“TRANSFIGURACIONES” DE EBER SÁENZ: LA
INTUICIÓN DE LO ABSTRACTO EN LA PINTURA
ÓSCAR ROBLES
Intuición
y descontrol del acto creador del artista plástico: De los contornos, los colores,
los volúmenes. . . “El controlado descontrol” del arte. El pintor chihuahuense
Éber Sáenz define en esa breve frase entrecomillada la naturaleza de su
exploración del arte abstracto en la interesante muestra “Transfiguraciones”. En el cartel de presentación, también explica
su experiencia académica y su búsqueda interior para construir una belleza
compleja e inexplicable desde un punto de vista racional y lógico.
De este modo, el artista Sáenz experimenta a través de la
exposición directa de imágenes espontáneas, de las formas en busca de significado
y de la configuración de irracionales significados como en los sueños; juega a
construir novedosas armonías cromáticas y “bosques” de líneas y pintas que
seducen la mirada; construye una mirada nueva y compleja sobre mundos que se
han conocido previamente, a través del contacto directo con la realidad
objetiva o del arte figurativo que la reproduce en lienzos; renace y recrea
mundos que procesa irracionalmente en el subconsciente e intuye una belleza
inusitada que no tiene (no busca) una explicación integral. Todo con su “pincel
automático psíquico puro”.
Con este enfoque intuitivo, Sáenz crea seis acuarelas de
gran calidad artística y una buena “transfiguración” estética y construye catorce
acrílicos que despliegan una exploración más audaz y más pura con el arte
abstracto.
I
LAS ACUARELAS: ABSTRACTOS MÁS “TRANSFIGURADOS”
Las seis
acuarelas quintaesencian y concentran lo mejor de su arte abstracto. Por
ejemplo, “Corazón de niño” es una
alegría de manchas de colores intensos, que van de los amarillos a los azules,
de los rosas a los violetas, como si fueran porciones de nieves de colores o
algodones de azúcar o manchas de emociones de belleza pura dentro del corazón
de un artista niño. Entonces, aparecen descargas cromáticas que flotan en el
cuadro y diversas pintas disgregantes, primitivas y lúdicas de contornos
difusos: Un corazón infantil visto desde adentro con los ojos del intuitivo
pintor.
"CORAZON DE NINO" [ACUARELA] |
En tanto, la acuarela “El manantial” es básicamente una corteza mineral de colores
amarillo y marrón en el centro del cuadro y con tonos grises alrededor. Estos
colores texturales sugieren un tanto cómo pueden ser los refugios telúricos del
agua o representan la imagen del propio “manantial” de la creación artística,
veta matriz de imágenes estéticas en bruto. Ante todo, es arte abstracto que se
quiere figurativo, imágenes texturales reconcentradas en un secreto manantial
de tierras o rocas imaginadas.
"EL MANANTIAL" [ACUARELA] |
También,
Sáenz tiene un “Sueño en el desierto”,
un titulo que informa sobre la fuente onírica de esta obra. Es una acuarela
plena de amarillos texturales como corteza telúrica o mapa. Los manchones
breves de negro, azul y gris refuerzan el protagonismo del amarillo dominante.
El lienzo es, pues, pura territorialidad del sueño; abstracto de un desierto
muy personal; manchas que se diseminan en la superficie de manera espontánea y
abren su significado a partir del referente físico real enunciado en el título
del cuadro. El pintor imagina un sueño e inventa un trozo de difuso desierto:
El desierto íntimo emanado directamente del inconsciente del pintor.
"SUENO EN EL DESIERTO" [ACUARELA] |
Por su
parte, la acuarela “La vida submarina”
es mágico. Este excelente cuadro cristaliza más plenamente una
“transfiguración” estética que oscila entre arte abstracto y arte figurativo.
En este cuadro, el pintor plasma una posible vegetación marina sugerida con
follajes negros, amarillos, grises, unos breves amarillos y rojos, con un significativo
“cielo” de agua oceánica azul claro justo arriba del centro de la pintura. Esta
parte luce como aguas claras de mar que contrastan con la posible y abigarrada
flora y fauna de abajo, realidad coralina que seduce la mirada. Entonces, “La
vida submarina” es para Sáenz un bosque sombrío, hondo, vegetación sin nombre,
vegetación soñada o imaginada, hecha de puro viaje interior, intuición sin
referente real. El cuadro representa, pues, el viaje del artista para
escudriñar en su memoria y su fantasía “jirones” que plasman una vida honda y
original tomada del “mar profundo de las aguas” de su imaginación creadora. En
suma, aparecen como seductoras imágenes que atraen la mirada de los
espectadores. Particularmente, es una pintura vendida a un buen precio de mil
quinientos pesos.
