jueves, 26 de junio de 2014

LUIS Y. ARAGON: ANGELES, ONIRISMO Y PINTURAS TEXTURALES EN EL CENTRO DE DESARROLLO CULTURAL DE CHIHUAHUA

LUIS Y. ARAGÓN: ÁNGELES, ONIRISMO Y PINTURAS TEXTURALES EN EL CENTRO DE DESARROLLO CULTURAL DE CHIHUAHUA

ÓSCAR ROBLES

     Ángeles desacralizados, escenas de sueños y figuras distorsionadas de mujeres y artistas son los temas centrales del pintor chihuahuense Luis Y. Aragón en una reciente muestra de pintura y escultura expuesta en el Centro de Desarrollo Cultural de la ciudad de Chihuahua, entre el 19 de febrero y el 26 de mayo de 2014. En total, expuso veintitrés grandes obras —veintiún pinturas de factura muy original y dos esculturas en metal de corte más tradicional—, bajo el título general de “Homenaje a Luis Y. Aragón. La Aragonesa”. Son grandes obras de arte por su originalidad, por su destreza artística y por sus trascendentales temas artísticos, mitológicos y cristianos.
Las pinturas y esculturas de esta exposición no muestran la fecha de creación de las obras ni describen la técnica usada en los cuadros en particular. Sin embargo, la muestra incluye una breve descripción general de la técnica del artista chihuahuense. Aragón trabaja con la improvisación cuando pinta. En particular, el pintor explica brevemente su técnica creativa en un cartel colocado en dicho museo. Según este cartel, el artista dice lo siguiente: “Empiezo por hacer trazos sin meta definida y les sobrepongo sustancias de naturaleza enemiga; aglutinantes contra aislantes, pigmentos fríos contra calientes, oscuros contra claros. . .”


