lunes, 21 de diciembre de 2020

AMOR, CLASE SOCIAL Y PODER FEMENINO EN “LA CAMISA DE MARGARITA” DE RICARDO PALMA

                                           ÓSCAR ROBLES 


 “La tradición peruana” es una prosa americana y autóctona y un relato de corte histórico y ficcional creada por Ricardo Palma. Representa la influencia del Romanticismo en Hispanoamérica por su inmersión en los asuntos nacionales y por la revaloración de los asuntos propios de las naciones en proceso de independizarse, tales como el pasado histórico, las leyendas y tradiciones populares de América. Por ejemplo, la tradición “La camisa de Margarita” surge de un refrán popular en Perú y de una investigación histórica hecha por el autor. En este relato, el autor plantea una historia de amor romántico, la diferencia de clases sociales y castas y el empoderamiento de la mujer frente al patriarcado. 


1. Amor, clase social y poder femenino en “La camisa de Margarita”

“La camisa de Margarita” se basa en un refrán popular propio de Perú. En la breve introducción al relato, el narrador externo e historiador menciona que ese refrán es el siguiente: “si esto es más caro que la camisa de Margarita Pareja”, lo cual es en realidad una hipérbole o exageración (Palma 46). En la trama, el español don Luis Alcázar y la joven Margarita Pareja se enamoran profundamente. El hombre la corteja, pero el opulento padre don Raimundo se opone a la boda porque no quería ser suegro de un yerno extremadamente pobre. Como consecuencia, Margarita se aferra al matrimonio y amenaza seriamente con suicidarse. Entonces, don Raimundo acude de inmediato con don Honorato, el tío de don Luis, y le pide que su sobrino se case pronto con su enloquecida hija. Orgulloso, don Honorato le pide a su sobrino don Luis que no reciba ninguna herencia de don Raimundo como respuesta al vergonzoso desdén que había hecho el padre de la joven. Finalmente, el padre de Margarita sólo acepta regalarle la camisa de novia. Los enamorados se casan y encuentran en dicha camisa una gran fortuna por el alto costo de las telas y las joyas porta tal prenda de vestir, las cuales valen más de treinta y dos mil monedas de plata. 

Como se ve, la historia engloba asuntos de amor romántico, conflictos de clase social y de castas españolas y de poder de la mujer frente a la familia y la sociedad patriarcal. Estos temas se distribuyen en una introducción y dos partes generales. Para diseñar estos tópicos, el narrador externo asume el papel de historiador y de intelectual que expone una perspectiva social en torno a los hechos contados por él y hace referencia a los lectores modernos como narratarios o destinatarios del mensaje. Este relator se ubica en el siglo XIX y cuenta una historia del año de 1765 cuando Perú todavía era una colonia española. Primeramente, el romanticismo del amor entre los dos protagonistas se centra básicamente en dos aspectos. El primero es la caracterización hiperbólica de dicho amor: “se enamoraron hasta la raíz del pelo” (Palma 47). El segundo es la “enfermedad del amor” manifestada en la gran rebeldía femenina, el alto nerviosismo, el posible ingreso de la joven al monasterio y la amenaza de suicidio. 

En segundo lugar, el conflicto de nivel socioeconómico es muy marcado. Por un lado, el tío don Honorato se muestra muy orgulloso, ostenta un linaje antiguo y rancio y es “más altivo que el Cid” cuando se entera de que don Raimundo Pareja rechaza a su sobrino don Luis Alcázar como posible esposo de Margarita (Palma 47). En particular, Alcázar pertenece en realidad a la casta de los españoles peninsulares, es originario de Madrid, emigra a Perú sin riqueza económica, sólo posee el linaje y es tan pobre, que vive “tan pelado como una rata” (47). Por su parte, don Raimundo Pareja posee gran riqueza y es caballero de Santiago y colector general del Callao. Al final, el extraordinario costo o valor monetario de la camisa de novia de Margarita resuelve los conflictos de nivel económico entre los contrayentes. Por ello, el título del relato subraya la prenda de vestir y no el papel de los protagonistas. Además, se incluye el refrán popular citado sobre la camisa de novia y el propio narrador concluye en la última oración del texto que “fue muy merecida la fama que alcanzó la camisa nupcial de Margarita Pareja” (48). 

En tercer lugar, el poder y la decisión de la mujer para casarse con el amor de su vida se imponen sobre la autoridad de la familia patriarcal y el conflicto entre el amor romántico y el nivel socioeconómico de los enamorados. El narrador exalta la belleza y poder seductor de Margarita Pareja y describe que “era una de esas limeñitas que, por su belleza, cautiva al mismo diablo y lo hace persignarse y tirar piedras” y posee “un par de ojos negros que eran como dos torpedos cargados con dinamita” (46). Esencialmente, el narrador considera que dicho personaje femenino “se anticipaba a su siglo” con su postura rebelde, con la defensa de sus sentimientos personales y con el ejercicio de su poder femenino y su individualidad (47). 

