lunes, 21 de octubre de 2013

JAIME SABINES EN "HISTORIA DE VIDA": ORIGEN LIBANES, PERSONALIDAD SEDUCTORA Y PRIMERAS OBRAS

JAIME SABINES EN HISTORIAS DE VIDAORIGEN LIBANÉS, PERSONALIDAD SEDUCTORA Y PRIMERAS OBRAS

ÓSCAR ROBLES

       “El poeta descubre, no crea” y “la poesía es una maldición o una bendición que nos salva del diario vivir”, afirma el poeta mexicano Jaime Sabines Gutiérrez (1926-1999) en Historias de vida de ONCE TV MÉXICO (Septiembre 25, 2013, 7:30-8:00 p.m., Tiempo del Centro de México). Sabines es “un poeta democrático, visceral, telúrico” y era “el ser humano más vibrante que haya conocido en mi vida”, señalan algunos de los intelectuales mexicanos que lo conocieron, justo al comienzo de la primera parte del programa dedicado al poeta chiapaneco, nativo de Tuxtla Gutiérrez.
    En primer lugar, los orígenes del gran poeta chiapaneco se remontan al Líbano del siglo XIX. El inmigrante libanés Julio Safin o Sabines, el padre de Jaime, salió de Cuba, llegó a México y se convirtió en militar carrancista dentro del Ejército Constitucionalista, durante la Revolución Mexicana. En Historias de vida, el escritor chiapaneco Eraclio Zepeda (1937—) cuenta brevemente la historia del padre de Sabines, desde la salida de su natal Líbano, su estancia en Cuba, el paso por Martinica y la llegada a México. En La Habana, estuvieron los abuelos del poeta Sabines con sus tres hijos de la familia libanesa Safin, apellido que luego se convirtió en el apellido hispánico Sabines, según Zepeda. Así pues, la lengua materna del padre de Jaime Sabines era el idioma árabe. El mayor Sabines se casó con Luz Gutiérrez Moguel en 1918 y ambos procrearon a Juan, Jorge y Jaime en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas. El primero de los hijos fue gobernador del Estado de Chiapas. El mayor Sabines sabía historias del Líbano, era contador de cuentos y les enseñó a sus hijos algunos pasajes del Cantar de los Cantares, atribuido al rey hebreo Salomón, y de otros libros de La Biblia.
    Ya joven, Sabines estudió medicina en la Ciudad de México durante dos años, en la década de los cuarenta, y en esa ciudad retomó La Biblia como lectura clave. Luego leyó profundamente la poesía del chileno Pablo Neruda (1904-1973) y de los españoles Federico García Lorca (1893-1936), Rafael Alberti (1902-1999) y Juan Ramón Jiménez (1881-1958), entre otros, según Historias de vida. Abandonó sus estudios de medicina, regresó a Tuxtla Gutiérrez y trabajó en la tienda de telas de su hermano Juan.
Luego, Sabines se imbuyó en el ambiente literario e intelectual de la Ciudad de México, a partir de la década de los cincuenta. Primeramente, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y conoció el ambiente bohemio en un cabaret donde tocaban danzón, situado justo enfrente de su vivienda de la calle Cuba de la Ciudad de México, relata el propio poeta Sabines.
En la capital del país, Sabines conoció a los grandes escritores mexicanos Emilio Carballido (1925-2008), Rosario Castellanos (1925-1974), Juan Rulfo (1918-1986), Juan José Arreola (1918-2001), Margarita Michelena (1917- 1998) y otros más, dentro de un taller literario informal, de acuerdo al gran programa de ONCE TV MÉXICO.
En la década de los cincuenta, Sabines publicó sus primeros libros de poemas: Horal (1950) y La señal (1951). Estos libros marcaron el descubrimiento de su propia voz poética y de su originalidad como escritor. Horal “fue un resplandor”, “un canto al amor”, declara Julio Sabines Rodríguez, el hijo del gran poeta chiapaneco, en el programa de ONCE TV MÉXICO. Del poemario Horal, destaca el clásico poema de amor “Los amorosos” por “su vocación de himno”. Este poema se ha leído de memoria entre los amantes y muchos mexicanos de diferentes generaciones, según Historias de vida.  En La señal, se incluye el poema “La cojita”, el cual es leído por el poeta Sabines en un segmento grabado del excelente programa del Canal Once del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Sabines era un personaje muy seductor y apuesto como persona. Era galán, enamorado, coqueto y muy buscado por todas las mujeres, según Historias de vida. Sin embargo, se casó con Josefina Rodríguez Zebadúa, alias “Chepita”, durante la década de los cincuenta, y radicó en Tuxtla Gutiérrez y trabajó en una tienda de telas. Recibía a otros escritores chiapanecos de otras generaciones justo en la trastienda, donde bebían ron y leían poemas. Entre estos escritores, se incluían los miembros del famoso grupo de La Espiga Amotinada, tales como Eraclio Zepeda y Oscar Oliva (1937—). Estos dos escritores narran algunos pasajes de la vida de Jaime Sabines en Historias de vida. En realidad, el poeta Sabines era un antiintelectual y rechazaba las poses de los intelectuales mexicanos. En especial, sobresale su prodigiosa y sonora voz de poeta y profeta bíbilico. Con su poética voz y sus grandiosos poemas, convocaba a numerosos jóvenes mexicanos que acudían a la lectura de sus poemas en diversos recintos culturales de México.
En suma, la primera parte de Historias de vida relata la vida y la obra de Jaime Sabines desde sus orígenes familiares y libaneses hasta sus primeros libros Horal y La señal, su matrimonio con Chepita Rodríguez y su vida en la Ciudad de México, durante las década de los cuarenta y los cincuenta. Los diversos testimonios de los escritores e intelectuales mexicanos y, en especial, la voz narradora en “off” del gran programa del Canal Once descubren la imagen seductora de uno de los diez poetas mayores de toda la historia de la poesía mexicana, desde Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) en el siglo XVII hasta José Emilio Pacheco (1939—) en la segunda mitad del siglo XX. Sabines seducía con su personalidad sensual, con el prodigio de su voz sonora y, principalmente, con sus poemas coloquialistas, de corte social y de amor.

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