lunes, 2 de mayo de 2016

RESENA CRITICA DE "LAS ZONAS DIALECTALES DE MEXICO" DE JUAN M. LOPE BLANCH

RESEÑA CRÍTICA DE “LAS ZONAS DIALECTALES DE MÉXICO” DE JUAN M. LOPE BLANCH


ÓSCAR ROBLES


En “Las zonas dialectales de México”, Juan M. Lope Blanch expuso los resultados de dos de las tres etapas de la investigación dialectológica que promovió El Colegio de México entre 1967 y 1969. Con este estudio, descubrió los usos dialectales más frecuentes en dicho país en los niveles fonético, morfosintáctico y lexicológico. La presente reseña examina el texto de Lope Blanch, exponiendo sus aportaciones y sus limitaciones. Para tales propósitos, esta reseña se divide en dos secciones generales: El estudio dialectal de Pedro Henríquez Ureña de 1920 y el estudio dialectal del Colegio de México de 1971. 


I ANÁLISIS DEL ESTUDIO DE PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA POR PARTE DE JUAN M. LOPE BLANCH



El antecedente más importante del texto de Lope Blanch es “Observaciones sobre el español en América” (1921)[1] del dominicano Pedro Henríquez Ureña. Este estudio dialectal tiene muchas limitaciones porque apenas nacía esta clase de estudios en México, justo en el primer tercio del siglo XX. En particular, el investigador dominicano es el iniciador de la dialectología hispanoamericana moderna, según Lope Blanch. En especial, Henríquez Ureña dividió a México en seis zonas dialectales y encontró diversas variantes lingüísticas relevantes en cada zona.

1. Zonas dialectales de México[2]

1. NORTE

Estados: Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y la mayor parte de Tamaulipas (Ver zona con rayas rojas en mapa).
Rasgos fonéticos: Emisión vigorosa, de tempo rápido y tono relativamente grave; plenitud de las vocales; y debilitamiento de las consonantes, especialmente en el caso de la /y/ caediza junto a /i/ (v. gr. “amarillo”> “amarío”) y de la /s/, la cual es menos aguda y menos larga que la del altiplano, sin llegar a relajarse (Lope Blanch 1).

2. CENTRO

Estados: Aguascalientes, Colima, Distrito Federal, Guanajuato,Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Nayarit, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala, las tierras altas de Veracruz y Zacatecas (Ver zona con rayas verdes en mapa).
Rasgos fonéticos: Emisión poco vigorosa, de tempo lento y tono agudo; tendencia al timbre cerrado de las vocales que en posición átona se debilitan hasta desaparecer; diptongación de hiatos: “Peor”> “pior”; articulación precisa de consonantes, con fuerte tensión, inclusive en posición final; y, finalmente, la conservación de grupos cultos: “Observar” y “aceptar”, “lección” y otros (Lope Blanch 1).

3. COSTA DEL GOLFO

Estados: Campeche, Tabasco, tierras bajas de Veracruz y una parte de Tamaulipas (Ver zona con rayas violetas en mapa).
Rasgos fonéticos: Fuerte emisión oral con tempo animado y tono agudo; vocales llenas; y consonantes débiles sobre todo en final de sílaba: j /x/ intervocálica, debilitada y reducida a una aspiración faríngea (Lope Blanch 2).

4. SUR

          Estados: Guerrero, Morelos y Oaxaca (Ver zona de cuadros rojos en mapa).
          Rasgos fonéticos: Debilitamiento de /y/ con rehilamiento en Oaxaca, Orizaba y Puebla; y, finalmente, aspiración de –s al final de sílaba (Lope Blanch 2).

5. REGIÓN YUCATECA

          Estados: Quintana Roo y Yucatán (Ver zona amarilla con puntos negros en mapa).
Rasgos fonéticos: Cortes glóticos y “letras heridas” tan propias de esta zona (Lope Blanch 2).

6. CHIAPAS

Estados: Chiapas (Ver zona con rayas negras gruesas en mapa).
        Rasgos fonéticos: Voseo (uso de los pronombres derivados de “vosotros”) y, tal vez, velarización de la –n al final de palabra (Lope Blanch 2).