                        I LOS ÁNGELES DESACRALIZADOS       

Sobresalen en estas pinturas diversas y originales figuras de ángeles, con una visión onírica, lúdica, lírica y/o humorística, bajo el personal estilo de Aragón: Con la perfecta configuración de imágenes “congeladas” y “marmóreas”, cercanas a la escultura clásica, en colores suaves o en blanco y negro y con una interesante factura textural. En especial, las pinturas muestran una visión desacralizante de la imagen tradicional de los ángeles cristianos. Por ejemplo, aparecen ángeles obesos o en escenas eróticas. En general, las pinturas sobre ángeles muestran una gran armonía entre el dibujo y los colores. En particular, los colores de los cuadros pueden definirse como colores “fríos”, pálidos o “invernales”. Asimismo, aparecen diversas líneas en varios cuadros, para crear efectos especiales o divisiones sinuosas o geométricas. Algunos cuadros son en blanco y negro, pero los más atractivos son las pinturas con coloridos tenues y suaves, con dominantes coloraciones pastel, los cuales sirven para suavizar la belleza de las imágenes. En realidad, el dibujo es la fuerza central de las pinturas y los colores sirven para construir más bien una atmosfera onírica o fantástica. Los cuadros de Aragón son, en suma, imágenes pictóricas muy originales y complejas y pueden remitir a los espectadores a un mundo fantástico y/o mitológico en su mayoría.
Aragón siente una profunda fascinación por los ángeles como protagonistas de sus cuadros y por los sueños como fuente de creación artística, según esta exposición en particular y otra muestra exhibida en el Museo Casa Chihuahua de la ciudad de Chihuahua. Además de estos dos motivos, la mujer y el artista son temas adicionales. Ángeles y mujeres son creados bajo una mezcla de clasicismo (lo “marmóreo” y lo escultórico y textural) y de onirismo (situaciones fantásticas e ilógicas). En ambos casos, el artista chihuahuense inventa mundos nuevos y personales y originales visiones de los ángeles. En cierta forma, su visión es cercana al brillante libro de poemas surrealistas Sobre los ángeles (1929) del español Rafael Alberti (1904-1999). En este poemario, Alberti crea ángeles desacralizados que habitan lugares insospechados y desagradables (v. gr. bodegas, calles, nieblas) y que muestran aspectos físicos negativos en varios casos: Feos, muertos, del carbón, de las bodegas y otros rasgos similares. El poema “Los ángeles muertos” es uno de los mejores poemas de todo el libro y representa un gran ejemplo de esta visión desacralizante en torno a dichos seres de luz que han sido objeto de creaciones artísticas en las iglesias, que han aparecido como personajes en textos literarios y tienen múltiples referencias en los libros sagrados del Cristianismo y, en especial, en La Biblia. De la misma manera, los ángeles de Aragón son ángeles originales, oníricos, fantasmales, regordetes, eróticos, glaciales y/o marmóreos. Son, sobre todo, ángeles desacralizados, imaginados desde la personal perspectiva de un artista plástico: Ángeles que son como entes espirituales y humanos, pues padecen pasiones y, al mismo tiempo, su apariencia física luce como esculturas marmóreas envueltas en nebulosas geométricas y sinuosas, dentro de fragmentos pictóricos y de atmósferas fantásticas, novedosas, originales, profundamente bellas y altamente perturbadoras. En fin, Aragón inventa toda una personalísima fantasmagoría de ángeles, ángeles desacralizados, diferentes a la imaginería cristiana: Ángeles complejos, densos, oníricos. En general, el “ángel” es una “criatura puramente espiritual” y, en general, los ángeles “son los mensajeros del cielo”  y Dios “los ha empleado con frecuencia para llevar sus órdenes y manifestar su voluntad” (“Ángel”). Por su función específica, tienen nombres especiales y forman el noveno y el último coro en la jerarquía celeste (“Ángel”). Sus sinónimos son serafín, querubín y arcángel. Particularmente, San Pablo dice que son espíritus de servicio y “reciben una misión para bien de los que recibirán la salvación” (Hebreos 1: 13-14). En contraste, Aragón toma la figura del ángel y la desacraliza en esta muestra de pinturas del Centro de Desarrollo Cultural con humor, erotismo y/o apariencias desconcertantes de esculturas de piedra o mármol, dentro de situaciones fantásticas. Sin embargo, Aragón también plantea algunos aspectos tradicionales como la lucha entre el bien y el mal, como en el caso del cuadro Entes celestiales vs luciferinos se alternan los disfraces en lucha sempiterna. 


II PINTURA, ESCULTURA Y POESÍA

En especial, destaca en las pinturas de esta exposición de Aragón una especie de diálogo de la pintura con otras artes, por medio de la combinación de elementos de la pintura, la escultura y la poesía en estos veintiún cuadros del artista chihuahuense. Primeramente, casi todos los cuadros son pinturas, pues son obras planas a base de dibujos y colores suaves primordialmente, algunos pintados con los tradicionales y neutros blanco y negro. Sin embargo, son finalmente pinturas con efectos que pueden llamarse “marmóreos”, el cual es un término más escultórico que pictórico. En segundo lugar, las figuras angelicales, humanas, animales y objetuales lucen generalmente como esculturas con carnes pálidas (blancas o en amarillo crema) y con rostros pétreos, ojos vacíos, como si fueran muertos o figuras oníricas parecidas a las figuras de algunas obras surrealistas del artista italiano Giorgio de Chirico. En tercer lugar, varios de los títulos de los cuadros pueden leerse como breves y finos poemas o versos, a veces con imágenes poéticas, situaciones fantásticas y mensajes un tanto humorísticos. Por ejemplo, tres cuadros se titulan Dormí junto al querube que soñaba un color lejano, Por sus versículos se entrepiernaron las niñas verdes con los mancebos que olían a salmos y A los bailarines de la cara en blanco los pinté con plata envejecida. Como puede verse, estos títulos tienen un dejo poético, onírico y hasta erótico.  