"VIDA SUBMARINA" [ACUARELA] |
“Día de sol” es de los mejores cuadros de
toda la muestra por su poder de sugerencia de un paisaje natural, a partir de
la plasmación de manchas de manera espontanea. Esta acuarela también se mueve
entre el arte abstracto y el arte figurativo. Ante todo, se construye a base de
pintas que revelan sublimes colores y que sugieren algunas tenues figuras
materiales de la realidad objetiva: Arriba, cielo azul claro y nubes, en medio
del verde turquesa de la vegetación en arboledas y con unas leves manchas de
amarillo oro de algunos follajes de hojas; abajo, se completa el paisaje
natural con unos entrevistos suelos telúricos de textural tierra azulina y
amarillita. El conjunto de imágenes sugiere un posible paisaje impresionista en
miniatura, bajo la luz del sol que anuncia el título del cuadro, luz que
esplende colores, bajo “el sol de la imaginación” de Sáenz. Y esos cielos
texturales se cuajan en el lienzo, manchones de pura imaginación pura. Desde un
punto de vista figurativo, el paisaje parece captado desde la lejanía física;
desde un punto de vista abstracto, es un sueño o una idea de lo que puede ser
un “día de sol”. Todas estas pintas de contornos difusos forjan finalmente
imágenes muy sugerentes y sugeridas, plenas de belleza dentro de sus básicos
cuerpos de color: Un “paisaje niño”.
"DIA DE SOL" [ACUARELA] |
Finalmente,
la acuarela “Vida primitiva” se
inscribe en la gran calidad estética de “Vida
submarina” y “Día de sol” por su
acercamiento al arte figurativo. El
cuadro evoca un mundo en caos a partir de una posible y oscura realidad
terrestre “primitiva” y quintaesencial. Ante todo, la pintura muestra manchas
caóticas, negros, violetas, grises, blancos y azules, todos ellos colores
suaves, vaporosos. Se ven primitivas hojas y amarillosos goteos: Magia pura del
movimiento de la materia en la tierra. Arriba, la claridad celeste es testigo;
abajo, la sombría corteza telúrica es un mundo material primigenio en movimiento,
una erupción de sustancias y volúmenes y se ve como el principio del mundo, el
origen de la vida en la tierra, como ese constante fluir de materia y gases
bajo la acción del sol y las tormentas eléctricas hasta formar moléculas
orgánicas de las que habla el científico ruso Alexander Oparin en El origen
de la vida (1924). El conjunto de “vida primitiva” se proyecta como mundo solo, básico origen de minerales y
vegetales, sin humanos, bajo “el canto material” del pintor Sáenz en su acto de
suprema creatividad e imaginación. De este modo, el artista construye con su
intuición una imaginaria “vida primitiva” sin civilización vista desde el sueño
del artista, la intuición y/o el deseo: Una tierra-lienzo en que la misma
materia espontánea construye arte nuevo, un mundo que se mueve con su pura vida
mineral y vegetal. Y esos goteos de oro amarillo presagian tal vez un cambio. En
suma, este lienzo es una transubstanciación de la vida en la tierra bajo el
arte abstracto, sugiriendo algunos referentes más propios del arte figurativo.
"VIDA PRIMITIVA" [ACUARELA] |
En
resumen, las seis acuarelas analizadas reflejan audacia e intuición. Muestran
una gran y fina factura artística, una armonía de colores y un dibujo tenue. Su
concreción de color, volumen y dibujo son imágenes abstractas que pueden verse
como verdaderas y originales “transfiguraciones” desde la intuición y/o el
sueño del artista creador. Con esta alquimia de pigmentos, el pintor forma
universos estéticos o microcosmos que celebran al mismo tiempo la materia pura
y en bruto de una naturaleza percibida desde una visión personalísima. Son abiertas
y sugestivas “Transfiguraciones” artísticas, como apunta el título de la
interesante y audaz muestra pictórica de Éber Sáenz.
