VERDADERO
ARTE PARA LA SOCIEDAD: “LAS CUATRO
ESTACIONES” DE VIVALDI EN CHIHUAHUA
ÓSCAR
ROBLES
En la
década de los ochenta, la entonces Escuela de Bellas Artes de la Universidad
Autónoma de Chihuahua (UACH) ofrecía arte para la sociedad sin costo alguno.
Entonces, el grupo de teatro del maestro Fernando Saavedra representaba los
famosos Pasos del español Lope de
Rueda en el atrio de la Catedral de la Santa Cruz de la ciudad de Chihuahua. La
gran tarea cultural de dicha facultad ha continuado en el presente siglo y
otras instituciones de gobierno y grupos culturales se han agregado a difundir
verdadero arte para el espíritu humano entre 2010 y 2018.
En la
segunda década del siglo XXI, el gobierno municipal ha promovido la exposición
de esculturas de Leonora Carrington y José Luis Cuevas frente a la Plaza de Armas. Por su parte, la Secretaria de
Cultura del gobierno estatal instaló diversas esculturas monumentales en el
Paseo Victoria y en el Paseo Bolívar, las cuales son obra de artistas mexicanos diversos como Manuel
Felguérez, Federico Silva, Águeda Lozano, Luis Lopez, Vicente Rojo y otros destacados escultores. Asimismo, grupos independientes han
presentado conciertos de música popular y danza clásica cerca de la Catedral de Chihuahua. También, asociaciones de pintores y escultores han
exhibido numerosas obras plásticas en galerías, museos, tiendas de ropa, bares y
cafeterías del Centro Histórico.
A pesar de
estas actividades, todavía hace falta más consistencia en la difusión de auténtico
arte y cultura popular de verdad y más “civilizante”, dentro de una ciudad con
más de trescientos mil pobres y de un país de más de cincuenta millones de
indigentes. Los subproductos culturales de muy baja calidad y las perniciosas “anticulturas”
han dominado las mentes y espíritus de muchos mexicanos durante el siglo XXI.
La cultura popular es buena sí es de calidad estética y con un cierto contenido
civil y moral. Hay que pensar, por ejemplo, en la gran calidad de las
artesanías mexicanas de todo el país. También la cultura culta es necesaria
para formar la personalidad de los seres humanos frente al embate del crudo
materialismo y del recalcitrante consumismo. Para eso, existe, pues la cultura
culta. Con pura cultura popular no se forma personas y ciudadanos en una nación
moderna.
En el
siglo XXI, los chihuahuenses disfrutaron de las grandes voces de los tenores españoles
Plácido Domingo y José Carreras y del griego Mario Frangulis y de las sopranos mexicanas
Olivia Gorra y Leticia de Altamirano, pagando un bajísimo precio de entrada al
imponente Estadio Olímpico del Campus Nuevo de la UACH. Asimismo, han venido en
este siglo cantantes de jerarquía nacional e internacional, tales como el más grande
cantante mexicano de la historia Alejandro Fernández y la colombiana Shakira,
entre otros.
Por otro lado, los conciertos de música clásica han
llegado con cierta frecuencia al Teatro de la Ciudad sin costo alguno. Por
ejemplo, “Las cuatro estaciones” del
italiano Antonio Vivaldi fueron escuchadas en dicho recinto cultural en la
primavera de 2016. He aquí un breve y sencillo recuento.
El
concierto se concentró en un luminoso “remanso” breve de armonías delicadas de
la sección “La Primavera”; consistentes y alegres notas de “El Verano”; un acompasado concierto de “El Otoño”; y melancólicos y suaves compases de “El Invierno”. En este concierto, participaron la Orquesta de Cámara
de la UACH, el director Rafael Vendayán y dos energéticos jóvenes violinistas que
tocaron “oleadas” de cuerdas de violines, cuerdas de gran vigor y armonía: José
Alejandro Castillo y Horacio Macías.
Las notas
de violines volaron por el auditorio cual pajarillos o lluvia o tormenta o
nieve, acordes vivaces y acordes tristes creadas por el alma misma del artista
europeo barroco. En tanto, el teatro estuvo casi lleno y los espectadores aplaudieron y agradecieron este gran
concierto.
Esencialmente,
la parte de “El Verano” se deslizó con
gran fuerza bajo el impulso del joven Alejandro Castillo, quien lució muy
seguro y dinámico sobre el escenario, ejecutando los solos y marcando los
ritmos de la orquesta. De este modo, sus notas iluminaron como rayos de sol. Luego,
este violinista cambió a las cuerdas hondas y melancólicas de “El Invierno” y puso nieve a su arco para
comunicar el estado anímico del delicado corazón del invernante. Estas notas de
violín fueron como plumitas lánguidas de nieve descendiendo al espíritu de los
espectadores.
En verdad,
dio gusto ver las largas filas de público afuera de lo que antes fue el famoso
Cine Colonial, cruzar las centrales puertas de cristal y madera tallada
abiertas a los fervientes espectadores y contemplar justo adentro del teatro las famosas torres
de iglesia y las fachadas y techos de casas coloniales bañadas por una suave y
blanda luz amarilla, situados a los lados del prominente escenario como parte de
la decoración del histórico cine y teatro.
Finalmente, los jóvenes de la orquesta y estos dos violinistas tocaron esa famosa pieza
del barroco italiano, una pieza que celebra la naturaleza en las cuatro
estaciones del año. Las cuatro estaciones
(1721) de Antonio Vivaldi son cuatro conciertos para violín y orquesta, los
cuales constan originalmente de varios sonetos de acompañamiento.
Este
concierto de música clásica formó parte de la edición XXVII del famoso Festival
de Marzo, el cual es promovido generosamente por dicha facultad universitaria de
la ciudad de Chihuahua. En esta edición, hubo un recital “Para músicos de
aliento metal” en la sala de conciertos de Orquesta Filarmónica de la UACH.
En suma, la Facultad de Artes de la UACH ha presentado numerosas
funciones de música clásica y exposiciones de artes plásticas en los recintos culturales,
para aliviar la profunda crisis social que vive la capital del Estado de
Chihuahua.
Es de
imperiosa necesidad que la cultura culta nacional e internacional llegue a más
gente en los próximos años, especialmente a la clase trabajadora y a la clase
media baja. Por ello, las instituciones y grupos de cultura deben presentar
obras de teatro, danza clásica y conciertos en los espacios públicos y exponer pinturas y esculturas en los museos, sobre
todo dentro de las zonas del Centro Histórico.
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