III DESCRIPCIÓN DE LAS PINTURAS Y ESCULTURAS DE ARAGÓN


He aquí una breve descripción de las veintitrés obras expuestas en el Centro de Desarrollo Cultural, para visualizar mejor sus temas, sus personajes, sus técnicas pictóricas y/o sus méritos artísticos:

1. Banderillas, taconeos y castañuelas para sacrificar al toro. Dos mujeres danzan en torno a un toro como si fuera un ritual de la muerte. Verdes, amarillos y azules suaves dominan la escena.

2. Por su versículos se entrepiernaron las niñas verdes con los mancebos que olían a salmos. Tres mujeres desnudas hacen el amor con una especie de nube atigrada y un animal presencia los coitos. Como se observa, el titulo es muy revelador de la visión de mundo de Aragón: Erotismo, onirismo y poesía. La mujer aparece como personaje central en el cuadro.

3. Soñé fragmentos petrificados de un concierto submarino. Una mujer aparece con el brazo derecho cortado y un músico toca con una hoja de lo que parece ser una espada. Es una escena onírica que combina el horror y el arte.

4. Al ver que el viento se convirtió en cisne para violar a Leda. Un supuesto cisne toma en su pico una cobija e intenta destapar a una mujer, Leda, la cual está sobre una cama. Lo desconcertante del cuadro es que las dos figuras, la animal y la humana, son dobles. Particularmente, el busto de Leda aparece en tamaño mayor tras el respaldo de la cama. La factura artística se basa en grietas y cuadros, las cuales marcan separaciones o cortes. En suma, el cuadro combina erotismo, onirismo y mitología grecolatina. Leda es un personaje femenino de la mitología griega que fue violada por el dios Zeus, el cual se metamorfoseó en cisne para cometer dicho acto.  De esta unión sexual nacieron los gemelos Castor y Pólux (“Leda”).

5. Cantos levitatorios de los iniciados con el celestial virtuoso al piano. Un hombre extraño ―con sombrero y gato, manto largo y la espalda desnuda― toca música frente a un piano. Dos figuras humanas flotan mágicamente en el espacio de arriba, mostrando pies y hábitos monacales. A la izquierda, dos ángeles interpretan cantos leyendo en sus respectivos libros. Esta escena es de corte monástico y cuenta con imágenes profundamente oníricas por su fantasía de la levitación. El diseño figurativo es blanco y marmóreo y en algunas secciones se tiñe de los colores rosa, azul y verde en algunos pequeños cuadros dentro de la pintura. En general, estos cuadros fragmentan la escena global, como parte de la técnica propia de Aragón. El onirismo es santo y angelical y, al mismo tiempo, se vuelve más complejo, pues aparecen secciones de paredes de cantera en el ángulo inferior izquierdo.

6. En Tejolóachic se colaron vientos musicales que congelaron muslo y pantorrilla (Blanco y negro). Una mujer obesa toca un extraño instrumento de cuerda como si fuera un contrabajo, sentada en una enorme silla de madera. Un hombre descansa en el regazo de ella y toca a la vez una especie de trompeta. Ambos están dentro de una estrecha choza con techo de madera. En las paredes, hay dos cuadros con escenas de los indios americanos, tal vez de los Indios Pueblos: Una casa, una escalera. En general, la extraña escena, los rostros pétreos de los dos personajes principales y la desproporción de las figuras en el centro de la casa sugieren un ambiente de sueño. El nombre geográfico, Tejolóachic, es un elemento regional propio del Estado de Chihuahua.

7. Las Penélopes deshicieron sus tejidos. Dos mujeres extrañas ―vestidos violetas, alas, un pájaro amarillo en una ala― tejen hilos en un telar de madera mientras se miran de frente una a otra. El telar descansa precisamente sobre una mesa y ellas están sentadas en sillas de madera. Piel, madera y paredes son de color amarillo oro. El clásico mito griego de Penélope está retextualizado en esta pintura personal de Aragón. Pénelope es la paciente y fiel esposa de Odiseo, el protagonista de la epopeya clásica La Odisea de Homero (siglo IX a. C.). En este caso, este personaje literario es doble y se combina con la religión cristiana, pues son en realidad dos mujeres ángeles, mediante el sincretismo cultural.

