CULTURA Y CENTROS COMUNITARIOS EN MÉXICO
Por ÓSCAR ROBLES
Los gobiernos, los empresarios y la
sociedad civil deben promover y fortalecer variadas actividades culturales en
todas las colonias de cada ciudad mexicana.
De esta manera, se descentraliza la cultura. Estas
actividades deben ser desarrolladas en los centros comunitarios modernizados y
ampliados, en los templos de todo credo y en escuelas de diferentes niveles de
cada barrio. En estos lugares civilizados deben aflorar las
artes plásticas con clases particulares y exhibiciones; la literatura con
sencillas bibliotecas, talleres y lecturas comunales; un cine club; los
conocimientos de la ciencia con documentales, clases, enciclopedias e Internet;
torneos deportivos (futbol, baloncesto y beisbol); y talleres de lectura
de La Biblia.
Todas las instituciones civilizadas pueden
contribuir a formar ciudadanos de verdad, en el orden estrictamente local y no
sólo municipal. Las ciudades mexicanas han crecido mucho en espacio
y gente y han centralizado la cultura demasiado y es complicado desplazarse a
otros lugares.
Por otro lado, es notorio que hay muchas familias disfuncionales en las que emergen males sociales, tales como el alcoholismo, el machismo, el crimen, la violencia y la ilegalidad. En el siglo XXI, se favorece mucho la vida material de un pueblo y el transporte de fuerza laboral, productos y servicios y se desplaza la verdadera vida espiritual e intelectual.
Desde los noventa a la fecha, las culturas populares y
populacheras, la cultura ligera del espectáculo, las culturas “chatarras”, las
contraculturas y las anticulturas han invadido las conciencias de los
mexicanos.
Se necesita cultura nutricia, vigorosa,
civilista, científica y humanista, para superar la vida de robot y zombi
generada por el capitalismo consumista, “diversionista” y enajenante.
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