MEXICO: ENTRE ESTADOS UNIDOS Y EL PETROLEO

MÉXICO: ENTRE ESTADOS UNIDOS Y EL PETRÓLEO

ÓSCAR ROBLES

México puede darse el lujo de tener graves retrocesos históricos entre el siglo XX y el siglo XXI. Por ejemplo, el país ha tenido gobiernos muy corruptos, numerosos anti-ciudadanos, problemas agudos de crimen y violencia, bajas y prolongadas recaudaciones fiscales, profundas crisis económicas y otros severos problemas que detienen la modernización y el bienestar colectivo.

    En algún momento, aparece el progreso económico de los Estados Unidos con más remesas de dólares de los mexicanos que viven en el país vecino, con un gran comercio internacional ―en la actualidad, 85% del comercio de México es con los Estados Unidos― y, finalmente, con más empleos para mexicanos ilegales y/o se sacan más ganancias de las ventas del petróleo por los favorables precios del mercado internacional y todo se repara en el averiado “sistema mexicano” y se vuelve a las vías de la modernización capitalista occidental y al gran progreso social y económico, aunque sea parcialmente.

      En verdad, México es un país privilegiado por su ventajosa posición geográfica ―Norteamérica y Latinoamérica―; por un poderoso Tratado de Libre Comercio con dos países muy ricos, Estados Unidos y Canadá; por sus abundantes recursos naturales y por sus prestigiosas playas y sus extraordinarias zonas culturales urbanas y rurales.

      El paternalismo, el autoritarismo, la corrupción y el débil estado de derecho son sus constantes “fantasmas” en la época contemporánea y, aun, en el siglo XXI.

    Así pues, la economía estadounidense y el petróleo son los constantes “salvadores” de México desde el siglo XX a la fecha. Un cartón de Abel Quezada sostenía en su narrativa icónica que el tipo de pobladores de México, es decir, los mexicanos, habían sido el gran problema de este maravilloso territorio de la República Mexicana durante el siglo XX, usando humorísticas yuxtaposiciones históricas, tales como el charro mexicano, el México contemporáneo y el Génesis bíblico en torno al origen primigenio de la República Mexicana. En una de las escenas, aparece la mano de Dios tomando a un mexicano vestido de charro y muy narigón a punto de ser depositado en el recién fundado paraíso mexicano, lleno de playas hermosas y abundantes plantaciones. De acuerdo al brillante y punzante Quezada, este tipo de ciudadano es el que ha echado a perder a la nación mexicana durante décadas.

¿Se puede aplicar la historia central de este cartón político en la actualidad, tras seis años de crimen y violencia?

Ojalá que el comercio con los Estados Unidos y el petróleo salven a México otra vez en esta dura encrucijada histórica en que los mexicanos parecen haber elegido otra vez la opción del trabajo corporativo de un solo partido político dominando el poder de una nación entera, es decir, escogen la posible vuelta a lo que el escritor mexicano Gabriel Zaid llamaba en su libro sobre el Partido Revolucionario Institucional “El sistema político mexicano”, durante la segunda mitad  del siglo XX. Seguramente, este nuevo poder corporativo tiene  sus variantes nuevas, propias del siglo XXI.

Por lo que ha pasado en años recientes (2008-2014), se ven muchos más mexicanos de los que habla Quezada despectivamente en su famoso cartón político. Estos anti-ciudadanos son el verdadero peligro para México el resto de la presente década, pues muchos de ellos cultivan las nocivas anticulturas, no pagan impuestos por ingresos, no legalizan automotores y violan numerosas leyes de convivencia ciudadana ―vialidad y ecológicas, por ejemplo.
El comercio con Estados Unidos y el petróleo son las grandes esperanzas para México en los años venideros.