LECCIÓN 45 DEL TAO: DEJA QUE EL TAO HABLE POR SÍ MISMO
ÓSCAR ROBLES
En el capítulo 45 del Tao, aparecen los trascendentes temas de la perfección, la plenitud, la rectitud, la sabiduría y del arte verdadero y el papel central del Tao en la configuración final de las cosas del mundo, positivas y negativas, perfectas e imperfectas. Como se expone en otras lecciones anteriores del Tao —4, 6, 7, 25, 32 y 34—, el Tao es la matriz quintaesencial del universo, del mundo y de los seres humanos, es como un dios y es una fuerza metafísica eterna y ubicua, entre otros conceptos.
En la lección 45, Lao-tzu analiza concisamente las citadas virtudes universales e intemporales en relación a la postura filosófica del Tao. Tres estrofas componen la lección 45: La primera posee cuatro versos; la segunda, tres versos; y la tercera, cuatro.
La perfección verdadera parece imperfecta a pesar de que es perfectamente ella misma, comienza el filósofo chino la primera estrofa (45). Luego, afirma que la plenitud[1] verdadera parece vacía a pesar de que está presente plenamente[2] (45). Al respecto, el traductor Mitchell considera que algunos ejemplos inusitados de la “perfección verdadera” pueden ser tan simples como los siguientes dos: “A cracked coffee cup” y “the sound of traffic outside of your window” (Notes 113). En tanto, un gran ejemplo de la “plenitud verdadera” es “attention” (113).
En la segunda estrofa, Lao-tzu sostiene que la rectitud verdadera parece torcida, la sabiduría verdadera parece tonta y el arte verdadero parece sin arte (45).
En la tercera estrofa, el pensador chino concluye con el papel de los Maestros y del Tao en la percepción de las virtudes expuestas en las dos estrofas anteriores. Primero, indica que el Maestro / la Maestra[3] permite que las cosas pasen (45). Luego, explica el filósofo oriental, él / ella da forma a los acontecimientos como ellos suceden, se sale del trayecto de los mismos y deja que el Tao hable por sí mismo (45).
En conclusión, la lección 45 del Tao ofrece un brillante y preciso examen de la naturaleza verdadera de algunas virtudes y creaciones humanas —perfección, plenitud, rectitud, sabiduría y arte—y reafirma el papel creativo, gentil y espontáneo de los Maestros frente a tales elementos, bajo el profundo respeto al Tao como fuerza esencial del mundo. En suma, estas profundas ideas enseñan a los seres humanos que las grandes obras humanas en realidad tienen un enfoque simple y natural y, por ello, mismo son grandes.
Así pues, las creaciones humanas pueden ser el arte, la artesanía, la ciencia y la tecnología y, en general, los trabajos y los sucesos más cotidianos en los cuales se pueden percibir tales virtudes o características tan universales.
Obras citadas
Lao-tzu. Tao Te Ching. Trad. Stephen Mitchell. New York: Harper
Perennial, 1992.
Mitchell, Stephen. Notes. Tao Te Ching. By Lao-tzu. Trad. Stephen
Mitchell. New York: Harper Perennial, 1992. 89-128.
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