especial, el título de la obra combina un aspecto negativo [estar hundido] y un aspecto positivo [la paz]. Finalmente, los dominantes colores claros y el pulimento clásico de las figuras suavizan la escena de soledad.

4. “OJOS INTERIORES” [100 X 80 cm., sin fecha]. Es una escena similar a los dos cuadros inmediatos anteriores, con los cuales integra una serie sobre la infancia solitaria con similar perspectiva artística. En la pintura, una niña morena mira hacia un punto indeterminado, recargada sobre un muro color crema. Muestra tristeza en su cara y apoya una mano en la pared. Tres frágiles avecillas color azul claro y una de color violeta vuelan  a la derecha del cuadro, como fantasmas o símbolos de inocencia y belleza que acompañan a la pequeña infante. Tiene la nariz pequeña, labios cerrados, cabello largo café claro y los grandes ojos verdes muestran un gesto de tristeza. En especial, ella eleva su cuello largo y blanco y mira hacia la derecha del cuadro, hacia el vuelo de las avecillas.

          Las pinceladas son gruesas y tienden a disolverse un poco en ciertas áreas, para marcar luces y sombras en el rostro de la pequeña infante. Similar al cuadro “ESTRELLAS EN LAS CENIZAS”, el pintor duranguense exalta la belleza melancólica del rostro infantil y los ojos inocentes, con mirada amable y dulzura en el trazo del dibujo y el uso de colores suaves. En especial, las frágiles avecillas representan una exaltación de la niña, como si fuera una especie de santa o virgen, pues la presencia de la naturaleza la rodea mágicamente y aparece afuera de su casa. En especial, el título hace referencia a la profundidad del alma de ella, la cual parece asomar tímidamente en sus perfectos ojos hasta cristalizar el instante puro de las emociones internas. Muro claro, aves como de frágil cristal y plumas, aves angelillos, todo ello refuerza esta imagen de la niñez dulce, bajo la paternal y tierna visión del artista.

5. “QUE NO APAREZCA LA LUNA” [120 X 80 cm., sin fecha]. En el cuadro, una mujer desnuda, bella y de ojos semicerrados muestra su torso rosado envuelto parcialmente en manto blanco. Sus brazos están levantados y toda su fina figura emerge de un fondo color azul rey y un tanto verdoso.

          En general, la factura estética es un tanto vaporosa e idealizada por la proyección de belleza femenina. Se miran retazos de vapores azules y la tez es sensual; tiene los labios carnosos y los ojos embriagantes. El título marca una descripción muy sugestiva: Una mujer sensual y solitaria goza en la oscuridad, justo cuando la luna puede interrumpir ese instante de belleza pura y erotismo. Su estilo artístico se acerca formalmente al “New Age” por su pulimento clásico y académico y su ambiente poético.

6. “AYOTZINAPA. VOCES EN EL SILENCIO” [100 X 120 cm., sin fecha]. Es una pintura de tema muy diferente al resto de los cuadros de “MATERIA MEMORABLE”. Constituye una orientación única hacia un tema histórico y social mexicano. En la pintura, un hombre levanta un cartel con el mensaje “VIVO SE LO LLEVARON” escrito en letras amarillas, justo en el primerísimo plano. El hombre lleva una chaqueta marrón oscuro y una camisa azul claro. Al fondo, se ven las siguientes dos figuras: 1) Una iglesia de dos torres [izquierda del cuadro], tejida con trazos blancos un tanto borrosos; 2) tres soldados grises portando fusiles [derecha del cuadro]. Templo y figuras humanas relucen en un fondo vaporoso propio del estilo impresionista. En particular, se contrasta estas imágenes armónicas con la expresividad, la tristeza y el silencio de cara y con la belleza de ojos cafés del hombre bello y atlético, un tanto acriollado en sus rasgos faciales.

          Es una obra de mensaje político y de inclinación social hacia el pueblo mexicano porque resalta la belleza del hombre que protesta como centro del cuadro y la legitimidad de su postura de reclamo a su gobierno. En tanto, la religión católica es un mero trasfondo espacial y social del pueblo. Por su parte, los agentes policiacos funcionan como represores del pueblo. El conjunto de figuras humanas y objetuales es original y aborda la cruda realidad social de México del siglo XXI. En especial, hace referencia directa al dramático evento social ocurrido en el pueblo de Ayotzinapa, Guerrero, entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014, bajo el gobierno federal de Enrique Pena (2012-2018). En este conflicto social, se enfrentaron miembros de la sociedad de Ayotzinapa contra agentes de la policía municipal y estatal de Iguala [Guerrero], con un saldo trágico de nueve muertos, veintisiete heridos y cuarenta y tres estudiantes normalistas desaparecidos (“Desaparición”). Entonces, el pintor Marrero fusiona idealismo, política y estética. No retrata al México indígena o mestizo propio de la región del sur, con trazos más realistas, expresionistas o ásperos, sino con una visión paradigmática y sintética, forjada con diversos colores suaves.

7. “ÓPERA SALVAJE” [150 X 120 cm., óleo sobre madera, sin fecha]. Un hombre baila desnudo cargando el cuerpo también desnudo de su amada en primer plano. La cabeza pelirroja de la mujer pende y ella alza sus piernas. Ambos cuerpos son  rosados y destaca su belleza dinámica sobre un fondo de colores blanco, amarillo y verde diseminados en cuadros medianos un tanto difusos. En particular, el hombre pisa el suelo con un solo pie y mantiene un dinamismo hermoso, dentro de una personal y privada danza, cristalizando el instante idealizado de suprema sensualidad. Los cuerpos reflejan fuerza atlética como personajes de la antigua Grecia clásica y su piel emana sensual belleza humana.

          Las dos figuras humanas son cuerpos idealizados y perfectos, con músculos fornidos, trazados con tonos rosados y naranjas. Son cuerpos de estilo académico y clásico, danzando dentro de un vaporoso ambiente físico, como espacio puro del arte y la belleza. El fondo amarillesco, los cabellos de ambos en movimiento y la perfecta belleza de sus músculos revelan un gran esteticismo y academicismo, trazados con una gran hechura artística. Esencialmente, el título del cuadro une dos aspectos opuestos: la música de “ópera”, clásica música que se vuelve “salvaje” con la erótica danza de cuerpos jóvenes sin ropa.

