“EL VIEJO CENTRO” DE LA CIUDAD
DE CHIHUAHUA: BELLEZA, VIDA Y MEMORIA
ÓSCAR ROBLES
En las décadas de los sesenta y los setenta, el
cine era una de las pasiones grandes de los ciudadanos chihuahuenses. Con
frecuencia, asistían a una función en los viejos teatros del Centro Histórico,
para ver cintas mexicanas, estadounidenses y europeas. Revisaban las carteleras
en los periódicos locales y veían los títulos de filmes y nombres de actores en
las marquesinas radiantes de colores luminosos, compraban aromáticas palomitas,
devoraban un chocolate tamaño “portafolio”. Se sentaban en la oscuridad de las
salas y se sumergían como en sueños cuando empezaba la magia, los colores y la
fantasía de las películas. Como los viejos teatros de cine, ¿qué negocios y
edificios despiertan la nostalgia de aquellos años idos de la ciudad pueblo, “la
Chihuahuita” provinciana de “buenas gentes”?
1. LAS
TIENDAS DE LA CALLE LIBERTAD Y OTRA ZONAS: COMERCIO, EDUCACIÓN Y ENTRETENIMIENTO
El Centro Joyero fue la segunda joyería
en ofrecer sus servicios dentro del entonces pequeño centro de la ciudad. Se
ubicaba y se ubica actualmente en la populosa calle Libertad, muy cerca de la calle
Quinta. La primera fue La Princesa y
estaba originalmente en la calle Libertad, casi esquina con la Tercera.
Entonces se oían las campanadas de las doce del día en toda la calle Libertad
cuando sonaba el reloj de La Princesa,
cuenta Luis René Barousse, propietario del primer negocio citado.
EL CENTRO JOYERO, LA SEGUNDA JOYERIA DEL CENTRO DE LA CIUDAD DE CHIHUAHUA |
Hace más
de cincuenta años, había diversos negocios y edificios que eran muy reconocidos
y visitados por los ciudadanos para surtirse de ropa, calzado, alimentos,
medicinas, aparatos electrodomésticos y objetos de cultura, entre otros
productos del diario vivir mexicano de aquellos años. Por ejemplo, El Café Internacional era uno de los
puntos de referencia para los amantes del cine y para los demás visitantes del
viejo centro. Se situaba en la esquina de las calles Victoria y Segunda. Estaba
pintado de verde bandera y los empleados despachaban la comida por unas
ventanas de madera y cristal que daban justo al exterior de la Segunda. Ofrecía
sabrosos y calientitos alimentos preparados a los que salían de las funciones
de los cines Alcázar y Plaza. Estos cines llamaban la atención
por sus luminosas marquesinas blancas con títulos de filmes en prominentes colores
azul, rojo y amarillo. En dicho café, se servían tortas y burritos. En
particular, la gente bajaba al sótano y se sentaba a disfrutar de apetitosos
manjares. Pertenecía a la familia Wong, cuyo descendiente era Fernando Wong, el
basquetbolista que jugó para los Doraditos de la Universidad Autónoma de
Chihuahua (UACH) a finales de la década de los setenta, informa Barousse.
EN ESTA ZONA, ESTABAN EL CINE ALCAZAR Y EL CAFE INTERNACIONAL |
En ese tiempo, la gente salía de ver dos películas en el
cine Plaza o el Alcázar, pedía una torta en una de las ventanillas del “café
verde”, el café bandera, y los niños “cineros” compraban comida mexicana, justo
entre la cantera y las arabescas decoraciones del Alcázar y las luminosas marquesinas del viejo Plaza.
Y ahí, muy
cerca, al otro lado de la calle Victoria, se erige una portentosa joya del
Barroco mexicano desde hace siglos: La siempre bella Catedral de la Santa Cruz o Catedral de
Chihuahua, con sus erguidos campanarios, sus redondas cúpulas y sus retablos de
floridos relieves hechos de pura cantera y sus numerosos santos en la fachada
principal, donde se presiente la presencia de Dios y el vuelo de los ángeles,
bajo el cielo azulino y el dorado resplandor del sol, rugiendo como león arriba
o iluminando con amor los resquicios de belleza de la ciudad vieja, ciudad
nueva, transformándose en el tiempo.