Como “La camisa de Margarita”, las “tradiciones peruanas” de Ricardo Palma se centran en historias que combinan la ficción y la historia. En estas obras narrativas, “se funden anécdota, documento histórico, cuadro de costumbres, sátira social y pura ficción” (Virgillo 46). Se basan en un suceso histórico, la vida de un santo, unos versos, el relato de un misionero o en un refrán popular (46). Por ejemplo, la tradición “El alacrán de Fray Gómez” está inspirada en la vida de un santo. Particularmente, el relato de “La camisa de Margarita” contiene la anécdota y el documento histórico en la introducción del narrador principalmente; disemina la ficción en las dos partes centrales de la tradición y la salpica de datos históricos, tales como el año, la ubicación geográfica, las ocupaciones gubernamentales oficiales del padre de Margarita y los orígenes étnicos de los personajes principales; y, ante todo, la historia se basa en un refrán popular para construir la trama: “si esto es más caro que la camisa de Margarita Pareja” (Palma 46). 


2. El Romanticismo en Hispanoamérica y la obra de Ricardo Palma

Particularmente, las tradiciones peruanas fueron escritas entre 1872 y 1910. El original subgénero literario de la “tradición” combina acertadamente “documento histórico, tradiciones y ficción anecdótica” (Virgillo 31). Forma parte de la tendencia a buscar las costumbres sociales, historia, conflictos, personajes, espacios y temas propios del nuevo continente en las obras literarias del siglo XIX. La “tradición” es un subgénero narrativo surgido del impacto del Romanticismo en toda América, desde los Estados Unidos hasta Sudamérica. El Romanticismo resurge en el continente americano paralelamente a los procesos de independencia política que ocurren en las colonias españolas durante el periodo de 1810 y 1824. Como consecuencia, los escritores hispanoamericanos reflejan en sus obras literarias la realidad americana y muestran una tendencia idealizadora propia de dicho movimiento europeo. 

Bajo la influencia profunda del Romanticismo, los escritores hispanoamericanos crean grandes obras de los géneros narrativo, lírico, dramático y expositivo durante el siglo XIX, con una fuerte tendencia nacionalista y nativista, según el recuento histórico que hacen los críticos y profesores Carmelo Virgillo, Teresa Valdivieso y Edward Friedman en su importante texto académico Aproximaciones. Entre estas obras, sobresalen Amalia (1851) del argentino José Mármol como novela política y romance nacional; María (1867) del colombiano Jorge Isaacs como típica novela sentimental; Cumandá o Un drama entre salvajes (1879) del ecuatoriano Juan León Mera como novela indianista; Cecilia Valdés (1878-1992) del cubano Cirilo Villaverde como novela abolicionista; Enriquillo (1878-1882) del dominicano Manuel Jesús Galván; Martín Fierro (1872-1879) del argentino José Hernández como poema narrativo gauchesco; Tradiciones peruanas (1872-1910) del peruano Ricardo Palma como relatos histórico-ficcionales, entre otras obras. 

Ricardo Palma (1833-1919) fue escritor, periodista y político. Influido por el Romanticismo, abanderó las ideas liberales y anticlericales en su patria nativa, acción que le costó vivir tres años de exilio político en Chile, entre 1860-1863. Trabajo como cónsul y en varios cargos gubernamentales a lo largo de su vida y ocupa la dirección de la biblioteca nacional en Lima, Perú. En conclusión, “La camisa de Margarita” de Ricardo Palma es un relato tradicional e histórico que contiene humor, anécdota, costumbres sociales y referencias al lenguaje. Sobre todo, es una narración que expone el amor romántico entre dos jóvenes separados por la riqueza y unidos por la astucia del padre de la novia, para concluir en un final feliz y optimista. Especialmente, la obra configura la personalidad de una mujer fuerte, rebelde, bella y seductora que logra imponerse a la familia y la sociedad patriarcales, para realizar su amor. 



                                              Obras citadas 

Palma, Ricardo. “La camisa de Margarita.” Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica. 5ª ed. New York: Mc Graw Hill, 2004. 45-49.

Virgillo, Carmelo, Teresa Valdivieso y Edward Friedman. Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica. 5ª ed. New York: Mc Graw Hill, 2004. 

jueves, 10 de diciembre de 2020

EL PODER DE LA MUJER Y LA CRÍTICA SOCIAL EN SEIS POEMAS DE ANA ISTARÚ

                                        ÓSCAR ROBLES 


En general, la poesía de Ana Istarú explora la feminidad, el feminismo y la crítica social. Los auténticos “nombres de su persona” y de su poesía son diversas facetas de la mujer moderna: amante, madre, poeta y ciudadana, todas la cuales constituyen diversas personalidades que fortalecen positiva y creativamente la subjetividad femenina y al ser humano. Sus versos libres fluyen con espontáneo coloquialismo para definir y empoderar diversas identidades femeninas creadas por su fértil imaginación artística. Sobre todo, sus vigorosas ideas y emociones y sus originales imágenes poéticas (metáforas, comparaciones, personificaciones y sinestesias), confluyen en seis poemas para potenciar los temas del amor de pareja como ausencia y presencia, la maternidad como reafirmación de condición de ser mujer y persona, el hambre, la Revolución del Amor y la maternidad como sueño y vida. 