II
LOS ACRÍLICOS: EL JUEGO DE LA ABSTRACCCIÓN MAS PURA
Los catorce
acrílicos lucen más plenamente como arte abstracto. Son invenciones que
responden a la mera intuición estética y al formalismo puro de la imagen
artística. Ante todo, estos cuadros lucen como exploraciones cromáticas que
buscan la armonía en sí misma, despojándose de los referentes físicos de la
realidad y mezclando colores brillantes u oscuros o colores muy contrastantes.
Más que las líneas o volúmenes, pesan más los colores plasmados en estos
lienzos. De este modo, los títulos dominantes marcan la intención artística de
Sáenz: Fundar realidades abstractas en sus lienzos. Entre los catorce
acrílicos, hay seis “abstractos”, cuatro “señales” y dos “paisajes”. Primeramente, las cuatro “señales cromáticas”
y la serie de seis “abstracciones” son experimentos estéticos con manchas y
colores básicamente. En tanto, los “paisajes” parecen evocar realidades
objetivas por el uso de este sustantivo relacionado con la naturaleza, pero en
realidad son realidades puramente abstractas que revelan conceptos profundos y
complejos concentrados en los adjetivos “metafísico” y “mítico”. En “Paisaje metafísico”, aparece un cielo
azul al fondo del aparente espacio terrestre, el cual es invadido abruptamente
por irregulares y pesados manchones cafés y rosas. Ese límpido y claro cielo
parece evocar tal vez los espacios celestes de las pinturas del italiano
Giorgio de Chirico.
"PAISAJE METAFISICO" [ACRILICO] |
En todas estas obras de pintura acrílica, se observa al
pintor como un hábil mezclador de colores. A veces, el artista arriesga a poner
suaves amarillos y verdes y azules en el fondo y arriba violentas manchas negras
como tachones muy irregulares que alteran la armonía original de los colores
suaves, como en el caso del cuadro “Abstracción
II”. Otras veces, el pintor arriesga más su arte en los aglutinantes y un
tanto caóticos colores y volúmenes difusos de las dos pinturas bautizadas con
el nombre de “paisaje” [metafísico y mítico]. En estas dos obras, las imágenes
plasmadas son muy abiertas a la interpretación, pero emanan una cierta
seducción visual. En cambio, cuando el artista plasma títulos más figurativos
el cuadro adquiere más fuerza artística y se vuelve más generoso con los
espectadores.
"ABSTRACCION II" [ACRILICO] |
En
particular, el acrílico “Señal amarilla”
cristaliza un dominante, bello y difuso centro amarillo con un interior de
líneas grises. Estas líneas dan “vida” y fuerza a la enorme mancha. En
tanto, una mancha violeta-morada es el
fondo y aparecen pigmentos rojos abajo en forma de manchas caóticas.
Finalmente, un breve y disruptivo tachoneo
negro del pincel en la base inferior rompe la armonía cromática de las pintas
anteriores. Especialmente, el sustantivo del título del cuadro implica la clara
idea de signo o marca de color amarillo, el cual reluce como el color más
seductor del cuadro. Finalmente, el conjunto de manchas intuitivas se vuelve
muy abstracto y complejo de interpretar desde un punto de vista racional.
"SENAL AMARILLA" [ACRILICO] |
En tanto, “Abstracción I” intenta armonizar tres
colores centrales, construyendo una imagen intuitiva de belleza más armónica y
menos disruptiva. Primeramente, destacan un fondo intensamente morado con un
manchón amarillo en el centro del cuadro, el cual muestra unos “relámpagos” de
colores blancos. En especial, las líneas negras verticales arriba y unos manchones
negros abajo parecen expresar la rebeldía del artista contra todo intento de “control”
estético tradicional. El principal hallazgo del cuadro son los tonos de los dos
colores centrales, el morado y el amarillo.
"ABSTRACCION I" [ACRILICO] |
“Abstracción IV” es una composición plenamente
abstracta. El pulso del pintor proyecta un titubeante y caótico diseño de sus
formas artísticas. Relucen los colores alegres y dulces: Verde claro, rosa
mexicano, morado oscuro y claro, amarillo crema y amarillo mostaza. Todos son
vistos de manera difusa, como percibidos a través de un cristal bajo chispazos.
