POBRES Y “NACOS” EN MÉXICO
ÓSCAR ROBLES
El pobre ―albañil, vendedor ambulante, bolero o simple empleado― es pobre económicamente.
El “naco” ―ese mexicano que quebranta muchas de las leyes de convivencia ciudadana― es pobre de espíritu. Es un verdadero anticiudadano que vive en una “isla” mental y física, en una sola “isla” sola: La de su orgullo y arrogancia y sus malas costumbres, lejos del sentido comunitario y la necesaria legalidad que necesita el país para lograr el bienestar social, la productividad y la riqueza material. Habita, pues, en una “isla” material: Casa, carro o calle.
Los abundantes “nacos” del siglo XXI son los causantes de una parte de los graves problemas sociales de México: Corrupción, crimen, ilegalidad y violencia.
El “naco”, para usar un nuevo significado de este sustantivo, es el anticiudadano y el antimexicano que practica constantemente las perniciosas anticulturas de nuestro tiempo, las cuales han dividido a la nación mexicana peligrosamente en los últimos años. ¿O estás con el Estado-nación o no estás? Para estar dentro, hay que pagar impuestos y servicios; respetar las leyes de vialidad; legalizar carros; registrar los negocios; recoger la basura; respetar los horarios de los vecinos, el espacio privado de los compañeros de clase, las tareas de los compañeros de trabajo, a las mujeres y a los niños. . . México es un país de leyes, como todas las naciones del planeta, y muchos mexicanos no están preparados o dispuestos para respetarlas.
El “naco” vive en un “infierno” terrenal, en constante rencor y pelea con su entorno vital y social. Este “infierno” es la antesala del otro infierno, el metafísico, para los que creen en Dios. El “naco” busca en su soledad a otros “nacos” igual que él y se aparta de la uniformidad y la normalidad: El auténtico respeto a las leyes que rigen a México.
El “naco” es, en pocas palabras, un pobre pobre pobre. . .
No hay comentarios:
Publicar un comentario