viernes, 4 de agosto de 2023

TRABAJO JUSTO Y PRODUCTIVO EN MÉXICO SIGLO XXI

 TRABAJO JUSTO Y PRODUCTIVO EN MÉXICO SIGLO XXI

 

POR ÓSCAR ROBLES

 

          Una gran cobertura de beneficiarios y una amplia gama de programas sociales parecen ser la solución temporal y parcial a las insuficiencias y a la discriminación de las actividades laborales y productivas, en medio de la actual descomposición social de México en el presente siglo.

          Si miles de mexicanos no consiguen trabajo formal y bien pagado en las empresas que los discriminan por edad, experiencia y preparación académica; si no pueden abrir pequeños negocios legales porque el crimen organizado les roba su riqueza o les quita la vida; si no sobreviven como laborantes informales por mucho tiempo por la vulnerabilidad de sus actividades; si tienen problemas con el tiempo de traslado y el transporte incómodo e ineficiente para moverse en las caóticas y sobrepobladas ciudades del país. . .

          Populistas o neoliberales, de izquierda o derecha, los gobiernos mexicanos deben corregir esas graves fallas del transporte urbano y la concentración excesiva de gente y vehículos automotores. No es cuestión de ideología política, discurso verbal o imagen agradable de los gobernantes. Se trata de un asunto de mero pragmatismo inteligente, inversiones económicas descentralizantes, liderazgo, democracia, eficiente administración pública y comprensión y compasión humanas.

          Flexibilidad y tolerancia con las actividades productivas ilegales y más cobertura de programas sociales han sido el gran éxito del actual gobierno de Andrés López Obrador (2018-2024). Sin embargo, sus políticas públicas son en extremo remediales, inmediatistas y temporales. Por ello, conducen al país al estancamiento económico, a la carencia de bienestar social, a los deficientes servicios públicos y a los continuos riesgos de caída del sistema económico y político del Estado-nación.

          Se necesitan gobiernos con más visión estructural del tiempo y el espacio, con un eficaz programa nacional de gobierno y un eficiente y suficiente equipo de servidores públicos, para admnistrar la riqueza y la justicia en un país (léase “territorio capitalista”) de más de ciento treinta y un millones de pobladores.

          Sobre todo, se requieren más y mejores ciudadanos. Sin “equipo” verdadero bien preparado para la competencia, todo “entrenador” fallará irremediablemente. 

          México debe dejar de ser mero territorio de negocios formales, informales y criminales, para convertirse en un auténtico Estado-nación con leyes, instituciones, gobiernos operantes y ciudadanos verdaderamente participativos en las tareas de construcción de la economía, la cultura y la sociedad. Hay que salir del consumismo, del diversionismo y de la violencia que han sitiado a los mexicanos; hay que apartarse de la apatía y el hedonismo excesivo.

          Ante todo, se debe empezar en 2024 por mejorar el trabajo en todos sus aspectos: salarios, prestaciones sociales, leyes, derechos, movilidad urbana, selecciones democráticas de personal, entrenamientos pagados, creación de nuevas modalidades de labores por apropiado tiempo y lugar, alimentación nutritiva, ejercicio físico y práctica de deportes, sindicalismo, transporte colectivo cómodo y apropiado, fortalecimiento de la unidad familiar, cultivo constante de la cultura y la educación en los centros de trabajo, un medio ambiente sano con mejor aire y suelo, fomento de la espiritualidad y el humanismo y la edificación de un auténtico bienestar social.

          El asistencialismo populista actual funciona como una costosa e ideologizada indemnización colectiva a un sector grande de trabajadores marginados, la cual ha sido financiada por el gobierno federal de López Obrador. Aún más: los abundantes programas sociales parecen ser la opción más viable para el Estado mexicano para el nuevo gobierno federal y los gobiernos estatales durante el sexenio 2024-2030.

          No se ven lideres visionarios ni circulan grandes ideas renovadoras y apropiados e integrales programas de gobiernos ni una seria y constructiva discusión ni acuerdos acertados entre todos los sectores productivos del país y los grupos políticos antagonistas.

          Una coalición de gobierno sería una buena opción para equilibrar al país durante el siguiente sexenio, pero se ve difícil con tanto radicalismo y demagogia. De cualquier forma, el trabajo se presenta como la matriz de muchos problemas culturales, educativos, económicos y sociales de México durante el siglo XXI. No basta con producir riqueza, hay que poseer civilidad, educación, cultura, inteligencia y sabiduría para invertirla en actividades que verdaderamente forjen bienestar para los individuos, las familias, los grupos y la nación entera. Ante todo, el trabajo debe ser justo y productivo.

 

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