El Cine Alcázar ocupaba el lugar donde se
encuentra actualmente el nuevo edificio del gobierno municipal, donde antes
estuvo Scotia Bank y el Banco Comercial Mexicano (COMERMEX) de la familia
Vallina. En esa antigua sala, exhibían cintas norteamericanas de horror y de
vaqueros [V. gr. The Cowboys (1972),
filme protagonizado por John Wayne], entre otras películas. Destacaba por su
fachada arabesca y sus preciosas canteras talladas.
En tanto,
el Cine Plaza era un símbolo
importante del Centro Histórico, al igual que la Catedral de la Santa Cruz, la
Presidencia Municipal y el antiguo Hotel
Presidente. Durante el sexenio del presidente Luis Echeverría, se
presentaban películas del Nuevo Cine Mexicano de los setenta, el cual era
representado por directores como Arturo Ripstein, Felipe Cazals, Alberto Isaac,
Jorge Fons, Rafael Corkidi y otros más.
En el Hotel Hilton, se alojaban los turistas.
Se encontraba a un lado del ahora edificio del Congreso del Estado (antiguo Hotel Presidente), justo en la esquina
de la calle Libertad y Avenida Independencia. Su restaurante era notorio por su
elegancia y sus muros de cantera. Era célebre porque atendía regularmente a
parroquianos de la clase alta y a los propios visitantes de la soleada ciudad
norteña.
El Café de la Esquina (hoy Scotia Bank)
lucía como una enorme pecera rectangular con sus puros ventanales de cristal
puro, donde se veía la pulida limpieza de sus pisos, las verdes plantas de las
macetas, la barra de servicio y las mesas y sillas donde se sentaban a leer los
periódicos los clientes, Varios de esos señores vestían con traje y corbata y
eran políticos y empresarios.
AL OTRO LADO DE ESTE EDIFICIO, SE UBICABA EL CAFE DE LA ESQUINA, POR LA AVENIDA INDEPENDENCIA |
Fundamentalmente,
la calle Libertad se distinguió en los sesenta y en los setenta por ser la gran
calle comercial. Se había convertido entonces en el centro de reunión de muchos
jóvenes estudiantes que cultivaban la amistad, se bebían refrescos, compraban
ropa y calzado, paseaban por las banquetas, iban al cine y bailaban en las
tardeadas del “sotanesco” Discoteque
Morelos de la calle que daba su nombre al negocio, donde tocaban musica disco y los danzantes emulaban a John Travolta.
Justo entre la Avenida Independencia y la calle Vicente
Guerrero, se concentraban las más famosas tiendas de la vieja Libertad de la
entonces ciudad provinciana y pueblerina. Refulgían con sus seductores y
cristalinos aparadores muchos negocios de diversa índole comercial: La Farmacia Plaza con sus medicamentos,
cremas y brillantinas. La cafetería y la tienda de Woolworth, donde se servían buen café y sándwiches y la gente
compraba discos de acetato de treinta y cuarenta y cinco revoluciones y de long play, entre diversos productos. En la
joyería La Princesa, se adquirían
buenos relojes y medallas con imágenes religiosas. La antigua zapatería Canadá surtía los famosos zapatos tenis
de telas color negro con motivos rojos y de color azul y una variedad de
zapatos. Las joyerías La Nacional y El Centro Joyero eran fascinantes por
sus relojes, anillos de compromiso y sus cadenas chapeadas en oro. En
particular, la zapatería La Tolteca tenía
buena reputación por su fino calzado mexicano de diversas marcas y los célebres
y cómodos Hush Pupppies. Cerca de
este sitio, se erigía un bello edificio de dos pisos y de dinteles y jambas de
cantera, uno de los más hermosos de todo ese sector: La Casona Prieto, asiento de la antigua mueblería Salinas y Rocha . Los clientes adquirían
camas, libreros, burós y los primeros tocadiscos y televisores de venta masiva
para escuchar a sus cantantes favoritos y disfrutar del Mundial de Futbol México 1970, cuando los mexicanos admiraban al poderoso Scratch de Oro de Pelé, Rivelino, Jair,
Gerson y Tostao. En la tienda de discos Discorama,
cercana a la calle Tercera, los jovencitos se fascinaban con los discos de Eagles, Bee Gees, America, Electric Light Orchestra y ABBA y los adultos compraban grandes álbumes
con la música de Javier Solís, Lucha Villa, Vicente Fernández o Los Panchos. La íntima Casa
Jorge expendía diversas telas, pantalones, vestidos y calzado para niños y
adultos, muy cerca de Almacenes García.
