jueves, 22 de octubre de 2020

"LA VENTANA HUNDIDA" DE JESUS GARDEA: NOVELA LUDICA Y AUTORREFERENCIAL SOBRE SITUACIONES ABSURDAS

                                         ÓSCAR ROBLES 


Una fiesta con invitados que soplan música con botellas de refrescos vacíos y una mujer que se desnuda tras la ventana hundida de una casa, son las dos obsesiones absurdas de los protagonistas y los dos misterios revelados sutil y magistralmente en La ventana hundida (1991) del mexicano Jesús Gardea. Para este propósito, el escritor chihuahuense construye una estructura de novela detectivesca, ‘teje” una prosa alimentada con imágenes poéticas muy originales, puebla el texto de constantes y muy sutiles auto-referencias al proceso de construir una historia e incluye diversas e intencionales omisiones de información. 

En particular, esta novela representa otro estilo literario en la brillante narrativa de Gardea, cuya primera obra publicada se remonta a 1979. En especial, este texto recibe la influencia de algunas obras del uruguayo Juan Carlos Onetti y corresponde al ciclo lúdico, experimental y en cierta forma posmoderno de su obra literaria por las sugerentes y muy sutiles auto-reflexiones sobre el proceso de configuración de una historia, la cual puede ser oral y escrita al mismo tiempo. 

Tras un periodo predominantemente realista bajo la Narrativa Norteña de México, Jesús Gardea experimenta con el juego narrativo, el absurdo y las referencias a la construcción del relato en La ventana hundida. Su periodo bajo la estética realista está representado por las colecciones de cuentos Los viernes de Lautaro (1979), Septiembre y los otros días (1980) y la novela El sol que estás mirando (1981), entre otras obras de su creación. En La ventana hundida, los eventos son expuestos paulatinamente mediante las “historias” contenidas en diversas fotos y documentos escritos por un misterioso personaje llamado Sodi, quien es el personaje central de esta novela. 

Para resolver estos extraños misterios, Gardea construye la figura de un narrador protagonista llamado Milán. Este personaje asume su ambigua identidad: es al mismo tiempo una especie de escritor y un detective investigador. Milán tiene su oficina en un viejo y tétrico edificio dentro de una ciudad sin nombre y en ese sitio guarda un archivo de documentos sobre Sodi. En particular, el nombre “Sodi” puede ser asociado burlescamente a la palabra “soda”, el cual es un el líquido dulce contenido en las botellas que sirven de supuestos instrumentos musicales en una fiesta. 

 Para seguir su indagación secreta, este investigador examina meticulosamente los documentos de Sodi y las fotos en blanco y negro y en color tomadas por el fotógrafo Mattiú. Especialmente, se entrevista varias veces con Celio Corona en la propia oficina del narrador. Dichas entrevistas lucen como un asunto serio y policiaco. Al mismo tiempo, ambos personajes juegan a inventar episodios y contar la historia absurda sobre Sodi. Esta estrategia narrativa es una manera de proyectar la ambigüedad del texto literario en esta nueva etapa y estilo literario de Gardea. 

Entonces, la trama de La ventana hundida transcurre como una especie de thriller o novela negra por la intriga y el misterio que son sembrados a lo largo de los capítulos. Así pues, el escritor mexicano muestra un estilo literario elusivo y lúdico, situaciones absurdas (la fiesta con el soplido de botellas de refresco o soda y la mujer desnuda en la ventana hundida) y los personajes obsesivos, extraños, con vida secreta. Estos elementos emparientan con algunas novelas y cuentos de Juan Carlos Onetti, tales como La vida breve (1950) y Para una tumba sin nombre (1959). 

Jesús Gardea Rocha (1939-2000) nació en Delicias, Chihuahua, México. Se desempeñó como odontólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Fue cuentista y novelista. Es autor de las siguientes cinco colecciones de cuentos: Los viernes de Lautaro (1979), Septiembre y los otros días (1980), De alba sombría (1985), Difícil de atrapar (1995) y Donde el gimnasta (1999). Escribió las siguientes once novelas: El sol que estas mirando (1981), La canción de las mulas muertas (1981), El tornavoz (1983), Soñar la guerra (1984), Los músicos y el fuego (1985), Sóbol (1985), El diablo en el ojo (1989), El agua de las esferas (1992), La ventana hundida (1992), Juegan los comensales (1998) y El biombo y los frutos (2001). En 1980, recibió el Premio Xavier Villaurrutia por Septiembre y los otros días. En 1985, se hizo acreedor al Premio José Fuentes Mares por su trayectoria como escritor. 


                                             Obras citadas 

Gardea, Jesús. La ventana hundida. México: Grijalbo, 1992.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LIBROS DE ÓSCAR ROBLES EN AMAZON BOOKS EDITORS

LIBROS DE ÓSCAR ROBLES EN AMAZON BOOKS EDITORS             Los gentiles lectores pueden adquirir los siguientes 24 libros de Óscar Roble...