BIENESTAR SOCIAL Y ENFERMEDAD EN MÉXICO SIGLO XXI
Por ÓSCAR ROBLES
Las ciudades
mexicanas modernas tienen una mayor complejidad, numerosos pobladores y autos y
muchos problemas sociales, de tal forma que una parte de los ciudadanos se
comportan como una especie de “animales urbanos”. Este nuevo perfil surge de
las dificultades para laborar y sobrevivir con suficientes ingresos de dinero y
apropiadas prestaciones sociales.
Para aliviar tal
contexto y mejorar el bienestar social, los trabajadores y trabajadoras
necesitan laborar 32-35 horas semanales; descansar dos días; recibir un justo
salario; alimentarse con suficientes productos frescos y naturales; respirar aire
puro cotidianamente; hacer ejercicio diariamente; visitar parques con flora y
fauna abundante; convivir con su familia y amigos por suficientes horas y en
actividades sanas y constructivas; viajar en un transporte colectivo
confortable y acondicionado, con choferes profesionales y rutas y paradas
estables; usar bicicletas en lugar de carros y camionetas individualizadas;
visitar a los doctores una vez al mes; involucrarse en actividades ciudadanas
sanas (cultura, deportes y religión); participar en política; contar con mejor
seguridad en los espacios abiertos; tener suficiente tiempo para cultivar sus
estudios; mejorar su cultura profunda, creativa y positiva (ciencias y
humanidades), entre otros aspectos.
Todo lo anterior
integra un verdadero bienestar personal y social. Sustituir esa clase de vida
por consumismo, “diversionismo”, violencia, dependencia excesiva de las
maquinas, muchas horas frente a los aparatos digitales, pereza y gula por
consumo extremo de comidas y bebidas, ha desvirtuado el perfil humano,
humanista y de vida normal de los ciudadanos y ciudadanas.
Por ello, los
mexicanos padecen diversas enfermedades, tales como la diabetes, la hipertensión
arterial, alcoholismo, consumo de drogas, depresión y cáncer.
En particular, los
gobiernos actuales representan una etapa regresiva al subdesarrollo de hace
medio siglo y han emergido otra vez en la vida nacional el autoritarismo, el populismo,
el centralismo, el estatismo y el machismo.
En realidad, los
ciudadanos no han edificado una mejor vida ni elegido a los mejores
gobernantes, porque son explotados laboralmente, habitan ciudades más
complicadas y con numerosos problemas y porque cuentan con limitados y
deficientes informes sobre el tiempo que les toca vivir.
El capitalismo del
siglo XXI se funda en dos elementos que alteran el comportamiento normal de los
seres humanos: acumulación y rapidez para generar riqueza y productividad. Por
ejemplo, numerosas ciudades mexicanas se vuelven centralistas en cada estado,
como antes lo fue la Ciudad de México a finales del siglo XX. De esta manera,
dichas urbes medianas y grandes acumulan gente, inversiones,
negocios, edificios y automotores y el movimiento de las personas en las calles
y espacios cerrados se rige por la rapidez, ya sea como peatones o
conductores de autos.
En estos aspectos
centrales, radica la infelicidad humana y sus correspondientes enfermedades físicas
y mentales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario