ÉXITOS Y FRACASOS DE LOS GOBIERNOS NEOLIBERALES EN MÉXICO
(1988-2018)
POR ÓSCAR ROBLES
Si los cinco regímenes políticos neoliberales hubieran
gobernado al país de manera ineficiente, esa próspera etapa no hubiera durado
treinta años. Como en todos los gobiernos, hubo ventajas y desventajas, avances
y retrocesos, movimientos y estancamientos, dentro del contexto de la economía mundial.
Entre
1988 y 2018, no se hicieron reformas estructurales a tiempo (ambiental, laboral,
fiscal, energética, educativa); aumentaron los políticos corruptos, ambiciosos
y deshonestos; los ciudadanos se volvieron apáticos, rebeldes, ingobernables y
traidores a la patria; estallaron crisis globales y recesiones económicas; no
se promovió y difundió la cultura profunda de las ciencias y las humanidades a nivel
masivo. . . En fin, se confundieron la libertad y la democracia con libertinaje
y desobligación.
México
se modernizó y avanzó en gran escala en ese periodo de treinta años, entre
finales del siglo XX y principios del XXI, como ocurrió con el Desarrollo Estabilizador
de 1940-1970. Basta revisar la construcción de infraestructura urbana, la fundación
de instituciones liberales, el crecimiento del comercio y la industria y el notorio
avance de los deportes, la cultura y la ciencia, después del régimen autoritario
de economía cerrada y partido único en el poder bajo los gobiernos priístas.
Hay que
corregir los errores en los próximos años. Los ciento treinta y dos millones
deben asumir de mejor manera la ciudadanía y educarse a nivel universitario. De
lo contrario, se volverá a seguir un equivocado capitalismo salvaje y
materialista lleno de consumismo, codicia, “diversionismo”, violencia, patrimonialismo
y explotación laboral.
Ojaló
que el actual régimen político populista pudiera sostenerse por treinta años
para ver si su proyecto es mejor que el de los gobiernos neoliberales, pero no
sabemos qué va a pasar en el futuro. Ante todo, la democracia electoral, política
y social son la clave de una nación sana. Sin un gran proyecto económico, no habrá
modernización verdadera. Primero vienen el dinero y el financiamiento y luego
la inversión en economía y cultura con la implementación de reformas necesarias
en forma paulatina, constante y periódica.
En todo nuevo proceso de mejoras del Estado-nación,
los ciudadanos deben conectarse con gobiernos, leyes e instituciones. El Estado
de Derecho es el superestrato necesario para consolidar el progreso económico y
la modernización cultural.
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