8. “ESPACIO Y TIEMPO” [150 x 120 cm., sin fecha]. Un hombre desnudo posa de frente sobre fondos de color blanco y de diferentes tonos azules. Su rostro se inclina hacia atrás. Audaz y osado, el artista Marrero plasmó los órganos viriles.

En especial, el “baño” de tonos azul claro y azul oscuro sobre la piel denota una idealización extrema y una belleza de cuerpo, dentro de una escena más estática en comparación con las escenas del resto de las pinturas expuestas en el Museo Casa Chihuahua.

9. “NO ES EL VIENTO, ES EL TIEMPO” [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En el cuadro, un hombre y una mujer se contorsionan espalda con espalda, completamente desnudos sobre un fondo amarillo claro y naranja. Ambos ejecutan una danza erótica, privada, contemplada por el artista o tal vez una fantasía pura creada tal vez por el propio pintor. En especial, la mujer exhibe sus glúteos sensuales y un pecho con pezón; el hombre está materialmente brincando en el espacio, posando solamente un pie en el suelo. Las cabezas de ambos danzantes se ocultan en una nube naranja, teñida con un suave borroneo muy estilizado.

Cuerpos de belleza suprema y clásica, sensuales luces untadas en la piel emanan un academicismo. La mujer es un salto de belleza que se cuaja en el espacio, investida de un aura amarilla que la exalta. En tanto, el hombre es su fiel comparsa en este ritual íntimo y privado. Suprema idealización del ser humano, los danzantes son arte y erotismo puros, forjados con los cuidadosos trazos académicos y perfectos y constituyen una fantasía deliciosa para los espectadores, una belleza pura. Especialmente, el título del cuadro subraya el papel clave del tiempo, uno de los motivos que se repiten en los títulos de varios cuadros de “MATERIA MEMORABLE”. Belleza corporal que se cristaliza en el instante o belleza plena de la juventud, el hombre y la mujer son “tiempo”. El “viento” está ausente por supuesto, pero esta palabra conlleva una rima asonante que denota poeticismo verbal para complementar la belleza de la sensualidad dancística o de la danza sensual.

10. “DESHOJANDO EL TIEMPO [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En primer plano, una mujer desnuda reposa sobre un manto blanco. Sus cabellos rojizos penden en el espacio y se ve un manto rojo a un lado de ella. Mientras tanto, otra mujer pelirroja mueve su cabeza, de pie, justo al lado izquierdo del cuadro. También, esta fémina se halla desnuda, sobre un fondo blanco. Ambas exhiben sus cuerpos desnudos, sus sensuales ombligos y sus deliciosos pechos, piel femenina que ilumina toda esta obra pictórica. En tanto, las contorsiones dancísticas resaltan el dinamismo de la escena. Entonces, los cuerpos emergen del vaporoso y nuboso fondo y sus acciones son delicia y juego y pose para estudio de una danza moderna o tal vez una fantasía pura de arte.

          El tiempo otra vez aparece justo en el título de esta obra delicada sobre las mujeres danzantes. La metáfora vegetal “deshojando el tiempo” implica el reposo y el ocio, el tiempo justo de la belleza femenina y la intimidad entre mujeres artistas. Entonces, los minutos se “deshojan” en el goce pleno de la danza desnuda, uno de los temas centrales de toda la muestra del Museo Casa Chihuahua. Ambas mujeres representan la fantasía privada del propio artista, quien capta con su pincel el delirio sensual, vaporoso pincel que lustra la piel femenina con pigmentos suaves como el beso y la dota de luz y de frivolidad. Los cabellos rojizos reflejan la pasión y los rostros femeninos son ensoñadores y sus músculos se despliegan entre mantos encarnados y blancos. Flores de pétalos puros sus pieles, las mujeres eternizan su “instante” o “tiempo” de personajes ideales dentro  del lienzo y permanecen en el tiempo inmarcesible del arte pictórico, como salidas del “jardín del amor del pintor”, jardín del cuarto privado o estudio de danza, jardín de la imaginación artística.

11. “RUMOR DE ETERNIDAD” [150 X 120 cm., óleo sobre madera, sin fecha]. En el cuadro, un hombre desnudo estira su mano izquierda como buscando algo en el espacio y mueve su brazo derecho, como danzando. Piel rosada con ligeros tintes blancos y azules, mira de frente mostrando su miembro viril. Tiene el rostro ensoñador, cabellos agitados, fondo vaporoso de blanco y azul.

          Es otra fantasía de exaltación del cuerpo masculino inspirada en el modelo clásico antiguo, pero en franca proyección dinámica. El contraste de luces y sombras de la escena subraya el sugestivo estado emocional que vive el hombre, en torno a su profesión artística de danzante moderno o amante que recuerda a su amada. La belleza del cuerpo aparece en otra danza privada o fantástica, como si el hombre quebrara una frágil pared de hielo o de luz en el espacio con sus manos. El danzante luce como un hombre altamente idealizado, con músculos atléticos. En tanto, el título de la obra subraya la belleza, la sensualidad y el arte como rasgos y eventos que sugieren la “eternidad” del tiempo. En especial, las pinceladas densas y suaves, los colores básicos (rosa, blanco y azul) y los contrastes de luz y sombra, dotan de refinamiento e idealización. Es de los mejores por la impecable belleza, por la construcción del arquetipo de belleza viril, por el dinamismo del cuerpo, por la impersonalidad del hombre para convertirlo en símbolo de belleza idealizada y pura. En tanto, los tonos oscuros son elementos pictóricos novedosos que resaltan la piel y los músculos. Los escasos colores producen densidad y misterio y exaltan la central figura del hombre, trazado con una factura artística pulida, clásica y academicista.

