MITO Y HUMANO: DOS MURALES
SOBRE DAVID ALFARO SIQUEIROS EN CHIHUAHUA
ÓSCAR ROBLES
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"MURALISTA EN LLAMAS" (2018) DE LIZETH GARCIA PORTILLO |
El pintor está en una prisión. Mira de frente tras los
negros barrotes y extiende su brazo izquierdo a través de ellos. La palma de la mano luce imponente en toda su abertura como una planicie de roca gris y dura.
Ropa y cabellos se ven como brasas negras, sobre el fondo rojo quemado del
espacio físico. La entera y oscura figura parece apagada, sombra de rencor. El rojo del fondo puede simbolizar
ira e ideas comunistas.
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DAVID ALFARO SIQUEIROS EN PRISION |
Sin
embargo, la figura toda del pintor reluce como brasas vivas en verdad, justo en
el primer plano en que aparece con su medio cuerpo, pues el fuego
amarillo y naranja se enciende tras de él como una enorme aureola: Fuego
fantástico, fuego simbólico, son las llamas creadoras del arte y la
imaginación, el fuego de sus ideas políticas incendiarias, comunistas. En su
vejez de la cárcel [Palacio de Lecumberri tal vez, Ciudad de México], el
artista surge en el muro con su vigorosa personalidad de creador y militante
político y las imágenes conjugan arte e ideología, bajo la visión contemporánea
de una talentosa muralista chihuahuense.
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LA FIGURA OSCURA DEL PINTOR SIQUEIROS |
Especialmente,
la palma de su mano izquierda es la mano creadora por su protagonismo y su ansia
de salir del encierro. La apariencia pétrea de la carne muestra líneas [surcos]
de vida que están esculpidas sobre la piel. Gris y blanca, la palma es como su
rostro de ojos negros, profundos, punzantes: Piel de piedra, diques duros que
trascienden al ser humano e histórico y lo mitifican tras esas rejas.
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RESALTA LA FIGURA PETREA Y GRIS DEL MURALISTA SIQUEIROS |
Con esta imagen memorable del artista, con este retrato y
mural, Siqueiros es inmortalizado como personaje original y trascendental en la historia
de la pintura mexicana y de México mismo. La dureza de su carne y sus ojos de carbón
piedra lo hacen verse parcialmente como una antigua deidad prehispánica, un dios de piedra,
un dios de ira, dios del arte, investido de negro.
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EL FUEGO MAGICO ENVUELVE LA FIGURA DEL MURALISTA SIQUEIROS Y LO MITIFICA |
Por eso, el fuego mágico se despliega justo tras él para
divinizarlo; por eso, dominan los colores secos en todo el mural: Rojo, negro,
gris y blanco. Y su faz y su mano concentran toda la fuerza del artista e
ideólogo del comunismo: Su carne es de piedra, fragmentos como de un antiguo dios azteca
sin los atuendos primitivos, pero con una oscura bata de prisionero, bata sacerdotal. De este modo, la
figura del artista fue creada en ese alto muro citadino como efigie viva por la
pintora chihuahuense Lizeth García Portillo. Sin embargo, el artista mira
horizontalmente hacia la tierra, ojos fijos como carbón encendido, ojos
dolorosos, coléricos, meditabundos y misteriosos.
Este mural se titula precisamente “Muralista en llamas” (2018) y fue plasmado en un muro del célebre
Paseo Victoria, casi esquina con la calle Tercera de la ciudad de Chihuahua. Es
una obra de factura reciente. A un lado, se ubica la tienda de Woolworth. El pintor mitificado es el defeño
David Alfaro Siqueiros (1896-1974), cuyas raíces familiares se encuentran en el
Estado de Chihuahua.
Cerca de ahí, otro mural se observa en el mismo y
populoso Paseo Victoria, esquina con calle Quinta. Lo pintó también Lizeth
García Portillo. En esta segunda obra, Siqueiros aparece de perfil y exhibe el
busto solamente, sobre un denso y brilloso fondo negro, a diferencia del seco
rojo del primer mural. Viste de camisa roja y mira hacia el cielo con ojos
serenos y felices, gesto facial tranquilo. La piel de la faz no es brasa o
ceniza de la vejez y la prisión, sino carne viva de la madurez creadora y la
libertad individual, savia de sangre humana, terrenal. Por ello, exhibe
pequeños matices amarillos de luz. Su cabello abundante muestra algunas canas.
