“QING MING” DE ZHAO KAI LIN: FINO Y
REALISTA RETRATO DE UNA JOVENCITA ORIENTAL
ÓSCAR ROBLES
“Qing Ming” de Zhao Kai Lin [oil on canvas 42 x 27”].
La sola mirada bella y profunda eterniza
el cuadro. El único personaje posa para un retrato de cuerpo entero. En el
centro de esta obra, una esbelta jovencita se yergue como una preciosa flor
espigada, tersa y colorida, envuelta toda ella en la tela de su propio vestido,
que es arte en sí mismo.
Ella mira con cierta ternura y
curiosidad hacia el frente. Tal vez contempla el trabajo del propio pintor
oriental que la inmortaliza con sus pinceles y pigmentos y la destreza de sus
manos refinadas. Zhao Kai Lin la fija en el tiempo, instante y
eternidad, con la delicada percepción de su mirada de artista. En especial, esos
ojos negros como fruta de ella revelan alta concentración hacia el propio acto
creador de arte.
La piel de la jovencita es delicada; sus
pequeños labios abultados lucen como una deliciosa cereza o una flor en capullo,
justo debajo de la nariz un tanto alargada. En tanto, el cabello está recogido
y deja ver el esplendor luminoso de toda la piel suave y bella de su cara.
Su vestido oriental es bello y lujoso y
lleno de colores elegantes, rojo y azul dominantes con detalles en rosa, verde
y amarillo. En sí, este vestido es otro lienzo, una pintura ficcional, donde el
artista despliega otra escena de artesanía pura y delicada: Delicados diseños
florales y vegetales y algunos trazos geométricos.
Los otros objetos fríos y materiales de
la pintura cumplen la función de enmarcar el vitalismo, la inocencia y la
belleza del único personaje central, la flor en esplendor. Ella está un tanto recargada
en un mueble cubierto con una manta color durazno. Atrás de ella, los muros
veteados de color marrón claro y oscuro y gris contrastan con la tersura de las
telas, el rostro y los brazos sedosos y tan bellos de la jovencita como flor y tallos.
En suma, “Qing Ming” es un perfecto retrato de una niña o adolescente. En general,
muestra un gran realismo pictórico en sus trazos y un balance entre dibujo, color
y volumen. Así pues, la figura corporal y el exquisito rostro son memorables y
permanecen en el tiempo del arte verdadero y en la memoria de los espectadores.
Este refinado retrato al óleo es obra
del artista oriental Zhao Kai Lin y fue vendido recientemente en Tao Art Gallery de la ciudad de Barnstable,
Massachusetts de los Estados Unidos, según informa la propia galería en su
espacio de Linkedin.
Los gentiles lectores de mi Blog pueden
admirar esta brillante pintura en la siguiente conexión de Internet:
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