LAS SEIS ZONAS DIALECTALES DE MEXICO (1921), SEGUN PEDRO HENRIQUEZ URENA

2. Limitaciones del estudio de Henríquez Ureña

En general, los resultados de “Observaciones sobre el español en América” son consideraciones inseguras e ineficientes. Especialmente, hay imprecisión en el fonema de origen amerindio /š/ que es propio del centro, de la región yucateca y de Chiapas; y es discutible la delimitación de la zona meridional basada fundamentalmente en el sustrato indígena (Lope Blanch 2). Por otro lado, la debilitación de “y” intervocálica no solamente se da en el Norte como refiere el profesor dominicano, sino que también se presenta en el Sur, en Chiapas y en la costa del Golfo de México; y las peculiaridades fonéticas responden más a la estratificación sociocultural que a “la diversidad geográfica”, como sucede con el caso de la velarización parcial sin des-labialización de la f- inicial de palabra (3). Finalmente, la “y” rehilante no sólo se produce en Puebla, Orizaba y Oaxaca como indica el investigador dominicano, sino también en el Estado de México y en el Distrito Federal; y la articulación velarizada de la “n” en final de palabra no sólo se presenta en Chiapas como apunta Henríquez Ureña, sino que también ocurre en gran parte del país (3).


2. Aportaciones del estudio de Henríquez Ureña

Las principales aportaciones del investigador dominicano en su estudio son el descubrimiento del consonantismo fuerte y de la debilitación vocálica en la región del altiplano mexicano; y el registro de la vocalización clara y la debilidad consonántica en las zonas costeñas bajas (Lope Blanch 3). Asimismo, es muy significativo el descubrimiento de que los cortes glóticos y de las “consonantes heridas” tan propios de Yucatán se deben a la influencia del “adstrato” maya; y resalta la idea de la supervivencia del voseo en Chiapas y “tal vez en parte de Tabasco” (3). Finalmente, sobresale en dicho estudio de 1921 la comparación y el contraste entre la articulación dental, convexa, aguda y larga de la /s/ en la altiplanicie central frente a las articulaciones más relajadas o aspiradas de otras zonas del país (3).


II ESTUDIO “LAS ZONAS DIALECTALES DE MÉXICO

1.  Circunstancias y características generales

Este estudio dialectal constaba de tres etapas y fue desarrollado por un grupo de investigadores del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del Colegio de México, entre los que se cuentan Raúl Ávila, María Teresa Piñeros, Gloria Ruiz de Bravo, Beatriz Garza, Ana Bertha Gorovich, José Moreno de Alba, Antonio Millán y otros más. La primera se llevó a cabo en 1967, la segunda ocurrió entre 1968 y 1969 y la tercera se implementaría en 1970.
En la primera etapa, se sondearon veinte poblaciones de México, se encuestó a un promedio de seis informantes por cada población, se grabaron entre nueve y diez horas en cada localidad como promedio y se incluyeron decenas de poblaciones, tales como  La Paz, Hermosillo, Chihuahua, Culiacán, Durango, Monterrey, San Luis Potosí, Colima, Huasca (Hidalgo), Veracruz, Tecpan (Guerrero), Juchitán (Oaxaca), Valladolid (Yucatán) y otras más.
En la segunda etapa, se visitaron otras treinta poblaciones, se grabó un promedio de dos horas de conversación libre a razón de media hora por informante y se incluyeron diversas poblaciones, tales como Mérida, Villahermosa, Campeche, Ciudad del Carmen, Querétaro, León, Tampico, Mazatlán, Álamos (Sonora), Valle de Allende (Chihuahua) y otras más.
Ambas etapas comprendían hechos fonéticos, morfosintácticos y lexicológicos. La tercera etapa no está incluida en el citado artículo de Lope Blanch. En total, se proyectaba cubrir trescientas localidades de México en las tres etapas.
Por otro lado, las encuestas de ambas etapas se componían de conversaciones libres con cuatro informantes por cada localidad, las cuales se grabaron en cintas magnetofónicas. Además, se incluían dos resúmenes sistemáticos: El del habla individual de cada informante y el de la norma común de cada población.
En el aspecto léxico, los investigadores determinaron que fueran conceptos generales en el país, fáciles de preguntar, generadores de información suficiente, referentes a conceptos antiguos o tradicionales, sin respuesta subjetiva y sin base sociocultural más que geográfica, carentes de fetichismos o tabúes, según refiere Lope Blanch (9).

