Como Tucson, la ciudad de Chihuahua rebasa el millón de habitantes. Por ello, gobierno, empresarios, escuelas y organizaciones civiles deben construir un acuario y un zoológico, para que los niños y adultos disfruten de la fauna y la flora. Mujeres y hombres y jóvenes y viejos requieren descansar con cierta frecuencia de tanto ajetreo y tensión nerviosa, provocado por una caótica y compleja urbe industrial repleta de maquinas automotoras, esmog, ruido y tráfico excesivo.
Los chihuahuenses necesitan reposar de tanto desarrollo material y materialista del capitalismo global de las últimas tres décadas. Aun más: necesitan más parques con abundante vegetación.
Construir avenidas, edificios y distribuidores viales ha sido la tarea costosa de todos los gobiernos municipales durante el siglo XXI, para mover productos, servicios y fuerza laboral. Por eso, los ciudadanos se han “maquinizado” en exceso y han generado productividad, riqueza, consumismo y diversión y hasta vicio, crimen y violencia trepados sobre los carros, camiones y camionetas.
Ahora, hay que curar y mover los espíritus con más naturaleza.
La naturaleza enriquecería el dominante perfil del consumismo y el “diversionismo” generado por “la civilización del espectáculo” y la excesiva comercialización. El agua es el problema para vencer.
La cultura es otro capítulo aparte: la cultura profunda, científica y humanística.
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