viernes, 25 de abril de 2014

"SIETE PALABRAS COTIDIANAS" DEL CHIHUAHUENSE HUMBERTO PAYAN FIERRO: VIOLENCIA MEXICANA Y NARRADOR ESPIRITUAL

SIETE PALABRAS COTIDIANAS” DEL CHIHUAHUENSE HUMBERTO PAYÁN FIERRO: VIOLENCIA MEXICANA Y NARRADOR ESPIRITUAL

ÓSCAR ROBLES


         En el cuento inédito “Siete palabras cotidianas” de Humberto Payán Fierro, un empleado camina por una ciudad seriamente afectada por el crimen y la violencia para visitar a su esposa en el hospital. Ora en la catedral, se bolea los zapatos en la plaza, bebe un whiskey en un bar y en el hospital duerme una plácida siesta en la cama donde está su esposa. Pero una situación inédita, sobrenatural y misteriosa ocurre en su itinerario urbano: Lo vigilan unos extraños personajes. En general, destaca en la trama de este reciente cuento, recién hecho como pan casero, el terrible trasfondo del crimen y la violencia en México, conocida popularmente como “inseguridad”; la reflexión religiosa; y, en especial, emerge en el tejido narrativo la creación de un narrador muy original, complejo y ambiguo: Una especie de “narrador espiritual” o ángeles.
         En primer lugar, Payán describe el contexto social de la violencia mexicana propia del siglo XXI sin referencias históricas concretas. Este contexto aparece a través de los comentarios y la experiencia individualizada del personaje principal y de algunos personajes incidentales. Este factor narrativo es muy diferente a las narrativas nacionales dominantes en la literatura mexicana y, sobre todo, en los medios de comunicación masiva nacionales, en los cuales los hechos violentos y los propios criminales son el centro, ocupan mucho espacio en estas narrativas literarias o periodísticas y las descripciones son mas negativas y atroces, propias del sensacionalismo, desplazando las posibles soluciones a dicho problema tan grave del siglo XXI. En contraste, el cuento de Payan resalta más la visión del ciudadano común y, en especial, la espiritualidad y la familia.
      En segundo lugar, las referencias religiosas son muy apropiadas para un mundo sumido en la violencia, pues el empleado protagonista cuestiona y remodela su visión personal sobre su relación con Dios y la religión cristiana. El personaje principal sufre una crisis espiritual y expone, por ejemplo, un concepto humanista sobre el papel de La Biblia en la historia y ha confesado a sus amigos que este libro clave “tenía mucho más trazos humanos que divinos” (Payán 1). Asimismo, la religión cristiana tiene una doble perspectiva en la conciencia del protagonista: Como una histórica represión moral a los humanos y como una fe muy personal y espiritual, practicada con constantes y diarias oraciones a Dios por parte de este empleado común (4). Finalmente, el empleado asume la religión como una expresión artística en la contemplación estética de las imponentes iglesias y ve a las propias iglesias como un espacio sagrado para orar y comunicarse con Dios (4).
     En tercer lugar, esta situación externa (crisis social) y la situación interna del personaje central (la conciencia) se potencian con la configuración clave y original del narrador colectivo: Un narrador testigo y, por ende, un narrador personaje, pero sumamente misterioso y complejo. Este narrador colectivo es precisamente uno de los elementos estructurales más interesantes y, semánticamente, aparece como uno de los aspectos más “nutritivos” y ricos del cuento, pues encarna una especie de “guardián” del ser humano o protagonista del cuento. Asimismo, el narrador mismo es un paradigma necesario de la espiritualidad universal y transhistórica de toda época, frente a la difícil y violenta realidad objetiva. Este relator aparece varias veces mediante los pronombres y los verbos en primera persona de plural y algunas veces desaparece para dar paso a las situaciones externas e internas del angustiado empleado. De esta manera, este narrador colectivo se convierte en un vehículo para desarrollar la intriga del cuento. Al comienzo del cuento, este narrador luce como una especie de equipo de filmación o de periodistas de la televisión que capta la cotidiana y simple caminata del protagonista por la ciudad moderna y dice lo siguiente: “Ya sabíamos que [el empleado] venía hacia nosotros” (Payán 1). Luego, más adelante, este narrador revela un interesante y desconcertante cariz espiritual e informa hacia la mitad del cuento que el narrador actúa como un protector: “Nosotros seguíamos a su lado. . .” (4). 
