Por este alto contenido doloroso, el Salmo 6 es verdaderamente dramático y conmovedor. Todo este texto bíblico del Antiguo Testamento puede aplicarse a los actuales enfermos de Coronavirus y de otros padecimientos crónicos si se transfiere su mensaje básico y universal al siglo XXI. A la vez, este salmo denuncia el papel principal de los malvados en dicha enfermedad. Por este motivo, el enfermo pide castigo para todos ellos.
Destaca en el salmo una pregunta que envuelve a la muerte, justo hacia la mitad del poema.
En conjunto, el texto refiere a Dios la presencia constante de la muerte en una sociedad destructiva y tanática: “Pues, ¿quién se acordará de ti entre los muertos? ¿Quién te alabará donde reina la muerte?” [Salmo 6: 6].
Como puede observarse, este salmo es intemporal y universal, como todos los ciento cincuenta salmos del Antiguo Testamento. Su asunto adquiere gran actualidad dentro de un país marcado por el crimen, la violencia y la muerte por diversas causas: pandemia, asesinato, accidentes automovilísticos, diabetes, obesidad e hipertensión arterial. Es una nación hispanoamericana que ha perdido su vitalidad y modernidad por causas internas y externas.
A pesar del tema central de la enfermedad física, el Salmo 6 responsabiliza a los malvados por las dolencias que padece el hablante poético, mediante una vigorosa exclamación que cierra este poema lírico antiguo: “¡Que todos mis contrarios se confundan, y no puedan reponerse, que en un instante se aparten, llenos de vergüenza!” [Salmo 6: 11].
En suma, la queja del creyente enfermo puede funcionar como un arquetipo para definir los problemas de un país entero. Así pues, el Mal y los malvados provocan la pérdida de la salud personal y la paz de una sociedad. Por extensión, los que se guían por el demonio deterioran el bienestar social y provocan el estancamiento económico y cultural dentro de una comunidad y una nación, según este importante salmo.
Por eso, es importante invocar a Dios y rezar cada día para que se restaure el bien, el progreso y el camino de la civilización occidental hacia una mejor vida comunitaria. Por ello, es esencial rescatar la religión y la espiritualidad auténtica, en medio de un materialismo recalcitrante que finca la felicidad en el consumismo, la diversión exagerada y la omnipresente violencia física y verbal.
El lenguaje y las historias de La Biblia pueden educar, culturizar y modelar positivamente los mensajes orales y escritos que se vierten cada día en el espacio de una nación. Hay que leerla cotidianamente. Así, disminuirán las enfermedades físicas y mentales y se controlará la expansión del Mal.
La ingobernabilidad general y la falta de espiritualidad indican claramente el dominio del mal, el dominio del demonio. Numerosos ciudadanos mexicanos no trabajan para la paz, la salud y la comunidad y, por ello, la patria navega en la pobreza, la ignorancia, el vicio y la violencia.
Obras citadas
La Biblia. 41ª ed. Madrid: Editorial Verbo Divino, 2002.
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