8. Las Penélopes de siempre tejieron las tramas de la vida (Blanco y negro). Una mujer desnuda y un hombre con gorro de piñata tejen hilos en un telar, uno frente a la otra. Como en la pintura Al ver que el viento se convirtió en cisne para violar a Leda, se duplican los rostros de los personajes justo atrás de ellos, en tamaño más grande. La escena es una personalísima visión metafísica dentro de un extraño espacio dominado por otras figuras más: Una mano que hila y el cuerpo de una mujer. En suma, es una escena sobrenatural, propia de un sueño.

9. Berenice y Salomé oficiaron en las carnestolendas con tambores y panderetas ceremoniales. Es un cuadro textural en gris y amarillo tierra. Los dos personajes femeninos citados en el título tocan un tambor y una pandereta en el primerísimo plano. Son cuerpos desnudos, de piel gris, cuerpos obesos como de antiguas Venus prehistóricas o de esculturas, con rostros pétreos o marmóreos, nariz larga y ojos cerrados. La composición de las imágenes está divida con líneas y cuadros. Es un buen dibujo por el trazo de las figuras humanas y los colores glaciales se conjugan para crear un estilo clasicista: Pinturas que reproducen esculturas en el espacio plano del cuadro, con rasgos texturales y una original visión religiosa de la mujer y de la tradicional fiesta cristiana.

10. Orquesté los ensayos como era en un principio. Un hombre y una mujer bailan en un primerísimo plano. Una escena de baile aparece en un cuadro pequeño justo en el ángulo superior izquierdo. Otra vez, las figuras se ven como imágenes texturales, pétreas, marmóreas, con colores suaves (rosa, amarillo, verde y gris). El artista mismo declara en el título que participa del trazo del ensayo de baile. Lo humano se convierte en centro y no lo mítico o lo angelical, pero la técnica es la misma. En suma, son texturas pétreas y pintura que quiere imitar a la escultura. En especial, la voluminosa espalda de la mujer en el primer plano marca el aspecto más humano de este cuadro en particular en contraste con las otras pinturas dominadas por los ángeles o los personajes mitológicos.

11. A los bailarines de la cara en blanco los pinté con plata envejecida. Un hombre y una mujer desnudos y obesos bailan. Al fondo hay cuadros en colores café y amarillo tierra. La escena es atrevida, pues la mujer se recarga en el brazo derecho del hombre. La piel es amarillenta y los rostros brillan como luna, como “plata envejecida”. Aunque humana la escena, la configuración general es distorsionada, expresionista, onírica, irreal, pues los cuerpos son voluminosos y los rostros pequeños y pétreos.

12. Todo languideció en el lavatorio del arcángel (Blanco y negro). Un arcángel lava los pies a una mujer regordeta que tiene sus extremidades inferiores metidas en una tina de madera. Ambos personajes se encuentran dentro de una estrecha casa. Ella tiene un violín en su regazo, maleable como papel, como los relojes del cuadro Persistencia de la memoria del español Salvador Dalí. Ella contempla por la ventana cómo el viento dobla los árboles. En general, la pintura tiene un buen dibujo en blanco y negro, con diversas grietas sembradas en la superficie del cuadro para dar un efecto especial. Otra vez aparecen los trazos texturales propios de la técnica de Aragón. El tema se centra en las figuras del ángel y de la artista y Aragón privilegia al artista como un humano muy digno de ser lavado por un arcángel, como en el tradicional rito cristiano de Semana Santa. Es una escena subversiva y transgresora, perturbadoramente desacralizante. Sin embargo, el lacio violín y los árboles arrebatados por el viento expresan la tristeza, la falta de creación artística posiblemente. Por ello, el trabajo del arcángel puede interpretarse como un acto de piedad y consuelo para la atribulada mujer.  