Después, este histórico negocio, cuyo dueño era el inmigrante libanes don Jorge
Saad, se mudó a la calle Victoria, justo enfrente de la Botica Central, donde actualmente laboran sus empleados. En la
cafetería Liveer, los ciudadanos
disfrutaban y todavía gozan de refrescos, hamburguesas, papas fritas y de las
célebres banderillas embarradas de salsa catsup
y mostaza.
ESTE EDIFICIO ERA SEDE LA MUEBLERIA SALINAS Y ROCHA DE LA CALLE LIBERTAD |
SALINAS Y ROCHA EXHIBIA SUS MUEBLES EN LOS DOS PISOS DE ESTE PROMINENTE EDIFICIO |
EN ESTE EDIFICIO DE DOS PISOS ALMACENES GARCIA RECIBIA A SUS NUMEROSOS CLIENTES |
En realidad, eran muchos los negocios de ese “corazón” de
la bienamada calle Libertad. Por ejemplo, los niños y jóvenes practicaban mucho
el baloncesto, el beisbol y el futbol soccer, entonces se surtían de uniformes,
guantes, bates y balones en Deportes La Fama.
Por su parte, La Soriana y Almacenes García (del edificio de dos
pisos del antiguo Hotel Francia)
contaban con un gran surtido de ropa para caballero, dama, niños y bebé, además
de coloridas telas y hules para forrar libros y cuadernos escolares. La
singular Pastelandia era el paraíso
de los sabores, pues se exhibían en charolas deliciosos panes, bizcochos y pasteles
y, en especial, se expendían unos asequibles y blancos pasteles de merengue y
coco y “azucarosos” y blandos bizcochos. En cambio, Mueblerías Villarreal representaba otro emporio de buenos muebles
para cocinas, recámaras y salas, muy cerca del antiguo edificio de estilo
porfiriano de Correos de México (hoy Museo
Casa Chihuahua).
Dentro de este contexto de tiendas y comercios pequeños,
los niños y jóvenes gozaban mucho al comienzo de los ciclos escolares.
Entonces, se embriagaban con los útiles escolares, olorosos a madera y a papel nuevo, dentro de las librerías y papelerías y cada temporada escolar acudían presurosos a dichos
negocios con sus padres o solos. Estos comercios se saturaban de clientes hacia
el final del verano y representaban el mundo del conocimiento, la creatividad,
la lectura y la escritura, las ciencias y las humanidades. Por ejemplo, las
librerías y papelerías Palas Atenas y
Publicaciones Nacionales ofrecían diversos productos de esta clase. En particular, el primer negocio contaba con los
fascinantes libros de texto de matemáticas, biología, español, química, física,
música, historia de México, historia universal, literatura universal y vendían
los colores de madera con los dibujos de Blanca Nieves y los Siete Enanos trazados
en la caja. Con estos colores, los niños acostumbraban dibujar héroes
históricos, casitas, árboles, ríos, animales, peces, nubes y montañas en sus
cuadernos para cumplir con sus tareas de dibujos o entre los descansos de
clases como mera afición personal. En particular, eran famosos los lápices
amarillos marca Mirado y los
cuadernos Scribe, Polito y Colonial de virginales y blancas páginas abundantes, los cuales
eran muy invitantes para escribir reportes escolares y composiciones. También,
se adquirían en estos negocios juegos de geometría, gomas de borrar, pegamentos
y tantos útiles escolares que revelaban la gran pasión por la escuela y el
conocimiento de muchos chihuahuenses de aquellos años maravillosos de tranquila
vida provinciana.
EN ESTA ZONA DE LA CALLE LIBERTAD, ESTABA LA LIBRERIA Y PAPELERIA PALAS ATENEA, MUY CERCA DEL PALACIO DE GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA |
PUBLICACIONES NACIONALES SE HALLABA EN EL PRIMER PISO DE ESTE EDIFICIO, POR LA CALLE LIBERTAD |
Un libro que envuelve mi memoria con nostalgia es Perdidos en el espacio. Era exhibido en
un vertical y estrecho aparador de cristal de Publicaciones Nacionales. Nunca pude comprarlo ni recuerdo el autor
de este texto. Este libro era la base de la popular serie de televisión
norteamericana donde el temeroso y conflictivo Doctor Smith metía siempre en
problemas a la unida y ordenada familia Robinson cada vez que su nave El Júpiter II arribaba a un planeta
desconocido. La familia estaba compuesta por los esposos Robinson y los hijos
de ambos la rubia Judy, la bella y dulce Penny y el suspicaz Will y los
acompañaban siempre el mayor Don West y el atingente Robot. Esencialmente, Perdidos en el espacio / Lost in Space fue una serie de gran
éxito en los Estados Unidos y México durante la década de los sesenta.
