martes, 18 de mayo de 2021

LIRISMO, NARRACIÓN Y FANTASÍA EN “EL ENAMORADO Y LA MUERTE” Y “ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS” Por Óscar Robles

En “El Enamorado y la Muerte”, la Muerte le anuncia el fin de su vida a un enamorado, quien luego acude a salvarse a la casa de su fiel amante. En “Romance del conde Arnaldos”, el aristócrata Arnaldos es seducido por una canción que interpreta un marinero y cuyas hermosas notas hechizan a los peces y a las aves. Los dos poemas son de autor anónimo y pertenecen a los romances líricos y novelescos por el trazo de su forma métrica, el estilo y el tema. Como se observa, el primer poema reconcentra su lirismo en el amor y refiere una fantasía macabra y onírica en la cual aparece la muerte como presencia femenina que revela la fatal voluntad divina. En cambio, el segundo texto narra un evento más propio de los relatos de viaje y aventuras por mar en torno a un extraño y misterioso canto de marinero. Los dos romances expresan sutiles emociones y cuentan una historia con intriga y resolución de conflicto. 


1. LOS TIPOS DE ROMANCES ESPAÑOLES Y EL ORIGEN                                                 MEDIEVAL 

En general, los romances son poemas que forman parte de las colecciones llamadas Romanceros, las cuales fueron dadas a conocer públicamente en España, durante el siglo XVI. Dos siglos antes, en plena Edad Media, los romances ya habían circulado en forma de folletos sueltos. Una buena parte de los romances se distinguen por ser “composiciones basadas en cantos épicos nacionales, como el Poema del Cid (c. 1140)”, el cual refiere la vida y las hazañas del caballero español Rodrigo Díaz de Vivar, según el erudito español Ramón Menéndez Pidal (citado por Virgillo 160). En general, hay cuatro tipos de romances según el tema que abordan. Primeramente, los históricos exploran la tradición española y las historias de la Antigüedad clásica de Grecia y Roma. En segundo lugar, los carolingios se fundan específicamente en la epopeya francesa y las hazañas de héroes como el rey Carlomagno y el caballero Roldán, el cual aparece como héroe en el célebre poema épico francés El Cantar de Roldán (siglo XII). En tercer término, los novelescos se concentran en asuntos sentimentales. Finalmente, los líricos tratan de temas exclusivamente amorosos. En tanto, los romances viejos se dividen en tradicionales y juglarescos. Entre los juglarescos, se encuentran los romances fronterizos y moriscos, los cuales narran “las luchas y amores entre cristianos y musulmanes durante la guerra de Reconquista” ocurrida entre 708 y1492, según el texto académico Aproximaciones (Virgillo 160). Particularmente, Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458) descubrió un gran acervo de romances españoles en plena Edad Media, lo cual derivó finalmente en la compilación y publicación del famoso Romancero viejo un siglo después. 

                         2. EL SUEÑO DE AMOR Y MUERTE 

 En cuanto al contenido, “El Enamorado y la Muerte” desarrolla una dramática narrativa poética que encierra el drama entre dos amantes que son separados por la Muerte y por la voluntad de Dios. Los versos octosílabos dan fluidez a esta romántica historia de amor. El hablante lírico es un amante o enamorado que confunde a la Muerte con una mujer durante una noche, habla con ella y escapa hacia la casa de su verdadera amada, quien pertenece a la clase aristocrática, pues su padre trabaja en un palacio. El hombre busca la vida en el amor de su ferviente enamorada: “<>” (“El Enamorado” 161). Sin embargo, el desesperado amante encuentra la muerte justo bajo el balcón de ella, pero todo es un angustiante sueño. Los primeros tres versos anuncian que se trata de un sueño de amor y muerte: “Un sueño soñaba anoche, / soñito del alma mía, / soñaba con mis amores, / que en mis brazos los tenía” (161). Especialmente, las aliteraciones con el sonido “s” y la repetición de las variantes de la palabra “sueño” refuerzan el ritmo de estos primeros cuatro versos octosílabos, a la vez que sugieren un asunto placentero: el sueño del amor. Asimismo, es interesante ver cómo la propia muerte es personificada en forma de mujer, lo cual es una forma de exaltación. De este modo, resaltan al mismo tiempo la belleza y la frialdad de dicho personaje engañoso, mediante el trazo de una clásica metáfora de la naturaleza. 

Así pues, la muerte-mujer es descrita en términos puramente físicos: ella era “una señora tan blanca, / muy más que la nieve fría” (“El Enamorado” 161). Por su parte, la mujer amada muestra más bien elementos sentimentales y humanos en la segunda parte del romance. Así, ella manifiesta su gran devoción y sacrificio por su enamorado, ya que es capaz de amarrar las propias trenzas de ella al cordón que le tiende desde el balcón. En suma, el asunto de este primer romance lírico y novelesco es plenamente romántico, onírico y funerario y relata una intrigante y emotiva aventura. Trascienden en esta composición poética el amor, la muerte y la noche como temas clásicos, propios del futuro movimiento romántico de los siglos XVIII y XIX. El verso tan vivo, dinámico y fluido construye un relato lírico y novelesco. Con todos estos ingredientes literarios, el poema “favorece el suspenso, así como el carácter popular y entretenido del género” (Virgillo 160). 


