EL VIEJO Y EL MAR DE
HEMINGWAY Y SIDDHARTA DE HESSE: DOS OBRAS DE GRAN MENSAJE SOBRE EL
SENTIDO DE LA VIDA[1]
ÓSCAR ROBLES
Como una
de las bellas artes, la literatura ofrece principalmente valores estéticos: Las
palabras son belleza. También esta disciplina humanística difunde valores éticos,
morales, espirituales y/o intelectuales. Por ello, las novelas, los relatos,
los dramas y los poemas han transmitido otros “mensajes” más allá del puro
valor estético. Por ejemplo, las obras del Barroco y del Neoclasicismo
contenían ciertas reflexiones morales sobre el mundo. En el siglo XX, dos
bellas novelas occidentales sugieren vigorosos mensajes sobre el verdadero
sentido de la vida y el poder del espíritu humano frente a las adversidades.
Ambas son fundamentales en la literatura estadounidense y en la literatura
alemana, respectivamente. El viejo y el mar (1952) del estadounidense
Ernest Hemingway y Siddhartha (1922) del alemán Herman Hesse proyectan
este sentido de la vida en un viejo pescador y en joven oriental.
La primera
novela fue escrita en un lenguaje sencillo, transparente, conciso y pulido, sin
muchos alardes intelectuales o culturales. Se concentra en las tareas
cotidianas de un pescador en medio del mar. Especialmente, contiene un hondo
sentido humano que se desprende del desarrollo de todo el conflicto principal
dentro de la vida de este pobre y humilde trabajador del mar. Por ello, el
autor se concentra en la imagen del ser humano luchador y lleno de esperanza,
cuyo paradigma es el pescador anciano. Entonces, Hemingway retrata a su héroe
con sus penas, sus alegrías, sus caídas y todo lo que vive un hombre que lucha
por sobrevivir económicamente.
De este modo, la historia de esta breve novela detalla la
simple y solitaria lucha entre este viejo pescador y un pez que se le escapa
varias veces. Ante todo, la historia es un continuo debate entre el destino y
el hombre. El acto de remar y la acción de pescar son vistos como una constante
afirmación de que el ser humano nació para navegar de arriba abajo en la vida,
de enfrentar una lucha entre ceder y no ceder. Así pues, este relato de la vida
marina muestra la persecución que hace el hombre sobre lo que ambiciona o busca
en su vida cotidiana. Al final, el pescador se da cuenta que lo importante no
es haber conseguido lo que quería, sino la lucha constante por lograrlo. En
fin, El viejo y el mar es una intensa novela con matices poéticos y se concentra
en una honda y simple visión de la vida misma: La lucha por obtener lo que se
quiere es el autentico sentido de la vida para el pescador protagonista. En consecuencia,
el mensaje humano que sobresale para los lectores es el siguiente: “Lo
importante en la vida no es obtener lo que se desea, sino luchar para lograrlo”.
Por su
parte, Siddhartha de Hesse es otra novela con lenguaje sencillo y con
grandes y profundas enseñanzas morales ubicada en Oriente. El autor alemán
presente a su protagonista como centro de la trama: Siddhartha es un joven oriental
deseoso de conocer el mundo, está lleno de inquietudes humanas y busca la
verdadera esencia de la vida. Por ello, vive un monólogo constante.
En la
trama de la novela, Siddhartha quiere conocer el mundo a través de su interior,
de su “yo”, para poder encontrar la paz espiritual tan anhelada por todos los
seres humanos. Primeramente, abandona a sus padres. Después, intenta seguir el
camino de la meditación tomando como maestros a unos ascetas llamados “samanas”. Después de pasar estas dos vivencias,
la familia y el ascetismo, se da cuenta de que la actividad mental y espiritual
practicada con estos “samanas” no es
lo que verdaderamente busca y advierte que su interior sigue vacio. Entonces, deja
la meditación y se va en busca del placer físico. Como consecuencia,
experimenta el amor humano y vive en la riqueza. Luego, termina viviendo en la honda
contemplación y en la reflexión constante cerca de un río, donde un viejo
barquero le enseña cómo hallar esa secreta e intima paz espiritual.
En suma,
Siddhartha representa al arquetipo o paradigma del joven de todo tiempo. Este
personaje aprende a tomar decisiones por su propia cuenta, apartándose de los
consejos rígidos de otros personajes: Sus padres y los “samanas”. Entonces, la novela plantea que no basta con que los
adultos indiquen a los jóvenes dónde se encuentran las cosas buenas y las cosas
malas de la vida. Hay que buscar y encontrar el verdadero sentido del vivir en donde
sea.