¡Cuánta historia del comercio citadino de la ciudad de Chihuahua
se encerraban en esos lugares de la calle Libertad, el mero “corazón” del
Centro Histórico! ¡Cuántos recuerdos familiares y de amistad pasaron por esa
zona comercial!
2.
LOS APASIONANTES Y ENSOÑADORES CINES DEL CENTRO
Esencialmente, los cines fueron el centro del
entretenimiento familiar durante las décadas de los sesenta y los setenta. Además, de los cines Plaza y el Alcázar, otras
salas se ubicaban cerca del sector de la calle Libertad. El más bello e
histórico fue el Cine Colonial (hoy Teatro de la Ciudad). Se ubicaba en la
calle Ojinaga, casi esquina con Avenida Independencia. Durante un tiempo, este cine se
especializaba en filmes del famoso Cine Ranchero
y del Cine de Luchadores, con
estrellas como Antonio y Luis Aguilar, los chihuahuenses Lucha Villa y Miguel
Aceves Mejía, Javier Solís, El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras y otros actores.
Otra sala de gran clase en su arquitectura fue el Cine Azteca. Esta sala estuvo destinada para gente de más escasos
recursos económicos, los cuales podían disfrutar de tres filmes mexicanos por
pocos pesos. Fue fundada en 1929 por la actriz mexicana Lupe Rivas Cacho, según
reza la placa colocada en ese lugar. Particularmente, obreros mestizos y
tarahumaras asistían con frecuencia a ese lugar. Todavía se puede admirar la
fachada con tallas de cantera de finos motivos y figuras míticas de la cultura
náhuatl en la Avenida Ocampo, muy cerca de la Avenida Veinte de Noviembre. Los
gentiles lectores de mi Blog pueden leer mi artículo “El Cine Azteca: Restos de belleza artística”, el cual fue publicado
el lunes 15 de agosto de 2016. Para ello, consulten la siguiente liga:
En tanto, el Cine
Chihuahua y el Cine Olimpia representaban
otras opciones de cine mexicano, norteamericano y europeo, muy cerca del Palacio de Gobierno del Estado de Chihuahua.
Se encontraban por la Avenida Venustiano Carranza, justo en los terrenos donde
hoy se levanta el Edificio Héroes de la
Revolución. En aquellos lejanos años, los fanáticos se embebían con los creativos
carteles con fotografías de los filmes, los cuales eran colocados en las
vitrinas de ambos cines y podían escoger entrar a uno u otro o hasta pasaban de
una sala a otra en el mismo día. El primer cine destacaba por sus películas
norteamericanas y mexicanas y porque las personas entraban por unos escalones,
abrían las cortinas gigantes y de pronto se topaban arriba con la enorme
pantalla con las escenas de la película si llegaban un poco tarde. El segundo
era una espaciosa sala con paredes de madera y mostraba filmes de gran calidad
artística del cine europeo y estadounidense. Cerca de ahí, la Sala 2001 era muy moderna y más reciente
y se convirtió en sede de la Fiscalía
General del Gobierno del Estado. Estaba situado en la calle Vicente
Guerrero, en el lado oeste del Paraninfo de la Universidad Autónoma de
Chihuahua (UACH).
En especial, el ya desaparecido Cine Variedades pertenecía a una clase especial de sala. Deleitaba
a los niños con sus funciones de viejas películas de Walt Disney como Bambi (1942) La Dama y el Vagabundo (1955) y
Blanca Nieves y los Siete Enanitos
(1937). Estaba en la flamante Avenida Juárez, zona de restaurantes de lujo, muy
cerca de la Avenida Colón y del famoso hotel estilo hispano-californiano Hotel Victoria, el cual era propiedad del empresario
don Mariano Valenzuela. Esta sala se caracterizaba por ser un enorme galerón
propio de la década de los sesenta y cabían en sus dos grandes secciones
numerosos espectadores, especialmente cuando el cine era un gran espectáculo
para masas en México. La gente salía de este bello cine de coloridas
marquesinas similares a las del Cine
Plaza, cruzaba la Juárez y disfrutaba de una hamburguesa y una malteada en
el restaurante de bellísimo nombre La Luz
del Día, el cual contaba con un estacionamiento de tejabanes propio para
clientes que querían servicio en sus vehículos. Su diseño se parecía a los
viejos cafés norteamericanos tipo Sixties, donde servían nieves,
hamburguesa, hot dogs y malteadas.