En particular, el narrador mantiene su ambigüedad y misterio en todo el cuento. Por un lado, el personaje principal al parecer ignora la presencia del narrador-personaje. Por otro, este relator desaparece misteriosa y mágicamente como una presencia espiritual o angelical en dos ocasiones, según confiesa la propia voz narrativa (Payán 4, 5). El narrador se vuelve más complejo a medida que la narración [“su narración”] avanza hacia el final del cuento. Por ejemplo, este interesante personaje espiritual interviene en la relación entre el empleado y su esposa dentro del hospital: “[La esposa] le dijo y [el narrador] le dijimos” (5). Asimismo, el narrador influye en las propias decisiones del empleado: “Pero nosotros le hacíamos vacilar” (5). En el párrafo final del cuento, el narrador prosigue con su misteriosa identidad espiritual, al mismo tiempo concreta y ubicua, y luego cierra con una desconcertante palabra que es, curiosa y extrañamente, una creación propia del agobiado y angustiado empleado: El personaje principal va “hacia yosotros”, es decir, ocurre la aparente fusión del protagonista y del narrador colectivo (6). Así pues, este misterioso narrador espiritual puede ser identificado con la figura sagrada de los ángeles de la guarda. En general, el empleado sufre de una crisis espiritual en medio de la violencia y una falta de paz interna y esto es el verdadero centro narrativo del cuento. Es decir, la situación subjetiva, espiritual, es la clave de toda la trama. En consecuencia, la simple y profunda siesta en la cama del hospital, al lado de su esposa, le da una profunda paz temporal. De esta manera, la misteriosa y sobrenatural integración final del empleado con el ubicuo narrador espiritual refuerza su vivir en medio del mundo en crisis, mundo degradado y urbano propio del siglo XXI.
En conclusión, “Siete palabras cotidianas” de Humberto Payán privilegia el espíritu y la conciencia interior frente a un agresivo entorno social dominado por la violencia y el crimen y resalta a la misma religión cristiana frente a las perturbadoras relaciones sociales dominantes, materiales, criminales y violentas. Finalmente, este cuento contemporáneo destaca a la familia como un núcleo clave de unidad, paz y amor. De esta forma, este inédito y original cuento de la segunda década del siglo XXI concentra su fuerza en el diseño de un contexto social urbano en gran crisis; en el enfoque nacional y universal de los problemas sociales con la ausencia de referencias geográficas concretas; y, sobre todo, en la creación del narrador colectivo, ambiguo y espiritual: Encarnación bella y creativa de los misteriosos ángeles cristianos.
Este narrador o relator colectivo al final de cuentas es novedoso, original, creativo, poderoso y clave en la resolución de la trama del cuento. Este narrador se quintaesencia en la palabra final del relato “yosotros”. Dentro de la trama general, se realza el sutil conflicto central del cuento: La falta de paz espiritual en el ciudadano común del nuevo milenio, quien vive debatiéndose entre la estricta sobrevivencia material y entre la crudelísima violencia criminal.
Humberto Payán Fierro estudió la maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Estatal de Nuevo México y es profesor de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH). Es autor de la colección de cuentos El oficio de pensarte (Chihuahua: Universidad Autónoma de Chihuahua, 2006). Este importante libro incluye diversos cuentos de gran calidad narrativa, tales como “El secreto de tu cuerpo”, “Alejandra, el nombre de las cosas”, “La pregonera”, “Atrás de la ventana”, “El juego de la puerta”, “El día que soñó a su padre” y “El oficio de pensarte”. En su examen de estos textos narrativos, Martha Estela Torres subraya el papel importante de los “juegos temporales” en el diseño de las tramas de dichos cuentos, según una reseña crítica de El oficio de pensarte (2).
En general, Payán se ha destacado por ser un sutil, profundo y original cuentista, desde sus primeros cuentos publicados durante la década de los ochenta en la famosa sección Cosecha de El Heraldo de Chihuahua, la cual era editada por la entonces Escuela de Filosofía y Letras de la UACH hasta su gran cuentario El oficio de pensarte y el cuento inédito “Siete palabras cotidianas”. Algunas de sus historias sobresalen por su fino erotismo y por su visión muy humana sobre el ciudadano común. La mayoría de sus cuentos se ubican en la ciudad de Chihuahua. El autor es hijo del ilustre escritor y periodista deportivo Humberto Payán Franco, autor de Más allá del Conchos y Perfil de un gigante, la celebre biografía del beisbolista superestrella nativo de la ciudad de Chihuahua, el legendario Héctor Espino.



Obras citadas
Payán Fierro, Humberto. El oficio de pensarte. Chihuahua: Universidad Autónoma de
Chihuahua, 2006.
“Siete palabras cotidianas.” Unpublished short story, 2014.
Torres Torres, Martha Estela. “Rutas creativas en El oficio de pensarte de Humberto Payán
Fierro.” Synthesis. Revista de la Universidad Autónoma de Chihuahua 46 (2008): 1-3.

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