lunes, 28 de septiembre de 2020

DICTADURA Y CRITICA POLITICA EN "LOS CENSORES" DE LUISA VALENZUELA

                                           ÓSCAR ROBLES 


Las novelas y cuentos de Luisa Valenzuela “indagan con sentido crítico y penetración psicológica en los traumas de la represión política y sexual”, sostienen Raquel Chang y Malva E. Filer (521). Esta clase de exploración literaria se observa en los cinco cuentos de Cambio de armas (1983) y en el cuento “Los censores” de Donde viven las águilas (1983). En “Los censores”, Luisa Valenzuela denuncia sutilmente el régimen dictatorial de Argentina, sin hacer referencias concretas, por medio del conflicto de un hombre que se convierte en censor del sistema político y muere como víctima de su propio celo y eficiencia laboral como empleado de la burocracia de un régimen autoritario y paranoico. De este modo, el humor, la ironía y el absurdo permiten proyectar una fuerte crítica política contra un Estado dictatorial que coarta las libertades civiles. 

1. COTIDIANIDAD, COLOQUIALISMO, REFERENCIALIDAD POLÍTICA Y POST-BOOM 

“Los censores” forma parte del capítulo 6 del libro de texto Voces de Hispanoamérica. Antología literaria (2004). Esta parte se titula “Asimilación y diferencia (1976—)”. Como parte de este periodo literario, Luisa Valenzuela explora en sus textos narrativos la política dictatorial, la cotidianidad y el coloquialismo y hace uso de “la alegoría, la parodia, el humor y la fantasía” (506). Asimismo, comparte esta sección con los siguientes escritores propios de dicho periodo: los puertorriqueños Luis Rafael Sánchez (1936—) y Rosario Ferré (1938-2016); el mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010); el peruano Antonio Cisneros (1942—2012); la chilena Isabel Allende (1942—); el nicaragüense Sergio Ramírez (1943—); el dominicano José Alcántara Almánzar (1946—); y la costarricense Ana Istarú (1960—). 

Por otro lado, Valenzuela es considerada como parte del Post-Boom por Phillips Swanson, puesto que ella desarrolla en sus cuentos y novelas la fase de referencialidad política y juego experimental con diferentes y novedosas estrategias narrativas. Especialmente, Valenzuela radicó en la ciudad de Nueva York durante los años de la dictadura argentina (1973-1983), donde vivió el exilio a causa del régimen político represivo de su país natal. Igualmente, padecieron el exilio los chilenos David Viñas, Isabel Allende y Antonio Skármeta; el uruguayo Mario Benedetti; y la argentina Griselda Gambaro, entre otros. Así pues, la escritora argentina vivió en un difícil contexto biográfico e histórico “bajo regímenes represivos, los cuales estimularon el auge de una literatura de reinterpretación histórica” (Chang 504). 


 2. HUMOR, IRONÍA Y CRÍTICA POLÍTICA EN “LOS CENSORES” 

En general, “Los censores” narra una situación absurda e irónica bajo un régimen político dictatorial. En la trama, Juan envía una carta a su amada Mariana que vive en París, Francia. Luego, se da cuenta de que su sencilla acción es un verdadero error, ya que vive bajo una dictadura en su propia nación y el Departamento de Censura del gobierno revisa minuciosamente todas las cartas que salen del país para detectar mensajes subversivos de la sociedad. Para remediar su grave error, ingresa como censor a dicho departamento, con el propósito de interceptar su propia carta de supuesto amor. Con el paso del tiempo, Juan asciende del puesto en la sección “K” al de la sección “B” por su atingente función como censor. En este proceso, interioriza profundamente su papel de estricto censor de cartas y tiene mucho trabajo en la oficina. Un día, llega a sus manos la carta mandada a Mariana e, irónicamente, la condena por su gran celo y eficiencia laboral como censor. Al día siguiente, fusilan a Juan como consecuencia de su gran devoción por el trabajo de censor y el posible contenido subversivo de dicha carta. 

Un narrador en primera persona cuenta la historia cotidiana con un lenguaje coloquial. En especial, esta voz narrativa expresa sutiles niveles de su propia personalización, juicio y perspectiva política en torno al trabajo y destino de Juan y sobre la burocracia del gobierno federal autoritario. Para este propósito, el relator disemina algunas emociones y expresiones burlescas, irónicas y humorísticas. Por ejemplo, el narrador comienza su historia con una exclamación que denota compasión por el protagonista: “¡Pobre Juan!” y luego le dice “Juancito” (Valenzuela 523). En general, estas intervenciones breves del relator en primera persona representan la perspectiva crítica e ideológica del cuento. Así, el narrador se compadece al inicio del relato del destino de Juan, quien es movido por la fatalidad. 

De la misma forma, describe a la burocracia gubernamental con todo su aparato de trabajo de manera hiperbólica. En particular, narra que los censores auscultan las cartas, “las huelen, las palpan, las leen entre líneas y en sus menores signos de puntuación, hasta en las manchitas involuntarias”. También, informa que “hay vastas oficinas de censura”, “Comandos Secretos de la Censura” y un “Departamento de Censura del Ministerio de Comunicaciones” (523, 524). 

