SUPERMÁN BAILA Y SOBRE—VIVE
ÓSCAR ROBLES
Intenta
volar con su baile, pero no puede: Se desliza como caricia sobre el pavimento
con sus zapatos tenis. Su fulminante aura azul y roja es percibida en algunos
semáforos de la Carretera Panamericana y la Avenida Tecnológico. Su danza en la
calle muestra el ingenio del mexicano en la ciudad de Chihuahua.
Unas veces
baila en la calle Miguel de Cervantes, justo frente al Complejo Industrial
Chihuahua; otras, en la intersección con la Avenida Guillermo Prieto Lujan, la
cual honra a uno de los grandes líderes del Movimiento Democratizador en
Chihuahua.
Es un Supermán bien “estilero” por sus negras
gafas de sol de galán de cine y su pelo engominado y su baja estatura que lo
pone democráticamente a ras de los otros ciudadanos. Baila rock, sonríe y se ve
feliz con su generoso espectáculo. Danza hacia atrás, deslizando las plantas de
los pies como el cantante Michael Jackson y apunta con sus manos hacia adelante
y sonríe con placer y mira a los conductores de autos como un gran artista de
estilo muy original. En pocas palabras, es un verdadero show man de la calle.
Actor,
danzarín y trabajador, usa su uniforme rojiazul
para sentirse mejor y proyectar su novedosa tarea de entretenimiento en la gran
pantalla de la vida cotidiana. A veces, carga un estéreo portátil con música.
Luce como superhéroe y danzarín con sus pasos y sus gracias mejores.
Solo, sin
Luisa Lane y Jaime Olsen, es más Supermán
que Clark Kent, pues no tiene oficina ni edificio de encierro, sólo amplias
avenidas con el azulino cielo de Chihuahua para su baile rockero dentro de una historieta viva y a todo color. Sobre todo,
vive la vida libre como ave terrenal.
Baila y
baila, pero no vuela y “se vuela” con la atención de sus fieles espectadores
móviles. Con sus pasos cadenciosos, entretiene a los conductores de la
Panamericana y la Tecnológico.
Ni el
villano calvo Lex Luthor ni otros enemigos le impide vivir con alegría su baile
original, su danza bien “estilera” de vato
buti compa, de vato buti chido.
No vuela en
esas avenidas, no tiene vista de rayos X, su piel no es de acero y no luce músculos
poderosos, sino proyecta una baja estatura, una delgadez de bailarín de ballet clásico
y una gran simpatía y limpia sonrisa entre puertas de metal duro y llantas de hule.
No, no vuela
por los aires y el enorme cielo libre de Chihuahua sobre el libre llano. Al final
del espectáculo, el hombre recibe agradecido monedas de los ciudadanos que lo miran
y lo admiran por su arte y por su lucha contra el destino adverso. Entonces, cada
día todos ellos premian su creativo show libre de la calle libre.
Y su capa roja
a veces ondula como bandera de batalla de
su nación personal: Bandera de la fe y la esperanza en la humanidad. Por todo ello,
este persistente Supermán es un auténtico
superhéroe de la sobrevivencia económica.
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