2. Lista de fenómenos fonéticos percibidos en las dos primeras etapas

         En total, Lope Blanch hace un recuento de dieciséis fenómenos fonéticos más productivos registrados en todas las poblaciones y regiones donde los investigadores de El Colegio de México trabajaron entre 1967 y 1969. Estos fenómenos son los siguientes:
2.1 Tensión vocálica en zonas de vocales abiertas y zonas de vocales débiles o perdidas.
2.2 Timbre: a) Cierre de ciertas vocales (v. gr. “e” y “o”) al final de palabra; b) abertura vocálica en otras zonas por aspiración o pérdida de –s final por algunas consonantes trabantes, ya sea libre o condicionada.
2.3 Ensordecimiento vocálico: “i” en “capitán” (entre consonantes) y “a” en “mucha” (posición de vocal en la palabra).
2.4 Nasalización intensa.
2.5 Alargamientos notables de las vocales tónicas.
2.6 Tratamiento de los hiatos: “Peor”> “pior” por diptongación y “Baúl” > “bául” por traslación de acento.
2.7 Articulación de oclusivas sonoras, tales como la “d”: Eliminación (“cansao”), debilitamiento (“cansado”) o permanencia (“cansado”) de oclusivas.
2.8 Situación de oclusivas sordas implosivas en grupos cultos y final de palabra.
2.9 Tratamiento de la /s/ implosiva o explosiva como aspiración y desaparición.
2.10 Fonema /x/ mantenido en forma velar, palatalizado o aspirado.
2.11 Fonema /ch/: Medio o adelantado; grado de adherencia y duración relativa de los momentos oclusivo y fricativo; lenición.
2.1 Fonema /f/: Labiodental o bilabial; tensión; comportamiento ante /w/.
2.13 Fonema /y/: Normal, rehilado y abierto; intervocálico, inicial o tras “s”, “n” y otras consonantes.  
2.14 Fonema /f/: Vibrante o asibilado, ya sonoro, ya ensordecido; velarización.
2.15 Asimilación de –r implosiva: [pella].
2.16 Tratamiento de –n al final de palabra: Alveolar, velarizada o relajada.

En conclusión, “Las zonas dialectales de México” de Juan M. Lope Blanch es un interesante, bien explicado y bien documentado artículo sobre los dialectos de México propios de las diferentes zonas geográficas. Primeramente, analiza detenidamente el ensayo “Observaciones del español en América” de Pedro Henríquez Ureña, destacando sus limitaciones y aportaciones, dentro del contexto de la dialectología hispanoamericana. En segundo lugar, expone detalladamente los planes, los métodos científicos y la organización del equipo de investigadores para recolectar las numerosas muestras de las hablas dialectales en decenas de poblaciones de seis regiones de la República Mexicana En tercer lugar, muestra los resultados de las investigaciones dialectológicas realizadas por El Colegio de México en las primeras dos etapas, la de 1967 y la de 1968-1969.[3] En cuarto lugar, explica las diferentes variantes fonéticas, morfosintácticas y lexicográficas propias de cada zona dialectal de México, utilizando un lenguaje técnico apropiado.  
Tras las tres etapas de esta importante investigación dialectológica, se podrían determinar de manera más integral las principales variedades dialectales de México con sus rasgos fonéticos, morfosintácticos y lexicológicos y también se podrían armar “los atlas lingüísticos y etnográficos regionales de cada una de las zonas dialectales que hayamos llegado a delimitar.” (Lope Blanch 11). En especial, el artículo de Lope Blanch detalla las realizaciones fonéticas en diferentes regiones geográficas de México, para establecer las más importantes zonas dialectales de dicho país.



Obras citadas
Henríquez Ureña, Pedro. “Observaciones sobre el español en América.” RFE 8 (1921):
357-390.
Lope Blanch, Juan M. “Las zonas dialectales de México.” Nueva Revista de Filología
Hispánica 19.1 (1970): 1-11.






[1] Henríquez Ureña mantuvo esta “división provisional del territorio lingüístico mexicano” en su artículo “Mutilaciones articulatorias en el habla popular” publicado en BDH (Vol. 4 (1938): 334-341), según Lope Blanch (1).

[2] Peter Boyd-Bowman dividió la zona central en cinco zonas en 1960: El Valle de México, el Oriente, el Bajío, el Norte y el Occidente (citado por Lope Blanch 2).

[3] La tercera etapa de la investigación sobre las zonas dialectales de México empezaría en 1970 y terminaría cuatro o cinco años después, según informa Lope Blanch.

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