 
I. Amante, madre, poeta y ciudadana: la libertad femenina en la poesía de Ana Istarú 

A continuación, se presenta un análisis textual de seis poemas esenciales de Istarú. Estos poemas son los siguientes: 1) “Y colgaríamos naranjas en cada nube”; 2) “¿Dónde estarás?”; 3) “Mi nombre de persona”; 4) “El hambre ocurre” 5) “Declaración urgente de amor a los humanos”; 6) “Estoy de pie en un sueño”. Asimismo, se ofrece un contexto literario de la poesía hispanoamericana de las últimas tres décadas del siglo XX y una breve semblanza biográfica de la autora de dichos poemas. 

1. “Y colgaríamos naranjas en cada nube” 

Este poema representa a la mujer en su fase de amante. Sus quince versos libres proyectan la idea general de asumir un amor más intenso, imaginario, mágico y poético, fuera de los condicionamientos de la rutina y la vida cotidiana. El mensaje sumario del poema puede ser el siguiente: una amante poeta o poeta amante le describe a su amado la hipotética belleza de su amor y la transformación mágica y sustancial de ambos amantes y del mundo, mediante la posible intensificación del amor. 

La forma artística del poema se concentra en diversas metáforas objetuales y vegetales, unas racionales y otras irracionales. Estas imágenes poéticas describen las posibles identidades líricas de las personas de ambos amantes o enamorados, bajo el impulso decisivo del amor. Tales imágenes implican novedad y modernidad. Así, esta “hablanta lírica” propone a su amado, quien es el supuesto oyente lírico, encarnar las identidades de los siguientes diversos objetos cotidianos en sentido figurado: el azúcar, la almohada, el pan, el amor escarchado, una ranura blanca de una puerta, las luciérnagas de las latas, el bolsillo de ella y un puño de moras recién cortadas. Entre estas imágenes, las dos más desconcertantes, irracionales y mágicas metáforas son “amor escarchado en la nevera” que se refiere al amante y “las luciérnagas que brotan / de las latas de conserva”, la cual se aplica específicamente al amor entre ambos enamorados (Istarú 581). Finalmente, la imagen poética final del poema constituye a nivel sintáctico la clausula principal, la cual contiene el resultado final de la transformación de las subjetividades de los amantes por medio de un amor lleno de fantasía y creatividad, un amor que sirve para encontrar la magia en la realidad cotidiana. Al mismo tiempo, esta imagen resolutiva final implica a nivel semántico y artístico los posibles efectos logrados con tal magia espiritual del amor. Así, el concreto aspecto mágico es la personificación de “la brisa”, las cual se convierte en “una canción inmensa de burbujas celestes y amarillas” en el espacio físico (Istarú 582). Al nivel de las imágenes poéticas, otro elemento desconcertante, irracional y muy original es que dicha canción enmarca “la extensión antigua de las ventanas” (582). 

En sí, el título del poema es una metáfora central que revela la posible magia, fantasía e imaginación poética de los amantes. Si se cumplen las condiciones de imaginación y creatividad, ambos vivirían un amor único y extraordinario, según dicho título. Curiosamente, esta metáfora no se incluye dentro del poema, sino que anuncia la naturaleza mágica del amor que se va a exponer en los versos. Al mismo tiempo, el título parece completar y cerrar todo el contenido del poema por la inclusión de la conjunción copulativa “y” al comienzo de la oración y por el uso del verbo en el modo condicional. Así pues, a pesar de su posición inicial y externa a los versos, “Y colgaríamos naranjas en cada nube” completa y concluye extrañamente todas las emociones del poema. 

En realidad, el tema central de este poema romántico e imaginativo es tradicional y universal: el amor de pareja heterosexual. En tanto, la realización formal entraña la gran originalidad de la voz poética de la costarricense. De este modo, Istarú construye su poema a base de tres elementos esenciales: 1) la estructura sintáctica a base de cuatro cláusulas subordinadas condicionales y una clausula principal que abarca los cuatro versos finales; 2) versos libres cortos y largos; 3) la inserción de nueve metáforas muy originales que designan las hipotéticas identidades personales y poéticas de los dos amantes. El poema pertenece a la colección de La estación de fiebre y otros amaneceres (1983). 

2. “¿Dónde estarás?” 

La mujer como amante y enamorada es revelada en este poema de cuarenta y dos versos libres, breves y largos. Ante todo, este personaje poético constituye una subjetividad femenina, libre, apasionada y altamente imaginativa. El mensaje del poema puede cifrarse en las siguientes breves palabras: la amante le pregunta a su amado dónde está y adónde va y le confiesa que ella sufre mucho por la ausencia de dicho hombre. Finalmente, ella se consuela con el amor vivo y palpitante por él que habita en su alma. 