12. “RUMOR DE ETERNIDAD II” [150 X 100 cm., óleo sobre madera, sin fecha]. En la pintura, un hombre desnudo danza y su brazo izquierdo le cubre parcialmente el rostro y su brazo derecho se mueve. Está de frente. El fondo es azul y verde, un tanto vaporoso. Como el cuadro anterior, es una obra muy atrevida sexualmente, puesto que muestra el miembro viril otra vez. En general, el trazo de su piel es de color amarillento con algunas sombras y el cabello es negro. La obra muestra pinceladas densas que remarcan músculos en vientre y muslos.

          La pintura representa otra vez un ritual privado de una danza íntima o fantástica, imaginería pura del artista, o tal vez sea un simple estado reflexivo del hombre que recuerda a su amada. La obra fue construida con colores más planos que la obra inmediata anterior. Esencialmente, los tonos amarillos dan más luz al cuadro y presenta una imagen más clara y uniforme que contrasta con la pintura anterior. Dentro de la línea de desnudos cuerpos que danzan en privado y en la fantasía personal del pintor, la figura de este personaje significa la idealización de la belleza viril, con un cuerpo atlético pleno de volumen y belleza clásica, sin un espacio concreto y realista. Otra vez, el artista implica el tiempo en el título y lo convierte en una serie de dos estudios del desnudo masculino en movimiento, con la idea de la presencia de la “eternidad” como paradigmas universales del ser humano. Como el primero de la serie, este cuadro enfatiza la permanencia de la belleza humana a través del arte mismo, que es la danza. Su dibujo, volumen y color son más convencionales que su “hermano” pictórico que tiene el mismo título. Es decir, la pintura inmediata anterior denota más destreza artística y exhibe más “oleajes” y más sombras que realzan y adensan el mensaje y el carácter paradigmático.

13. “FUEGO, AGUA Y VIENTO” [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. Una mujer rubia y blanca hace un gesto de placer sobre un fondo vaporoso amarillo, blanco y azul. Muestra una boca abierta rosada y sensual, ojos cerrados y cabello desordenado como denso trigal de sol. Con audacia de artista, los pechos lucen descubiertos con pezones delicados como colibríes.

La figura de la mujer aparece en el primer plano del cuadro y luce solitaria y meditativa. Por el sugestivo título, ella parece trazada en el momento del placer erótico, en el coito que no aparece en el cuadro. Sólo se ven el pecho, los hombros y el rostro precioso. Mujer de sol, mujer imaginaria e idealizada, este personaje tal vez recuerda ese placer sexual del pasado, desde otro punto de vista. En cualquiera de los dos casos, el placer femenino parece perpetuado, cristalizado, instante puro del sexo, bajo el impulso de las tres fuerzas de la naturaleza que simbolizan ese instante de arrebato sexual, según apunta el título del cuadro. Por la pureza del erotismo y de la belleza femenina, por su acercamiento al cuerpo, por la luz del erotismo que brilla, por la imaginación que despierta en el espectador, “FUEGO, AGUA Y VIENTO” es una de las pinturas con mejor hechura artística de la muestra “MATERIA MEMORABLE”. EL cuadro emana pura belleza, belleza ideal que se cuaja con la luz de la imaginación de Marrero bajo el impulso esteticista del artista, como si fuera una “cámara de cine”, maestro, ¡bravo!

14. “LA GRACIA QUE TRANSITA O SE PIERDE” [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En el cuadro, un fuego rojo y sangrante envuelve a un hombre y a una mujer desnudos, quienes aparecen de frente. Ella tiene cabellos rojizos y salvajes y una manzana roja en la mano izquierda. Resaltan sus labios encarnados y sensuales; el brazo derecho se encuentra arriba de su cabeza. Él está situado justo a la izquierda de ella, con su rostro semioculto y su cuerpo en movimiento. Ambos danzan y posan, mostrando la belleza de su piel rosada. En especial, ojos de fuego grande toda ella. La gran audacia del artista lo conduce a exhibir el pubis sin vellos de ella y el miembro viril de él. Los dos se encuentran solos en ese breve espacio, quemados por ese fuego rojo, roja pasión, incendio que quema el cuadro mientras ella se contorsiona suavemente, caderas y piernas en movimiento en danza erótica.

          La mujer se eterniza con la imagen de la manzana de una Eva, recreada en la modernidad, en un nuevo paraíso terrenal. Cabellos de serpiente roja, con el fuego café claro que expulsan sus ojos, con sus labios de roja manzana, ella representa el deseo femenino, la seducción. El hombre le hace el cortejo sensual, la danza de un Adán moderno, con rostro oscurecido. Ella, la pura “gracia’ dinámica o temporal que está a punto de irse; ella la “gracia” que el artista cristaliza con imaginación pura. En tanto, el personaje del hombre y el fondo rojo de fuego la asedian a toda ella simbólicamente. Entonces, ella es toda “gracia” suave y dulce y seduce a su Adán fornido porque él ya percibió el secreto fuego de los ojos de ella, ojos deseantes, deseo que se anuncia en la atmósfera ígnea que los rodea a ambos. Sin embargo, esa “gracia” femenina puede “transitar” o “perderse”.

