¨L’ABRAÇADA” DE PABLO PICASSO: EL PRODIGIO DEL DIBUJO
ÓSCAR ROBLES
“L’abraçada” (1900,
pastel) revela prodigiosamente el alto virtuosismo artístico del dibujo en la
obra plástica de Pablo Picasso. En especial, capta una escena afectiva y bella
entre dos amantes o esposos en el primer plano y con las casas del pueblo al
fondo. Así pues, el dibujo es básico y se nutre de un acertado colorido vivo en
los volúmenes corporales y objetuales, los cuales realzan el conjunto de las
imágenes. Las líneas son trazos un poco distorsionantes y sinuosos: Líneas que
construyen prodigiosamente volúmenes y proyectan la sencillez de su arte.
El dibujo es esencial en la obra de Picasso tanto como el
color lo es en la obra de Matisse. Algunos críticos han considerado a estos dos
genios de la pintura europea contemporánea como verdaderos paradigmas en el
dominio del dibujo y el color, respectivamente. Por un lado, Henri Matisse (1869-1954)
simplificaba su dibujo, era un maestro del color en sus lienzos y gustaba de descubrir
y plasmar colores vivos e intensos. Por ejemplo, el intimismo y el confort de
la habitación de la pintura “Peces rojos y escultura” muestra el poder de los colores alegres y la disminución
del trabajo con el dibujo. En tanto, “La
danza” (1909) proyecta la potencia cromática de este pintor fauvista de
Francia. Por su parte, el español Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) es un
verdadero artífice del dibujo y esta cualidad se observa en sus cuadros
figurativos de las épocas Azul y Rosa, en el desborde de arte cubista en los
cuadros “Les demoiselles d’ Avignon” (1909)
y “Guernica” (1934), en sus
exploraciones surrealistas y abstractas y en su trabajo bajo el estilo
expresionista.
Esencialmente, “L’abraçada” describe una escena callejera de
pareja, con el caserío borroso en la lejanía. El trazo se ve como un impulso
rápido, fácil, bajo de la mirada portentosa del artista y la destreza de sus
manos. De este modo, las líneas básicas cristalizan cuerpos humanos y casas y
el colorido denota belleza: Naranja la blusa de la mujer y verde su vestido y la
camisa azul marino y el pantalón marrón oscuro del hombre. Por allá, se ven las
figuras objetuales de la sencilla arquitectura de un pueblo: Una casa amarilla
de puertas café claro y una casa de muros blancos, ventanas verdes y techo
color café.
En resumen, amantes y pueblo conjugan un instante de amor
y afecto efusivo y espontáneo en plena calle. El dibujo sencillo es el armazón
principal de esta tranquila y amorosa escena pueblerina; los colores dan vida
finalmente a los personajes y al espacio y se amalgaman con el dibujo bajo la
magia y la alquimia del arte de Pablo Picasso, uno de los grandes genios de las
artes plásticas en el siglo XX. Esta obra se encuentra alojada en el Museu
Picasso de la ciudad de Barcelona, España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario