AUTORITARISMO, POPULISMO Y ANTICIUDADANÍA EN MÉXICO SIGLO XXI
Por ÓSCAR ROBLES
México vive entre la utopía fabricada por el actual
gobierno federal con abundante demagogia verbal y la terrible pesadilla
de la cruda realidad social mexicana, manifestada en la pobreza, la ignorancia,
la inseguridad pública, los permanentes caos urbanos en las ciudades grandes como
“junglas de concreto”, la contaminación del aire y el suelo, las deudas
gubernamentales, la deficiente infraestructura física, las numerosas desobligaciones
ciudadanas, el consumismo galopante, el “diversionismo”, la avaricia y el
enfermizo patrimonialismo, las enfermedades crónicas, la limitada democracia
social, el machismo hiperviolento, la mala atención de la salud de los
ciudadanos, el impacto nocivo de las anticulturas de la violencia criminal y la
frívola cultura de los espectáculos artísticos y deportivos, la obsesiones del
mercado capitalista por vender, la carencia de informaciones útiles para vivir,
convivir y sobrevivir entre conciudadanos del mismo país y con la misma cultura
e historia, entre otros problemas graves.
Sin embargo, los gobiernos federales son obra de la
voluntad ciudadana en los procesos electorales. Los mexicanos deben “gobernar”
junto con los gobiernos oficiales en turno, mediante foros permanentes de discusión,
para aportar ideas constructivas y soluciones prácticas, para modernizar sus
vidas. No basta con votar en las elecciones.
Escapar de la realidad y hundirse en los “paraísos
artificiales” de la fiesta mexicana, las comilonas y la borrachera larga no
sirve para progresar. Hay que actuar de manera permanente y consistente,
plantando arbolitos en parques, haciendo colectas públicas para ayudar a los
pobres, regalar ropa y muebles, recoger la basura de ríos y arroyos en forma
colectiva. . .
El país luce como obra del abandono. Los mexicanos no
buscan construir un verdadero y efectivo bienestar social. Por eso, la gente se
está muriendo antes de los setenta años de edad y a los cincuenta ya están enfermos
y viejos.
Hay que vivir y actuar como buenas personas,
cristianos, mexicanos y ciudadanos de verdad. No hay de otra.
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