TEMPLO DE SAN FRANCISCO: EL MÁS ANTIGUO EN LA CIUDAD DE CHIHUAHUA
ÓSCAR ROBLES
Su construcción es sencilla, sólida y sobria. Sus pesados y simples y albos muros de adobe y de cantera evocan la vida básica y humilde que tenían los monjes de las antiguas órdenes franciscanas que recorrieron el norte de la Nueva España, desarrollando su misión cristiana durante la Colonia Española, lejos de Tierra Adentro.
Comenzó a erigirse doce años después de haber sido fundada en 1709 la villa de San Francisco de Cuéllar, así que es el templo más antiguo de la ciudad de Chihuahua. Especialmente, sus destellantes paredes blancas adquieren una belleza única, resplandeciente y poderosa bajo el imponente sol de Chihuahua: El blancor sublime acariciado por los rayos solares.
Adentro, sus muros gruesos, su silencio, sus sombras suaves envuelven al feligrés en una atmósfera propia para la sentida y honda oración: Para desplegar una espiritualidad profunda y auténtica.
En el altar mayor, sobresalen algunas esculturas hermosas y armónicas: Al centro, la Virgen del Rosario resalta con su vestimenta amarilla y café; a la derecha, San Francisco de Asís, con su hábito marrón oscuro propio de la orden de los franciscanos; a la izquierda, Santo Domingo de Guzmán, con su clásico hábito blanco con café.
Debajo de estas tres efigies, aparece la figura de un bello Cristo desnudo y de cuerpo amarillo en la cruz, con los brazos abiertos celebrando el triunfo de la Resurrección. Es una pequeña escultura, de madera, con marcada hechura artística contemporánea y más reciente que las otras efigies religiosas. Es notoria la alegría de su figura y su color. A los lados de los santos, están dos cuadros pequeños recién restaurados, con imágenes de ángeles.
Dos altares laterales de profusa decoración barroca complementan el altar principal. A la izquierda del templo, la escultura de Jesucristo domina al centro. En este altar, descuella la efigie mediana de la Virgen de Fátima, con su corona de estrellas hecha en metal, toda ella investida con su clásica vestimenta de tela blanca y de color azul cielo. Está tallada esta imagen con finos pliegues en el vestido y una impecable belleza femenina y pura de rostro.
Tres cuadros se hallan en las paredes laterales, casi al centro del templo: A la izquierda, engalana el muro una pequeña pintura con la Virgen de los Pastores rodeada de albas ovejas y palomas; en este preciso muro, se ve la obra con un San José de manto verde y capa amarilla, cargando al Niño Jesús, cuya imagen luminosa, blanca y sagrada contrasta con el tono oscuro que domina la pintura y con la figura viril de su padre; finalmente, a la derecha del templo, sobresale la pintura de Cristo (manto blanco, capa roja encarnada) y la Virgen María (manto blanco, capa azul) rebosando una gran belleza sagrada y artística, tras la restauración que se hizo de la misma hace poco tiempo. Ambos, madre e hijo, están sentados adentro de su casa con paredes descubiertas al frente. Afuera de la choza, una niña carga jarrones y se acerca a los dos personajes sagrados centrales de dicho cuadro. Debajo de esta escena central, un santo aparece asomando su rostro y su pecho. Esta tercera pintura traza con singular y delicada belleza alba los rostros de Cristo y la Virgen María, rostros altamente idealizados.
El Templo de San Francisco está ligado profundamente a la fe de los chihuahuenses y a la historia de México. En particular, su edificio resguardó los restos del cura Miguel Hidalgo y Costilla, uno de los iniciadores de la Independencia de México en 1810.
En 2014, el templo fue restaurado con fondos privados y públicos y una gran cooperación de la comunidad católica de la ciudad, lo cual es un buen signo de los nuevos tiempos chihuahuenses que van dejando paso a paso el oscuro tiempo del crimen, la violencia, la arrogancia y el materialismo vacuo de principios del siglo XXI. Por ello, su imponente sobriedad y su mágica blancura emergen en la Plaza Mayor desde la lejanía, simbolizando el nuevo vigor del Cristianismo y una nueva espiritualidad para reconstruir la fe de los mexicanos. Se ve como un paraíso de la fe, con su color de vida y pureza: El blanco resplandeciente de insaciable sol, color esencial, el verdadero color de las almas de los auténticos chihuahuenses.
Este preciado templo se ubica en la calle Libertad de la Zona Centro, muy cerca de la Plaza Mayor, justo en el corazón del Centro Histórico de la ciudad de Chihuahua. Fue construido entre 1726 y 1741, es el edificio religioso más antiguo de la capital del Estado de Chihuahua y su advocante es San Francisco de Asís, el santo y el místico italiano de la Época Medieval (“Templo”).
Obras citadas
“Templo de San Francisco de Asís (Chihuahua).” Wikipedia. La enciclopedia libre.
21 mayo 2015. A Wikimedia Project. 9 septiembre 2015. <http://es.wikipedia.org/wiki/Templo_de_San_Francisco_de_Asis_(Chihuahua)>.
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