EL “DIVERSIONISMO CONSUMISTA” EN MÉXICO SIGLO XXI
ÓSCAR ROBLES
El “diversionismo consumista” es la fiesta o la celebración
de grupos de amigos, compañeros de trabajo y parientes en casas o salones, donde
se despliega la comida y la bebida en exceso. Cuando suele ser motorizado, los
gastos económicos se elevan. Tal tradición mexicana puede conducir a la glotonería,
al alcoholismo, la pereza y la desobligación familiar y ciudadana.
El “diversionismo
consumista” fue una costumbre frecuente cuando la economía generó
mejores ingresos económicos entre los mexicanos, desde la década de los noventa
a la fecha, durante la expansión de la economía global. Así pues, tal costumbre
es propia de un tiempo de prosperidad macroeconómica. Esa clase de “diversión”
es una práctica más común entre la clase media y la clase alta. Entre la clase
media “cruda”, esa costumbre social puede derivar en ruido excesivo con piezas
de música norteña que relatan asuntos criminales y negativos, en actos machistas, en vicio extremo, violencia y hasta en transgresiones del orden público.
En especial, el cortometraje Éste es mi reino (2010)
del mexicano Carlos Reygadas retrata las consecuencias negativas del “diversionismo
consumista”: Los fiesteros, presos de los efectos del alcohol, queman y
destruyen un auto en una granja. El filme forma parte de la colección de cortos
mexicanos Revolución y dura tan sólo 13 minutos.
El “diversionismo
consumista” es la popular y tradicional “fiesta mexicana” en su versión recargada
del siglo XXI, que se reprodujo antes y después de la recesión económica del
2008.
El
presente texto constituye una crítica de la nación y las costumbres mexicanas.
Ante todo, el escrito propone una crítica de la sociedad mexicana del siglo
XXI, paralela a la crítica del Estado. Ambas clases de análisis representan una
aproximación integral a México como Estado-nación o país.
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