Ahora el edificio del antiguo Cine Variedades es recinto de la tienda Elektra.
Otros cines maravillosos ofrecían funciones de cine
mexicano, norteamericano y europeo con sus ensoñadores y coloridas historias en
movimiento. A la entrada, los espectadores se detenían a comprar palomitas,
chocolates, refrescos, hot dogs y
sándwiches en sus relumbrosos expendios de alimentos y bebidas del cómodo lobby.
Por ejemplo, el Cine Dorado forma
parte de una generación posterior de salas. Fue inaugurado a principios de la
década de los setenta y se encontraba en la esquina de las avenidas Universidad
y Niños Héroes, donde ahora se ubica la plaza con la estatua del rebelde indio
tarahumara Teporaca. Uno de sus primeros filmes fue Operación Plus Ultra, cinta del cine español. Posteriormente,
exhibieron allí filmes de cine erótico y cine italiano durante algunos años.
Por su parte, el Cine Premiére de la
calle Aldama, muy cerca de la Avenida Independencia, fue derruido para ubicar
un estacionamiento. Era el territorio de los filmes norteamericanos. El Cine Revolución
también fue derrumbado para crear la actual Plaza
de las Fuentes de la Avenida Juárez y calle Vicente Guerrero o Neri Santos,
donde se erige la imponente estatua al Policía
Caído. Finalmente, el Astro Cinema es sede de una iglesia cristiana en la actualidad. Se ubica en la esquina de la Avenida Universidad y calle Garcia Conde.
Otros cines destacados estaban más alejados del Centro
Histórico y fueron edificados a finales de los setenta. Por ejemplo, la Sala 2000 ofreció diversas funciones de
filmes de gran éxito en taquilla como La
Bamba (1987) de Luis Valdez y Alien
(1979) de Ridley Scott, entre numerosas cintas. Estaba situado en la calle
Progreso, a espaldas del actual edificio de la Junta de Aguas y Saneamiento,
donde funcionaba antes el periódico Novedades
de Chihuahua.
3.
LOS NEGOCIOS CERCANOS A LA PLAZA MERINO
Por la calle Libertad, hacia el oeste, se distinguían
otros negocios, a partir de la Casa del ex gobernador Enrique C. Creel y cerca
de la Catedral de Chihuahua. En
primer lugar, la desaparecida Casa Acosta
vendía ropa en la esquina de las calles Segunda y Libertad y tenía un caballito
pinto de duro metal que respingaba cuando se depositaba una moneda en la ranura
de la base de metal. En segundo lugar, la flamante y espaciosa La Feria vendía ropa y calzado muy elegantes
y de buena factura en el edificio donde se hallaba antes la famosa tienda La Francia Mercante de las calles
Libertad y Cuarta. Pertenecía a la familia Legarreta. En tercer lugar, otra tienda
La Soriana surtía ropa a la clase
media, a un lado de la populosa Plaza
Merino.
LA PRESTIGIOSA TIENDA LA FERIA SE UBICABA EN ESTE EDIFICIO ANTIGUO DE LA CALLE LIBERTAD, JUSTO EN EL LADO NORTE DE LA CATEDRAL DE CHIHUAHUA |
En especial, la fascinante tienda de papelería y juguetes La Casa del Barillero se encontraba en la calle Libertad, justo enfrente de dicha plaza, donde ahora se encuentra la Papelería Zero. Esencialmente, este negocio contaba con aromosos cuadernos y juguetes de plástico de animales de granja, de mar y de la selva y héroes de historietas como El Llanero Solitario, El Zorro y Toro, entre diversos productos de escuela y de juegos infantiles. En tanto, La Casita de Paja contaba con deliciosos alimentos preparados como guisos y sopas. En la Ferretería El Pino, se podían hallar piezas de baños y cocinas y herramientas de reparación. Otra tienda de Discorama acumulaba discos de acetato de diversas revoluciones y tamaños en la esquina de la Libertad y la Avenida Ocampo.
