Como oyente lírico de la sentida imploración, Dios aparece invocado cinco veces en los versículos 2, 4, 7 y 9, mediante diversas aposiciones sustantivas. Además, el salmo contiene interesantes referencias a Dios con distintas frases de respeto, todas las cuales exaltan a la figura divina. Por ejemplo, incluye “Señor”, “Dios” y “el Nombre del Altísimo”.
En general, la defensa del justo y la aplicación de la justicia permean todo el salmo e incluyen referencias guerreras. Especialmente, los tipos de armas de la antigüedad implican lucha y enfrentamiento entre humanos y de Dios contra los malvados.
En contraste con la primera parte dedicada a la prueba de inocencia, la segunda parte describe las diferentes estrategias y armas de los malvados en diferentes versículos. Así, el hablante poético señala que estos enemigos suyos portan “armas mortíferas y flechas encendidas” y cavan fosas como trampas. Esencialmente, destaca las armas de Dios mediante imágenes poéticas. Por ejemplo, Dios es “el escudo que me cubre”, apunta el creyente fiel [Salmo 7: 11]. También, las armas del Supremo Creador son metafóricamente “su espada afilada, su arco tenso y la flecha apuntando” [Salmo 7: 13].
En conjunto, el Salmo 7 resalta, pues, la justicia divina. Por un lado, el hablante poético considera que Dios “salva a los de recto corazón” y “es un juez justo, atento siempre para castigar” [Salmo 7: 11, 12]. Por otro, el versículo final expresa la confianza del creyente inocente en la fuerza de Dios: “Yo alabaré al Señor por su justicia y cantaré al Nombre del Altísimo” [Salmo 7: 18].
La reflexión profunda sobre este salmo puede conectarse con la gran maldad que domina el mundo y México en el presente siglo. Los criminales y los corruptos son grandes pecadores en el contexto actual y se apartan de la religión cristiana y de toda forma de espiritualidad y moralidad. Dejan de ser humanos, personas, para convertirse en animales y máquinas obsesionadas con la violencia, el vicio, la envidia y la ambición desmedida. Todos esos transgresores de las leyes del Estado y de Dios roban, matan y esquilman a los verdaderos cristianos y ciudadanos responsables de la nación azteca, durante el siglo XXI.
Sin embargo, los auténticos creyentes en Dios deben orar frecuentemente y recurrir a los salmos para pedir la protección del Supremo Creador. Por este motivo, el Salmo 7 trae fe y esperanza a todas esas víctimas de los numerosos malvados del nuevo milenio. Es necesaria recuperar el humanismo y la espiritualidad en medio de este mundo materialista, consumista y criminal.
Obras citadas
La Biblia. 41ª ed. Madrid: Editorial Verbo Divino, 2002.
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