                          3. EL MÁGICO CANTO MARINERO 

 En contraste, “Romance del conde Arnaldos” cuenta una historia de mar y aventura en torno a una extraña y misteriosa canción que altera el orden de la naturaleza. El protagonista es un miembro de la clase aristocrática española, quien realiza una actividad propia de su casta justo al comienzo del poema: caza aves con un halcón, lo cual es conocido como el famoso arte de la cetrería que estuvo muy de moda durante la Edad Media. De esta manera, sucede un encuentro entre dos hombres de distinta condición social y laboral, un conde y un marinero, justo durante la mañana del 24 de junio, el día de San Juan, el santo de la lluvia. A diferencia de “El Enamorado y la Muerte”, un hablante poético impersonal conduce la narrativa lírica y refiere a los lectores o escuchas [“oiréis” vosotros, línea 20] dicho encuentro. En la breve trama, el conde Arnaldos sale a cazar aves y ve a un marinero que se acerca al puerto en su nave y es seducido por la belleza sonora del canto. En especial, la canción de este navegante anónimo es mágica y, por ello, este relato es novelesco. La intriga se mantiene a lo largo del romance. Finalmente, la resolución del poema mantiene el misterio de dicha canción, ya que el marinero sólo puede revelar el nombre, el origen y los detalles del canto a las personas que lo acompañan en su nave: “—Yo no digo esta canción / sino a quien conmigo va” (“Romance del conde Arnaldos” 162). Este final implica en cierta forma que las personas de gran poder económico y social no pueden acceder a una riqueza artística, espiritual y misteriosa propia de los viajeros y las personas de menor condición social. Para acceder a esta forma de arte que se esconde en la memoria del marinero, el conde tendría que romper con su vida estable y aristocrática y lanzarse a la aventura por en esa embarcación recién llegada, pero este acto no ocurre en el peculiar romance. Entonces, el texto queda como una negación y rechazo a revelar el misterio del canto. 

Esencialmente, el lirismo de este fino romance se manifiesta en los sutiles y mágicos efectos que produce la canción en la naturaleza. Por un lado, apacigua los vientos. Por otro, atrae a los peces a la superficie y hace que las aves se posen en un mástil de la embarcación. Asimismo, dos metáforas sutiles exaltan la belleza de las velas y la jarcia del barco, pues son de seda y de un cendal o gasa. Como se ve, esta narrativa lírica expone una historia que luce como las películas de dibujos animados de Hollywood tipo La Sirenita [Little Mermaid]. Los animales se sienten atraídos mágicamente por el canto, como si fuera un elemento fantástico. Al igual que el romance anterior, los fluidos versos octosílabos mueven las animadas descripciones y las acciones con gran vivacidad y ritmo. Formalmente, los dos romances examinados brevemente utilizan un poema no estrófico llamado precisamente romance. Esta forma métrica se basa en el uso exclusivo de versos octosílabos y en la configuración de la rima asonante y regular en los versos pares y la ausencia de rima en los versos impares. En particular, “El Enamorado y la muerte” consta de cuarenta versos octosílabos. En tanto, “Romance del conde Arnaldos” posee veintiséis versos de la misma medida. 

En conclusión, “El Enamorado y la Muerte” y “Romance del conde Arnaldos” de autores anónimos son dos romances líricos y novelescos que exponen asuntos propios de la Edad Media y pueden ser vistos como temas universales. El primero se concentra en una historia personal que revela un trágico y dramático sueño de amor y muerte y una aventura nocturna. El segundo describe el embrujo y misterio que emanan de un extraño canto de un marinero que acaba de llegar a tierra en su nave. Por la exaltación del amor, la muerte y el canto marinero, los dos romances son líricos; por la narrativa onírica y misteriosa y los intrigantes relatos de amor y viaje, los dos textos exhiben algunos sesgos novelescos. Formal y temáticamente, las dos composiciones medievales explayan una gran belleza poética. 

                                                     Obras citadas 

“El Enamorado y la Muerte.” Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica. Por Carmelo Virgillo, Teresa Valdivieso y Edward Friedman. 5ª ed. New York: Mc Graw Hill, 2004. 161. 

“Romance de conde Arnaldos.” Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica. Por Carmelo Virgillo, Teresa Valdivieso y Edward Friedman. 5ª ed. New York: Mc Graw Hill, 2004.162. 

Virgillo, Carmelo, Teresa Valdivieso y Edward Friedman. Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica. 5ª ed. New York: Mc Graw Hill, 2004.

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