13. Notas aletargadas en el piano de mi abuelo entre las sombras azules. Las teclas blancas y negras de un piano se muestran en un primer plano sobre un fondo trazado en cuadros amarillo tierra u oro viejo. Abajo, se vislumbran unos pies con tacones, fantasmales pies. El escaso figurativismo de este cuadro (piano y pies) corresponde con precisión con el título del mismo. La escasa música es el centro, lo demás es escenario. Colores texturales, fragmentaciones en cuadros y líneas aparecen otra vez, como propias del estilo artístico de Aragón. Luce como un cuadro menor frente a la poderosa construcción de figuras humanas y angelicales en escenarios oníricos y con profundos simbolismos.

14. Salvé a tres sancristobalitos de la creciente del rio Papigochic. Un hombre robusto carga tres niños apilados extrañamente uno sobre otro y muestra un rostro sereno y sonriente. Son figuras humanas de carne rosada y con camisetas blancas y medias en color violeta. Al fondo, aparece un desierto gris con cerros al fondo, un cielo en color café, algunos pinos, un edificio, un árbol seco y, en especial, restos de esculturas de ángeles. Todos los colores son suaves, en color pastel, y armonizan con el blanco. Frente al hieratismo poético y simbólico de otros cuadros, esta pintura muestra una escena risueña y cómica, pues las cuatro personas lucen como cirqueros, en abierto contraste con el ruinoso y frío fondo desértico. Esta pintura recuerda el sentido cómico y onírico de los ángeles andando en bicicleta sobre el Río Papigochic, cuadro que fue expuesto en el Museo Casa Chihuahua hace tiempo. 

15. Dormí junto al querube que soñaba de un color lejano. Un ángel obeso duerme de costado. Esta imagen se fragmenta en trozos marcados con líneas sinuosas, como si fueran tierras de un desierto amarillo. Es una pintura textural por sus densos colores y sus líneas que dividen la superficie donde descansa el ángel. El autor o personaje que habla en el título del cuadro no aparece en el cuadro. En consecuencia, una posible interpretación es que la imagen solitaria del ángel descansa sobre la superficie del cuerpo mismo del personaje creador de la imagen.

16. Los géminis ruborizados no entendieron el mensaje. Es uno de los mejores cuadros por su tamaño físico y por su gran factura artística. Dibujo y colores armonizan y construyen una realidad ficticia hermosa, metafísica, erótica, profundamente desacralizante, en medio de un espacio físico bien trazado, marmóreo, clasicista y onírico. Dos ángeles gemelos ―aureola sagrada y alas― contemplan el tentador trasero desnudo de una mujer que posa al parecer para la penetración sexual. Los tres ángeles se encuentran dentro de una habitación que tiene cuadros de ladrillos amarillos. La angelita coqueta está frente a un espejo que refleja sus propias alas. Por la ventana se observan en la lejanía cuatro o cinco ángeles femeninos más en la misma postura sexual de la mujer de adentro de la habitación, justo bajo un cielo azulino y violeta. Los rostros de los ángeles son pétreos como los de las esculturas, ojos vacíos, sin iris y con la nariz alargada, Los tres ángeles del primer plano cargan curiosamente cobijas blancas. En suma, es una perturbadora invitación al sexo entre ángeles, los cuales son tradicionalmente seres espirituales y asexuados dentro de la tradición cristiana. En resumen, la pintura combina lo angelical y lo erótico, dentro de una atmosfera onírica y clasicista.  Los ángeles lucen como verdaderas esculturas, sin embargo.

17. Dos querubines se amputaron las alas para ejecutar un tango. Dos ángeles obesos ocupan casi todo el cuadro y bailan sobre un fondo de color tierra u oro viejo. Este color es el mismo de los cuerpos angelicales. Los rostros lucen pétreos y clásicos. Estos ángeles son como fantasmas construidos con un solo color. Sin embargo, se vislumbran las alas en sus espaldas. En general, la escena desborda un humor desacralizante en torno a la figura solemne y tradicional del ángel de la imaginería cristiana: Gordos ángeles y bailando tango y sin alas enormes.

