EL ARCA DE NOÉ: LAS GENEALOGÍAS
FAMILIARES Y LA MALDAD
ÓSCAR ROBLES
La maldad es tan antigua como la humanidad y va conectada
a la presencia de la divinidad en La Biblia. Como asunto moral de la
humanidad, la maldad es un asunto central de dicho libro y aparece en las
diferentes interacciones sociales entre las familias biológicas, las tribus y
los pueblos. Como consecuencia, aparecen los castigos y autoridad de Yavé Dios
para moldear una moral humana que permita una mejor convivencia social. En la
historia del Arca de Noé, la maldad y el crimen aparecen otra vez, como un
episodio más de El Génesis.
Luego de la expulsión del paraíso, los primeros dos hijos
de Adán y Eva encarnan una humanización de los hijos de Dios y una experiencia de
maldad. De esta forma, Caín y Abel protagonizan un episodio de maldad, crimen, pecado
y castigo divino entre los seres humanos, según el libro de El Génesis. El hermano mayor comete un
violento fratricidio en perjuicio de Abel y, como consecuencia, Dios maldice y
condena al asesino a tener malas cosechas y vivir errante sobre la tierra.
En El Génesis y en toda La Biblia, la
maldad se presenta en las familias biológicas, en las tribus patriarcales y en
los pueblos. Por ello, La Biblia es un libro trascendental para forjar
una moral humana durante la historia de la humanidad y de Occidente, a lo largo
de veintiún siglos. En especial, las familias se fundan sobre la base de las genealogías
familiares. Por este motivo, aparecen diferentes narrativas de familias, tribus
y pueblos, bajo la presencia espiritual de Yavé Dios. La autoridad divina es
fundamental para enfatizar el espíritu humano y la moral y para distinguir
entre el bien y el mal, la virtud y el vicio, el crimen y el castigo.
En particular, las familias y tribus de El Génesis son patriarcales. Cuando el
narrador omnisciente cuenta las historias de las antiguas familias biológicas
de dicho libro, resalta más la paternidad que la maternidad por la gran
cantidad de referencias a los padres en la mayoría de las sucesiones genealógicas.
De este modo, esta perspectiva patriarcal de los libros de El Génesis y aun de El Éxodo
determina la autoridad de los patriarcas como jefes de tribus o pueblos.
Abraham, Isaac, Jacob [Israel] y Moisés son figuras patriarcales y auténticos
líderes de su familia, tribu y/o pueblo.
Así pues, la maldad primigenia surge dentro y entre las
propias familias biológicas y dentro y entre tribus y pueblos, de acuerdo a
diversas narrativas bíblicas de El
Génesis. En particular, las familias aparecen descritas mediante las
genealogías familiares, los cuales son largos recuentos de nombres de padres e
hijos. De esta manera, se detallan los nombres de los hijos de cada familia,
como un testimonio del origen de los hijos de Dios. En varias de las historias
bíblicas de las familias biológicas y pueblos, ocurren numerosos actos de
maldad, crimen y pecado, como el asesinato de Abel a manos de su hermano Caín,
según El Génesis. Estos tres
elementos de transgresión de leyes implican una fuerte visión moral del mundo
antiguo con los fundadores del pueblo judío viviendo bajo la guía y autoridad de Yavé Dios.
El Arca de Noé forma parte de El Génesis y es otro episodio más con asuntos de maldad, crimen,
pecado y castigo. Noé es el hijo de Lamec y nieto del famoso Matusalén, símbolo
de la ancianidad. Este patriarca pertenece a la novena generación de los
descendientes biológicos de Adán y Eva. En particular, la historia fantástica
del diluvio divino pertenece a Noé y a su familia, con sus hijos fundacionales
Sem, Cam y Jafet.