Como se observa, es un poema altamente romántico por el idealismo hacia el amado ausente y el sufrimiento amoroso. En realidad, el poema todo expone la personalidad melancólica y solitaria de dicha amante: es la voz lírica que padece la ausencia del amado. El contenido emocional del poema adquiere gran fuerza poética y expresiva por las metáforas insólitas insertadas dentro de un discurso sencillo y coloquial de interrogación del amante, quien asume el papel de oyente poético. En general, la mayoría de estas imágenes detallan el estado anímico negativo y triste de la amada solitaria. Así, por ejemplo, resaltan las siguientes cuatro tres metáforas y una sinestesia: 1) la frente de la mujer luce “muerta como un terrón de silencios”; 2) la presencia ficticia de “el telón de nubes que me entristece la boca”; 3) el impacto de la luz que dibuja “el perfil violeta de la melancolía”; 4) el acto de devorar “los luceros que azulmente dejaste / sobre cada región de piel / que me limita el alma” (Istarú 582). Hay que notar la complejidad semántica de la primera imagen poética que combina un elemento concreto (terrón) y un elemento abstracto (silencio). Asimismo, puede verse en la tercera imagen la gran belleza verbal y originalidad del adjetivo “azul” convertido en adverbio de modo. Aunque el oyente lírico es el amante ausente, su figura e identidad aparecen diseñadas en la primera y la cuarta estrofas, en las cuales se exponen las preguntas alusivas al título del poema. En el primer grupo de versos, se observan dos frases sustantivas y metafóricas de gran novedad en forma de vocativos o apelaciones directas: para ella, el amante ausente es “telar de miel azul” y “andamio de atardeceres / entre mis brazos” (Istarú 582). En la cuarta estrofa, dicho personaje masculino ausente es también definido poéticamente y hasta divinizado, pues es “palomar alto hecho de tallo verde / en mitad del cielo” y “oración de aromas / que humedece al aire / y lo torna frágil / y lo engendra” (582). 

En especial, las cuatro metáforas examinadas adquieren gran resonancia lírica por su fiel devoción, por su plena exaltación del amado y por su complejo e irracional significado poético. Las cuatro imágenes poéticas son, pues, poesía fresca y moderna y sus “destellos” parecen derivados de los hallazgos literarios del Surrealismo. En tanto, la idolatría por el amado se deriva directamente de la poesía femenina hispanoamericana. 

En particular, Raquel Chang y Malva E. Filer consideran que los poemas de La estación de fiebre y otros amaneceres (1983) retoman y remozan motivos de la poesía de la uruguaya Delmira Agustini (580). A nivel sintáctico, el mensaje global de “¿Dónde estarás?” se funda en la repetición de la pregunta que anuncia el título justo en las estrofas primera y segunda y en la oportuna inclusión de la pregunta adicional “¿adónde irás?” en la cuarta estrofa. En tanto, las estrofas tercera, quinta y sexta describen con verbos en modo indicativo los recuerdos y la zozobra por la ausencia del amado, es decir, constituyen los sufrimientos por amor propios de la poesía romántica que delinean al sujeto femenino como frágil y delicada amante y enamorada. 

En conjunto, el mensaje entero del poema construye y empodera la subjetividad femenina por la proyección decidida del amor espiritual y la expresión directa del deseo sexual de la mujer. Ante todo, la fuerza del sujeto femenino se funda en la resistencia a la soledad a través de la presencia constante del amor en el alma de la enamorada y el acompañamiento de un elemento de la naturaleza que implica al mismo tiempo angustia y sufrimiento y poder, energía, movimiento y vida: el viento en la arboleda. Así, este empoderado personaje femenino conjuga el amor y la imaginación poética y amorosa, habita en la naturaleza (“mi arboleda”) y resiste la ausencia del amado de manera creativa y espiritual. 

Finalmente, todos estos elementos (arboleda, amor y viento) de la breve estrofa séptima y final potencian esta fuerza de lo femenino con suma elegancia, pues la autora costarricense utiliza una elipsis verba. De esta manera, el sugerente cierre del poema contiene dos versos muy breves y quintaesenciados: “En mi arboleda, / [hay/habitan] amor y viento” (Istarú 582). Como se apuntó arriba en el presente artículo, este poema está incluido en la colección La estación de fiebre y otros amaneceres (1983). 

3. “Mi nombre de persona” 
 
Ante todo, los sesenta y siete versos libres de este poema exponen una espontánea emoción de amor de madre. En segunda instancia, se observa una reafirmación y empoderamiento de la madre como mujer a partir del contundente título del poema. Así pues, el hablante lírico expone una clara definición de la subjetividad femenina como persona libre e independiente: la condición de madre y el poema todo son y representan “mi nombre de persona”, sugiere indirectamente Istarú. Una madre es la voz lírica que encarna el tema de la maternidad como supremo acto de la mujer. Es otra faceta de la identidad femenina fortalecida por el moderno discurso poético de Istarú. Por ello, el parto aparece como un acto de creación o invención del mundo. Para magnificar la maternidad, la madre describe sus sentimientos con imágenes poéticas cósmicas que diseñan la figura del hijo esperado como “el universo con mi milagro” y el mundo de la mujer como “el orbe / bien construido y ordenado” (Istarú 583). Asimismo, proyecta un sentido poético en el acto de alumbrar, pues utiliza tres metáforas “florales” e “ígneas” para describir su propio cuerpo: “De lirios y hogueras / incendiando las paredes de mis muslos” y “la misma hambre osada / de heliotropos en la carne” (583). 