Por ese sector cercano a la Plaza Merino, los viandantes
caminaban a la compra de la mercancía deseada: cuadernos, lápices, comida,
discos o herramientas. Entonces, se internaba uno en dicha plaza que tenía unos
baños públicos subterráneos. La gente se apostaba enfrente de la clásica y
tradicional Refresqueria Martinez, enclavada
en tal plaza y encerrada en un pequeño cuartito con mostrador hacia fuera. Los
clientes acostumbraban beber sabrosas aguas frescas de piña, coco, melón o
limón o una malteada de chocolate con delicioso Choco Milk y comerse piezas de rico pan dulce mexicano o un
jamoncillo que se deshacía en la boca con gran y dulce placer. Mientras tanto,
los ojos de la gente recorrían la cuerda de ixtle que colgaba ahí y miraban arriba,
moviendo sus “tiernas aletillas” de papel las historietas y revistas de
deportes. Por ejemplo, los fanáticos compraban pro pocos pesos las nuevas y
relumbrosas ediciones de los cómics del momento: Kalimán, el hombre del turbante blanco; Memín Pinguín, el niño de raza negra con su madre Eufrosina; El Llanero Solitario, Gene Autry, Roy Rogers, Red Rider y Hopalong Cassidy, los grandes héroes del
salvaje oeste estadounidense; Batman,
Superman y Aquaman, los poderosos superhéroes salvadores de la humanidad; Archie y sus amigos, los jóvenes de la clase media y alta norteamericana
que disfrutaban de malteadas, escuela y amores: Verónica del Valle, Betty,
Torombolo y Carlos; La Pequeña Lulú,
la dulce y graciosa niña; Fantomas,
el personaje del traje, la capa y la máscara elegantes. Además, los fanáticos
al deporte seguían a sus equipos y estrellas en las revistas Lucha Libre, Futbol, Balón, Arena Box y Lucha y Beisbol, entre otras revistas. Así pues,
las historietas y revistas deportivas contaban con cientos de lectores y fueron
una gran pasión y una sencilla lectura durante las décadas de los sesenta y los
setenta mientras se saboreaban un refresco, un café y un lonche o torta de carne de res o de puerco. Podían tener
entre sus ávidas manos la fresca literatura de palabras y dibujos de colores
del día o de la semana, como un pez recién pescado en los puestos de revistas
como la célebre Refresquería Martínez.
Además, este negocio apoyaba a los equipos deportivos en los candentes y
disputados torneos municipales con coloridos y relumbrosos uniformes.
Finalmente, estas historietas y revistas deportivas fueron la escuela de
imaginación y fantasía para muchos niños de aquellos años en que México era un
país subdesarrollado y la ciudad de Chihuahua una ciudad provinciana y amable.
4.
LOS NEGOCIOS DE LA CALLE VICTORIA: ROPA, ÚTILES ESCOLARES
Y MEDICINAS
En la
calle Victoria, entre las avenidas Independencia y Ocampo, los comercios ofrecían
telas, ropa y calzado, artículos religiosos, medicinas, comida, artículos de
cocina, papelería y medicinas. La gente puede recordar tal vez dos negocios en la esquina de la Victoria y la Cuarta: Los famosos Almacenes Touché, negocio al que acudían
rancheros y menonitas a comprar diversas telas para hacer sus ropas de trabajo
rural, o La Casa Aragon con su surtido de ropa y calzado para todas las edades. En las tiendas Montoya y París México, los clientes adquirían elegantes
camisas, pantalones y trajes y fin calzado. Justo en esa zona, se paraban
algunas rutas de las camionetas del antiguo transporte público de la ciudad. En tanto, La
Candelaria surtía puntualmente de los albos trajes para hacer la Primera
Comunión en los templos católicos de la ciudad y de los libritos con fragmentos
de La Biblia. Por su parte, la clásica Botica
Central era un espacioso lugar donde la gente podía sentarse y esperar el
atingente suministro de medicinas o pasar por los estantes para comprar cremas Teatrical o Nivea
y brillantinas Glostora o Wildrot. En la íntima Librería Victoria, los fanáticos de la
literatura adquirían libros de las editoriales Fondo de Cultura Económica y
Porrúa, por ejemplo. Se ubicaba justo enfrente de lo que hoy es el Hotel
Quality Inn San Francisco, entre la calle Cuarta y la Avenida Ocampo. Ocupaba
un lugar especial en aquellos años de los sesenta y los setenta el popular
negocio de Casa La Mexicana, cuyos
propietarios eran inmigrantes libaneses. En este lugar, se exhibían en los
aparadores cazuelas, ollas, vasijas, platos, tazas y cubiertos de metal. Estaba
justo en el lado oeste de la Botica
Central. Finalmente, los rancheros se equipaban y todavía se equipan de
ropa de campo, simple o elegante, en El
Norteño, propiedad de la familia Nahas.