15. “SILENCIO EN PLENA NOCHE” [150 X 120 cm., óleo sobre madera, sin fecha]. Una sirena blanca de cabellos rojizos y un manto violeta, una sirena de pezones de rosicler y nalgas de nácar y ojos de sueño, una sirena o ángel marino irrumpe en el mar verde oscuro o en la noche, flotando con los brazos abiertos y la gracia de sus piernas danzarinas, una sirena que aparece en un sueño verde y vocea delgadamente su nombre al poema, una sirena con ruidillos de ave canora que no se escucha, una sirena con glóbulos de pez más delgados que el mismo sueño o el agua en que ella flota, una sirena con brotecillos de algas que no se ven, pero se intuyen por allí, una sirena de cuerpo de seda amarilla con cara de cervatilla grácil, una sirena que vuela en un cielo verde y negro de agua, con su manto fino que son alas despojadas, jirones apenas desprendidos de sus omóplatos hechos de pigmento de azúcar o algodón, una sirena serena que nada en la fantasía del pintor como pececillo y lo mira directo al corazón un día o una noche, una sirena o ninfa o “náyade artera” que flota entre versos de agua sin hacer ruido, con un silencio de espacio celeste, delgadísimo y fino que se afina con un silencio perfecto que es su piel de pétalos o de pura luz cuajada, una sirena de película, una sirena que es ninfa en este bosque verde que ahora soy yo y la arropa con sus hojas llenas de savia, en esta agua de mar en que soy Neptuno y la persigo con mis ojos y mi fantasía, con esta voz que la busca en su callado flotar de mujer en el mar del lienzo, una sirena que nada en el agua de mi magín solo, ahora mismo, una sirena que mira en plena noche de agua mientras sueño frente al cuadro de Marrero, una sirena que dé nombre a un poema: “Sirena Silencio”.

16. “DESDE LA OSCURIDAD” [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En primer plano, dos hombres desnudos bailan intensamente sobre un fondo naranja y negro, uno arriba y otro abajo. Se ven como habitantes de dos dimensiones fantásticas, estirando sus brazos en gracia de danza moderna, sin espacio; sólo trazan su viril ingeniería de músculos en el espacio vacío, sin cruzarse, practicantes de una danza ritual privada, danza moderna quizás.

Ambos personajes masculinos relucen en este cuadro como paradigmas clásicos de la belleza del hombre. Sus figuras denotan trabajo académico sopesado con lentitud. Muestran sus torsos y rostros; son dos hombres que parecen arrojar discos olímpicos que no se ven o tal vez lancen abstractas semillas o sueños o quizá   lancen su corazón que desaparece lento en las sombras. Los dos hombres tejen la danza desde la oscuridad, con la belleza de sus cuerpos atléticos y académicos y clásicos músculos. Y el artista Marrero los capta desde la oscuridad de su imaginación y los ha pintado con pinceles y pigmentos y los ha dotado de luz: La luz de la belleza perfecta, arte que se mueve en el espacio con antiguo griego estilo.

18. “EBRIOS DE TANTO AZUL” [120 X 150 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En primerísimo plano, un hombre azul besa el cuello de una mujer rosada y de rostro adormecido posado justo a la espalda de ella. En tanto, ella estira su brazo derecho y abraza el cuello del hombre con el izquierdo, muy amorosa, como una danza de seducción amorosa. Ambos están envueltos en densos “velos” azules, ambos de pie. Hombre fantasmal él, como un sueño que se asoma a la perfecta belleza rosada de ella, la bella seducida que muestra su pecho de botones rosas y sus enormes caderas y su bello pubis de vellos azabaches. Flor de tentación, su ombligo femenino mira al frente del lienzo como ojo de su vientre. Los dos flotan en un mar “azul”, “ebrios’, y uno los contempla y los ojos se embriagan de tanta belleza, con la flor abierta y femenina que ocupa el centro del cuadro, flor de piel que se ofrece al espectador sobre el espacio azul de este poema azul y ebrio.

18. “SILENCIO ETERNO” [60 X 80 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. Yace acostado, cabeza reclinada, apenas perceptible, envuelto en fondo negro y profusamente rojo, fuego rojo, rojo sangre. El hombre muestra el miembro viril, bajo el osado y audaz atrevimiento del artista Marrero.

Este hombre es el amante en reposo, que duerme, cuerpo derretido tras la batalla del amor. La factura artística proyecta idealización y belleza, con academicismo y visión clásica del ser humano. En particular, el rojo del fondo parece anunciar la pasión reciente que flota en su mente y que ahora lo hace descansar, disfrutando y paladeando el placer del erotismo. Es la escena del hombre solo, en silencio, amante ígneo. Es el instante del cuerpo atlético y bello, trazado bajo el pincel de fuego del artista audaz que lo imagina y lo pinta y lo hace un perfecto arquetipo del amante en su lecho de amor, tras el acto de amor, disfrutando un “silencio eterno” de amor, como señala el título de la pintura.

19. “DEMASIADO HUMANOS” [120 X 150 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. Un hombre y una mujer hacen el amor en primer plano sobre un fondo rojo, negro y blanco. El primero muestra su cabeza caída, desintegrada, como “pulverizada” por la pasión del cuerpo blanco de ella. La embiste y toma el muslo izquierdo de ella, entonces la pincelada distorsiona la blandura del sexo femenino. El hombre luce pigmentos oscuros y rojos; la mujer, blancos y amarillos.

Ambos amantes lucen muy carnalizados con su pasión sexual y el arte de Marrero los eterniza en el instante del amor pleno, dentro de un espacio intemporal y vacío: El espacio del amor, donde los amantes gozan su pasión y se hacen más carnales. Los trazos tienden a borronear la cara de ella y a cristalizar un cuadrángulo amarillo y blanco justo en el ángulo superior derecho. Trazos sencillos, los cuerpos son siluetas, paradigmas, y la belleza se hace colores básicos: Rojo, negro, blanco y amarillo. En tanto, los cuerpos proyectan un poco de “siluetización”, lo cual vigoriza los volúmenes corporales y sugiere estilización, originalidad, concentración pura del sexo.