En total, el poema se compone de tres estrofas de sesenta y siete versos libres. El segundo y el tercer grupo de versos cuentan con cláusulas subordinadas. La segunda inicia con la conjunción “porque” y es una cláusula causal que explica a la primera estrofa, la cual se concentra plenamente en el acto de tener un hijo y defiende la condición de ser madre, mediante la dignidad y la identidad individual de ser mujer o asumir “mi nombre de persona” (Istarú 583). La tercera estrofa comienza con el adverbio de lugar “donde”. Es una elipsis verbal que omite el verbo de una cláusula principal ausente y que puede ser “aceptemos ser madres y a las madres” debido a la inclusión del sujeto “todos” en género masculino. Particularmente, esta cláusula incompleta sugiere a todas las personas sin distinción de sexo-género asumir la condición de madre con orgullo y dignidad. 

Finalmente, la poeta Istarú transita del amor de pareja de “Y colgaríamos naranjas en cada nube” y “¿Dónde estará?” al milagro de tener un hijo y de sentirse iluminada plenamente con el amor de madre en el poema “Mi nombre de persona”. En este sentido, es un poema muy femenino y feminista por la defensa de la subjetividad de mujer y madre al mismo tiempo frente a una sociedad hostil y machista. 

4. “El hambre ocurre” 

El hambre es el tema central de este poema. Los veintiocho versos libres contienen una perspectiva muy crítica y directa y una denuncia social de la pobreza en Costa Rica, justo a mediados de la década de los ochenta. Un verso informa sobre el tiempo histórico del poema: “setiembre ochenta y cinco” (Istarú 584). Así pues, la poeta centroamericana Istarú construye la voz lírica de un poeta social impersonal para describir los efectos angustiantes del hambre entre los seres humanos y no sólo entre los costarricenses. En este sentido, este tópico crudo y difícil es una herencia del estilo literario de la poesía social y conversacional de los vates hispanoamericanos de las generaciones anteriores, tales como el nicaragüense Ernesto Cardenal, el uruguayo Mario Benedetti y el argentino Juan Gelman. 

En la primera parte del texto, la voz lírica impersonal personifica el hambre y configura una serie de metáforas que describen los dolorosos y mortales efectos físicos del hambre en los seres humanos en general. Primeramente, utiliza al comienzo del poema dos elipsis verbales para atraer el interés de los lectores con ideas sintéticas y contundentes. Así, cifra en sentido figurativo que el hambre es “su alquimia pertinaz” y “transmutación violenta en la costilla” (Istarú 583). En segundo lugar, el hambre aparece como un ente vivo y personificado, mediante el uso de imágenes poéticas muy cotidianas, siguiendo un estilo conversacional y alegórico al mismo tiempo. Por ejemplo, apunta que “el hambre es una muerte / que se hace la olvidada / se demora / finge buscar su cita en la libreta” (583). Luego, pone una metáfora muy concreta y cruel: es “una brea / inarrancable” (583). Después, prosigue con la cruel y grotesca personificación del hambre dentro de la realidad diaria de una familia: “o sustrae al más pequeño de la casa / lo convida / al baile helado” (584). 

En general, el mensaje de todo el poema es muy crítico y forma parte del discurso de una voz ciudadana. La mitad de “El hambre ocurre” está marcada por un verso que constituye el título del poema. En esta parte, se vierte el referente histórico con un lugar concreto (Costa Rica) y una fecha específica (“setiembre ochenta y cinco”). En esta sección, la voz se vuelve más personal y se identifica plenamente como un una poeta social. Después, la segunda parte del poema representa la parte más crítica y denunciatoria del hambre, pues implica instituciones religiosas y define que “la muerte es católica apostólica” y se queja de la incomprensión y pasividad de la sociedad ante el hambre en Costa Rica y en el mundo. Finalmente, el poema cierra con dos versos de factura impersonal en torno a una paz ilegítima e inoperante en sola solución de dicho problema social: es una paz que “se nutre con la sangre” (Istarú 584). “El hambre ocurre” está incluido en la colección La muerte y otros efímeros agravios (1989). 

5. “Declaración urgente de amor a los humanos” 

El tema central de este poema puede ser la Revolución del Amor, de la Vida y de la Libertad con mayúsculas o sin mayúsculas. Primeramente, el mensaje del poema apunta que “estamos abocados a la vida” (Istarú 585). Luego, afirma que la libertad es “el destino final de los terrestres” y concluye el texto con el contundente verso “amamos tanto”. Toda esta “declaración poética” aparece en consonancia con la frase sustantiva central del título del texto: “amor a los humanos” (585, 586). Este poema contiene once estrofas con ochenta y seis versos libres y está incluido en la colección La muerte y otros efímeros agravios (1989). 

Por la fecha de publicación de este libro, el optimismo del texto coincide con un tiempo de ascenso en la democracia moderna en diversos países latinoamericanos y del mundo y la prosperidad del comercio libre establecido por el capitalismo neoliberal. Ya no pregona una revolución ideológica o política, sino una revolución en el amor, para fortalecer la vida y la libertad. Veamos algunos de los componentes esenciales del poema, mediante un cercano análisis textual. En este examen, resaltan sobre todo el papel del hablante o voz lírica y el mensaje global del poema. Al mismo tiempo, el plano de las imágenes poéticas revela una gran originalidad y abundancia para describir el nuevo tiempo y la sociedad en su fase negativa y en su fase positiva y futura. 

