viernes, 27 de septiembre de 2019

MITO Y HUMANO: DOS MURALES SOBRE DAVID ALFARO SIQUEIROS EN CHIHUAHUA


MITO Y HUMANO: DOS MURALES SOBRE DAVID ALFARO SIQUEIROS EN CHIHUAHUA


ÓSCAR ROBLES


"MURALISTA EN LLAMAS" (2018) DE LIZETH GARCIA PORTILLO



          El pintor está en una prisión. Mira de frente tras los negros barrotes y extiende su brazo izquierdo a través de ellos. La palma de la mano luce imponente en toda su abertura como una planicie de roca gris y dura. Ropa y cabellos se ven como brasas negras, sobre el fondo rojo quemado del espacio físico. La entera y oscura figura parece apagada, sombra de rencor. El rojo del fondo puede simbolizar ira e ideas comunistas.


DAVID ALFARO SIQUEIROS EN PRISION


          Sin embargo, la figura toda del pintor reluce como brasas vivas en verdad, justo en el primer plano en que aparece con su medio cuerpo, pues el fuego amarillo y naranja se enciende tras de él como una enorme aureola: Fuego fantástico, fuego simbólico, son las llamas creadoras del arte y la imaginación, el fuego de sus ideas políticas incendiarias, comunistas. En su vejez de la cárcel [Palacio de Lecumberri tal vez, Ciudad de México], el artista surge en el muro con su vigorosa personalidad de creador y militante político y las imágenes conjugan arte e ideología, bajo la visión contemporánea de una talentosa muralista chihuahuense.


LA FIGURA OSCURA DEL PINTOR SIQUEIROS


          Especialmente, la palma de su mano izquierda es la mano creadora por su protagonismo y su ansia de salir del encierro. La apariencia pétrea de la carne muestra líneas [surcos] de vida que están esculpidas sobre la piel. Gris y blanca, la palma es como su rostro de ojos negros, profundos, punzantes: Piel de piedra, diques duros que trascienden al ser humano e histórico y lo mitifican tras esas rejas.


RESALTA LA FIGURA PETREA Y GRIS DEL MURALISTA SIQUEIROS 

Con esta imagen memorable del artista, con este retrato y mural, Siqueiros es inmortalizado como personaje original y trascendental en la historia de la pintura mexicana y de México mismo. La dureza de su carne y sus ojos de carbón piedra lo hacen verse parcialmente como una antigua deidad prehispánica, un dios de piedra, un dios de ira, dios del arte, investido de negro.


EL FUEGO MAGICO ENVUELVE LA FIGURA DEL MURALISTA SIQUEIROS Y LO MITIFICA


Por eso, el fuego mágico se despliega justo tras él para divinizarlo; por eso, dominan los colores secos en todo el mural: Rojo, negro, gris y blanco. Y su faz y su mano concentran toda la fuerza del artista e ideólogo del comunismo: Su carne es de piedra, fragmentos como de un antiguo dios azteca sin los atuendos primitivos, pero con una oscura bata de prisionero, bata sacerdotal. De este modo, la figura del artista fue creada en ese alto muro citadino como efigie viva por la pintora chihuahuense Lizeth García Portillo. Sin embargo, el artista mira horizontalmente hacia la tierra, ojos fijos como carbón encendido, ojos dolorosos, coléricos, meditabundos y misteriosos.
Este mural se titula precisamente “Muralista en llamas” (2018) y fue plasmado en un muro del célebre Paseo Victoria, casi esquina con la calle Tercera de la ciudad de Chihuahua. Es una obra de factura reciente. A un lado, se ubica la tienda de Woolworth. El pintor mitificado es el defeño David Alfaro Siqueiros (1896-1974), cuyas raíces familiares se encuentran en el Estado de Chihuahua.
Cerca de ahí, otro mural se observa en el mismo y populoso Paseo Victoria, esquina con calle Quinta. Lo pintó también Lizeth García Portillo. En esta segunda obra, Siqueiros aparece de perfil y exhibe el busto solamente, sobre un denso y brilloso fondo negro, a diferencia del seco rojo del primer mural. Viste de camisa roja y mira hacia el cielo con ojos serenos y felices, gesto facial tranquilo. La piel de la faz no es brasa o ceniza de la vejez y la prisión, sino carne viva de la madurez creadora y la libertad individual, savia de sangre humana, terrenal. Por ello, exhibe pequeños matices amarillos de luz. Su cabello abundante muestra algunas canas.