20. “PARA TU CUERPO DE DANZA DESHOJANDO ILUSIONES” [100 X 120 cm., óleo sobre madera, sin fecha]. Sobre fondo violeta y blanco, poético fondo, la danza del atrevido sexo entre tres amantes es el centro del cuadro, forjados con la fantasía erótica y la audacia del artista Marrero. Los dos hombres desnudos, cuerpos rosados y cabellos agitados, acarician a la única mujer del acto sexual. Uno la quiere besar en su rostro vencido por la pasión; el otro la penetra en su sexo por atrás y el brazo derecho de ella cuelga. Bajo la estética erótica del pintor duranguense, su delicioso cuerpo femenino ofrece manjares de suprema belleza sensual: Sus pechos y su vientre y su pubis vegetal, su corola de flor abierta, Rosa de los Vientos del Amor. En especial, los colores suaves se “adulzan”, se enternecen con el suave pincel del artista duranguense, pincel fálico que busca penetrar a la “belleza belleza”, con suaves labios y lengua, con sus pigmentos de semen pastel y la pintan y la hacen florecer plena de lujuria sobre el lienzo lecho de amor,  derivando en la cristalización del sexo de tres, el sexo a la francesa y el sexo se vuelve danza otra vez, movimiento ritual, paradigma, idealización suprema, luz de colores lúbricos en la paleta del pintor, textura de frutas suaves que se tocan y se acarician y se gozan, en el cuerpo de la danza que es Ella, el Amor Entero que se deshoja pétalo a pétalo. Entre la pasión carnal y la ilusión erótica, la belleza clásica de sus cuerpos danzantes son belleza y sueño del arte.

21. “CRUZARÉ MI SONRISA” [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En nubes blancas, los amantes o dioses griegos hacen el amor, el amor entre cuatro, cabellos alborotados, pieles blancas que luchan en su fantasía divina. El cuadro es una exorbitante fantasía sexual masculina. En el cuadro, un fornido hombre de cabello negro embiste sexualmente por atrás a una pelirroja de cabello alborotado; otras dos desnudas amantes o diosas acarician a dicho hombre, gozante el uno. Una de estas dos amantes complementarias es una mujer pelirroja que se enrosca al viril muslo izquierdo y muestra su pecho izquierdo sensual y lechoso; la otra parece un vapor violeta que toma el cuello de él con su mano izquierda y se toca el cabello, labios abiertos y deseantes, pecho de blancura potente. Los cuatro amantes o dioses gozan  y danzan en esta fantasía lúbrica a ultranza pintada en el lienzo de Marrero, construida con gran factura estética y una perspectiva un tanto mitológica de antiguo griego albor y configuración. Estos personajes sensuales hace el amor entre nubes y no hay quien los vigile en el cielo, solo los espectadores que acuden al museo. Entonces, uno “sonríe” y se enmiela con los azúcares albos de la piel de sus cuerpos, justo de este lado del cuadro, y uno contempla este poema de color y pasión, danza erótica y fantástica en las nubes. Desfilan los espectadores seducidos por tanta lujuria teñida en el cuadro y no se mira al dios Zeus en esta escena y los personajes permanecen con su ritual del Zeuxo entre cuatro.

          El título de la obra sugiere algunos mensajes ambiguos. La frase implica una primera persona de singular con el pronombre “yo”, pero no se clarifica a quién se atribuye esa expresión de felicidad. Entonces, ¿el propio artista Marrero “cruzará su sonrisa” propia haciendo alusión a un referente externo o uno de los personajes del cuadro lo hará? Aun más: ¿Qué significa “cruzar la sonrisa”? ¿Cubrirla?

22. “LA DANZA DE LOS SIGLOS” [150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. En el cuadro, un hombre moreno y desnudo danza de espaldas, agitando un manto color blanco, dentro de un viaje simbólico por el tiempo de la danza que se eterniza en el instante. Levanta su pierna izquierda y exhibe sus músculos fornidos sobre un fondo gris, azul y blanco, colores que no refieren un espacio físico definido. Tiene el cabello negro y su concentrada danza fantástica, casi celestial, entre nubes tormentosas. Hombre mestizo, se eterniza en la belleza clásica del ojo clásico y el pincel muy académico de Marrero. El hombre baila solo con su solo manto blanco, su vela velero de imaginación y danza, sin su amada, solo y su alma, conjugando el baile y el tiempo, “la danza” y “los siglos”, la metáfora y la hipérbole que eternizan ese instante de placer solitario. Entonces, el título encierra dos ejes semánticos sobre los que descansa esta personal visión artística, armónica y fantástica.

          Esta danza del hombre desnudo forma parte del asunto o “materia memorable” de toda la muestra de treinta cuadros de Salvador Marrero. Es la danza del tiempo del cuerpo desnudo y bello, la cual es sublimada y reconcentrada en el cuadro “LA DANZA DE LOS SIGLOS”, con la fusión de escena y título. Este cuadro cierra el segundo tema: El de los desnudos humanos en danza erótica.   

Especialmente, puede verse que las mujeres y los hombres desnudos y muy bellos aparecen en diecisiete de las treinta obras de la exhibición “MATERIA MEMORABLE”, como una forma de exaltar la belleza y el erotismo humanos. En particular, se repiten en estas escenas la acción de danzar y/o el tiempo y rebosan las imágenes humanas de la sensualidad y el erotismo fino, delicado y clásico, propio de un estilo artístico academicista que nos remite a la atrevida danza moderna con bailarines desnudos o a la antigua Grecia. De este modo, la danza y el tiempo se prolongan en esta narrativa de la “materia memorable” en que los cuerpos desnudos son deliciosos y son el centro de esta pintura. Así pues, el arte pulido de Marrero se consuma en esta brillante muestra. Entonces, destacan el dibujo suave y el ambiente vaporoso, un tanto impresionista, los colores suaves y serenos. La “materia memorable” es cuerpo, es piel en movimiento, belleza pura. Esencialmente, el pintor duranguense muestra atrevidas pinturas porque pone cuerpos desnudos y muy sexuales, como una manera de legitimar este aspecto de la vida humana. Por eso, el artista se propone dejar sus dinámicas figuras humanas en la memoria que es tiempo, manejando con destreza su pincel de pulso clásico y su sensual imaginación y mirada pulida hasta cristalizar y eternizar el erotismo humano, ya sea femenino o masculino. ¡Salud, maestro, por estos cuerpos puros, hechos de materia, memoria e imaginación pura!   

