MEXICO RICO, PERO ESTANCADO

MÉXICO RICO, PERO ESTANCADO

ÓSCAR ROBLES

México cuenta con abundantes y hermosas playas con infraestructura hotelera en el Golfo de México y en el Océano Pacifico; con numerosas ciudades prehispánicas y coloniales con muchos edificios y zonas que son patrimonio de la humanidad (primer lugar mundial); con un gran comercio con los Estados Unidos (85%), el país más rico del mundo y con Canadá, una de las siete economías más poderosas del planeta; con cuantiosas remesas de dólares provenientes de los Estados Unidos todos los años (segunda fuente de ingresos del país); con ricos veneros de petróleo en el mar y en la tierra. . . Pero no puede ser una de las diez economías más importantes del mundo y, lo peor, los mexicanos (gobiernos y ciudadanos) no pueden repartir el bienestar social entre la mayoría de la población.

         ¿Cuáles son los problemas, entonces?

      Faltan numerosos liderazgos y buena administración de recursos humanos y económicos.

         Desde el siglo XX, la mala administración del dinero por parte de los gobiernos y de numerosos grupos sociales e instituciones civiles, son grandes problemas y graves obstáculos a los procesos de una efectiva modernización capitalista. Así pues, los constantes gobiernos ineficientes e ineficaces y los millones de ciudadanos desobligados detienen la emergencia de México como una nación y una economía poderosas, con más riqueza, productividad y bienestar social. Asimismo, la recaudación fiscal es insuficiente y una clara muestra del paternalismo de los gobiernos. En otros países, se da cárcel y multas a los que no pagan impuestos. Por otro lado, la incorrecta inversión de recursos económicos se ha repetido cada sexenio y se ha olvidado el principio clave del país: Los municipios o ayuntamientos deben ser el principio de la vida económica, con orden, ley e inversión económica democrática. Finalmente, la corrupción, el paternalismo, el crimen y la ilegalidad son los permanentes “fantasmas” de México desde siglos atrás.

         La realidad es que México sigue estancado en el lugar catorce entre las mejores economías del orbe (2014), tiene 53.3 millones de pobres y padece graves y complejos problemas sociales que obstruyen el avance de la modernización y de la civilización occidental.

       Los gobiernos, las escuelas, las instituciones civiles y religiosas y los medios de comunicación masiva deben converger con objetivos comunes: Formar los tipos de ciudadanos que mejor convienen a la nación: Creativos, constructivos, comunitarios, positivos. No se puede ser una de las diez mejores economías del mundo con ciudadanos consumistas, viciosos (alcohol, drogas), enfermos (obesidad, diabetes, depresión), extremadamente irresponsables y “fiesteros” y criminales (la ilegalidad es una forma de crimen más los delitos del fuero común y del fuero federal).

     Parece que un poco más de la mitad de los mexicanos ―educados, con buen empleo y negocios― son los únicos que avanzan en la modernización en las últimas décadas, bajo los diferentes gobiernos federales.

         Una revisión, una remodelación y una mayor difusión del Cristianismo y del Nacionalismo Mexicano pueden contribuir a la formación de ciudadanos auténticos.