Algunas manchas de colores se alargan verticalmente. Es un cuadro que logra el
mejor balance cromático porque son colores vivos y puros y las manchas se
dispersan verticalmente de arriba hacia abajo. Son, pues, manchas dulces de la
imaginación, trazadas con más amor, blandura e intuición artística.
"ABSTRACCION IV" [ACRILICO] |
Mientras
que “Abstracción III” despliega una
mejor armonía cromática entre manchones azul rey, rojo sangre y blanco con
ligeros tintes verdes y violetas, las manchas negras gruesas de “Abstracción II” son demasiado
disruptivas y rebeldes y tienden a disminuir la belleza de los claros colores
azul y amarillo del fondo. El primer lienzo cristaliza una mejor abstracción
con una mejor intuición en la mezcla de colores y en la disposición de los
volúmenes, los cuales son una belleza en sí misma.
"ABSTRACCION III" [ACRILICO] |
Por otro
lado, Sáenz plasma más balance cromático y de volúmenes en dos cuadros
abstractos que tienden a ser geométricos y más lógicos en sus figuras de
existencia propia dentro de los lienzos. En “Abstracto café”, el básico bicromatismo del marrón claro y del
amarillo domina todo el cuadro. Ambos son colores más amorosos, terrestres y texturales.
Las irregulares figuras geométricas que emergen de la “tierra” café potencian la
armonía cromática, como si fueran extrañas “rocas” o paisajes dentro de un
escenario cubista. Por su parte, “Abstracto
naranja” adquiere gran belleza por la texturalidad
de las tres prominentes y anchas “franjas” horizontales. Así pues, la franja naranja
[centro] y las franjas blancas [superior e inferior] son la esencia de este
cuadro. En tanto, los signos blancos del centro
y los tres cuadrillos amarillos de arriba forman parte del conjunto de
belleza abstracta y al mismo tiempo parecen ser grafitis o pintas en muros de calles urbanas, lo cual es un sesgo
leve hacia el arte figurativo.
"ABSTRACTO CAFE" [ACRILICO]
|
"ABSTRACTO NARANJA" [ACRILICO] |
En cambio,
las cuatro manchas grandes de “El muro en
el jardín” evocan el carácter lúdico, colorido y sugerente de la acuarela “Corazón de niño”. De este modo, el rojo,
el azul, el verde y el amarillo claro son colores alegres y su disposición en
el lienzo remiten a un posible muro de niño artista visto en extremo
acercamiento, donde el infante aprende a plasmar pigmentos en un posible muro íntimo
situado en un jardín de casa o dentro de un espacio abstracto en que el pintor
adulto juega y experimenta con pigmentos. En tanto, “Personaje transfigurado” es un cuadro de formas artísticas muy caóticas
e irregulares y el “rayoneo” excesivo de pigmentos hacen más confusa la obra.
De este modo, la interpretación se vuelve más difícil por el título, el cual
sugiere la presencia de una imagen animada, ya sea humana o animal.
"MURO EN EL JARDIN" [ACRILICO] |
"PERSONAJE TRANSFIGURADO" [ACRILICO] |
De los
catorce acrílicos, dos de ellos se acercan un tanto al estilo figurativo. Esta
inclinación se observa en los títulos de los mismos. De este modo, “La torre de oro” y “El estanque” son exploraciones intuitivas abstractas, pero sugieren
al mismo tiempo las ideas o lugares que designan los títulos. La primera luce
como una irregular “torre” amarilla al centro del cuadro, vertical, la cual
está envuelta en un fondo rojo oscuro y tiene una base violeta y morada y una
aureola de pintas rosas, violetas y verde aguamar. La armonía cromática es
consistente en este cuadro y las manchas verticales dan fuerza expresiva al
conjunto, bajo una factura artística basada en el volumen y las manchas más que
en la forma. La figura central puede verse como una inacabada “torre de oro” sugerida
por la fantasía y la intuición del pintor Sáenz. En tanto, “El estanque” figura como un despliegue
de manchas menos geométricas y más sinuosas. Entonces, los verdes vegetales,
blancos, rosas, naranjas y azules oscuros sugieren figuras orgánicas
irregulares, todas ellas trazadas sobre un fondo de aparentes aguas color azul
oscuro. Relucen en el cuadro todas las imágenes como un caos de formas
inconcretas e inconclusas. Asimismo, estas figuras se ven como un trozo de las
aguas de un estanque no existente en la realidad objetiva, sino puramente
inventado, con flores acuáticas, hojas y tallos diseminados por la linfa azul,
deformes por el impacto del agua. Puede ser una visión onírica entrevista y
recreada por el propio artista si se toma en cuenta la postura del artista en
torno al papel del “automatismo psíquico puro” en la muestra
“Transfiguraciones”, según el cartel de presentación de la exhibición en el
Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros”. Finalmente, la unidad cromática
de esta pintura gira en torno a la unidad de agua y vegetales, bajo un trazo
personalísimo, disgregante, ambiguo, que juega a ser abstracto y figurativo al
mismo tiempo.