ALMACENES TOUCHE VENDIA SUS DIVERSAS TELAS EN ESTA ANTIGUA CASA CON TALLAS DE CANTERA, SITUADA EN EL LADO SUR DE LA CATEDRAL DE CHIHUAHUA |
CASA LA MEXICANA ESTABA EN EL EDIFICIO DE CANTERA DE DOS PISOS |
ESTA FUE LA ANTIGUA CASA DE PEDRO ZULOAGA. EN ESTE SITIO, HA FUNCIONADO LA TIENDA EL NORTENO POR VARIAS DECADAS. |
La Mercería Víctor
era otro lugar fascinante para los niños, jóvenes y estudiantes. En los
mostradores de cristal y madera de este sitio, se podían ver cuadernos,
lápices, bolígrafos, colores y diversos útiles escolares y materiales propios
de las papelerías. En especial, contaban con unos exhibidores de metal donde
ponían los bellos libros de la colección Clásicos Ilustrados en versión
simplificada. Por ejemplo, exhibían las historias de las novelas Las Aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn del norteamericano Mark
Twain; Belleza Negra que trataba
sobre la historia de un hermoso corcel azabache; Mujercitas de Louise M. Alcott; la novela La isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson. Esta mercería estaba
justo en la esquina de la calle Victoria y la Avenida Ocampo, donde ahora se
encuentra una conocida tienda de ropa vaquera.
5.
LOS RECUERDOS DE LUIS RENÉ BAROUSSE SOBRE EL CENTRO DE
CHIHUAHUA
—Acá de
este lado había una gasolinera —me dice Luis René Barousse y me apunta hacia la
zona de la calle Libertad y Avenida Venustiano Carranza, en la zona que hoy
ocupa la Plaza Grandeza de Chihuahua—
y también estaban por ahí la Ferretera
Fronteriza y Riga. Estamos justo
afuera del Centro Joyero de la calle Libertad y el comerciante habla del área
este de la calle Libertad, por el rumbo de la Plaza Mayor o Plaza del Ángel.
Cerca de
esa área, por la Avenida Juárez, se ubicaban el periódico Norte propiedad del ex alcalde Luis Fuentes Molinar. A un lado del
mismo, servían deliciosos alimentos los meseros del Café Saratoga y también se hallaba en esa zona Funerales La Paz. Esa área ahora es la Plaza Encuentro de las Culturas, donde los ciudadanos pueden
admirar la prominente escultura en homenaje a La Madre Tarahumara de la artista Velia Acosta y las efigies de algunos venados saltarines
tallados en metal.
Entonces, los recuerdos de Barousse viajan hacia el sur
de la Avenida Independencia y menciona el café de chino de la esquina con la calle
Morelos. Se llamaba La Suiza. En ese
restaurante, expendían deliciosos panes recién hechos, comidas y aromático
café. Entonces, rememoro otros negocios del área. Enfrente había unos baños de
vapor y la desaparecida tienda de ropa y calzado Crédito Mexicano. En la
esquina con la calle Ojinaga, todavía funciona el viejo negocio y la remozada
papelería Newberry. Por la calle
Valentín Gómez Farías, casi esquina con la Independencia, trabaja el antiguo Hotel Cortez con sus muros de intenso
color naranja y justo enfrente los maestros del Colegio Palmore imparten clases. Antes, esta escuela fue el Centro Cristiano, con su gimnasio donde
había torneos escolares de baloncesto.
