EL DESINTEGRADO ROMPECABEZAS MEXICANO
Por ÓSCAR ROBLES
En el siglo XXI, México
luce como un rompecabezas disgregado por las numerosas desobligaciones
ciudadanas. Se requiere para la mayor parte de los pobladores suficiente
cultura científica y humanística, educación en escuelas, civilidad y una forma
de nacionalismo o sentido comunitario, para consolidar el Estado-nación como
una estructura moderna, rica y con un extendido bienestar social.
En la actualidad,
el país opera parcialmente como un mero territorio de negocios legales,
ilegales y criminales, donde cada uno se apropia de los beneficios colectivos
que ofrecen todos los gobiernos. Unos pagan sus contribuciones y otros no. Unos
respetan leyes, gobiernos, instituciones, vidas y propiedades privadas y otros
no. Esto es injusticia en el reparto de derechos entre un pueblo.
De este modo, el
espacio nacional de casi 132 millones de habitantes funciona como un territorio
de enajenación consumista del capitalismo posmoderno y posindustrial y no como
un espacio de verdadera vida ciudadana, regional y nacional.
El espacio
esencial para forjar ciudadanos radica en la familia. Menos consumismo y
entretenimiento y más obligaciones y conocimientos sustanciales sobre la
realidad social son la clave para todas las familias mexicanas.
No se rompan la
cabeza armando el “rompecabezas nacional” y amen a la gente y razonen y
discutan en grupo los problemas para encontrar soluciones adecuadas.
Varias cabezas
piensan mejor que una. No sigan los autoritarios modelos machistas,
patriarcales, empresariales y gubernamentales. Desde la sociedad, unidos con
los mismos intereses, vienen los verdaderos cambios positivos de una
patria.
Sin embargo, toma
tiempo para informarse y adquirir conciencia de grupo, tras seis sexenios de
arrogante individualismo y patrimonialismo capitalista y de conductas
instintivas e irracionales que deterioraron el impulso modernizador.
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