RESEÑA CRÍTICA DE
“LAS ZONAS DIALECTALES DE MÉXICO” DE JUAN M. LOPE BLANCH
ÓSCAR ROBLES
En “Las zonas dialectales de México”, Juan M. Lope Blanch
expuso los resultados de dos de las tres etapas de la investigación
dialectológica que promovió El Colegio de México entre 1967 y 1969. Con este
estudio, descubrió los usos dialectales más frecuentes en dicho país en los
niveles fonético, morfosintáctico y lexicológico. La presente reseña examina el
texto de Lope Blanch, exponiendo sus aportaciones y sus limitaciones. Para
tales propósitos, esta reseña se divide en dos secciones generales: El estudio dialectal
de Pedro Henríquez Ureña de 1920 y el estudio dialectal del Colegio de México
de 1971.
I ANÁLISIS DEL ESTUDIO DE PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA POR PARTE
DE JUAN M. LOPE BLANCH
El antecedente más importante del texto de Lope Blanch es
“Observaciones sobre el español en América” (1921)[1] del
dominicano Pedro Henríquez Ureña. Este estudio dialectal tiene muchas
limitaciones porque apenas nacía esta clase de estudios en México, justo en el
primer tercio del siglo XX. En particular, el investigador dominicano es el
iniciador de la dialectología hispanoamericana moderna, según Lope Blanch. En
especial, Henríquez Ureña dividió a México en seis zonas dialectales y encontró
diversas variantes lingüísticas relevantes en cada zona.
1. Zonas dialectales de México[2]
1. NORTE
Estados: Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango,
Nuevo León, Sinaloa, Sonora y la mayor parte de Tamaulipas (Ver zona con rayas
rojas en mapa).
Rasgos fonéticos: Emisión vigorosa, de tempo rápido y tono relativamente grave;
plenitud de las vocales; y debilitamiento de las consonantes, especialmente en
el caso de la /y/ caediza junto a /i/
(v. gr. “amarillo”> “amarío”) y de
la /s/, la cual es menos aguda y
menos larga que la del altiplano, sin llegar a relajarse (Lope Blanch 1).
2. CENTRO
Estados: Aguascalientes, Colima, Distrito Federal,
Guanajuato,Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Nayarit, Puebla, Querétaro,
San Luis Potosí, Tlaxcala, las tierras altas de Veracruz y Zacatecas (Ver zona
con rayas verdes en mapa).
Rasgos fonéticos: Emisión poco vigorosa, de tempo lento y tono agudo; tendencia al timbre
cerrado de las vocales que en posición átona se debilitan hasta desaparecer; diptongación
de hiatos: “Peor”> “pior”; articulación precisa de consonantes, con fuerte
tensión, inclusive en posición final; y, finalmente, la conservación de grupos
cultos: “Observar” y “aceptar”, “lección” y otros (Lope Blanch 1).
3.
COSTA DEL GOLFO
Estados: Campeche, Tabasco, tierras bajas de Veracruz y
una parte de Tamaulipas (Ver zona con rayas violetas en mapa).
Rasgos fonéticos: Fuerte emisión oral con tempo animado y tono agudo; vocales
llenas; y consonantes débiles sobre todo en final de sílaba: j /x/ intervocálica, debilitada y
reducida a una aspiración faríngea (Lope Blanch 2).
4. SUR
Estados: Guerrero, Morelos y Oaxaca
(Ver zona de cuadros rojos en mapa).
Rasgos fonéticos: Debilitamiento de /y/ con rehilamiento en Oaxaca, Orizaba
y Puebla; y, finalmente, aspiración de –s
al final de sílaba (Lope Blanch 2).
5. REGIÓN YUCATECA
Estados: Quintana Roo y Yucatán (Ver
zona amarilla con puntos negros en mapa).
Rasgos fonéticos: Cortes glóticos y “letras heridas” tan
propias de esta zona (Lope Blanch 2).
6.
CHIAPAS
Estados: Chiapas (Ver zona con rayas negras gruesas en
mapa).
Rasgos
fonéticos: Voseo (uso de los pronombres derivados de “vosotros”) y, tal vez, velarización
de la –n al final de palabra (Lope
Blanch 2).
LAS SEIS ZONAS DIALECTALES DE MEXICO (1921), SEGUN PEDRO HENRIQUEZ URENA |
2. Limitaciones del estudio de Henríquez Ureña
En general, los resultados de “Observaciones sobre el
español en América” son consideraciones inseguras e ineficientes.