"HOMENAJE A SIQUEIROS" (2017): LA IMAGEN SERENA DEL PINTOR


En suma, este segundo mural es una faceta contrastante del pintor Siqueiros. No es mítica, no es pétrea, no es dolorosa e irascible. Esta vez la pintora García Portillo lo plasma con una visión feliz y positiva, pues el brillante muralista contemporáneo parece mirar el cielo ausente y agradecer a Dios por una gracia recibida, tal vez por encarnar el alto don de la creación artística. Luce como pintor vital, sanguíneo y feliz. Por eso, ahora los colores son brillantes aunque básicos: Rojo, negro y carne viva.


SU FAZ DE CARNE VIVA, SU CAMISA DE ROJO ENCENDIDO


Este mural fue bautizado como “Homenaje a Siqueiros” (2017) y el título subraya en sí el mensaje positivo sobre un creador de arte supremo nacido en México. Esta obra comparte el muro con otros tres murales plasmados por otros artistas chihuahuenses.


SIQUEIROS MIRA AL CIELO Y PARECE HABLAR CON DIOS


Con estos dos murales descritos, la pintora Lizeth García Portillo enriquece la iconografía del brillante y famoso muralista mexicano y el patrimonio cultural de la ciudad de Chihuahua.
Como se sabe, David Alfaro Siqueiros conforma una gran trilogía de máximos muralistas mexicanos de la primera generación con el jalisciense José Clemente Orozco (1883-1949) y el guanajuatense Diego Rivera (1886-1957). Nació en la Ciudad de México, según da testimonio la investigadora y critica chilena Raquel Tibol o en la ciudad de Chihuahua, según otros testimonios. Es autor de las siguientes obras representativas: “Madre campesina”, “Madre proletaria” (1929) “Cuauhtémoc frente al mito”, “Autorretrato”, “La nueva democracia” (1945) y “Zapata” (1950).
En pocas palabras, David Alfaro Siqueiros renace en estos dos murales con dos facetas diferentes y contrastantes: La oscuridad de la prisión y la luz de la libertad, la ira y la felicidad, el mito y el humano. En especial, el primer mural analizado parece un tanto inspirado en el famoso “Autorretrato”. En esta obra, el propio Siqueiros se mitifica a sí mismo y su cuerpo reluce como escultura, como piedra, como dios creador de la Antigüedad grecolatina. En esta brillante y trascendental obra, los músculos, el rostro y las manos del muralista son como riscos duros creados con el efecto de los pigmentos y la piroxilina.
En “Muralista en llamas”, la artista Lizeth García Portillo construye la figura de David Alfaro Siqueiros como un artífice creador de arte, encerrado en una prisión, como un dios de la antigüedad prehispánica, dios de piedra sólida, mito moderno para las nuevas generaciones de chihuahuenses y mexicanos. Es una obra que puede permanecer en “el tiempo mexicano” [la frase entrecomillada es el título de un largo ensayo de Carlos Fuentes]. En tanto, “Homenaje a Siqueiros” es un fiel retrato del pintor mexicano en una fase feliz y serena de su vida. Ambos murales del siglo XXI re-plasman y reconcentran dos facetas del insigne muralista a la luz de los nuevos tiempos del capitalismo global y de la democracia moderna mexicana.


SIQUEIROS: EL MITO DEL ARTIFICE CREADOR Y DIOS DE PIEDRA



SIQUEIROS: EL HUMANO REFLEXIVO, SERENO Y AGRADECIDO CON LA DIVINIDAD


3 comentarios:

  1. Me emocionó encontrarme con esta nota, muchas felicidades
    Soy Lizeth, la autora de los murales, me daría mucho gusto podernos contactar para platicar
    Saludos

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  2. Felicidades. Su trabajo es estupendo

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