La crítica política y social, el humor y la ironía continúan hacia el final del cuento y la resolución de conflicto. Así pues, el narrador califica a Juan como “un perfecto censor” que cumple “una verdadera labor patria” y lleva a cabo “su devoción por el trabajo” (Valenzuela 525). Al mismo tiempo, los lectores pueden deducir que la dictadura y las exigencias del trabajo de censor terminaron por integrarlo a su sistema represivo y burocrático hasta borrar su identidad original de simple ciudadano enamorado de una mujer que vive en París. Sin embargo, el régimen autoritario no perdona a Juan y su destino es trágico y absurdo: la muerte. El humor y la ironía funcionan como una crítica política ejercida por la escritora argentina. Su más directa crítica al régimen dictatorial es la propia descripción del estado social del país donde vive y muere Juan. El terror domina en la sociedad y el Estado controla las libertades civiles, pues cuenta con una compleja red burocrática de represión política y castigos crueles como el fusilamiento a los rebeldes. La paranoia del gobierno es tanta que temen el envío de bombas y venenos mortales por correo contra los miembros de la burocracia gubernamental. En realidad, los censores y la burocracia gubernamental corren serios peligros de violencia por parte de los rebeldes de la sociedad. Por ejemplo, un compañero de Juan pierde la mano derecha y se le desfigura la cara por una bomba que estaba en un paquete enviado por correo. 

Como parte de su crítica política, la escritora sudamericana sugiere el estado de rebeldía y subversión que prevalece en la sociedad gobernada por el régimen dictatorial. Incluso, el contenido del mensaje de la carta de Juan es un verdadero misterio. Incluso, el narrador duda sobre ese contenido mediante una pregunta entre paréntesis expuesta en el primer párrafo del cuento: “(¿qué habrá puesto en esa carta, que habrá quedado adherido a esa hoja de papel que le envió a Mariana?”) (Valenzuela 523). En el segundo párrafo, el relator afirma que “el texto es irreprochable, inocuo”, pero sugiere al mismo tiempo que hay una información problemática: “¿y lo otro? (523). Es decir, la carta podría contener un posible mensaje subversivo que puede poner en riesgo la vida de Juan. Por ello, el humilde y sencillo ciudadano trabaja con gran celo como censor para el gobierno dictatorial. 

De esta manera, Valenzuela sugiere brevemente el grave estado social y político de un país altamente convulsivo y opresivo. El cuento no hace referencias a Argentina u otros países bajo dictadura política. En este sentido, es una historia universal que exhibe la represión, la censura, el terror y el castigo a los ciudadanos por parte del Estado autoritario. El uso del nombre común “Juan” implica esta búsqueda de la universalidad. Además, la figura del protagonista representa más al individuo que a un ciudadano concreto de una nación específica. Por este motivo, las referencias a la burocracia gubernamental y al aparato represivo del Estado son un tanto hiperbólicas y hasta se subrayan los nombres de los departamentos y personal con el uso de mayúsculas. 

Finalmente, “Los censores” responde a los temas generales de Luisa Valenzuela en toda su obra narrativa: exponer con “sentido crítico y penetración psicológica” “los traumas de la represión política y sexual” (Chang 521). Por su parte, Phillip Swanson considera a la obra narrativa de la escritora argentina como parte del Post-Boom, ya que crea ficciones políticas sobre los eventos de las dictaduras latinoamericanas ocurridas en las décadas de los setenta y los ochenta (97). Particularmente, sus cuentos y novelas revelan referentes políticos y sociales y juegos experimentales con la estructura narrativa. 


3. BIOGRAFÍA BREVE DE LA AUTORA 

Luisa Valenzuela Levinson (1938—) es una escritora y periodista argentina nacida en Buenos Aires. Hija de la novelista Luis Mercedes Levinson, fue colaboradora del suplemento literario del periódico La Nación de Buenos Aires. Trabajo para la Radio Télévision Française entre 1958 y 1961. Tras radicar en Argentina entre 1961 y 1969, viajó por México, Barcelona y Nueva York, para huir de la década de la represión política y la violencia de su país ocurrida entre 1973 y 1983. Ha publicado las siguientes novelas: Hay que sonreír (1966), El gato eficaz (1972), Cola de lagartija (1983), Novela negra con argentinos (1990), Simetrías (1993) y La travesía (2001) y de las colecciones de cuentos Los heréticos (1967), Aquí pasan cosas raras (1975), Cambio de armas (1982) y Donde viven las águilas (1983). 


                                        Obras citadas 

Chang-Rodríguez, Raquel y Malva E. Filer. Voces de Hispanoamérica. Antología literaria. 3ª ed. Canadá: Thomson & Heinle, 2004.

Swanson, Phillip. Latin American Fiction. A Short Introduction. Malden, MA: Blackwell, 2005

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