Especialmente, hay imprecisión en el fonema de origen amerindio /š/ que es propio del centro, de la
región yucateca y de Chiapas; y es discutible la delimitación de la zona
meridional basada fundamentalmente en el sustrato indígena (Lope Blanch 2). Por
otro lado, la debilitación de “y”
intervocálica no solamente se da en el Norte como refiere el profesor
dominicano, sino que también se presenta en el Sur, en Chiapas y en la costa
del Golfo de México; y las peculiaridades fonéticas responden más a la
estratificación sociocultural que a “la diversidad geográfica”, como sucede con
el caso de la velarización parcial sin des-labialización de la f- inicial de palabra (3). Finalmente, la
“y” rehilante no sólo se produce en
Puebla, Orizaba y Oaxaca como indica el investigador dominicano, sino también
en el Estado de México y en el Distrito Federal; y la articulación velarizada
de la “n” en final de palabra no sólo
se presenta en Chiapas como apunta Henríquez Ureña, sino que también ocurre en
gran parte del país (3).
2. Aportaciones
del estudio de Henríquez Ureña
Las principales aportaciones del investigador dominicano en
su estudio son el descubrimiento del consonantismo fuerte y de la debilitación
vocálica en la región del altiplano mexicano; y el registro de la vocalización
clara y la debilidad consonántica en las zonas costeñas bajas (Lope Blanch 3). Asimismo,
es muy significativo el descubrimiento de que los cortes glóticos y de las “consonantes
heridas” tan propios de Yucatán se deben a la influencia del “adstrato” maya; y
resalta la idea de la supervivencia del voseo en Chiapas y “tal vez en parte de
Tabasco” (3). Finalmente, sobresale en dicho estudio de 1921 la comparación y el
contraste entre la articulación dental, convexa, aguda y larga de la /s/ en la altiplanicie central frente a
las articulaciones más relajadas o aspiradas de otras zonas del país (3).
II ESTUDIO “LAS
ZONAS DIALECTALES DE MÉXICO”
1. Circunstancias y
características generales
Este estudio dialectal constaba de tres etapas y fue
desarrollado por un grupo de investigadores del Centro de Estudios Lingüísticos
y Literarios del Colegio de México, entre los que se cuentan Raúl Ávila, María
Teresa Piñeros, Gloria Ruiz de Bravo, Beatriz Garza, Ana Bertha Gorovich, José
Moreno de Alba, Antonio Millán y otros más. La primera se llevó a cabo en 1967,
la segunda ocurrió entre 1968 y 1969 y la tercera se implementaría en 1970.
En la primera etapa, se sondearon veinte poblaciones de
México, se encuestó a un promedio de seis informantes por cada población, se
grabaron entre nueve y diez horas en cada localidad como promedio y se incluyeron
decenas de poblaciones, tales como La
Paz, Hermosillo, Chihuahua, Culiacán, Durango, Monterrey, San Luis Potosí,
Colima, Huasca (Hidalgo), Veracruz, Tecpan (Guerrero), Juchitán (Oaxaca),
Valladolid (Yucatán) y otras más.
En la segunda etapa, se visitaron otras treinta
poblaciones, se grabó un promedio de dos horas de conversación libre a razón de
media hora por informante y se incluyeron diversas poblaciones, tales como Mérida,
Villahermosa, Campeche, Ciudad del Carmen, Querétaro, León, Tampico, Mazatlán, Álamos
(Sonora), Valle de Allende (Chihuahua) y otras más.
Ambas etapas comprendían hechos fonéticos,
morfosintácticos y lexicológicos. La tercera etapa no está incluida en el
citado artículo de Lope Blanch. En total, se proyectaba cubrir trescientas
localidades de México en las tres etapas.
Por otro lado, las encuestas de ambas etapas se componían
de conversaciones libres con cuatro informantes por cada localidad, las cuales
se grabaron en cintas magnetofónicas. Además, se incluían dos resúmenes
sistemáticos: El del habla individual de cada informante y el de la norma común
de cada población.
En el aspecto léxico, los investigadores determinaron que
fueran conceptos generales en el país, fáciles de preguntar, generadores de
información suficiente, referentes a conceptos antiguos o tradicionales, sin
respuesta subjetiva y sin base sociocultural más que geográfica, carentes de
fetichismos o tabúes, según refiere Lope Blanch (9).
2. Lista
de fenómenos fonéticos percibidos en las dos primeras etapas
En total, Lope Blanch hace un recuento
de dieciséis fenómenos fonéticos más productivos registrados en todas las
poblaciones y regiones donde los investigadores de El Colegio de México
trabajaron entre 1967 y 1969. Estos fenómenos son los siguientes:
2.1 Tensión vocálica en zonas de vocales abiertas y zonas
de vocales débiles o perdidas.
2.2 Timbre: a) Cierre de ciertas vocales (v. gr. “e” y “o”) al final de palabra; b) abertura vocálica en otras zonas por aspiración
o pérdida de –s final por algunas
consonantes trabantes, ya sea libre o condicionada.
2.3 Ensordecimiento vocálico: “i” en “capitán” (entre consonantes) y “a” en “mucha” (posición de vocal en la palabra).
2.4 Nasalización intensa.
2.5 Alargamientos notables de las vocales tónicas.
2.6 Tratamiento de los hiatos: “Peor”> “pior” por
diptongación y “Baúl” > “bául” por traslación de acento.
2.7 Articulación de oclusivas sonoras, tales como la “d”: Eliminación (“cansao”),
debilitamiento (“cansado”) o permanencia (“cansado”) de oclusivas.
2.8 Situación de oclusivas sordas implosivas en grupos
cultos y final de palabra.
2.9 Tratamiento de la /s/
implosiva o explosiva como aspiración y desaparición.
2.10 Fonema /x/
mantenido en forma velar, palatalizado o aspirado.
2.11 Fonema /ch/:
Medio o adelantado; grado de adherencia y duración relativa de los momentos
oclusivo y fricativo; lenición.
2.1 Fonema /f/: Labiodental o bilabial; tensión;
comportamiento ante /w/.
2.13 Fonema /y/:
Normal, rehilado y abierto; intervocálico, inicial o tras “s”, “n” y otras
consonantes.
2.14 Fonema /f/:
Vibrante o asibilado, ya sonoro, ya ensordecido; velarización.
2.15 Asimilación de –r
implosiva: [pella].
2.16 Tratamiento de –n
al final de palabra: Alveolar, velarizada o relajada.
En conclusión, “Las zonas dialectales de México” de Juan
M. Lope Blanch es un interesante, bien explicado y bien documentado artículo
sobre los dialectos de México propios de las diferentes zonas geográficas.
Primeramente, analiza detenidamente el ensayo “Observaciones del español en
América” de Pedro Henríquez Ureña, destacando sus limitaciones y aportaciones, dentro
del contexto de la dialectología hispanoamericana. En segundo lugar, expone detalladamente
los planes, los métodos científicos y la organización del equipo de investigadores
para recolectar las numerosas muestras de las hablas dialectales en decenas de poblaciones
de seis regiones de la República Mexicana En tercer lugar, muestra los
resultados de las investigaciones dialectológicas realizadas por El Colegio de
México en las primeras dos etapas, la de 1967 y la de 1968-1969.[3] En cuarto
lugar, explica las diferentes variantes fonéticas, morfosintácticas y lexicográficas
propias de cada zona dialectal de México, utilizando un lenguaje técnico apropiado.
Tras las tres etapas de esta importante investigación dialectológica,
se podrían determinar de manera más integral las principales variedades
dialectales de México con sus rasgos fonéticos, morfosintácticos y lexicológicos
y también se podrían armar “los atlas lingüísticos y etnográficos regionales de
cada una de las zonas dialectales que hayamos llegado a delimitar.” (Lope Blanch
11). En especial, el artículo de Lope Blanch detalla las realizaciones
fonéticas en diferentes regiones geográficas de México, para establecer las más
importantes zonas dialectales de dicho país.
Obras
citadas
Henríquez Ureña, Pedro. “Observaciones sobre el español
en América.” RFE 8 (1921):
357-390.
Lope Blanch, Juan M. “Las zonas dialectales de México.” Nueva
Revista de Filología
Hispánica
19.1 (1970): 1-11.
[1] Henríquez Ureña mantuvo esta
“división provisional del territorio lingüístico mexicano” en su artículo
“Mutilaciones articulatorias en el habla popular” publicado en BDH (Vol.
4 (1938): 334-341), según Lope Blanch (1).
[2] Peter Boyd-Bowman
dividió la zona central en cinco zonas en 1960: El Valle de México, el Oriente,
el Bajío, el Norte y el Occidente (citado por Lope Blanch 2).
[3] La tercera etapa de la investigación sobre las zonas dialectales de México
empezaría en 1970 y terminaría cuatro o cinco años después, según informa Lope Blanch.
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