martes, 8 de octubre de 2013

DEL "LENGUAJE" AL "IDIOLECTO". APROXIMACION A ALGUNOS CONCEPTOS LINGUISTICOS

DEL LENGUAJE AL IDIOLECTOAPROXIMACIÓN A ALGUNOS CONCEPTOS LINGÜÍSTICOS

ÓSCAR ROBLES


El lenguaje es una de las creaciones más sofisticadas y maravillosas del hombre. Gracias a esta invención que data desde los orígenes del ser humano, la sociedad ha podido manifestar sus ideas, sentimientos y deseos, sin que se desgaste esta “piedra preciosa” de la comunicación humana. El lenguaje es una infinita “caja de sorpresas”, infinita “caja de Pandora”, donde encontramos las piezas de un rompecabezas que nunca acaba, como la infinita biblioteca del cuento “La biblioteca de Babel” de la colección de cuentos Ficciones (1944) del escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986). A nivel más conceptual, el lenguaje es también “the expressive dimension of culture (“The Nature of Language” 4). Pero, ¿cuáles son sus rasgos más característicos?, ¿cómo adquiere dimensiones colectivas e individuales en los seres humanos?
1. El lenguaje es la facultad universal, no instintiva y puramente humana de comunicarse mediante símbolos creados deliberadamente, para luego conformar un sistema, según la teoría del lingüista estadounidense Edward Sapir (El lenguaje. México: Fondo de Cultura Económica, 1978. 7). También, es una capacidad que le permite al hombre crear diversos sistemas de símbolos. Entre estos sistemas, la lengua, desde luego, es el más importante, útil y perfecto de todos ellos. Otros sistemas de símbolos son el sistema Braille; la clave Morse; los sistemas de comunicación naval y aérea; las señales de humo de los indígenas americanos. En fin, la inteligencia de la humanidad ha permitido dar vida a muchos sistemas de comunicación por medio de símbolos, pues el hombre tiene como necesidad entablar un intercambio de pensamientos y emociones con sus congéneres, puesto que es un ser de naturaleza social.
2. La lengua es considerada como un sistema abstracto y arbitrario de signos lingüísticos. Su naturaleza, además, es colectiva y se caracteriza por ser un código. Al respecto, el lingüista colombiano José Joaquín Montes Giraldo considera que la lengua se manifiesta en el habla, la cual “es un juego constante de innovación y tradición” (Dialectología general e hispanoamericana. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1987. 430).
Además, la lengua tiene varias características: es autónoma, arbitraria, sistemática, simbólica, social, oral, a veces escrita, se rige por un código gramatical, está sujeta a cambios, y es portadora de significados. Su función primordial: relacionar la cosa, el referente, con una idea o concepto. Por otro lado, muchos lingüistas e intelectuales asocian la lengua al concepto de nación. Uno de ellos, el filólogo colombiano Rufino José Cuervo (1844-1911), expone esta idea sobre lengua y nación: “Nada en nuestro sentir simboliza tan cumplidamente la patria como la lengua.” (Citado por Montes Giraldo. Dialectología 46). Sin embargo, en algunos casos, esta asociación entra en conflicto, como en el caso de un país como Suiza, donde se hablan tres idiomas. No obstante, la excepción confirma la regla.
Un concepto erróneo que ha arraigado popularmente es el de considerar como dialectos a las lenguas indígenas, tales como las americanas (quechua, tarahumara, náhuatl, guaraní, etc.). Esta consideración se origina en un enfoque basado en la idea del español como una sola lengua dominante u oficial dentro de una nación. Las lenguas indígenas, no obstante su menor número de hablantes en algunos países, son sistemas autónomos, abstractos y arbitrarios de signos lingüísticos con diferente estructura a las lenguas oficiales como el español, el francés o el italiano.
3. El habla es el concepto de lengua como “forma histórica del hablar” (Dialectología 43). El habla es en francés parole, según el sentido en que lo maneja el filólogo suizo Ferdinand de Saussure (1857-1913) en su Curso de Lingüística General, a diferencia del concepto que maneja Montes Giraldo (Dialectología 60). El sistema abstracto de la lengua tiene su realización más plena en el habla, la cual se caracteriza por ser concreta e individual, ya que se da en un momento dado y en un lugar determinado.
4. Los dialectos se presentan como formas heterogéneas y concretas de una lengua, como subsistemas que están determinados por la concreta geografía y tienen sus propias peculiaridades. Los dialectos nacen precisamente en el habla; además, las diferenciaciones entre los distintos dialectos ocurren en la pronunciación, la gramática y el léxico.