18. Repartí máscaras que protegen de presagios y profetas. Dos personas ―bustos amarillo oro y rosa, turbantes amarillos― aparecen en primerísimo plano sobre un fondo azul oscuro y se protegen los rostros grises y pétreos y geométricos con tres máscaras grandes en color gris. Estas máscaras muestran otras caras con ojos, narices y bocas, como si estuvieron enterradas en dichas máscaras. Estas dos personas representan una escena extraña, surrealista, simbólica, pues rostros y máscaras son ilógicas en verdad, absurdas, como absurda es la misma acción del cuadro. No hay profetas en el sentido tradicional, como dice el título de la pintura. En realidad, el cuadro es la abstracción o simbolización de un punto de vista artístico y religioso: Evitar simbólicamente la acción de profetas y presagios con el uso de máscaras extrañas. Es el cuadro con colores más intensos y con un simbolismo más complejo.

19. Etra posó desnuda y me ofreció su flor con brebaje de toloache. Es un cuadro sensual y muy erótico. Una mujer obesa, desnuda, de piel amarillo oro, llamada Etra, aparece en un primerísimo plano, portando una hierba de frutos negros en su mano derecha, el supuesto toloache o planta embriagante que sirve para embrujar a los enamorados, dentro de la tradición mexicana. Al fondo, un hombre desnudo está de espaldas y parece embriagado o narcotizado. El rostro de la mujer luce muy satisfecho por su acto y el cuerpo es delicioso, de imagen casi táctil. La distorsión del cuerpo femenino ofrece una hiperbolización de un acto en verdad humano: El amor físico de pareja. Con esta pintura, el artista Aragón se desplaza de lo angelical y onírico a la pasión humana, al amor puramente sexual.

20. Entes celestiales vs luciferinos se alternan los disfraces en lucha sempiterna. Es un cuadro metafísico y religioso de gran tamaño y de perfecta hechura artística. Es uno de los mejores de la muestra. Un hombre somete en el suelo a otro hombre y lo presiona con una pieza de madera como de arpa. El piso está desarticulado. Cuatro figuras similares contemplan la feroz lucha física entre ángeles opuestos desde el punto de vista moral, fuera del escenario central cuadriculado. Las carnes de los personajes fantásticos son blancas y de color café claro y, en general, los cuerpos son marmóreos y tienen los ojos vacíos. Los dos luchadores traen curiosamente guaraches o sandalias. En general, la escena contiene un pleno onirismo, una batalla entre ángeles del bien y del mal. La pintura representa un personalísimo homenaje a la imaginería y a la cultura artística cristianas, con una fuerte dosis de rasgos escultóricos en la construcción de las figuras angelicales.

21. Reaparecieron figuras inasibles en lápidas marmóreas. Tres mujeres desnudas ―rostros cubistas y marmóreos― extienden brazos y piernas como en una danza, envueltas en una especie de nebulosa de cuadros amarillos, rosas y verdes, los cuales son las “lápidas marmóreas” que anuncia el título de la pintura. Es otra escena onírica más, subrayada por la nebulosa trazada con una factura textural. Parece como un sueño de mujeres desnudas, fantasmales, marmóreas, con los clásicos ojos vacíos propios del estilo de Aragón. Sexo y muerte se conjugan en esta pintura. 

En tanto, las esculturas en metal sobre el ángel ofrecen otras imágenes sobre el ángel con un estilo personal. Miringo del arcángel (bronce) luce como una planta con bulbos abiertos, pero en realidad es un órgano interno del ser humano: Una parte del oído, transfigurada con el duro metal. “Miringo” es la membrana del tímpano del oído humano y se caracteriza por ser semitransparente, elástica y un poco cónica (“Miringo”). Finalmente, la pieza Fragmentos de ala dorada es un ala de ángel diferente a la tradicionalmente representada y presenta cuatro salientes de metal barnizado en oro. La primera escultura humaniza extrañamente al ángel y la segunda refuerza su imagen tradicional.