Como Siddhartha, los jóvenes deben experimentar por sí
mismos, en la búsqueda de su realización personal, tanto en los planos físicos
y psicológicos como los intelectuales y sociales. Asimismo, deben vivir un
sinnúmero de situaciones en la vida para orientar su rumbo de manera correcta, creativa,
constructiva y positiva. Entonces, los jóvenes deben vivir y experimentar
diversas circunstancias de la existencia humana: Conocer el pecado, el amor, el
odio, el dolor, la comprensión, la riqueza, la pobreza, el bienestar, el
malestar y otros aspectos trascendentales de la vida humana. En pocas palabras, los jóvenes deben darse
cuenta de las cosas por su propia vivencia. En esa totalidad de experiencias,
los jóvenes aprenderán a optar por lo más adecuado para sus propias vidas.
Mientras más experiencias se tengan en cantidad, calidad y diversidad, la
persona se enriquece más y se aprende a vivir mejor y a ser más tolerante con
la sociedad, según el sentido general de la novela de Hesse.
En
conclusión, El viejo y el mar y Siddhartha son obras narrativas
que exploran la vida laboral de un viejo pescador en el mar frente a un pez y
las diferentes etapas en la vida de un joven oriental que experimenta variadas
vivencias. Ambas novelas son consideradas como obras maestras de la literatura
occidental por la depuración de su lenguaje, su intensa y organizada estructura
narrativa, su capacidad reflexiva sobre el mundo y, en especial, por transmitir
a los lectores sólidos mensajes sobre el auténtico sentido de la vida humana. De
este modo, hay que luchar en la vida aunque no se logre lo que se busque, según
la visión general de la obra de Hemingway. También hay que vivir experiencias
diversas y contrastantes para ser un mejor ser humano y encontrar la verdadera
paz espiritual, según la perspectiva global de la novela de Hesse.
El
norteamericano Ernest Miller Hemingway
(1899-1961) nació en el estado de Illinois, perteneció a los escritores
estadounidenses de la “Generación Perdida”
y participó activamente en la Primera Guerra Mundial. Ante todo, fue un destacado
periodista y un gran escritor de novelas y cuentos. Algunas de sus mejores
novelas fueron las siguientes: También el sol sale o Fiesta
(1926), Adiós a las armas (1928), Muerte en la tarde (1932), Verdes
colinas de África (1935), Por quién doblan las campanas (1940) y A
través del río y entre los árboles (1951) (“Hemingway”). Se hizo acreedor
al Premio Nobel de Literatura en 1954.
El alemán Hermann Karl Hesse (1877-1962) vivió en
la India y en Suiza. Fue cuentista, poeta y novelista principalmente. En un
texto propio, este autor define toda su obra narrativa de esta manera: “Como
escritor, se me considera un ‘neorromántico’ porque mi técnica es irrealista y
porque mis obras intentan actuar sobre el alma. El amor a la naturaleza y su
contemplación constituyen mi tema principal” (“Hesse”). Sus novelas más
destacadas son las siguientes: Peter Gamenzind (1904), Demián
(1919), El lobo estepario (1927), Narciso y Goldmundo (1930) y El
juego de abalorios (1943). Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1946.
Obras citadas
“Hemingway, Ernest (1898-1961).” Doce mil grandes. Enciclopedia Biográfica
Universal.
Ed. Diane Downey. Vol. 5. México: Promociones Editoriales Mexicanas, 1982.
Hemingway, Ernest. El viejo y el mar. México: Editores Mexicanos Unidos,
1982.
“Hesse, Hermann (1877-1962).” Doce mil grandes.
Enciclopedia Biográfica
Universal.
Ed. Diane Downey. Vol. 5. México: Promociones Editoriales Mexicanas, 1982.
Hesse, Hermann. Siddhartha. Trad. Juan José del Solar. Barcelona: Plaza
& Janés,
1987.
[1] Este texto fue
publicado originalmente bajo las premuras del trabajo periodístico en Cosecha, sección cultural de El Heraldo de Chihuahua (27 abril 1980: C1+)
de la ciudad de Chihuahua. El
título de dicho escrito era “Dos obras de mensaje”. La presente es una versión
corregida y aumentada para brindarla a los amables lectores de mi Blog.
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