LOS TESTIGOS DE
JEHOVÁ: A LA BÚSQUEDA
DE LA ESPIRITUALIDAD VERDADERA EN UN MUNDO MATERIALISTA
ÓSCAR ROBLES
Hablan
del fin del mundo, de la degradación moral en esta ciudad de Chihuahua y en el
mundo, de las bondades de su religión, de la lectura directa y la sabiduría de La
Biblia, esa fuente inmensa de historia, literatura y religión. Predican
espiritualidad en las calles, como caminantes o viajeros.
En el Parque Infantil ―dulce verdura,
tiernos cantos de pájaros, primavera de abril―, se sientan a conversar conmigo
un hombre joven, de rostro limpio, y un hombre maduro, de bigote y cabello
canosos, los dos investidos en camisa verde uno y blanca el otro, corbatas,
elegantes pantalones de poliéster, pulcros, finos, educados, conversadores.
Uno siente de inmediato la energía
espiritual buena en esos hombres de religión verdadera, más allá de los
ritualismos excesivos y repetitivos de otras religiones y de las falsas fiestas
de los falsos creyentes (bautizo o boda, borrachera segura).
Me regalan una revista, me muestra una Biblia pequeña, manual, erudita, con
múltiples notas en las páginas de los libros y un nutrido índice de nombres y
palabras al final de la misma. Biblia mágica y bella.
Los dos predicadores ambulantes
confiesan que tienen problemas con vecinos alcohólicos y “bullies” o provocadores
de violencia perversa, los dos grandes males de la sociedad chihuahuense y
mexicana, entre 2008 y 2016. Dicen que están muy tristes con la degradación
moral de esta sociedad, excesivamente violenta, materialista y viciosa,
ocurrida en los últimos diez años.
Los
Testigos de Jehová es una secta o religión grande, contaban hasta 2015 con
ocho millones de miembros en el mundo y tienen su sede en Brooklyn, Nueva York.
Publican revistas y libros financiados con las subvenciones voluntarias
aportadas por los miembros de dicha religión.
El más joven de los predicadores me
muestra un fragmento muy revelador del Evangelio
según San Mateo sobre la crisis de la sociedad, previa a la creación de un
mundo de paz gracias a la venida redentora de Jesucristo.
Disfrutamos los tres de reflexiones
sociales y religiosas en medio de los árboles del parque, los arrullos de los
pájaros, de los niños del kínder que pasan por la calle.
Los dos predicadores son gente limpia
de espíritu, llena de paz, llena de fe. Se les ve en sus ojos buenos, blandos y
generosos. Comparten un trozo del pan de la religión y lo saboreo ricamente.
Predican su fe con lecturas profundas y
gran sabiduría humana, dentro de una sociedad corrupta, criminal, ilegal y
violenta, como la mexicana de estos tiempos del siglo XXI, desde los años de la
Recesión Económica mundial hasta la fecha.
Los
Testigos de Jehová forman parte de una “secta fundada en los Estados Unidos
en 1874 por C. Taze Russel” (“Jehová, testigos de”. Pequeño Larousse
ilustrado. Ed. Ramón Pelayo y Gross. México: Ediciones Larousse, 1991.)
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