"LA TORRE DE ORO" [ACRILICO] |
"EL ESTANQUE" [ACRILICO] |
En suma,
el artista Éber Sáenz explora el arte abstracto en la muestra “Transfiguraciones”, arriesgando con el
“descontrol controlado” de las imágenes,
explorando con la intuición estética, jugando con la materia casi en
bruto de los pigmentos y trazando figuras básicas, elementales, primitivas y
quintaesenciales en sus lienzos. Sus mejores hallazgos estéticos están en las
seis acuarelas porque sus imágenes aparecen más reconcentradas. Se pueden ver
todas ellas como paisajes naturales breves y disgregantes, como posibles
naturalezas muy originales. Tal vez son sueños sobre la misma natura y se
proyectan como abstracciones quintaesenciadas con el trazo primigenio del
pincel y los pigmentos. Entonces, los colores, los volúmenes y las líneas
cristalizan ciertas esencias humanas y telúricas, vegetales y celestes, a la
manera de miniaturas orientales. Finalmente, la destreza artística de Sáenz
consagra estas seis obras como entidades abstractas primordialmente.
En tanto, sus catorce acrílicos representan búsquedas más
audaces con manchas o pintas de colores intensos y colores altamente contrastantes.
En estas pinturas, el artista usa pocos colores y la aglutinación de los
pigmentos de muchos colores produce pinturas interesantes. Sin embargo, algunas
imágenes lucen un tanto más caóticas, oscuras y complejas para percibir como
representaciones estéticas.
Tanto en acuarelas como en acrílicos, afloran la gran
fuerza de la intuición artística de Sáenz y se cristalizan las imágenes nuevas
y novedosas, complejas y abstrusas, oscuras y sugerentes, caóticas y
geométricas, orgánicas y materiales. Entonces, el pintor concibe conjuntos
cromáticos de gran seducción, universos en busca de significación bajo la
percepción de los espectadores. Y en las acuarelas se reconcentra la gran
creatividad e intuición cuando sus figuras se disgregan menos en los lienzos y
se pergeña un sugerente mundo figurativo. De esta manera, las acuarelas relucen
como un arte configurado con maestría técnica y “transfigurado” con la
perspectiva personal del artista. Un poco más de refinamiento y ondulación de
las manchas y volúmenes en futuras pinturas acrílicas podría cuajar mejores y
más perdurables imágenes dentro de su exploratorio y atrevido arte abstracto. A
veces, la pinta plasmada luce un tanto rebelde y violenta y muestra menos
trabajo creativo. Cuando el artista se imbuya más en el ejercicio del arte abstracto,
Éber Sáenz se convertirá en un pintor más completo, pues ya domina el arte figurativo
con gran destreza.
III
EL ARTE ABSTRACTO: “CONTROLADO DESCONTROL”
En el
cartel de presentación de la muestra “Transfiguraciones”,
el propio Éber Sáenz explica las diferencias entre el arte figurativo y el arte
abstracto, basándose en sus experiencias personales como artista. En primer
lugar, sostiene que el arte figurativo condiciona al artista a realizar una
“planeación de antemano” de la pintura. Entonces, el pintor parte de “un
objeto”, de “una postura” o del “drapeado tieso o más o menos fluido” y busca
prever un “efecto final”. Particularmente, Sáenz descubre el poder del
arte abstracto y se imbuye en “un viaje intuitivo, interior” cuando toma un
curso de pintura con el maestro michoacano Miguel Rincón Payase. De este modo,
la creación de este tipo de cuadros con escasos referentes reales se aparece al
“automatismo psíquico puro” que practicaban los escritores surrealistas, según
declara Sáenz. Para este artista, los elementos de creación estética son los
mismos del arte figurativo. Sin embargo, la mancha, el color y la línea del arte
abstracto “viven por ellos mismos” dentro de la pintura, sostiene. Finalmente,
Sáenz explora un “control descontrolado” para encontrar “una expresión más
directa y espontánea”, concluye este interesante pintor en su cartel de
presentación.