Primeramente, “la hablanta poética” es individualista y colectivista a la vez y construye una especie de poema-manifiesto o poema-profecía y sus ideas lucen un tanto utópicas. Esta voz se asume primeramente como una identidad individual que domina en las primeras siete estrofas (“pienso”, “puedo, “oigo”, “elevo”, “juro, “ofrezco”). Sin embargo, también incluye en esta sección algunos verbos en la comunitaria primera persona de plural, tales como “estamos” y “somos”. Como se ve, estos verbos “colectivistas” son copulativos y revelan estado social e identidad. Con estas variantes gramaticales, la “hablanta” ya es una voz lírica que percibe proféticamente el advenimiento de una generación erótica y utópica y el surgimiento de un futuro promisorio y de profundo cambio social en el mundo. Por este motivo, ella capta ese nuevo tiempo futuro con imágenes muy simbólicas o directas de gran originalidad. Por ejemplo, dice que “hay un pájaro galáctico un designio / un firmamento audaz” y “es esta nueva era de abundancia” (Istarú 584, 585). Además, ella se asume como parte de dicha generación de cambio social y enfatiza que “soy compatriota del destino / final de los terrestres” y apunta que dichos seres humanos de nueva mentalidad lanzarán “las tersas llamaradas del futuro” (585). 

Luego, “la hablanta lírica’ eleva su tono admonitorio y de exaltación entre las estrofas ocho y once hasta convertirse plenamente en un poema manifiesto y una marcada profecía del surgimiento de una nueva generación de seres humanos en el mundo mucho más amorosa. Por eso, el título del poema subraya el sustantivo “declaración” y la frase “amor a los humanos”. En este sentido, la “hablanta” se propone como un ser extraordinario y una poeta vidente y profética, similar al emisor lírico de varios poemas del chileno Pablo Neruda y el mexicano Octavio Paz, quienes son representantes del Vanguardismo y Posvanguardismo, respectivamente. 

Por el contenido y el título, este texto lírico es heredero de la poesía del nicaragüense Ernesto Cardenal y de la poesía social de otros vates hispanoamericanos posteriores a las generaciones vanguardista y posvanguardista. La novedad de estos ochenta y seis versos que constituyen todo el poema es que proponen una revolución más emocional que social y más amorosa que política. En este sentido, “Declaración urgente de amor a los humanos” constituye una forma artística para desacralizar la poesía política e ideológica de los hispanoamericanos, la cual fue inspirada en parte por el comunismo y el Marxismo. No pesan tanto en este poema el espacio lírico y el oyente poético, sino la gran fuerza expresiva de “la hablanta poética” en clara consonancia con el vigoroso y subversivo mensaje general del mismo. Así pues, no aparecen en los versos referencias frecuentes a lugares físicos o geográficos ni se incluyen nombres en forma de vocativos o apelaciones directas. En todo caso, la lista breve de espacios concretos y generalistas de la estrofa nueve representa más bien a la sociedad degradada e incluye cuarteles, consulados, molinos, desiertos y hasta a la muerte misma. 

Así pues, el título del poema implica mucho más un mensaje o “declaración urgente” transmitida a la humanidad. Es decir, el texto muestra un nivel comunicante y social y, por ello, es una poesía más abierta, plural, comunitaria y democrática. Por esta razón, el mensaje general implica una caracterización de la sociedad contemporánea sufriente y una definición hipotética de la sociedad amatoria que anticipa con su videncia poética profética. En la sociedad del presente, según esta hablanta, dominan el odio, el hambre, la muerte, la pobreza, la marginación, la injusticia, el miedo, la prostitución, la indiferencia y la guerra, todos los cuales constituirán “los datos negros del pasado” en el futuro feliz y más comunal y justiciero que presagia o anticipa esta poeta vidente (Istarú 585). 

En especial, la larga estrofa siete concentra los rasgos centrales de los humanos que padecen un tiempo decadente y degradado, el cual provocó que los hombres actuales del presente no tuvieran infancia: “por los niños que no fueron estos hombres” (585). En contraste, el nuevo tiempo histórico o utópico será más comunitario, próspero, amoroso y feliz, pues estará fundado en el amor y se compartirán el aire, el océano, la agricultura, la libertad. De esta manera, esta “raza nueva” y subversiva se pronunciará públicamente por ir hacia “un final de alumbramiento” y transformará el mundo en beneficio de las mayorías, según el mensaje dominante del poema entre las estrofas ocho y once (586). Esencialmente, este potente, vidente y optimista mensaje conlleva formalmente un circuito de imágenes poéticas muy originales y de gran fuerza expresiva. Todo este contenido semántico fluye como un río de ideas y emociones profundas y muy humanas, gracias al uso generalizado de los versos libres y a la eliminación total de los signos de puntuación, todo lo cual permite que circule el mensaje poético tan humano, tan social y tan positivo de todo el poema. Así, Istarú logra cristalizar metáforas sorprendentes con elementos animales, vegetales, minerales, corporales, cristianos, meteorológicos e ígneos. También, incluye algunas sinestesias, comparaciones y personificaciones de gran factura artística. Por ejemplo, “un pájaro galáctico” designa simbólicamente la energía de cambio social (Istarú 584). En tanto, la pena tiene “un lagarto” y los niños son “ángeles quebrados”, “ínfimos adultos de seis años” y “mis queridísimos pocitos del vacío” y tienen “un mineral precioso en sus pupilas” (585). Por su parte, los nuevos humanos como agentes de cambio poseen “el corazón preñado de cantos vegetales / de cielos submarinos” (585). 