En particular, Montes Giraldo aporta muchas definiciones de dialecto desde varios ángulos conceptuales. Por ejemplo, este erudito usa “funcional‑sistémica”, “diastrática”, “diafásica”, para ampliar los conceptos de dialecto, de una manera más técnica. De todas las definiciones de dialecto, la más interesante por su claridad y objetividad es la del lingüista rumano A. Grauer, quien señala que un dialecto es la “ramificación territorial de una lengua” (Citado por Montes Giraldo, Dialectología 52). Desde este punto de vista, el español tiene tres dialectos generales conformados con sus diferencias fonéticas, lexicológicas y gramaticales: el español de Madrid y del centro de España; el español de la región andaluza; y el español de los países hispanoamericanos, el cual es hablado por más personas en el mundo.
5. Los subdialectos son originados por cada dialecto. Los subdialectos también poseen marcas diferenciales; por ejemplo, el dialecto hispanoamericano se subdivide en otras variedades dialectales determinadas por la geografía: el argentino, el cubano, el ecuatoriano, el mexicano, etc. Y estas variantes, a su vez, crean otras cadenas de variantes dialectales.
6. La norma marca el “patrón ideal de máximo prestigio para todos los hablantes de la lengua” (Dialectología 43). Los espacios en que una lengua prende sus “raíces” son muy diversos. El dialecto marca sus fronteras y sus peculiaridades con respecto a otros que están dentro gracias al concepto de norma. Este patrón puede ocasionar que un dialecto tenga mayor prestigio que otros debido a diversas causas religiosas, políticas, económicas, sociales y culturales. Estas causas pueden suscitar marginaciones, racismos y aislamientos entre los hablantes de una sociedad. De esta forma, los hablantes pueden argumentar que poseen el español más puro y correcto solamente por el hecho de que tienen el poder económico, el poder político y/o el poder cultural. Por esta razón, algunos dialectos adquieren más prestigio social. Sin embargo, desde el punto de vista de la dialectología, no se puede afirmar que el dialecto madrileño es mejor que el dialecto hispanoamericano, que es superior el uruguayo que el andaluz. En realidad, los dialectos tienen valor por ser lenguajes vivos y creativos y “son las auténticas lenguas, obviamente en el sentido de la lengua convención o lo que Saussure llama langue, pues son los sistemas lingüístico‑idiomáticos cuyas normas están más próximas a su realización efectiva en el habla. . . Nadie habla una lengua sino en una lengua” (Dialectología 57).
7. El sociolecto es una variedad del dialecto y está regulado por factores culturales. Por ello, un grupo o estrato social puede tener hablas vulgares, semicultas, cultas o de otro nivel cultural o educativo. En cambio, los factores laborales de profesión u oficio establecen, precisamente, los llamados tecnolectos. Así, el tecnolecto de un carnicero será diferente al de un ingeniero o al de un locutor de televisión. Por otro lado, la jerga o argot es un tipo de habla dialectal que se produce entre grupos sociales muy delimitados (Dialectología 63‑64). Por ejemplo, en el español de México, los estudiantes, los cholos, los niños bien o los abogados hablan diferentes subsistemas del español, los cuales tienen sus marcas diferenciales en varios niveles del idioma hablado. Son jergas del habla del mexicano.
8. Los idiolectos son numerosos y componen en conjunto un dialecto. Se definen por la manera específica en que cada individuo realiza la lengua (“The Nature of language” 6).
Desde la forma más abstracta y universal, el lenguaje, hasta la forma más concreta e individual, el idiolecto, el hombre desarrolla sus peculiaridades emotivas e intelectuales, su capacidad ilimitada para crear mensajes lingüísticos y, por consecuencia, para conformar procesos culturales que tienen cabida en todos los espacios territoriales que una lengua puede abarcar. En todo ello, cabe el lenguaje como un “tesoro” inacabable pleno de realizaciones. En todo esto, está la lengua como un complejo de variedades dialectales en los que se entrecruzan diferentes subsistemas, aportando un “mar” de riqueza lingüística que nunca terminará.
Por todo ello, el lenguaje es como un cofre pletórico de monedas de oro; entre más monedas le sacan, el cofre se vuelve a llenar.


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