He aquí la lista de todos los títulos de los veinte
cuadros de Sáenz presentados en la Sala Aarón Piña Mora del Centro Cultural
Universitario “Quinta Gameros”:
I ACUARELAS:
“Corazón de niño”, “El manantial”, “Sueño en el desierto”, “Vida
submarina”, “Día de sol” y “Vida primitiva”.
II
ACRÍLICOS: “Paisaje metafísico” y “Paisaje mítico”; “Abstracción I”, “Abstracción
II”, “Abstracción III” y “Abstracción IV”; “Señal amarilla”, “Gran señal
blanca”, “Señal azul-violeta” y “Señal purpura”; “Personaje transfigurado, “El
muro en el jardín”, “La torre de oro”
y “El estanque”.
En conclusión, Éber Sáenz explora con osadía el arte abstracto
por medio de “transfiguraciones” pictóricas de elementos de la realidad objetiva
y con referencias a aspectos culturales de la sociedad occidental. En particular,
los títulos de los veinte cuadros revelan un enfoque meramente referencial y un
hondo sentido poético. Particularmente, estos títulos incluyen aspectos
puramente abstractos [abstracto, señal], elementos humanos [niño, sueño], referentes
del paisaje natural [estanque, manantial, desierto, submarina, sol]. En la
mayoría de los casos, el pintor logra sugerir con los títulos paisajes
naturales, visiones interiores del ser humano, realidades puramente abstractas
completas o parciales o simples elementos de color. Para ello, su aguda
intuición estética propone formas artísticas en busca de significado que se
completarán con la percepción personal de los espectadores.
IV
BIOGRAFÍA BREVE DE ÉBER SÁENZ
Éber Sáenz Flores es pintor, grabador y dibujante
fundamentalmente. Ha demostrado grandes destrezas artísticas en el arte
figurativo, especialmente en la configuración de cuerpos femeninos desnudos y de
otras figuras humanas y objetuales. Estudió la Licenciatura en Artes Plásticas
en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua entre 1999
y 2004 y ha trabajado en el Taller Libre de pintura en la misma institución universitaria
bajo la adecuada guía del maestro José Lucero (Hernández). Ha sido profesor de
dibujo y pintura en la Escuela Superior de Comunicación Gráfica [ESCOGRAF]. Ha
participado en diversas exposiciones individuales y colectivas en la ciudad de
Chihuahua. Entre ellas, destacan “Develaciones”
en el Congreso del Estado de Chihuahua [Enero-febrero 2009], “Tres siglos, tres fiestas” [Enero-julio,
2009] y “Obra Abierta” en la Quinta
Gameros [junio 2002 y agosto de 2004]. Además, participó en las siguientes cuatro
exposiciones individuales en la Galería del Café de Bellas Artes de la Universidad
Autónoma de Chihuahua [UACH]: 1) Dibujo con punta de plata en la muestra “El Rastro de la Plata” [abril de 2004];
2) exposición colectiva de grabado [Febrero 2003]; 3) exhibición individual
de dibujo “Sobre Papel” [marzo 2002];
4) muestra colectiva de dibujo “S/T”
[noviembre 2001] (Hernández). Finalmente, este artista fue parte de la exposición
colectiva “Pastel y Acuarela” en el
Museo Casa de Juárez de la ciudad de Chihuahua en mayo de 2001 (Hernández).
El pintor Éber
Sáenz expuso estos veinte cuadros de la muestra
“Transfiguraciones” en la Sala
Aarón Piña Mora en el Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros”, entre el 16 de marzo y el 18 de abril de 2016. Se
compuso de seis acuarelas y catorce acrílicos.
Obras citadas
Hernández Molina, Martín. “Éber Sáenz Flores expone ‘Develaciones’ en el
Congreso del Estado”. TramoyamBlog. 27 enero 2009.
Awesome,
Inc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario