miércoles, 8 de mayo de 2013

LECCION 39 DEL TAO: DEJA QUE EL TAO TE DE FORMA

LECCIÓN 39 DEL TAO
DEJA QUE EL TAO TE DÉ FORMA

ÓSCAR ROBLES


         El Tao como esencia y entidad primigenia del mundo vuelve a ser el centro del presente capítulo del Tao Te King. En esta ocasión, se habla del papel toral del Tao en la armonía de la naturaleza y del negativo papel del ser humano como alterador o perturbador de esa armonía original. Así pues, en tres estrofas, el libro 39 explora concisamente la interacción entre la naturaleza y el ser humano y, especialmente, el papel integracionista de todas las cosas del mundo por parte del fiel practicante del Tao.
Otra vez, el Tao emerge en este poema 39 como la entidad perfecta, como la matriz del universo y como la esencia divina. La primera estrofa se compone de siete versos; la segunda, de cinco; y la tercera, de seis.
         La primera estrofa describe un estado perfecto de la naturaleza y el Tao. En armonía con el Tao, expone Lao-tzu, el cielo es claro y espacioso, la tierra es sólida y está plena, todas las criaturas florecen juntas, contentas con la forma en que son, repitiéndose a sí mismas interminablemente, renovadas interminablemente (39). En esta descripción, destaca la metáfora de las criaturas que florecen como plantas, lo cual enfatiza la belleza y la armonía en la naturaleza.
         Luego, la segunda estrofa habla de la aparición perturbadora del ser humano en el anterior estado perfecto. El filósofo chino describe que cuando el ser humano interfiere con el Tao, el cielo se pone sucio, la tierra se vuelve reducida, el equilibrio se desmorona, las criaturas se extinguen (39). Es decir, el ser humano ordinario se opone al Tao.
         En la tercera y última estrofa, aparece el ser humano pero convertido en practicante del Tao. Este seguidor del Tao entiende mejor la configuración del mundo con la naturaleza y con el papel transformador de los humanos. En este contexto, el Maestro / la Maestra comprende el correcto rol que debe asumir él mismo / ella misma en dicho mundo. En primer lugar, el pensador oriental explica que el Maestro / la Maestra ve las partes con compasión, porque él / ella entiende la totalidad (39). El contemporáneo de Confucio indica que la práctica constante del seguidor del Tao es la humildad (39). Asimismo, él / ella no brilla como una joya, pero deja que el Tao le dé forma a él / a ella, tan duro y común como una piedra (39). En una nota al final del libro, Mitchell amplía el  hermoso símil o comparación de la piedra con otra comparación y otras metáforas: “As a piece of marble lets itself be shapped by the sculptor, so that the statue inside can be revealed” (Notes 111). En este proceso de “esculpir” al ser humano, se necesitan el martillo y el cincel, dos importantes herramientas de fuerza y dureza (111). Todas estas metáforas —piedra, martillo, cincel, escultor— sirven para caracterizar el difícil proceso de formar a los practicantes del Tao: En realidad es una tarea ardua y compleja, ya que “duro” es el espíritu del ser humano, pero también son duros el martillo y el cincel. En este proceso, el Tao es el gran artista, un gran dios que crea y luego re-crea a los seres humanos, como a todas las cosas del mundo.
         De esta manera, el libro o poema 39 establece claramente que los seres humanos alteran en verdad la armonía primigenia de la naturaleza y del mundo, mediante los procesos históricos y materiales del maquinismo y de la tecnología. En general, estos procesos de transformación se han basado en los últimos siglos en las centrales ideas de modernizar y progresar. Esta profunda interacción de naturaleza y maquinismo es universal, ha existido por muchos siglos y seguirá existiendo.
Como grandes seguidores y practicantes de la doctrina espiritual del Tao, todos los Maestros deben aprender a fluir con este mundo “humanizado” y altamente “maquinizado” y materialista. En esencia, los Maestros del Tao deben entender la auténtica dinámica de las cosas del mundo, con sus polos opuestos y sus aspectos positivos y negativos, en toda geografía y en toda época histórica.


Obras citadas
Lao-tzu. Tao Te Ching. Trad. Stephen Mitchell. New York: Harper
Perennial, 1992.  
Mitchell, Stephen. Notes. Tao Te Ching. By Lao-tzu. Trad. Stephen
Mitchell. New York: Harper Perennial, 1992.

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