23. “MIRADA ASTRAL” [90 X 120 cm., óleo sobre madera, sin fecha]. Es un cuadro de gran factura estética y puede encuadrarse en el tema de los cuerpos humanos desnudos y extremadamente hermosos. Sin embargo, tiene una variante muy audaz: El personaje es la belleza humana, sin identificación sexual plena. Proyecta cierta ambigüedad que provoca perturbación y es un atisbo a los personajes de la Grecia y la Roma de la Antigüedad. Así pues, este retrato representa la belleza humana quintaesenciada con una figura de busto un tanto ambigua desde el punto de vista del sexo-género. Los ojos azules y enormes derraman dulzura e inocencia y miran a un punto indefinido. Tiene una nariz muy bella y pequeña, los labios sensuales y carnales. Los hombros desnudos lucen frágiles y se borronean entre pinceladas gruesas. En su cabeza, luce una corona de flores, como premio a su extrema belleza o viéndose como un dios o una diosa en una fiesta dionisiaca de primavera. Las hojas son profusamente amarillas, rojas y verdes, corona de carnaval antiguo. Justo atrás de este personaje, se observan siluetadas hojas, sugeridas hojas. Y ella o él es todo ternura y sensualidad. En suma, reluce este retrato de persona real o persona imaginada una real belleza untada al cuadro con la magia de los pigmentos y el pincel de Marrero.

Y Ella o Él, paradigma de belleza suprema, mira con sus dos planetas o estrellas azules, entre vegetales que complementan su hermosura. Ella o Él, belleza asexuada, tan sólo mira inocente para que lo / la admiren y miren su mirada profunda, expresiva, seductora. En tanto, la corona de hojas relumbra su vegetalidad colorida, adorno como de antiguo pasado griego, una corona de fiesta de carnaval, ritual viejo que proyecta la belleza del rostro tierno y sensual eternizado por la magia creativa de Marrero, por sus pigmentos de jugos estéticos. ÉL o ELLA: Ninfa o dios griego, sacerdotisa virgen, queda en el cuadro mirando para siempre con sus “ojos estrellas” o “mirada astral’, como reza el título del cuadro. Y los colores emanan un no sé que de sensualidad sin sexo, un frutero de perfecta belleza, una higuera con frutal piel. Este personaje luce finalmente como Tadzio, aquel protagonista de la película Muerte en Venecia (1971) del italiano Luchino Visconti, basada en la novela homónima del alemán Thomas Mann publicada en 1912. Por eso, este cuadro es el emblema de la muestra “MATERIA MEMORABLE” y apareció en los carteles del Museo Casa Chihuahua en la primavera de 2016.


"MIRADA ASTRAL" DE SALVADOR MARRERO ES UNO DE LOS MEJORES CUADROS DE LA MUESTRA "MATERIA MEMORABLE"


24. “ESPEJO DEL CIELO” [Templo de San Francisco, 150 X 120 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. La Belleza de Muros Blancos emerge con su campanario en primer plano con nubes grises en el cielo azulino de la ciudad de Chihuahua. Es el famoso templo situado en la calle Libertad, frente a la Plaza de Ignacio Zaragoza. Este edificio es visto en el cuadro desde la Plaza del Ángel. Su dibujo un tanto difuso se proyecta menos en el lienzo bajo el impacto de los colores blanco de los muros y el color natural de la cantera y el perfecto volumen del histórico templo.

          Esta pintura de este templo es forjada en estilo realista, pero sin llegar a la perfección del realismo fotográfico. La mirada cálida de Marrero lo convierte en arte perdurable y “materia memorable” propia de su fino arte pictórico con la técnica del óleo. La metáfora del título del cuadro subraya la exaltación y el homenaje a la arquitectura sacra del Barroco de la Colonia en Chihuahua. En el plano real, la perfecta belleza blanca del templo es como una paloma gigante y parece haber bajado del cielo a posarse sobre la tierra y fundirse con el color azulino del cielo mismo y en mañanas y tardes de sol emana una belleza suprema. En el plano virtual del cuadro, el templo se convierte en lo que anuncia el título de la pintura: Es “espejo del cielo”. Entonces, el templo representa simbólicamente para Marrero un espejo de belleza de la naturaleza celeste, donde reside Dios. El templo de San Francisco fue construido entre 1721 y 1741, durante la Colonia Española. Por ello, es uno de los más antiguos y hermosos de la capital del Estado de Chihuahua.

25. “CÓNCLAVE DE PLEGARIAS” [Templo del Sagrado Corazón de Jesús. 150 X 100 cm., óleo sobre tela]. El artista Marrero pinta este templo situado al sur de la ciudad de Chihuahua desde el lado oeste de la Avenida Veinte de Noviembre. Por ello, la mitad de su cuadro exhibe cielo con dos tonos azules diferentes. Abajo, la cantera luce amarilla y la linealidad dura del modelo original se hace suave bajo el dibujo tenue del pintor. Se encumbran sus torres y cúpulas románicas y la cantera luce como resplandor dulce de sol. En particular, el amarillo crema y el blanco de la piedra armonizan con el azul celeste. Fundamentalmente, sobresalen los detalles tallados de puertas, ventanas, esculturas y todos estos elementos se “presentizan” en la obra de manera sugerente dentro de los volúmenes grandes de dichas piezas de la imponente iglesia. En particular, los colores espléndidos se imponen al dibujo.

El conjunto arquitectónico del Templo del Sagrado Corazón de Jesús es majestuoso y magistral. Este templo pertenece al estilo románico y es una iglesia fundada en el primer tercio del siglo XX. El título de la obra enfatiza la religiosidad y resalta al templo como el recinto para el rezo de los feligreses. Entre las pinturas sobre edificios públicos de Chihuahua, esta obra es de los mejores cuadros por su perfecta factura estética en volumen, dibujo y color.

26. “DESDE EL AYER” [Quinta Gameros, 100 X 150 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. Una dulce cantera amarilla, un verde limón del techo, un dibujo que se suaviza, un imperio de belleza Art Noveau fue captado en este lienzo por el artista desde el lado este del histórico Paseo Bolívar. Por eso, la perspectiva visual es de perfil. La lujosa mansión afrancesada se encuentra en el cuadro bajo un cielo nuboso, blanco y gris y junto a unos árboles y arbustos y señales de tránsito y  postes de luz que denotan el tiempo del siglo XXI. La fachada muestra tallas exquisitas, trazadas con minucioso detalle. Las ventanas, las puertas, las esculturas clásicas son de por sí “materia memorable” en el edificio histórico que fue propiedad de la famosa familia Gameros. Entonces, Marrero hace toda esta antigua mansión “memorable materia” con sus mágicos pigmentos y sus precisos pinceles y su prodigiosa mirada y su amor de pintor y ciudadano local.

