Salmos es el último libro del Antiguo Testamento de La Biblia. Se compone de ciento cincuenta poemas u oraciones. En el sentido general del término, “Salmo” es un “canto o cántico de los hebreos y cristianos” y “una composición poética que contiene alabanzas a Dios” (“Salmo”). Puede considerarse como un subgénero del género lírico.
Los salmos fueron atribuidos al rey David, quien fijó las normas de esta liturgia sagrada. Es posible que los levitas diseñaran estos textos bíblicos, pues se hallaban a cargo de los cantos y melodías.
Los ciento cincuenta salmos se distribuyen en cinco libros y la numeración de los mismos es diferente en La Biblia hebrea y en La Biblia griega. En general, pueden verse como “oraciones personales y lamentaciones colectivas” (La Biblia 1193). Especialmente, estas oraciones y cantos “han alimentado la piedad popular y han sido la oración de Jesús” y funcionan todavía como “la base del oficio litúrgico que recitan hoy en día varios centenares de miles de religiosos, religiosas, sacerdotes, diáconos y laicos” (1193).
En los próximos textos de mi Blog, haré breves comentarios en torno a cada uno de los ciento cincuenta salmos, mediante un sencillo análisis textual. Incluiré en dichos escritos las identidades de la voz poética y el oyente lírico, los temas centrales y algunos versículos trascendentales.
Obras citadas
La Biblia. Texto íntegro traducido del hebreo y del griego. 41ª ed. Madrid: Editorial
Verbo Divino, 2002.
“Salmos.” Pequeño Larousse ilustrado. 15ª ed. 1991.
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