Finalmente, la poeta define a esta “raza nueva” con adjetivos directos, sin contenido figurativo, los cuales son más propios de la poesía social de Hispanoamérica: “los despiertos”, “los ajetreados”, “los indóciles”, “los rojos”, “los empeñados”, “los eternos y subvertidos” (586). Así pues, este hondo amor humano y universal de “Declaración urgente de amor a los humanos” luce como una profecía y un destino de la sociedad moderna de finales del siglo XX. Ante todo, se plantea como una “Revolución del Amor” nutrida de libertad y vida. Sin embargo, el poema subraya hacia el final el advenimiento de una lucha en las calles de las ciudades. De esta manera, los cuatro versos de la estrofa número once y final informan de una lucha o batalla del amor: “Amamos tanto”, concluye la voz lírica, amorosa, maternal y comunitaria que diseña la gran poeta costarricense Ana Istarú con su gran creatividad artística (586). Por todo ello, el mensaje general y el uso del flexible verso libre de este brillante poema remiten al gran discurso humanístico de los Poemas humanos (1939) del peruano César Vallejo. 

6. “Estoy de pie en un sueño”  

En este poema de cuarenta versos y cuatro estrofas, Istarú exalta y propone la maternidad como sueño y vida, lo cual constituye otra faceta de la identidad femenina que permea la mayoría de los poemas de la costarricense. Por este motivo, inicia su poema con el significativo estribillo “Estoy de pie en un sueño” y lo repite dos veces justo al comienzo de las estrofas tres y cuatro. Sólo lo estrofa dos excluye dicho estribillo e idea central del poema. Así pues, se trata de un poema eminentemente femenino que pretende particularizar y universalizar la experiencia de la maternidad, con un enfoque de exaltación y de legitimación como identidad propia de la mujer y de la voz poética que habla en el poema. 

Para potenciar su mensaje de exaltación, la voz lírica se identifica plenamente como una madre embarazada que describe su experiencia personal, mediante la presencia constante de la vida en el cuerpo y ser de la “hablanta poética”. Para este personaje único y central del poema, la maternidad es dolor, espera paciente, ilusión y, sobre todo, vida, desde el punto de vista puramente conceptual. Todo este mensaje central sobre la maternidad adquiere gran fuerza estética y expresiva por el poder de las imágenes poéticas. Así, Istarú crea grandes y novedosas metáforas, comparaciones y personificaciones para describir sus miedos, su cuerpo de mujer y madre y el presentimiento de la vida que se gesta dentro de ella. Primeramente, ella desea superar las dudas (“buque de bruma”), el dolor, la infancia (“esa medalla rota”) y la muerte (“ese cadáver dulce / que nunca se derrite”), según la primera estrofa (Istarú 586, 587). 

En segundo lugar, las estrofas segunda y tercera exaltan el cuerpo preñado con metáforas que contienen elementos celestes, marinos y cósmicos. Por ejemplo, expresa que “y mi cintura es bóveda / donde naufraga el cielo” o dice que ella es “nave circular / la faz de plenilunio” (587). Finalmente, la presencia de la vida en su vientre es personificada y hasta divinizada, por medio de diferentes rasgos humanos y religiosos: la Vida sueña y “hunde en mi horcajadura / sus dos guantes helados / y al fondo de mi entraña”; y “tiene el porte de un ángel, / la estatura de seda, / el sopor migratorio / de una deidad brevísima” (587). 

En particular, las estrofas uno y cuatro son casi similares en la composición de los versos y las ideas e implican la fuerza de resistencia de la maternidad como expresión de la vida. En estas dos partes, se concentra el mensaje altamente positivo y celebratorio de la maternidad, ya que la madre es un ente vigoroso, paciente y poderoso: está de pie en su propio sueño de dar vida a un nuevo ser. Este poema tiene cuatro estrofas con cuarenta versos libres y forma parte de la colección Verbo Madre (2000). 

Como se observa, el título de este poemario implica la maternidad como acción. Este título sumario recuerda el concepto religioso, creyente y subversivo de la famosa canción “Cristo es verbo y no sustantivo” del cantautor guatemalteco Ricardo Arjona. Esta similitud señala el dialogo entre poesía culta y canción popular y constituye en cierta forma una influencia de la cultura popular hispanoamericana. En “Estoy de pie en un sueño”, Istarú logra finalmente sublimar a la madre como una gran identidad femenina que engendra vida y hace soñar a la mujer. 