La Quinta Gameros es el edificio rey de la ciudad de Chihuahua, emperador de belleza exquisita y refinada. Es recreado por la estética de Marrero, quien lo reproduce con realismo y perfecta simetría y le da un toque amarillo a la cantera, como rasgo propio de su arte, un amarillo que adquiere realce con el verde claridoso de los tejados, un amarillo que acaso es el rostro del sol dorado que se filtra en la imaginación del pintor, para recrear este monumento de piedra cantera. Así pues, esta obra pictórica de Marrero, Salvador, salva otra imagen de la Quinta Gameros dentro de su lienzo, hasta convertirlo en “materia perdurable” como memoria de la materia hecha arte supremo con tallas y tallas prodigiosas, y lo traslada de la piedra original al pigmento y a su fantasía. Entonces, el pintor cristaliza la arquitectura preciosa de ese edificio público del Paseo Bolívar. Un amarillo cálido y solar de cálido artista “resuena” en esa cantera dentro de un lienzo perdurable, en esa casa de todos, hecha imagen virtual de perfecto dibujo, color y volumen.

27. “TESTIGO HISTÓRICO” [Palacio de Gobierno de Chihuahua, 100 X 150 cm., óleo sobre tela]. En el cuadro, se mira un señorial palacio bajo un breve cielo azulino, profusas nubes albas y amarillas. La perspectiva del trazo parte desde la Plaza Grandeza de Chihuahua, como una toma panorámica, tomada con la cámara de cine de los ojos de Marrero. La escena central se complementa así: Unos árboles verdes borroneados; unos edificios sugeridos apenas en la calle Libertad y Vicente Guerrero; una máquina que limpia y repara la entrada norte al palacio, apenas trazado, apenas entrevisto. En suma, los borrosos objetos y los vegetales son telón de fondo de la gran obra arquitectónica, una de las mejores de toda la ciudad de Chihuahua. Y por encima de todo, esta enorme “casa” de cantera para el poder político aparece con tallas y detalles sugeridos y sugerentes, un volumen de palacio retratado en el lienzo con buena simetría y perspectiva visual.

En conjunto, el artista Marrero talla con su “marro” los pigmentos hasta erigir toda la magnificencia del edificio chihuahuense dentro de su lienzo, bajo una perspectiva estética realista. Su visión estética es exaltación [“Testigo histórico”, reza el título]. El artista rescata la belleza del palacio gubernamental con un leve sesgo impresionista, con colores dulces de cocoa y suave dibujo. El resultado es un pulido retrato de palacio, “memorable materia” de la cantera, para hacerla material de la memoria de los espectadores ciudadanos amantes del arte de la pintura. Y allí, al centro del cuadro, el palacio reluce bajo el tierno sol del día, con los letreros modernos de las calles y sus sombras imponentes reflejadas en el pavimento.    

28. “CIELO NOCTURNO” [Cúpula de la Catedral de Chihuahua, 120 X 150 cm., oleo sobre tela, sin fecha]. Claridad de cielo profusamente azul; nubes densas; y justo abajo la claridad blanca de la cúpula de la Catedral de la Santa Cruz, con un trazo de cantera rosada: Materia que perdura, que se ahonda en su belleza y enraíza en el lienzo con un estilo casi fotográfico. El edificio más preclaro de Chihuahua capital nace en este brillante cuadro. El dibujo que se aclara y la rosada cantera que se vuelve clara en torno a la blanca cúpula. Contrasta la belleza de su luz de piedra con la sombra que cubre delicadamente la parte que se ve en el primerísimo plano del lienzo.

          El artista Marrero asedia en esta obra la belleza de la Catedral barroca, la cerca con su mirada y la reinventa con sus pinceles y pigmentos. Escoge un día antes del anochecer en que la iglesia aclara su belleza permanente: Un detalle, un ángulo, una perspectiva de mirada de pintor que se quiere fotógrafo un poco. ¡Cuánta belleza y simetría! ¡Cuánta piedra que es permanencia en el tiempo! ¡Cuánta “materia memorable”! Y el pincel clásico y académico de Marrero reinventa en el lienzo el portento de la Catedral. Hacen click su memoria y su imaginación, hacen click trepado no se sabe dónde, tal vez en la calle Libertad, a la altura de la antigua tienda La Francia Marítima o en la calle Victoria. Click click y Dios hizo la claridad del cielo al caer la noche para ofrecerla al generoso pintor de Durango, hijo adoptivo de la gran ciudad de Chihuahua. Click click y el dios pintor inventó la Catedral bajo ese cielo de Dios, el Pintor Mayor. En el cuadro, reluce finalmente el albor de la cúpula y las carnes de cantera en ese techo tan divino que honra a Dios mismo.

29. “TEMPLO DE PIEDRA” [Catedral de Chihuahua, 150 X 120 cm., Óleo sobre tela, sin fecha]. Vista de frente, la Catedral de la Santa Cruz, la catedral barroca luce un tanto impresionista mientras un fornido hombre de hierro negro con flamante sombrero la mira y apunta con su mano derecha hacia abajo, mientras ese hombre de hierro la mira con ojos fijos en el tiempo de la historia de Chihuahua: Es el mismísimo Antonio Deza y Ulloa, fundador de la antigua ciudad de Chihuahua. Entonces, la Catedral renace en este nuevo lienzo de Marrero, renace con tinturas marrón, detalles y tallas sugeridas de la fachada principal, estatuas y torres forjadas con dibujo suave y contornos blandos, pero con la notable contundencia del arte barroco que domina el conjunto, toda la portentosa mole de cantera. Ah y esa Puerta al cielo de piedra, esa fachada que acaricia el sol cada día. Y arriba el cielo todo azulenco y las nubes viajeras y navegueras volando como palomas. Y abajo la gente y las sombrillas verde turquesa, las amplias baldosas del atrio sin detalles notables. Y, en el conjunto, el artista privilegia la masa, el volumen total, donde las tallas apenas rumorean su minuciosa belleza vegetal y floral.