En el tiempo de Noé, los seres humanos se corrompieron y
desarrollaron la maldad a niveles exorbitantes, desde la perspectiva divina y
bajo el relato del narrador omnisciente. Esos primeros grupos de hombres y
mujeres se multiplicaron y fueron más carne que espíritu, según afirma Dios
[Génesis 6: 1-4]. Entonces, el Supremo Creador establece que la edad de los
humanos no pasaría de ciento veinte años, a diferencias de las primeras
generaciones de Adán y Eva, las cuales llegaron a vivir hasta novecientos treinta
años (Adán) y novecientos sesenta y nueve años (Matusalén). Curiosamente, en
ese tiempo había “gigantes sobre la tierra”, los cuales habían nacido de la
unión de los dioses con las mujeres y, por ello, eran “dioses de segunda clase”
y se convirtieron en ángeles, según la nota 6.1 de La Biblia (17). Estos
gigantes aparecen en el filme Noah
(Estados Unidos, 2014) del director judío-norteamericano Darren Aronofsky.
Como
contraparte a la maldad de los grupos humanos, Dios elige al hombre y la
familia que son justos y buenos, para continuar en un futuro la especie humana.
Cuando la maldad cunde en la tierra entre los seres humanos, Yavé da
instrucciones al bueno y justo Noé para que construya la famosa arca o gran
embarcación de madera. El arca debería tener las siguientes características,
según Dios: 1) Sería de madera de ciprés; 2) mediría ciento cincuenta metros de
largo, veinticinco metros de ancho y quince metros de alto; 3) contaría con
tres pisos; 4) llevaría en su interior a la esposa y los tres hijos de Noé
[Cam, Sem y Jafet], a las esposas de dichos hijos y a numerosas parejas de
macho y hembra de aves, animales salvajes y reptiles (Génesis 6-7).
Posteriormente, el diluvio divino es un evento fantástico
en la historia de Noé y representa la salvación de los buenos seres humanos que
quedaban en un mundo lleno de corrupción moral y pecado. Las torrenciales aguas
caen durante cuarenta días y cuarenta noches, justo cuando Noé tiene
seiscientos años de edad, y es provocado por la lluvia de las nubes y el cielo
y por “los manantiales del fondo del mar” que brotan abundantes aguas [Génesis 6: 11]. Como consecuencia, todos
los seres humanos y animales sobre la tierra perecen por la decisión de Yavé
Dios, como un castigo divino a la maldad, el crimen y el pecado. Cuando cesa la
torrencial lluvia, Noé utiliza a un cuervo y una paloma para saber si la tierra
ya es habitable. Cuando la paloma ya no regresa, el patriarca percibe que es la
señal para bajar del arca de madera de ciprés.
Así pues, la maldad, el crimen y el pecado son condenados
por Yavé otra vez, como una forma de coherencia temática con la dominante visión
moral, religiosa y espiritual de La Biblia. Primeramente, Noé rinde
tributo a Yavé mediante un altar en la tierra, donde sacrifica aves y animales
puros. Entonces, Dios le dice a Noé que los animales, los vegetales y las
hierbas serán su alimento cotidiano y condena fuertemente el crimen: “Lo único
que no deben comer es la carne con su alma, es decir, con su sangre” y “El
hombre deberá responder de la sangre de cualquier hombre, hermano suyo” [Génesis 9: 4-5].
Desde el libro de El
Génesis, la maldad y la correcta moral humana son importantes para forjar
una mejor convivencia humana entre los diferentes grupos y naciones del mundo.
Por esta razón, la perspectiva moral del mundo, el bien y el mal, la virtud y
el pecado, la bondad y la maldad, el crimen y el castigo, forman parte de toda La
Biblia. Con el transcurso de los siglos, este libro toral es un gran
patrimonio cultural de la humanidad y constituye una poderosa doctrina y un
vigoroso testimonio para forjar una efectiva moral y una honda espiritualidad
en los seres humanos, desde la Época Antigua. Como consecuencia, el Judaísmo,
el Cristianismo y el Catolicismo han creado una gran cultura a partir de las
historias de La Biblia, tanto templos y catedrales majestuosas como
pinturas y murales de gran calidad estética y grandes obras literarias, durante
veintiún siglos.
