EMPRESAS FORMALES Y EL NUEVO (DES) ORDEN SOCIAL DE MÉXICO EN EL SIGLO XXI Por Óscar Robles

Numerosas empresas mexicanas formales del siglo XXI piden como requisitos para ocupar un puesto tener de 18 a 35 años, experiencia laboral en trabajos similares de 1 a 5 años, conocimientos de computación a nivel medio o avanzado y nivel académico de educación media superior y superior principalmente. 

Con la pandemia del COVID-19 se ha agudizado tan alta selectividad para trabajar y sobrevivir económicamente en un país que atraviesa por una seria crisis nacional. Esta peculiar situación laboral ha provocado el aumento de trabajadores informales a cerca de 33 millones en 2022 y la emigración de mexicanos a los Estados Unidos y Canadá. 

En 2023, la población mexicana cuenta con muchos millones de adultos mayores, mujeres solas, indígenas, campesinos, jóvenes sin experiencia laboral, personas discapacitadas y hombres y mujeres con padecimientos crónicos como la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y los males cardiacos. Millones de mexicanos pueden acceder a los empleos formales si se cambian los requerimientos para ser contratados, se moderniza el transporte público, se descentralizan las ciudades y se crean nuevas modalidades de trabajo con medios tiempos, descarga de tareas laborales y mejores salarios y prestaciones sociales, de acuerdo con el nuevo subdesarrollo mexicano de los últimos sexenios presidenciales y bajo los altos índices de inflación e inseguridad pública y la sobrepoblación urbana. Tales requerimientos de las empresas formales obedecen a la uniformidad, a la búsqueda de alta productividad, al control de calidad y a otras aspiraciones legítimas. 

Sin embargo, todos esos requisitos ya de plano son una “dictadura” de los empresarios, que converge en los últimos cuatro años con el autoritarismo presidencial y la falta de ideas modernas. 

México requiere profundas reformas ambientales, laborales, educativas, fiscales, sanitarias y energéticas en la presente tercera década del siglo XXI. 

Necesita de un cambio generacional en toda clase de liderazgos en las empresas, gobiernos e instituciones de civilización. 

 Ante todo, se espera que emerjan otras mentalidades que se aparten de los extremos asfixiantes del neoliberalismo (inversión económica y puramente material en las medianas y grandes ciudades) y el populismo (programas sociales y demagogia), para que mejoren de verdad las condiciones laborales de los trabajadores mexicanos y se integren a los empleos formales.