EL CAFE LA SUIZA SERVIA DELICIOSOS PANES Y TAZAS DE CAFE EN ESTA CASA ANTIGUA DE LA AVENIDA INDEPENDENCIA, CASI ESQUINA CON CALLE MORELOS |
Comerciante de prosapia, constructor de edificios por vocación
y trabajo, chihuahuense de corazón, Luis René Barousse lamenta profundamente
los últimos siete años tan vergonzosos para los chihuahuenses, entre 2008 y
2015. El señor Barousse es el dueño del Centro
Joyero, situado en la calle Libertad, casi esquina con calle Quinta.
Estudió en el antiguo Instituto Científico y Literario, construido en los
terrenos que ahora ocupa el Paraninfo de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
Colaboró en la construcción de la biblioteca y la alcaldía del municipio de
Morelos, en la Sierra Tarahumara, según informa él mismo durante esta amena
plática de calle. Este negocio perteneció a su abuelo, quien era un inmigrante de
origen francés. Particularmente, la familia Barousse vino del norte de Francia.
El primo de Luis René era Jorge Barousse, quien fungió como alcalde de la
ciudad de Chihuahua, durante el periodo de 2000-2003, cuando fue gobernador
Patricio Martínez (1998-2004).
Muy afable y conversador, delgado y con bigote y lentes
gruesos, don Luis René Barousse ofreció su breve y gentil conversación, afuera
de su negocio de joyas.
6.
EL “VIEJO CENTRO” DE LA CIUDAD DE CHIHUAHUA: BELLEZA, VIDA
Y MEMORIA
Es importante recordar la historia positiva, constructiva
y civilizada de la capital del Estado de Chihuahua, donde han florecido el
comercio y la cultura. En ese lugar, también permanecen en el tiempo histórico templos de gran arquitectura, bellos edificios de cantera de los poderes estatal y municipal, escuelas y museos de arte y de historia, los famosos murales de Aaron Pina Mora en el Palacio de Gobierno y los de Leandro Carreon en el Paraninfo de la UACH. La
memoria de don Luis R. Barousse iluminó mi propia memoria dormida y oscurecida
por la ausencia larga de esta ciudad moderna.
Recientemente, la ciudad de Chihuahua fue catalogada en
el número dos entre las mejores ciudades medianas para vivir en 2016, justo
detrás de Saltillo (Coahuila) y delante de Hermosillo (Sonora), según un
reporte oficial. A pesar de la Recesión Económica y las batallas contra el
crimen y la violencia, la ciudad de Chihuahua cuenta con una gran infraestructura
urbana, comercial e industrial. Los
parques industriales del norte y la poderosa zona comercial de la Avenida de la
Juventud son una fuerte base económica, pero hay que trabajar muy duro, ser autenticos y buenos ciudadanos, fortaleciendo una poderosa y creativa alianza entre gobiernos y sociedad.
En
conclusión, “el viejo centro” de la ciudad de Chihuahua era pequeño y poseía
una vida como de pueblo. Ya era centro cultural (diversas salas de cine), económico
(abundantes tiendas), político (varios edificios gubernamentales) y religioso (la Catedral y algunos templos antiguos).
En especial, este “viejo centro” fue un espacio íntimo de placer, comercio, cultura
y rica convivencia social. Ante todo, fue un espacio de belleza,
imaginación, intensas sensaciones, ilusión, fe, amor, familia, viaje: Arte puro
en bruto, alimento del alma y de la memoria. Fue un lugar de vida.
(TODAS LAS FOTOS FUERON TOMADAS POR OSCAR ROBLES)
(TODAS LAS FOTOS FUERON TOMADAS POR OSCAR ROBLES)
En que año se patonalizo la calle libertad como se encuentra hasta hoy gracias por compartir esta gran historia
ResponderEliminarAl inicio de su comentario usted menciona que la primer joyeria en la la calle Libertad fue la Princesa. Tambien acredita a Centro Joyero y da los nombres de los dueños. Permitame corregir esos datos. de las primeras joyerias en Chihuahua fue Relojeria y Joyeria Hernandez Hermanos que en 1924 paso a ser La Joya, localizada en calle Libertad 331. (existen fotografias de esa Joyeria.) Posteriormente nacieron la del Sr. Barousse y luego la Princesa. Posteriormente la Joya fue arrendada a tres personas y mi abuelo fundo el antiguo Motel Santa Rita. El Local de calle libertad aun esta y propiedad de la familia. mi correo : herreraraularturo@gmail.com
ResponderEliminarSi gusta fotografias, se las puedo enviar.
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