          II. Compromiso social e identidad femenina en la poesía 
              hispanoamericana de las últimas décadas del siglo XX 

Los poetas hispanoamericanos de finales del siglo XX comparten varios rasgos literarios en sus obras. En general, siguen cultivando los hallazgos expresivos de los poetas conversacionales y de la Antipoesía y asumen una postura más social en sus poemas. A nivel estilístico, la mayoría usa “un lenguaje directo, conciso, que a veces linda con la prosa” (Chang 508). Una parte de estos escritores explora “la temática del exilio, la percepción interiorizada del tiempo y la búsqueda de raíces históricas” y otro grupo se concentra en “los conflictos sociales de época más reciente y, en particular, la lucha de la mujer por afirmar su identidad personal y su libertad de expresión” (508). 

Entre los escritores del primer grupo, se cuentan el mexicano José Emilio Pacheco (1939-2014) y el peruano Antonio Cisneros (1942-2012). Entre los vates del segundo grupo, se puede mencionar a la cubana Nancy Morejón (1944—) y a la costarricense Ana Istarú (1960—). Todos estos poetas de las promociones recientes nacieron después de 1935 y pertenecen a las tres grandes regiones de Hispanoamérica: Norteamérica, Centroamérica y el Caribe y Sudamérica. Pacheco pertenece a la primera región. En la segunda región, se incluyen el salvadoreño Roque Dalton (1935-1975), la mencionada cubana Morejón y la nicaragüense Gioconda Belli (1948—). En la tercera región, están los chilenos Jorge Teiller (1935-1996) y Óscar Hahn (1938—); la argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972); el colombiano Juan Gustavo Cobo Borda (1948—); el venezolano Eugenio Montejo (1938-2008); los peruanos Carmen Ollé (1947—), Marita Troiano (1953—) y Enrique Verástegui (1950-2018); y el boliviano Pedro Shimose (1940—), según el recuento que hacen Raquel Chang y Malva E. Filer en el texto académico Voces de Hispanoamérica. 

En particular, Ana Istarú aparece en el capítulo 6 “Asimilación y diferencia (1976—)” del libro de texto Voces de Hispanoamérica, el cual es utilizado en las universidades norteamericanas por estudiantes de los niveles de licenciatura y de posgrado. Los poemas de Istarú aparecen en dicha parte al lado de obras selectas del puertorriqueño Luis Rafael Sánchez (1936—), la argentina Luisa Valenzuela (1938—), el mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010), la puertorriqueña Rosario Ferré (1938-2016), el peruano Antonio Cisneros (1942-2012), la chilena Isabel Allende (1942—), el nicaragüense Sergio Ramírez (1943—) y el dominicano José Alcántara Almánzar (1946—). Seis de estos escritores han sido analizados por el autor del presente artículo y los seis ensayos han sido publicados en el blog “Bitacoraoscar” de Óscar Robles. 

III. Feminidad y feminismo en los poemas y dramas de Ana Istarú

Ana Istarú (1960—) nació en San José de Costa Rica. Es poeta, dramaturga y actriz. En su poesía, aborda básicamente los temas universales de la maternidad, la injusticia, la discriminación social y sexual. Ante todo, sus poemas buscan representar diferentes aspectos de la feminidad, tales como el amor erótico, “el valor de la mujer como ser humano”, la violencia y la muerte como producto de la guerra y la miseria, la maternidad como “experiencia lírica” y “las relaciones entre madre e hija” (Chang 581). Es autora de seis poemarios, entre los cuales se cuentan los siguientes tres: 1) La estación de fiebre y otros amaneceres (1983), La muerte y otros efímeros agravios (1989) y Verbo madre (1995). También, ha publicado los siguientes cuatro dramas: El vuelo de la grulla (1984), Madre nuestra que estás en la tierra (1988), Baby boom en el paraíso (1996) y Hombres en escabeche (2000). En especial, esta obra de teatro “retrata la vida amorosa de Alicia por medio de un dialogo con una galería de tipos —desde el novio al amante— todos reducidos al absurdo” (581). 

En conclusión, los seis poemas analizados de la costarricense Ana Istarú empoderan a las mujeres en textos de representación cultural y del ámbito artístico. Ante todo, construyen en conjunto una identidad femenina múltiple, que incluye las facetas positivas y creativas de amante, madre, poeta y crítica social o ciudadana, mediante ideas, emociones e imágenes poéticas muy originales y novedosas. Con estos seis poemas comunicantes, la escritora centroamericana extiende su voz a la sociedad en general y aspira a cambiar a la sociedad, mediante el reconocimiento de los sujetos femeninos y los discursos humanistas. A la vez, esos seis textos representan el diálogo profundo de esta poeta costarricense con la poesía hispanoamericana del siglo XX, tanto en sus tendencias vanguardistas y posvanguardistas como en sus vertientes conversacionales y sociales.
 

                                            Obras citadas 

Chang-Rodríguez, Raquel y Malva E. Filer. Voces de Hispanoamérica. Antología literaria. 3ª ed. Canadá: Thomson & Heinle, 2004. 

Istarú, Ana. “Y colgaríamos naranjas en cada nube” y otros poemas. Voces de Hispanoamérica. Antología literaria. Por Raquel Chang-Rodríguez y Malva E. Filer. 3ª ed. Canadá: Thomson & Heinle, 2004

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