UNA NUEVA PERSPECTIVA DE PROGRESO EN MEXICO EN EL SIGLO XXI

UNA NUEVA PERSPECTIVA DE PROGRESO EN MÉXICO EN EL SIGLO XXI

 

Por ÓSCAR ROBLES

 

Las pensiones para adultos mayores en México funcionan como indemnizaciones no oficiales para los ciudadanos desempleados que no alcanzaron a jubilarse bajo el Seguro Social y el ISSSTE. 

De esta forma, el insuficiente sistema capitalista global-neoliberal entrega bimensualmente cantidades de dinero muy exiguas a miles de marginados del circuito laboral formal, por medio de sus gobiernos federales y con pensiones muy bajas para sobrevivir en tiempos de crisis económicas e inflación elevada. En este tiempo de populismo y recesiones, los nutridos programas sociales de los gobiernos mexicanos indican que numerosos mexicanos y mexicanas han padecido discriminaciones de edad, sexo, experiencia laboral y conocimientos computacionales, entre 1990 y 2023. Es absurdo que, por tener 35-50 años de edad, una buena cantidad de empresas elimine a muchas personas de la posibilidad de ocupar puestos laborales formales. 

     Hay que crear nuevas modalidades de trabajo (medios tiempos, contrato de personas que vivan cerca de los negocios), para democratizar el sistema laboral. 

Por otro lado, una cierta cantidad de negocios explota laboralmente a millones de trabajadores en medio de ciudades grandes que padecen caos urbano, smog, ruido, exceso de automotores en espacios reducidos y distancias enormes entre hogares y negocios, entre otros problemas graves que afectan la salud física y mental de los ciudadanos y aumentan los riesgos de muerte por accidente vial, acto criminal y males cardiacos. 

En el fondo de este contexto conflictivo, se ve que el sistema capitalista mexicano, con su perfil "salvaje", no puede crear suficientes empleos, bien pagados, con apropiadas y nuevas prestaciones sociales (bonos de transporte colectivo y de alimentos, seguro funerario, centros deportivos en instalaciones de trabajo, por ejemplo), horarios de trabajo adecuados y transporte colectivo moderno. 

Tampoco los gobiernos federal, estatales y municipales construyeron la adecuada infraestructura urbana para crear bienestar social. Los mexicanos y mexicanas laboraban un promedio de 47 horas por semana, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE). 

 Deben descentralizar las ciudades grandes, moviendo las inversiones privadas y estatales a ciudades pequeñas y edificando infraestructura urbana en dichas poblaciones. Por ello, se requieren gobiernos y personas visionarias y educadas en altas escuelas y, sobre todo, se necesita una vigorosa y extendida educación en ciencias y humanidades, para que los mexicanos adquieran informaciones necesarias para vivir y sobrevivir en el siglo XXI (medio ambiente, salud, economía, etc.). 

Los mexicanos del siglo XXI se han imbuido en mayor escala en la cultura consumista del capitalismo y la superficial “cultura chatarra”, que produce una parte de los poderosos negocios que suministran entretenimiento en exceso en los medios digitales. Sin embargo, los gobiernos “remediales” y “temporales” prolongan los problemas, las crisis y los estancamientos. Hay que lograr un eficaz reparto de la riqueza. Principalmente, se debe extender el bienestar social a los casi 132 millones de mexicanos y mexicanas.