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"HOMENAJE A SIQUEIROS" (2017): LA IMAGEN SERENA DEL PINTOR |
En suma, este segundo mural es una faceta contrastante
del pintor Siqueiros. No es mítica, no es pétrea, no es dolorosa e irascible.
Esta vez la pintora García Portillo lo plasma con una visión feliz y positiva,
pues el brillante muralista contemporáneo parece mirar el cielo ausente y
agradecer a Dios por una gracia recibida, tal vez por encarnar el alto don de
la creación artística. Luce como pintor vital, sanguíneo y feliz. Por eso,
ahora los colores son brillantes aunque básicos: Rojo, negro y carne viva.
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SU FAZ DE CARNE VIVA, SU CAMISA DE ROJO ENCENDIDO |
Este mural fue bautizado como “Homenaje a Siqueiros” (2017) y el título subraya en sí el mensaje
positivo sobre un creador de arte supremo nacido en México. Esta obra comparte
el muro con otros tres murales plasmados por otros artistas chihuahuenses.
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SIQUEIROS MIRA AL CIELO Y PARECE HABLAR CON DIOS |
Con estos dos murales descritos, la pintora Lizeth García
Portillo enriquece la iconografía del brillante y famoso muralista mexicano y
el patrimonio cultural de la ciudad de Chihuahua.
Como se sabe, David Alfaro Siqueiros conforma una gran
trilogía de máximos muralistas mexicanos de la primera generación con el
jalisciense José Clemente Orozco (1883-1949) y el guanajuatense Diego Rivera (1886-1957).
Nació en la Ciudad de México, según da testimonio la investigadora y critica
chilena Raquel Tibol o en la ciudad de Chihuahua, según otros testimonios. Es
autor de las siguientes obras representativas: “Madre campesina”, “Madre
proletaria” (1929) “Cuauhtémoc frente
al mito”, “Autorretrato”, “La nueva democracia” (1945) y “Zapata” (1950).
En pocas palabras, David Alfaro Siqueiros renace en estos
dos murales con dos facetas diferentes y contrastantes: La oscuridad de la
prisión y la luz de la libertad, la ira y la felicidad, el mito y el humano. En
especial, el primer mural analizado parece un tanto inspirado en el famoso “Autorretrato”. En esta obra, el propio Siqueiros
se mitifica a sí mismo y su cuerpo reluce como escultura, como piedra, como
dios creador de la Antigüedad grecolatina. En esta brillante y trascendental
obra, los músculos, el rostro y las manos del muralista son como riscos duros
creados con el efecto de los pigmentos y la piroxilina.
En “Muralista en
llamas”, la artista Lizeth García Portillo construye la figura de David
Alfaro Siqueiros como un artífice creador de arte, encerrado en una prisión,
como un dios de la antigüedad prehispánica, dios de piedra sólida, mito moderno
para las nuevas generaciones de chihuahuenses y mexicanos. Es una obra que
puede permanecer en “el tiempo mexicano” [la frase entrecomillada es el título
de un largo ensayo de Carlos Fuentes]. En tanto, “Homenaje a Siqueiros” es un fiel retrato del pintor mexicano en una
fase feliz y serena de su vida. Ambos murales del siglo XXI re-plasman y
reconcentran dos facetas del insigne muralista a la luz de los nuevos tiempos
del capitalismo global y de la democracia moderna mexicana.
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SIQUEIROS: EL MITO DEL ARTIFICE CREADOR Y DIOS DE PIEDRA |
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SIQUEIROS: EL HUMANO REFLEXIVO, SERENO Y AGRADECIDO CON LA DIVINIDAD |
Me emocionó encontrarme con esta nota, muchas felicidades
ResponderEliminarSoy Lizeth, la autora de los murales, me daría mucho gusto podernos contactar para platicar
Saludos
este es mi correo lizethgarpor@hotmail.com
EliminarFelicidades. Su trabajo es estupendo
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