IV LUIS Y. ARAGÓN: ESTUDIOS, MURALES Y PREMIOS

Luis Y. Aragón cuenta con obra de caballete, murales y esculturas y es uno de los artistas chihuahuenses con gran trayectoria a nivel nacional e internacional. Estudió artes plásticas en La Esmeralda y en la Academia San Carlos de la Ciudad de México, su primera exposición fue “El Repartidor de Símbolos” (1959) y ha expuesto en más de veinte países, según el cartel de la exposición escrito por la historiadora chihuahuense Alma Montemayor. En especial, destacan sus murales Day Mishi en el Centro Ceremonial Otomí, El Caracol de Corte Transversal de quince metros de altura en Guanajuato, Visión de Mictlán (300 metros) en la Ciudad de México y los siguientes obras públicas en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH): Visión del Códice de la Cruz Badiana (100 metros) Diálogos del Sol y la Luna (130 metros), Música de los Números, Los Atlantes Lúdicos (18 x 4 metros) y El Conjunto Escultórico de los Aerópagos, de acuerdo a Montemayor. Asimismo, la misma Alma Montemayor informa que Aragón ha recibido los siguientes premios: 1) Primer Premio en Quebec, Canadá, por su escultura en hielo Fragmentos del eterno retorno; 2) Premio Tomás Valles Vivar; 3) Medalla Tlacuilo por el Salón de la Plástica Mexicana; 3) Medalla al Merito Cultural “Víctor Hugo Rascón Banda”. Finalmente, el Centro Cultural Universitario “Quinta Gameros” de la ciudad de Chihuahua tiene una sala con su nombre y una muestra selecta de su obra artística.
En conclusión, estas obras de Aragón presentadas en el Centro de Desarrollo Cultural confluyen para representar realidades oníricas, bajo densos colores texturales y con la fragmentación del cuadro mediante líneas y grietas, para cristalizar una técnica propia. En cierta forma, sus pinturas quieren ser esculturas en todo momento y por eso las figuras humanas y angelicales se vuelven pétreas y complejas y tienen ojos vacíos, pero aparecen varias veces en medio de escenarios pasionales y eróticos, además de fantásticos. No obstante, estos cuadros conllevan una gran carga simbólica, alegórica y metafísica, pero sobre todo exponen una gran visión estética, delicadamente refinada: La del gran artista mexicano Luis Y. Aragón, el ganador del Premio Gawí Tónara en 2010 en el Estado de Chihuahua.
De esta manera, las veintiún pinturas y las dos esculturas de Aragón proyectan el estilo muy personal y original de uno de los diez artistas chihuahuenses más importantes de la historia y uno de los grandes pintores mexicanos del siglo XX. Las imágenes originales y desacralizantes de los ángeles, el onirismo, el diálogo con la escultura y la poesía y la factura textural de los cuadros, son algunos de los rasgos centrales de esta brillante exposición realizada en el Centro de Desarrollo Cultural de la ciudad de Chihuahua. En general, es una obra seductora y transmite erotismo, lirismo, humor, reflexión y una gran belleza “marmórea”, mediante la configuración de originales figuras de ángeles, de mujeres y de artistas, dentro de escenarios profundamente oníricos.
Los gentiles lectores pueden consultar otros datos y ver algunas pinturas de este artista chihuahuense en el siguiente sitio de Internet: <pagina8.com.mx/2014/03/26/homenaje-al-pintor-luis-y-aragon-en-el-centro-de-desarrollo-cultural>.



Obras citadas
Alberti, Rafael. Sobre los ángeles. Madrid: Alianza, 1982.
“Ángel.” Pequeño Larousse ilustrado. 1991.
“Leda.” Pequeño Larousse ilustrado. 1991.
“Miringo.” Wikipedia. La enciclopedia libre 26 junio 2014. A Wikimedia Project. 25 junio
San Pablo. “Carta a los hebreos.” La Biblia. 41ª ed. Madrid: San Pablo, 2002.

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