30. “TARDE VAGA” [Mausoleo de Francisco Villa, 150 X 100 cm., óleo sobre tela, sin fecha]. Entre densas frondas verdes, cuasi-puntillistas hojas, se eleva el blanco mausoleo del revolucionario duranguense, de frente, como columnas de hueso blanco, bajo un cielo de nubarrones amarillos y un tanto azules. La estética de Marrero es casi la misma que expone en los otros cuadros con edificios públicos de la ciudad de Chihuahua. Masa y volumen primero por sobre el detalle del dibujo, sobre las tallas y columnas y estatuas, exhibiendo un estilo de colores dulces y cálidos. El resultado de su “tarde vaga” de artista a la caza de motivos pictóricos es el siguiente: Rinde otro homenaje artístico al monumento funerario hermoso y solemne de canteras prominentes, con sus pigmentos y pinceles y, sobre todo, con destreza de artista. Es un lienzo que forma parte de la temática de exaltación de la arquitectura chihuahuense. Finalmente, este tema abarca edificios históricos esenciales de la ciudad de Chihuahua y sus pinturas al óleo de la muestra “MATERIA MEMORABLE” van del Románico [Templo del Sagrado Corazón de Jesús] al Neoclásico [Palacio de Gobierno del Estado de Chihuahua] al Barroco [Catedral de Chihuahua] al Art Noveau [Quinta Gameros].

          Con este hermoso monumento de gran estilización y finura, Marrero culmina su ciclo tercero con edificios como asunto memorable, trazados bajo una estética realista. Como todos los otros edificios, el Mausoleo de Francisco Villa es también “materia memorable”, materia de la historia de Chihuahua, materia que por ser belleza en sí es memorable y perdurable en el paso de los siglos, materia que se hace volumen, dibujo y color para ser en verdad “La Materia Memorable” dentro de la carrera artística de Salvador Marrero.



3. CARTEL BIOGRÁFICO: TEMAS, EMOCIONES, ESTILOS Y DESNUDOS



          El cartel de presentación de la muestra “MATERIA MEMORABLE” de Salvador Marrero explicaba los temas, las emociones y los estilos de las obras expuestas en el Museo Casa Chihuahua. En primer lugar, exponía que los temas dominantes de esta exhibición eran “las formas del cuerpo humano contorsionado con actitudes que sugieren siempre movimiento, los retratos de niños solitarios, la arquitectura de templos y edificios públicos”. En segundo lugar, señalaba que las emociones proyectadas en los cuadros se concentraban en “compañía, soledad, dolor, placer, reclamo, belleza”. En tercer lugar, los estilos oscilaban entre “lo clásico, lo académico, los románticos, el impresionismo”. Especialmente, el propio Marrero apuntaba en un interesante video que el desnudo femenino se caracterizaba básicamente por ser sensual, erótico, maternal y cálido y el masculino resaltaba la fuerza, la vitalidad y el dinamismo.


EL DESNUDO MASCULINO ES TRAZADO POR SALVADOR MARRERO CON PERSPECTIVA CLASICA Y ACADEMICISTA


          Salvador Marrero expuso treinta cuadros en el Museo Casa Chihuahua, entre el 19 de febrero y el 16 de mayo de 2016. La exhibición tenía el título muy sugestivo de “Materia memorable” y constaba básicamente de pinturas al óleo sobre tela. La música de fondo en el museo era clásica y una voz de tenor subrayaba el academicismo general de esta interesante muestra pictórica. En tanto, el título de la exhibición pictórica hace referencia a “asunto” o “tema” que es digno de recordarse. Entonces, estas treinta obras de gran hechura estética pueden permanecer en la memoria de los espectadores que contemplaron las figuras de sus niños desamparados, los danzantes cuerpos desnudos y algunos edificios públicos  relevantes ubicados dentro de la capital del Estado de Chihuahua. El artista es duranguense y reside desde 1993 en la ciudad de Chihuahua, donde ha ejercido profesionalmente la pintura y la enseñanza de las artes plásticas.

          En conclusión, la muestra “MATERIA MEMORABLE” de Salvador Marrero expuso retratos de niños solitarios, escenas eróticas de hombres y mujeres desnudos y cuadros con edificios históricos de la ciudad de Chihuahua. Con estas treinta obras, el pintor duranguense demuestra que maneja con maestría el realismo y la fantasía, el desnudo y la arquitectura, el erotismo y la ternura y las estéticas clásicas y románticas. En suma, es un artista muy imaginativo y observador que posee un pulso firme en el dibujo, una perfecta simetría en el diseño de los volúmenes y un gran sentido estético de los colores. Por ello, los treinta cuadros representan una gran trayectoria de Marrero, forjada bajo el impulso clásico y académico de la pintura. Con estas habilidades artísticas, construye fantasías eróticas con hombres y mujeres danzantes, capta la ternura de los niños pobres en soledad con mirada compasiva y amable y reproduce con gran fidelidad algunos edificios históricos claves de la capital del Estado de Chihuahua.

          Los gentiles lectores pueden admirar algunas obras de la muestra “MATERIA MEMORABLE” de Salvador Marrero en el siguiente sitio del Museo Casa Chihuahua: http://www.casachihuahua.org.mx/Expos/160218_MM/160218_expo_MM.php.



Obras citadas

“Academicismo.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.

“Desaparición forzada de Iguala de 2014.” Wikipedia. La enciclopedia libre. 4

mayo 2018. Fundación Wikimedia, Inc. 28 abril 2018. <https://es.wikipedia.org/wiki/Desaparición_forzada_de_Iguala_de_2014>.








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