Las urbes mexicanas, medianas y grandes, han complicado la selección, la contratación y el transporte de las fuerzas laborales, durante el siglo XXI. Ya son alrededor de cien ciudades con vida caótica, tráfico excesivo de automotores, crimen, violencia, smog, carencia de agua y otros servicios y deficiente transporte colectivo.
Especialmente, el presente siglo se caracteriza por una excesiva centralización y concentración de la población, de los vehículos automotores, de las inversiones económicas, de la creación de infraestructura urbana, de centros hospitalarios y clínicas, de escuelas de todos los niveles, de servicios públicos, de los centros culturales y de la apertura de agencias de gobiernos.
Se trata de un fenómeno similar al que vivió la Ciudad de México entre las décadas de los sesenta y los setenta bajo los gobiernos autoritarios sucesivos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ahora, hay ciudades sobrepobladas y con serios problemas urbanos en casi todos los estados de la República Mexicana.
Hay que disminuir los siguientes tradicionales requerimientos de los negocios implantados en mayor medida durante la globalización económica: 1) “18 a 35 años”; 2) “experiencia de uno a cinco años” 3) “estudios universitarios completos”.
La “hojarasca de desplazados” ya es muy grande y puede “incendiar” al país.
El 56% de trabajadores son informales, un sector amplio de mexicanos y mexicanas no cuenta con suficiente escolaridad y experiencia laboral y cada vez hay más adultos mayores que ya se han convertido en desempleados desde los cincuenta años de edad.
Con los anteriores simples datos, se puede ver que es necesario cambiar las modalidades de trabajo que ofrecen las empresas formales. México ya es otro en el siglo XXI: más subdesarrollado, más informal, con millones de familias disfuncionales (por divorcio o viudez), con escasa instrucción académica y con menos información útil y conocimientos de las ciencias y las humanidades obtenidos de los medios electrónicos o materiales impresos.
Además, persiste la explotación laboral casi esclavista, como lo testimonia el lugar que ocupan los mexicanos y mexicanas en horas laboradas por semana (47) en el informe oficial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Debe hacerse una gran reforma laboral integral. Además, debe remodelarse la tradicional familia nuclear y aprobar y aplicar una gran reforma educativa. Seguir gastando mucho tiempo y dinero con los asuntos del petróleo y la electricidad, es atender más a los negociantes y marginar más a la sociedad.
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