La historia del Arca de Noé culmina con la repoblación de
la tierra a partir de la familia biológica del bueno y justo patriarca Noé. Entonces,
Dios se compromete a no enviar más diluvios a la tierra para destruir a todos los
seres vivientes. Finalmente, Noé planta una viña, se embriaga con vino, queda
desnudo en medio de su tienda y maldice a su nieto Canaán, el hijo de Cam,
porque este avisó a sus hermanos Sem y Jafet de la situación comprometedora en
que encontró a Noé. Como se ve, la maldad resurge otra vez en el seno de la
familia biológica, como un continuo y eterno problema de la humanidad:
Embriaguez y maldición.
La genealogías familiares vuelven a aparecer en el capítulo
10 de El Génesis, el cual se titula
“Mapa de los pueblos”. En esta parte, se expone un recuento detallado de loas
genealogías familiares surgidas de la familia de Noé y sus hijos Sem, Cam y
Jafet. El primero da origen a los árabes, el segundo a los pueblos de África y
el tercero a los europeos, según la nota 10.1 de La Biblia (21).
Asimismo, aparecen en esta sección diferentes referencias a ciudades y reinos
conocidos en la geografía y la historia del mundo, tales como Babilonia, Nínive,
Gaza y las pecadores poblaciones de Sodoma y Gomorra, donde resurgen la maldad
y el crimen otra vez.
El capítulo 11 de El
Génesis, “La Torre de Babel”, ya no relata historias de maldad, crimen y
pecado, sino que sirve para plantear el marco cultural y narrativo de los
siguientes episodios de dicho libro generatriz de la humanidad. De este modo, se
exponen el asunto de los idiomas y la aparición del patriarca Abram [Abraham] y
su esposa Saray [Sara]. Los nuevos seres humanos de la genealogía familiar de
Noé construyen una gran ciudad y una colosal Torre de Babel que llegará al
cielo, con el propósito de ser famosos y no dispersarse por el mundo [Génesis 11: 1-4]. Sin embargo, la
decisión de Dios es opuesta: Dispersa a sus hijos por el mundo y, como consecuencia,
surgen diferentes idiomas. Por otro lado, la aparición de dos caldeos cierra dicho
capítulo, como si fuera una novela. Estos nuevos protagonistas de las historias
bíblicas son el futuro patriarca Abraham y la estéril Sara, quienes vivían en
Ur de Caldea con su padre Ter. Ambos son escogidos por Dios para emigrar al país
de Canaán, cerca de la antigua Mesopotamia.
En suma, las genealogías familiares y la maldad, el
pecado, el crimen y castigo son importantes temas de El Génesis. Por ello, forman parte de una trascendental visión
moral del mundo que refuerza la espiritualidad, el bien y la convivencia social
armónica entre los seres humanos. Es importante entender la naturaleza de estas
historias bíblicas, puesto que el Cristianismo ha forjado una poderosa cultura
religiosa y la moral de miles de millones de cristianos a lo largo de veintiún
siglos y en los cinco continentes. En el fondo de dichas historias, se
encuentran la distinción entre el bien y el mal, la virtud y el pecado el crimen y el castigo y el imperativo moral de respetarse como seres humanos dotados de espiritualidad, bajo la enseñanza directa de la palabra sagrada de
Dios.
Cabe una reflexión final sobre El Génesis y El Arca de Noé: ¿Hasta qué punto las recesiones económicas,
las crisis sociales, el crimen, la violencia, la corrupción del poder, el crudo
materialismo, el consumismo recalcitrante y las guerras del siglo XXI, constituyen
un episodio más de la voluntad de Dios, bajo los ejes del bien y el mal, la virtud
y el pecado, el crimen y el castigo? Todos estos eventos negativos pueden verse a la luz de la razon y/o de la fe.
Obras citadas
La Biblia. 41a ed. Madrid: Editorial Verbo Divino, 2002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario