DEMOCRACIAS EN MÉXICO SIGLO XXI
ÓSCAR ROBLES
Los
mexicanos se pueden comprometer fácilmente a votar por candidatos a puestos
administrativo-políticos en cada elección: media hora de espera formado en una
fila, unas cuantas “equis” en el papel, una mancha de tinta indeleble en el
dedo pulgar y ya. Y todo eso en un solo domingo de un año determinado.
Difícilmente,
esos millones de ciudadanos pueden ejercer la democracia en sus relaciones
familiares, sociales y civiles, de manera consistente, eficiente, compasiva,
comprensiva y comunitaria. Ejemplos concretos: abuso doméstico, machismo, clasismo,
racismo, explotación y discriminación laboral, alcoholismo ambulante y
motorizado, alteración del orden público en espacios exteriores e interiores
con ruidos estruendosos de estéreos y motores, quebrantamiento de leyes de
vialidad, escándalos y violencia en calles y plazas, basura en las calles, falta o demora en el pago de impuestos y servicios, trabajo injusto y mal distribuido, ataque a los
grupos marginados (mujeres, pobres, indígenas, discapacitados, afromexicanos, inmigrantes, etc.), falta de colaboración con las leyes, instituciones y gobiernos de su Estado-nación...
Frente
a todas las infracciones anteriores, las elecciones federales de junio de 2024
son otro compromisillo del montón. Por eso, los mexicanos del tiempo global y populista padecen autoritarismos de toda
clase: machismo en las familias, patrones explotadores en los centros de
trabajo, gobernantes autocráticos, opresión y terror de las organizaciones
criminales. . .
La verdadera y más completa democracia
brota de la vida diaria y de las prácticas cotidianas de la sociedad, que son
costumbres, hábitos y tradiciones.
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