MÁS Y MEJORES UNIVERSIDADES EN CIUDADES MEXICANAS PEQUEÑAS
¿Por qué no construir más y mejores universidades en
ciudades pequeñas de México? Así, los empresarios grandes, medianos y pequeños edificarían
comercios, restaurantes, complejos de apartamentos, tiendas de conveniencia y
moteles para los estudiantes universitarios y sus familias.
Los jóvenes
universitarios, los profesores y el personal administrativo necesitan más paz y
mejor medio ambiente físico. De ese modo, los muchachos y adultos podrían caminar
desde su casa o apartamento o andar en bicicletas por todas las calles de las
poblaciones de menores dimensiones urbanas. No padecerían ruido, smog y excesivo
tráfico vehicular. No viajarían en auto o troca para arribar a sus salones de
clases. No tendrían accidentes viales.
De esa
forma, los gobiernos municipales y estatales crearían profusas áreas verdes
dentro de los campuses y construirían parques en las áreas aledañas y centros
deportivos y culturales. Así, se mejoraría la educación superior en México.
Sería
bueno construir dichas instituciones del saber y el conocer en poblaciones de
menos de 100 mil o 200 mil habitantes. En el estado de Chihuahua, por ejemplo,
se podrían erigir más funcionales campuses en Camargo, Ojinaga, Guachochi,
Madera, Aldama, Meoqui, Rosales y Santa Isabel o en poblaciones donde abunde la
vegetación y los depósitos naturales de agua, tales como ríos, arroyos y lagos.
Ese gran modelo funcional —universidades en ciudades pequeñas— opera parcialmente en
diversos estados de la vecina Unión Americana. Por ejemplo, había pequeños campuses,
públicos y privados, en la zona central del estado de Pensilvania, tales como Dickinson
College (Carlisle), Gettysburg College (Gettysburg), Lancaster College
(Lancaster), Pensilvania State University (Harrisburg) y otros más. Esa
entidad del este norteamericano se distinguía por ser un área de mucha educación
superior.
Todas
las anteriores poblaciones citadas entre paréntesis se situaban a pocos kilómetros
de distancia entre sí. Además, había otros estados norteamericanos que contaban
con similares universidades ubicadas en poblaciones pequeñas, tales como
Indiana y Nueva York.
Los jóvenes
universitarios y los profesores de México deben habitar ciudades pequeñas
dotadas de suficiente bienestar social y ambiental, para que todos esos
miembros de la academia puedan desarrollar a plenitud todas sus facultades físicas
e intelectuales en deportes, clases y servicios comunitarios.
¿Para
qué seguir levantando o ampliando campuses y edificios universitarios en Ciudad
Juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias y Parral y en numerosas urbes grandes y
medianas de la República Mexicana?
Hay que comenzar con la descentralización de agencias
de gobierno y de negocios, a partir de las construcciones educativas, para sanear
el sistema capitalista nacional, disminuir la sobrepoblación de gente y máquinas
automotoras y aliviar el caos urbano en alrededor de cien ciudades mexicanas.
Debemos aprovechar los extensos espacios naturales del
estado de Chihuahua y de México (desierto, valle y bosques), las zonas de
abundante agua y la vida pueblerina y provinciana y fortalecer la paz y
tranquilidad sin tantos vehículos automotores contaminantes.
Educación y naturaleza son la mejor combinación para
los estudios superiores y aun para los de enseñanza media superior.
Urge “desmotorizar” las urbes sobrepobladas para
fincar nuevos campuses universitarios en las próximas décadas. Por ejemplo, la
Sierra Tarahumara ofrece más posibilidades de expansión educativa en poblaciones
como Madera, Guachochi y Creel. De la misma forma, la zona centro sur cuenta
con poblaciones como Meoqui, Rosales y Camargo, entre otras.
Desde hace más de medio siglo, sabemos que los negocios
de todo tipo y tamaño prefieren sobrepoblar las medianas y grandes ciudades
mexicanas por el alto número de consumidores, la mejor infraestructura urbana y
la ubicación de numerosas oficinas de los gobiernos federal, estatal y
municipal. Por esas razones materiales, la mayoría de esas empresas no iniciarán
el cambio histórico en México: La general descentralización de inversiones y
construcciones.
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